Una mala cena | Gigi.
Los siguientes días se sienten un poco extraños, el aire en la oficina es de estrés puro. James Kend no ha venido en balde, en su mayoría, todos los cambios han sido radicales y apenas ha trabajado con dos áreas de la revista.
- En cuanto cambie algo de mi sección - comenta Miriam mientras con su tenedor ataca su lechuga - lo mató.
Miriam es muy sensible con su trabajo, amaba lo que hacía y era ejemplo de ello, digo no por algo siempre vestía genial.
- Ni siquiera ha llegado contigo - opino tratando de calmarla.
- Pues solo falta poco - dramatiza ella.
Estaba a punto de decirle que la comida no tenía la culpa por eso, pero Oliver se detiene en nuestra mesa haciendo que me distraiga.
- ¿Necesitas algo? - pregunta de mal humor Miriam.
Oliver que al igual que muchos en la oficina está acostumbrado a las malas forma de Miriam.
- Si - se dirigí hacia mí - ¿Quieres ir saliendo de aquí o paso por ti?
Parpadeo confundida por su pregunta sin entender muy bien de qué va esto.
- Ya veo - dice decaído - lo has olvidado.
"¿Olvidar qué?"
Estaba a punto de preguntar cuando mi cerebro me manda un rápido recordatorio.
- ¡La cena! - digo sorprendida.
Él parece entusiasmado por el hecho de que me he acordado.
- Si, eso - dice alegre, pero vuelve a un semblante decaído de nuevo - al menos de que no quieras.
Miriam asiente con la cabeza como si eso fuese lo más lógico, pero yo ya había quedado con él, así que me armo de valor.
- Para nada, solo he tenido una semana pesada - explicó - saliendo no está mal.
- Bien, entonces hasta el rato.
Veo como se marcha de la cafetería y mis ojos viajan a la sorprendida Miriam.
- ¿Le has aceptado una cita a Graham? - pregunta.
- Si - respondo obvia, quiero darle otro bocado a mi pay, pero pierdo el apetito ante el olor.
- ¿Otra vez no vas a comer? - me pregunta Miriam quién ve como apartó el plato de mi - debes ir a un hospital.
- Seguro y son lombrices.
- Claro que te comen por dentro pidiendo no ir con el aburrido Graham.
La riño por mofarse de mí y mis posibles lombrices. Suelto un poco de aire esperando tener una buena cita.
| ° ° ° |
A la hora de la salida, tomo con lentitud mis cosas, algo que le da gracia a Miriam.
- Vamos mujer tortuga - apremia.
- Ja, ja, ja - finjo - que chistosa.
Está a punto de protestar, pero en las puertas de la empresa está Oliver sonriendo.
- Tu cita te espera - comenta.
Le hago mala cara pues no pasa desapercibido la burla en su comentario y sin más me acerco a Oliver.
- ¿Lista? - pregunta.
Asiento y salgo con él, ya en el auto empieza a platicarme su día y lo pesado que es James Kend, aunque me sorprende que diga eso sí el aún no ha trabajado con él.
Se detiene fuera de un bar que me hace mirar a todos lados.
- No te preocupes es un lugar muy seguro - dice él, notando mi pánico.
Salgo junto con él y entramos al bar, la calidad del lugar me calienta, mis ojos viajan por todo el lugar, en el centro hay una pista donde algunos cuerpos, aunque me es imposible reconocer donde inicia uno y termina otro, bailaban, al fondo ubicó la barra y apenas unas mesas vacías.
Sigo a Oliver quién me lleva a una mesa vacía y se sienta enfrente de mí.
- Me alegra que hayas aceptado está cita conmigo - dice él.
Intento disimular mi incomodidad con una sonrisa.
- No exageres - le digo.
Una camarera pide nuestras órdenes, apenas y reconozco algo del menú pues tienen nombres exóticos.
- El marinero es una hamburguesa - explica Oliver.
Asiento y pido eso.
Mientras esperamos que llegue la comida, Oliver me cuenta diferentes cosas, me explica lo ansioso que está porque Sabrina oiga sus propuestas de trabajo.
Cuando la comida llega comemos en silencio, después de un rato no puedo más con la hamburguesa y estoy levantándome para ir al baño cuando chocó con la camarera quién traía una bandeja con bebidas que en su mayoría traían alcohol y me caen encima, el olor inunda mis fosas nasales y siento náuseas.
- ¡Lo siento! - se disculpa ella.
Le quito importancia y le pregunto por el baño y lo señala. Corro hacia él y en cuanto puedo me inclino en el baño para poder vomitar.
Cuando salgo Oliver se está rascando la cabeza y parece apenado.
- Siento mucho eso - dice.
- No pasa nada - le digo.
- Será mejor que te lleve a casa - dice de repente.
Asiento y le sonrío, salgo antes que el para sentir la brisa fresca. Oliver sale después y subimos al coche.
El camino es silencioso, tampoco prendo la radio solo dejo que el aire frío me pegue en la cara.
- Oye siento mucho lo del bar - dice Oliver cuando para enfrente de mi edificio.
- No te preocupes, fue un accidente - opino - bueno, debo irme.
Abro la puerta del auto para salir y ya afuera alzó la mano para despedirme de él.
Al entrar al edificio, saludo al portero y después tomo el elevador.
- Hola - saluda Estrella al verme entrar.
- Hola.
- ¿Qué tal la cena? - me pregunta.
- ¿Cómo sabes que salí a cenar? - pregunto.
- Miriam - informa.
Ruedo los ojos por lo cotilla de mi amiga y le cuento cómo me fue.
- Bueno, vete a la ducha - dice al final - apestas a muchas bebidas.
Río por su comentario, pero le hago caso y me encaminó al baño, para darme una relajante ducha; en cuanto estoy lista me visto y me tumbo en la cama.
- ¿Por lo menos cenaste? - me pregunta.
Pienso en la mitad de hamburguesa que se quedó en el plato.
- Casi - digo.
- Opino igual que Miriam - dice esta.
Después de asegurarle que iré antes del próximo viernes al médico le deseo buenas noches y me duermo.
Pay de piña | Gigi. Mientras espero en la fila para tomar mi almuerzo algo distraída la voz de una persona me saca de mi ensoñación. - Señorita Anderson - saluda James Kend. Maldigo por mis adentros. - Señor Kend - respondo. Él hace una mueca al oírme. - Eso es demasiado formal - comenta - puedes llamarme James. - Estoy cómoda con lo de señor Kend - digo y el solo se encoge de hombros. - ¿Qué tal su fin de semana? - pregunta. - Bien - respondo, aunque me llama la atención su interés. - ¿Y su cita? - agrega. Abro los ojos más de la cuenta por la sorpresa, como no, si él sabe de eso. - Ha ido bastante bien - miento. - ¿En serio? - me pregunta. - Si, Oliver es un buen compañero - comento. - Si, no lo dudo - dice él - pero el joven Graham no quiere solo ser su compañero. Estoy a punto de contradecir sus acusaciones cuando ya es mi turno de pasa
Paso a paso | James. Después de despedirme de Gigi me fui hacia la oficina de Sabrina quién como era de esperar solo veía la computadora. - Hola - salude. - Hola - respondió apenas levantando la vista. Me senté en el sofá de esta y me puse a ojear las hojas que cargaba. - ¿Qué tal con los trabajadores? - me pregunta. - Bastante aburridos - opino. - Sí, claro - dice ella - excepto Gigi ¿No? Mis ojos viajan ella que sonríe pícaramente. - Si, excepto ella - confirmo. - Si sigues así van a empezar a correr los chismes - me comenta. - ¿Y? - atacó - tu sabes quenunca me ha importado lo que diga. - Sí, es cierto - dice - a todo esto ¿Por qué ella? Sabrina era mi amiga desde muy jóvenes, técnicamente nos graduamos juntos. - Supongoque porque me boto - confieso. Ella se ríe por mi comentario. - Claro - dice - estás sentido de no ser tú e
Apuesto que... | Gigi.Mientras nos dirigimos al hospital, Estrella me cuenta todo sobre los nuevos trabajos de la editorial.- ¿Y Noémie? - pregunto en cuanto termina.- Dijo que nos ve ahí - responde Miriam.Asentí ante eso y me pongo a pensar sobre las locuras que ellas hacen por mí y hace que mi corazón se comprima de la alegría.- Mira ahí está - dijo Miriam.Mis ojos viajaron a la puerta del hospital para ver a un Noémie bien vestida.Noémie era empleada de las empresas Viagon, una empresa automotriz con grandes cantidades de clientes y muy buena calidad de productos.- Hola - salude en cuanto llegamos con ella.- Hola - respondió ella antes de abrazarme - bueno términos con esto.Noémie odiaba los hospitales, les tenía mucho rencor y aun así aquí estaba.- En serio n
Tomar al toro por los cuernos | Gigi. - Serás la madre más rara del mundo - dice Miriam. Las cuatro estábamos en nuestro departamento, Noémie que suele dormir muy cómoda en su cama no se molestó en tirarse en el suelo. - No la molestes - dice Estrella. - Pero si solo digo la verdad - se defiende - en fin ¿Y ahora qué harás? Es la misma pregunta que me he estado haciendo desde que salimos. - No tengo idea - respondo - debo hablar con mi mamá. Mi mamá, acabo de sonar como una cría y no como una mujer hecha y derecha. - ¿Y después? - insiste Miriam. - Lo más importante aquí es buscar al desconocido. Miró a Estrella cuando suelta eso. - No creo que sea un buen plan - dice Noémie uniéndose a la conversación. De repente mi estómago suelta un ruido demasiado fuerte haciendo callar a todas. - Primero debemos comer algo - digo al final a pesar de sentir las mejill
Hermana mayor | Sabrina. Siempre soñé con ser la hermana mayor, pero mis padres nunca me dieron hermanos; además era una niña odiosa y los de mi vecindario no me soportaban. Fue hasta la universidad que conocí a mi hermano, James Kend, tonto, ególatra y con un aura superior a la mía, él era peor que insufrible, pero tenía su lado humano o por lo menos así lo quiero ver yo. Y ahora estamos aquí, cinco años después de la universidad, volviendo a estar en la misma ciudad, trabajando para algo en conjunto y lo peor es que me equivoqué. ¿Qué fue lo que le dije cuando llegó? Que comprara condones, soy alguien responsable si le dije eso, pero no lo dije lo suficientemente serio. Me mordí la uña de mi dedo índice y solo hasta que sentí el dolor dejé de morder. - Tengo que hablar con James - dije viendo a la nada. Me levanté decidida a gritarle, pero mi vista viajó a la agenda de Gigi. - Oh, tal vez deba hablar
Número equivocado | Gigi. Miriam y yo reíamos como focas retrasadas sobre los escenarios imaginarios en los que ambas pensamos terminaría mi plática con la jefa. - Bueno al menos ya se lo contaste a alguien - opino Miriam al terminar de reírse. Asentí ante sus palabras, por el momento solo cinco personas sabíamos sobre el bebé y eso era bueno. - ¿Ya hablaste con tu mamá? - pregunto Miriam. Aunque cabe aclarar que mamá no está entre esas cinco y cuando se entere me matará. - Estoy esperando un buen momento - excuse al final. - ¿Y cuándo es un buen momento? - pregunto Miriam. La verdad es que ese "buen momento" ya lo veía lejos, sabía que mi madre no se enojaría porque estoy embarazada además es tonto que yo, siendo una adulta tema confesar algo tan importante a mi madre como si fuese una cría de 15 años otra vez que le teme a sus padres; no eran mi caso, mi caso concluía en que no había un padre, ese era
¡Oh, pinocho! | Gigi.Evite el resto del día a James y a Oliver también, por cotilla.- ¿Ya nos vamos? - pregunto Miriam.- Si - contesto felizmente tomando mis cosas después de acomodar mi silla giratoria.- ¿Y qué tal tu almuerzo? - se burló porque ella ya sabía todo lo sucedido.- Ya cállate - dije - eso no fue gracioso.- Claro que sí, después te burlaras de esto.Intenté protestar ante ese comentario, pero James nos interceptó a tan pocos pasos de mi libertad.- Señorita Anderson - dijo con una sonrisa en labios - tenemos que hablar.- ¿Podemos hacerlo mañana? - intenté alargar está conversación.- No, hoy - dijo seriamente.- Es que Miriam me lleva a casa... - intenté excusar cuando él se dirigió a Miriam.- Señor
No quiero | Gigi. - Promete que no lo harás - pedí en el auto de Miriam. La verdad era que Miriam ya sabía todo lo sucedido anoche y quería golpear a James por eso, pero desgraciadamente y aunque quisiera que lo hiciera él era el jefe y eso podía costarle su trabajo. - Bien - cede al final. - Ahora vamos a trabajar - dije y sin más salimos juntas. Como si nada hubiese pasado, el día fluyó normal, James no se ha aparecido por aquí en toda la mañana, Oliver me dio los típicos buenos días. Christina y Roberto ya nos esperaban en nuestros cubículos contando los chismes del momento, empezaba a creer que nos hablaban más a Miriam y a mí por el hecho de que no los corríamos como los otros.