Pay de piña | Gigi.
Mientras espero en la fila para tomar mi almuerzo algo distraída la voz de una persona me saca de mi ensoñación.
- Señorita Anderson - saluda James Kend.
Maldigo por mis adentros.
- Señor Kend - respondo.
Él hace una mueca al oírme.
- Eso es demasiado formal - comenta - puedes llamarme James.
- Estoy cómoda con lo de señor Kend - digo y el solo se encoge de hombros.
- ¿Qué tal su fin de semana? - pregunta.
- Bien - respondo, aunque me llama la atención su interés.
- ¿Y su cita? - agrega.
Abro los ojos más de la cuenta por la sorpresa, como no, si él sabe de eso.
- Ha ido bastante bien - miento.
- ¿En serio? - me pregunta.
- Si, Oliver es un buen compañero - comento.
- Si, no lo dudo - dice él - pero el joven Graham no quiere solo ser su compañero.
Estoy a punto de contradecir sus acusaciones cuando ya es mi turno de pasar.
- Hola - saludo - puedes darme un pay de piña.
La señorita está apunto de marcharse, pero James se coloca a un lado de mí.
- Dos, por favor - dice - y dos jugos de naranja.
La empleada asiente y se marcha.
- ¿No puede esperar su turno? - acuso.
- Esperaba que me acompañará a almorzar - dice él - no veo a su amiga por ningún lado desde temprano.
Miriam había amanecido mal y por eso no había venido a trabajar.
- ¿Hoy le tocaba trabajar con ella? - pregunto algo asustada.
- No - responde él.
Nuestro almuerzo llega y James lo paga antes de que pueda decirle que no. Cómo el lleva la comida no tengo más remedio que seguirlo.
- ¿Siempre come pay? - me pregunta mientras me está dando mis cosas.
- A veces - confieso.
- Debería tener una dieta balanceada - opina él.
- Bueno es lo más rico en la oficina - aporto.
- Podemos comer afuera - anuncia él.
"¿Podemos?"
- Después de todo de algo debe servir la hora de almuerzo - agrega.
- ¿Qué tal su fin de semana? - pregunto cambiando de tema.
- Bastante tranquilo - comenta.
- ¿No es pesado? - pregunto de repente.
- ¿Qué?
- Esto, corregir todo en la oficina.
- Es divertido - comenta - muchos tienen grandes ideas.
Asiento ante su comentario.
- Estoy ansioso por trabajar con usted.
Asiento algo incómoda por su interés.
| ° ° ° |
Después de la hora del almuerzo me centro en todo mi trabajo intento adelantar bastante para la semana.
Me siento algo sola sin Miriam a un lado, no suelo llevarme con nadie de la oficina, pues muchos son cotillas y extravagantes.
- ¡Gigi! - grita Christina.
Salto sobre mi asiento para después encarar a Christina.
- Christina - saludo.
- Pero que guardado te lo tenías - dice ella.
Fruño las cejas ante ese comentario.
- Ir detrás del jefe - aclara.
- ¿Qué? - pregunto sorprendida - por supuesto que no.
- Todos los vimos en el almuerzo.
- Eso no significa nada.
- Si claro - añade ella y sin más sale de mi cubículo.
"Odiosa"
Sin más me concentro en mi trabajo hasta que dan las tres, no suelo salir temprano por costumbre, pero mi cita con el doctor es a las tres y media.
Tomo mis cosas asegurando varias veces de apagar el monitor y dejar todo en orden. A mitad del camino James Kend me detiene.
- ¿Ya se va? - pregunta.
Yo asiento y no pasa desapercibido las miradas de mis compañeros.
- Tengo que ir al doctor - le informo, aunque no entiendo porque le doy esa información.
- Bueno - dice él - la veo mañana.
Veo como se marcha y yo voy hacia la salida; en la puerta está Estrella con una Miriam muy desarreglada.
- Pero, ¿Qué hacen aquí? - pregunto ya cerca de ambas.
- Quería asegurase de que fueses al doctor - se mofa Miriam de Estrella, pero está la ignora.
Me da ternura su comentario, asiento y juntas vamos al hospital.
Paso a paso | James. Después de despedirme de Gigi me fui hacia la oficina de Sabrina quién como era de esperar solo veía la computadora. - Hola - salude. - Hola - respondió apenas levantando la vista. Me senté en el sofá de esta y me puse a ojear las hojas que cargaba. - ¿Qué tal con los trabajadores? - me pregunta. - Bastante aburridos - opino. - Sí, claro - dice ella - excepto Gigi ¿No? Mis ojos viajan ella que sonríe pícaramente. - Si, excepto ella - confirmo. - Si sigues así van a empezar a correr los chismes - me comenta. - ¿Y? - atacó - tu sabes quenunca me ha importado lo que diga. - Sí, es cierto - dice - a todo esto ¿Por qué ella? Sabrina era mi amiga desde muy jóvenes, técnicamente nos graduamos juntos. - Supongoque porque me boto - confieso. Ella se ríe por mi comentario. - Claro - dice - estás sentido de no ser tú e
Apuesto que... | Gigi.Mientras nos dirigimos al hospital, Estrella me cuenta todo sobre los nuevos trabajos de la editorial.- ¿Y Noémie? - pregunto en cuanto termina.- Dijo que nos ve ahí - responde Miriam.Asentí ante eso y me pongo a pensar sobre las locuras que ellas hacen por mí y hace que mi corazón se comprima de la alegría.- Mira ahí está - dijo Miriam.Mis ojos viajaron a la puerta del hospital para ver a un Noémie bien vestida.Noémie era empleada de las empresas Viagon, una empresa automotriz con grandes cantidades de clientes y muy buena calidad de productos.- Hola - salude en cuanto llegamos con ella.- Hola - respondió ella antes de abrazarme - bueno términos con esto.Noémie odiaba los hospitales, les tenía mucho rencor y aun así aquí estaba.- En serio n
Tomar al toro por los cuernos | Gigi. - Serás la madre más rara del mundo - dice Miriam. Las cuatro estábamos en nuestro departamento, Noémie que suele dormir muy cómoda en su cama no se molestó en tirarse en el suelo. - No la molestes - dice Estrella. - Pero si solo digo la verdad - se defiende - en fin ¿Y ahora qué harás? Es la misma pregunta que me he estado haciendo desde que salimos. - No tengo idea - respondo - debo hablar con mi mamá. Mi mamá, acabo de sonar como una cría y no como una mujer hecha y derecha. - ¿Y después? - insiste Miriam. - Lo más importante aquí es buscar al desconocido. Miró a Estrella cuando suelta eso. - No creo que sea un buen plan - dice Noémie uniéndose a la conversación. De repente mi estómago suelta un ruido demasiado fuerte haciendo callar a todas. - Primero debemos comer algo - digo al final a pesar de sentir las mejill
Hermana mayor | Sabrina. Siempre soñé con ser la hermana mayor, pero mis padres nunca me dieron hermanos; además era una niña odiosa y los de mi vecindario no me soportaban. Fue hasta la universidad que conocí a mi hermano, James Kend, tonto, ególatra y con un aura superior a la mía, él era peor que insufrible, pero tenía su lado humano o por lo menos así lo quiero ver yo. Y ahora estamos aquí, cinco años después de la universidad, volviendo a estar en la misma ciudad, trabajando para algo en conjunto y lo peor es que me equivoqué. ¿Qué fue lo que le dije cuando llegó? Que comprara condones, soy alguien responsable si le dije eso, pero no lo dije lo suficientemente serio. Me mordí la uña de mi dedo índice y solo hasta que sentí el dolor dejé de morder. - Tengo que hablar con James - dije viendo a la nada. Me levanté decidida a gritarle, pero mi vista viajó a la agenda de Gigi. - Oh, tal vez deba hablar
Número equivocado | Gigi. Miriam y yo reíamos como focas retrasadas sobre los escenarios imaginarios en los que ambas pensamos terminaría mi plática con la jefa. - Bueno al menos ya se lo contaste a alguien - opino Miriam al terminar de reírse. Asentí ante sus palabras, por el momento solo cinco personas sabíamos sobre el bebé y eso era bueno. - ¿Ya hablaste con tu mamá? - pregunto Miriam. Aunque cabe aclarar que mamá no está entre esas cinco y cuando se entere me matará. - Estoy esperando un buen momento - excuse al final. - ¿Y cuándo es un buen momento? - pregunto Miriam. La verdad es que ese "buen momento" ya lo veía lejos, sabía que mi madre no se enojaría porque estoy embarazada además es tonto que yo, siendo una adulta tema confesar algo tan importante a mi madre como si fuese una cría de 15 años otra vez que le teme a sus padres; no eran mi caso, mi caso concluía en que no había un padre, ese era
¡Oh, pinocho! | Gigi.Evite el resto del día a James y a Oliver también, por cotilla.- ¿Ya nos vamos? - pregunto Miriam.- Si - contesto felizmente tomando mis cosas después de acomodar mi silla giratoria.- ¿Y qué tal tu almuerzo? - se burló porque ella ya sabía todo lo sucedido.- Ya cállate - dije - eso no fue gracioso.- Claro que sí, después te burlaras de esto.Intenté protestar ante ese comentario, pero James nos interceptó a tan pocos pasos de mi libertad.- Señorita Anderson - dijo con una sonrisa en labios - tenemos que hablar.- ¿Podemos hacerlo mañana? - intenté alargar está conversación.- No, hoy - dijo seriamente.- Es que Miriam me lleva a casa... - intenté excusar cuando él se dirigió a Miriam.- Señor
No quiero | Gigi. - Promete que no lo harás - pedí en el auto de Miriam. La verdad era que Miriam ya sabía todo lo sucedido anoche y quería golpear a James por eso, pero desgraciadamente y aunque quisiera que lo hiciera él era el jefe y eso podía costarle su trabajo. - Bien - cede al final. - Ahora vamos a trabajar - dije y sin más salimos juntas. Como si nada hubiese pasado, el día fluyó normal, James no se ha aparecido por aquí en toda la mañana, Oliver me dio los típicos buenos días. Christina y Roberto ya nos esperaban en nuestros cubículos contando los chismes del momento, empezaba a creer que nos hablaban más a Miriam y a mí por el hecho de que no los corríamos como los otros.
Recursos de último momento | Sabrina. Respiré profundamente antes de salir del auto, estaba aquí estacionada enfrente de la casa de James, vi su auto lo que era señal de que ya había llegado a casa. La pelea que tuvimos en la oficina me hizo sentir fatal y él tenía razón no debí meterme en este asunto. Toque la puerta con los nudillos esperando que mi visita no complicará más las cosas. - ¿Sabrina? - pregunto algo sorprendió cuando abrió la puerta de verme. - ¿Puedo pasar? - pregunté. Él solo se hizo a un lado dejándome pasar. - Lo siento - digo al mismo tiempo que él también abre la boca. - Le pedí que abortara.
Último capítulo