Acepto

Escuche atentamente cada cláusula del contrato, revise una a una las incluidas en el físico, pregunte mis dudas y escuche sus respuestas, cambie otras cláusulas distintas a las que dijo.

Aparentemente no tenían derecho a ser cambiadas, pero había otras cincuenta que podía cambiar a mi favor.

—Me gustaría aclararle algo claro, Sr. Green —dije, cruzando una pierna sobre la otra.

—Entre mis primeras veces no entrará mi virginidad, eso lo guardo para alguien especial y no se trata de ti.

Una gran carcajada salió de él.

—¿Me estás diciendo que tendré que ganármela? —Pregunto con altivez y de mala gana —no encuentro agradable ese término, señorita Watson, sobre todo porque no me gusta limitarme en lo que me pertenece.

—¡Yo no te pertenezco! —Antes de que pudiera terminar tomo mi mandíbula con fuerza, lo mire, no dejo de verme, estuvo firme cada segundo y eso me tenía con los nervios —¡detente de una vez por todas! ¿No conoce el respeto? Me irrita jodidamente.

—Que boca, señorita —sonrió, al parecer estaba muy alegre hoy y yo estaba jodidamente enojada con él.  No sabía que había hecho para merecer semejante tragedia — tengo que corregir su comportamiento al parecer y sobre su virginidad, no te preocupes, si quieres que la gane, así será. No tengo estos divertidos retos con las demás, vas a ser mía y me vas a pedir que lo haga toda la noche, Mili Watson.

—¡Jodete!

Un sonido chirriante salió de su boca. Como si fuera una burla por mis palabras y mis exigencias.

—Me odias, ¿qué diablos te hice? —Pregunto inocentemente —no recuerdo haber jugado contigo.

Guarde silencio y aparte la mirada. Tomo mi barbilla fuerte y volvió mi rostro en su dirección, quería que lo viera fijamente y respondiera a su pregunta, pero yo no quería tener nada que ver con ese hombre.

—Has sido un mal hombre Gerald y no me gustan los hombres como tú —mi mirada se entristeció —Odio a los hombres como tú, mi amiga murió por ti y tu egoísmo, tu esposa murió y nunca la vi feliz contigo —una lagrima rodo por mi mejilla —¿Qué es para ti la felicidad?

Sentí que dio un fuerte suspiro, sus ojos intentaron inundarse pero el orgullo parecía ser más fuerte y con todas las leyes, devolvió las lágrimas a donde se produjeron.

«¿Así que amaba a su esposa? »

—Mi esposa… me hizo feliz y me dio un hermoso hijo.

—Sí, un hermoso hijo que no te importa en lo absoluto.

—Me importa —soltó mi mandíbula suavemente —pero no soy ella para hacerlo igual de feliz.

—Usted no tiene que ser ella, Sr. Green.

—¡Ah! Ahora soy Sr. Green de nuevo —sonrió —volviendo al tema de mi hijo, está más que claro que no puedo hacerlo feliz, solo puedo enseñarle lo que hace un hombre y que él será el dueño de mi compañía un día, de todos mis millones y cuando muera puede hacer lo que le plazca, incluso odiarme.

—Sus enseñanzas me repugnan —rodé los ojos —no es bueno como padre, Sr.  Green.

—No soy bueno para muchas cosas para muchos, pero en la cama soy muy bueno según las damas —guiño un ojo —entonces, señorita Watson, ¿acepta mi contrato?

Lance un suspiro.

—Acepto, sí —me levante para tomar mi bolso —acepto el contrato por tu hijo, por tu esposa y porque siento cierta simpatía por usted.

—¿Está diciendo que le gusto?

—Digo que me entristece un poco verlo en ese estado.

—¿Me veo tan mal? —sonrió pervertidamente abriendo un botón de su camisa. Se veía jodidamente sexy, no se veía ni un poco andrajoso, todo lo contrario, quería devorarlo y hacerlo mío, pero un pequeño detalle se interponía… era un casanova y solo le gustaba jugar con mujeres — siempre luzco muy sexy y no estoy alardeando, pero por la forma en que me miras, diría que me encuentras atractivo.

—Bueno… ¿y a que mujer no le resultas tu atractivo? A la mayoría diría yo y soy humana, si me gusta Sr. Green, pero lo que me mueve más hacia usted, es el odio —mentí. Me gustó, llegué a amarlo desde el primer momento que lo vi y fue mucho antes de ese incómodo momento frente a su esposa. Estudiamos juntos, lo conocí antes de que ella lo conociera y me enamoré antes, pero él cambió tanto que dudé de mis sentimientos hacia él.

—Te recuerdo —le oí susurrar —aunque no del todo bien.

—Si no le importa Sr. Green, quiero ir a descansar y le daré la respuesta sobre su contrato  en otro momento —ignore sus palabras antes de que pudiese continuar —debo hablar con mis padres y resolver otros asuntos.

Frunció el ceño y aunque estaba molesto, lo sentía, no se atrevió a decir ni molestar a nada más.

—Esta bien, señorita Watson, le daré el tiempo que necesita para hablar con sus padres —cruzo los brazos —tiene dos días para darme una respuesta.

—¿!Dos días¡?

—Así es, si en dos días no vienes tu a darme una respuesta tendré que ir a ti y secuestrarte —se encogió de hombros —lo hacemos por las buenas o podemos ir por las malas —advirtió con el ceño fruncido todavía en su rostro.

—¡Cómo te odio, Gerald Green! —Me aferré con fuerza a la bolsa roja que aún tenía en la mano y salí a toda velocidad de ese salón de clases —Trataré de darte una respuesta lo antes posible, no sabía que también eras un mafioso.

—Soy muchas cosas que no sabes, Mili Watson —le oí murmurar.

(***)

—Y entonces dijo: Soy muchas cosas que no sabes, Mili Watson.

Mis padres me vieron con los ojos bien abiertos, más abiertos que nunca para que mi padre finalizara dando su veredicto:

—¡No! Esa es mi respuesta y es mi última palabra —cuando mi padre decía «no» a alguna cosa, claramente no había cambio en su opinión y si Gerald realmente quería que aceptara su contrato, debía de ayudar si quiera un poco —no te quiero cerca de él.

«¡Joder! Y solo me queda un día para darle una respuesta.»

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