—Recuerdo lo que pasó el día que tomamos esta foto.Dejé escapar un suspiro de molestia. Sabía que sucedió, pero aún quería escucharlo de su boca, solo para no tener que hablar.—¿Qué paso ese día? —pregunté, desparramada sobre la cama como una estrella de mar.—Ese día tuve un juego y ganamos, Erika me dijo que me amaba y estuvimos juntos por primera vez, nos acompañaste en la foto para celebrar mi victoria.—Maldita sea, no conocía ese —pensé mientras me frotaba el estómago, sentí una especie de náuseas y estaba bastante seguro de que palidecí.—¿Estas bien?Dejó la foto en su lugar y fue directo hacia mí, maldije de mil maneras, no lo quería cerca de mí y tampoco quería saber más de Erika y él. Me bastó saber que guardaba la peor foto de mi vida sin saberlo y que ahora solo quería quemarla, era lo que más deseaba en este momento.—Te vez muy pálida —su mano llego a mi mejilla —¡Mili, estas fría! Debemos ir al hospital, te ves muy mal.—Estoy bien…—Te vez muy mal —note en su rostro
Ahí estaba sentada en mi cama llorando como tantas veces en la secundaria y por el mismo idiota. Solo estaba de espaldas, ni siquiera me veía la cara y yo tampoco quería que lo hiciera, nunca me gustó que me viera tal como estaba ahora, así que tratar de calmarme era imposible, pero tenía que hacerlo o intentarlo de todos modos. Gerald ignoró esa sombra que vio y se concentró en los sollozos de Mili, no podía pensar con claridad, le partía el corazón escucharla llorar. Esa no era la mujer que lo desafiaba, le plantaba cara, le decía cosas en la cara, mucho menos la que no le tenía miedo en absoluto. —Mili… Su voz es pesada, llena de arrepentimiento, su respiración es entrecortada, está nervioso por el continuo movimiento de su pierna y lo escucho tragar saliva. Todavía no se da cuenta, pero vuelve a decir mi nombre con un poco más de impaciencia, a lo que no respondo. —Mili… ¿quieres contestarme? Por favor, me estoy volviendo loco mientras te escuc
Gerald se llevó una mano a la mejilla, frunciendo el entrecejo y haciendo un gesto de dolor, trató de acercar la otra a mi rostro y pareció pensar en algo que lo detuvo.Estaba enojado, herido y claramente confundido, tragué saliva al verlo sentado junto a mí, con ambas manos en las rodillas mientras dejaba escapar un largo suspiro.No dije una sola palabra, no quería, sentía que en algún momento podría reaccionar como yo, lo sabía y sabía que en ese aspecto éramos muy parecidos.Mis lágrimas comenzaron a caer, no tenían control sobre mis sentimientos y obviamente estaban completamente fuera de control.Siempre fui segura de mi misma y de lo que quería para mí, pero desde que llegó Gerald, nuevamente tuve mis sentimientos en un caos total por breves momentos.Me volvía loca, me hacía querer tenerlo siempre a mi lado, decir que lo amaba y gritarlo a los cuatro vientos, pero nuevamente el odio me devolvía al presente, el rencor y el dolor de ver a Erika en cada frase que salía de su boc
Observe la ignorancia que arrojo a la pregunta que le hice y en la importancia que le daba a quitarme mi primer beso, porque para mí eso era un robo.No tenía mi permiso para tomarlo y no lo tomaría aunque eso significara volver a decir su famoso «No me gusta limitarme en lo que me pertenece».¡Yo no le pertenezco!Y después de pensar en todo lo bueno, lo malo, las experiencias que tuve con él a lo largo de mi vida, decidí que lo mejor era no seguir con ese beso absurdo y solo querido por mí.Suavemente llevé mi mano a sus labios. Una expresión de desconcierto y molestia apareció por parte de Gerald, su ceño estaba fruncido solo de ver mi mano en sus suaves labios que aunque deseaba, aún no eran míos.No todavía.Los acaricié suavemente como tantas veces había hecho con los míos, detallando cada rasgo de ellos, desde su color, textura y forma, hasta lo delicados que serían si dejaran de ser varoniles.Note que sus ojos castaños se posaron en los míos, estaba molesto, muy molesto y tal
Escuché los pasos ligeros de alguien caminando por el pasillo y la voz de mi madre en un tono molesto pero susurrado:«¿Qué haces ahí parado? ¡Ven aquí!"Y después de formar una mini discusión entre mis padres, escuché a mi padre resoplar diciendo: «está bien, cariño». Para luego ir tras ella gruñendo por no dejarlo hacer lo que quería.Una risita salió de mí atrayendo la atención de Gerald, quien también había notado la discusión susurrada por mis padres.Lo vi voltear su mirada hacia la puerta y mientras yo ponía una mano en mi boca para taparla, él tomó la suya al mismo tiempo que soltaba una risita divertida conmigo. Me sorprendió verlo sonreír y notar que sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas por la escena que acababa de suceder.Dejó solo el dedo índice firme como un soldado frente a sus labios como si hiciera el gesto de silencio, luego se volvió hacia mí, se puso el pulgar en la barbilla con el dedo todavía donde estaba y apoyó el codo en la pierna encorvándose ligeramen
Pasamos tiempo hablando tonterías en la habitación, vi cosas de Gerald que nunca había visto en mi vida.Y la verdad, me encantaba verlo tan entretenido hablando de otras cosas que no fueran sexo, mujeres o alcohol, aunque esta última era la menos popular.Lo vi bajar la cabeza y rascarse la nuca como si tuviera algo que preguntar, una curiosidad que no quería saber, pero necesitaba.—Mili, ¿puedo preguntarte algo? Si no quieres responder, no lo hagas, solo necesito preguntar o la curiosidad me matara —Arquee una ceja e incline ligeramente la boca.—¿De qué se trata? Me estas asustando.—En la universidad, cuando estabas estudiando para tu vocación —aclaro la garganta —¿alguna vez te gustó algún chico? Quiero decir, ¿salías con alguien?Me sentí sonrojarme un poco, desvié la mirada hacia un lado y se la devolví a él, me miró con cara seria esperando mi respuesta.—Para ser honesta, sí —soltó un gruñido —había un chico que me gustaba—Pero no fue nada grave, ¿verdad?—Claro que sí, éra
Mi padre observó a Gerald con atención y Gerald lo miró sabiendo que en alguna parte de sí mismo se preguntaba cómo respondería a esa pregunta que le había hecho.Podía decir que realmente me amaba, pero eso sería mentirle y Gerald nunca fue cómplice de las mentiras, por otro lado, podía decir la verdad sobre el contrato y por qué me lo había presentado en primer lugar. . .Pero tampoco era una buena idea para deshacerse de las preguntas de mi padre.Gerald respiró hondo y en lugar de ser honesto, prefirió mentirle.—Siento un gran amor por su hija.Mi padre y yo nos quedamos con la boca abierta al igual que los ojos, lo que dijo Gerald fue más que sorprendente y entonces, mi padre sin comerse la historia de lo que decía siguió preguntando.—¿Y qué hay de Erika? Desde que llegaste la has defendido hasta de la mujer por la que me dices sentir un gran amor.—Obviamente me molestaron ciertos comentarios que hizo, después de todo ella era mi primera esposa, señor Watson.—Ya veo…
—Me casaré con ella si eso la hace feliz.Ahí estaba yo, escuchando esas palabras que salían de la boca de Gerald sin poder creerlo y por supuesto que yo no le creía en absoluto.—No... — fue mi respuesta más estúpida y aquí estoy lidiando con la pregunta de mi padre.Después de unos segundos de ver a Gerald tragar saliva y mirarme como pidiendo ayuda, dije:—No quiero casarme papá, pero si Gerald te dijo que lo hará, no tengo elección… supongo.Lo sé, sé que fui demasiado cruel con Gerald para dejarlo así, pero lo pensé mejor y si se metió en ese problema, simplemente me marcho ya que es una de las reglas de su contrato.Vi las facciones de mi padre relajándose mientras le preguntaba a Gerald nuevamente si se casaría conmigo y él nuevamente dijo que sí.Mientras conversaban entre hombres sobre ese problema, deje los dulces en la mesa, mis piernas temblaban de nervios y se podía ver claramente que a Gerald también.De allí corrí lo más rápido que pude a la cocina donde me esperaba mi