2.

Flashback

Gea estaba ida, se habían recuperado de una batalla y ella estaba ayudando a los guerreros a tapar los cuerpos de los que cayeron, sentía un dolor en su pecho también, había muerto en batalla uno de los ancianos más sabios que había en la manada y todos junto a ella estaba de luto.

—Gea... —La voz de Clarisse la sacó de su mundo haciendo que volviese a su triste realidad.

—¿Que sucede? —Su pregunta salió suave junto a su voz, ambas eran mejores amigas y eran el apoyo la una para la otra en esos momentos.

—Mi hermano está en su habitación, no quiere salir, se está culpando y no sé qué hacer —Su preocupación era muy notoria, Gea no sabía lo que él sentía pero sí lo podía imaginar, en momentos como estos él podría estar deseando tener el apoyo de su mate.

—¿Y el alfa y la luna? —Su pregunta logró que los ojos de Clarisse fuesen dónde ella completamente.

—Mis padres decidieron retirarse y entregarle la manada a Eros, eso fué ayer y hoy ya h**o una batalla —La sorpresa de Gea en ese momento podía haber sido enmarcada, parecía una obra de arte, tan única.

—Yo... No lo sabía, perdóname.

—En efecto.

Gea se acercó y frotó una de sus manos en el brazo izquierdo de Risse: —Vé habla con él.

—Lo haré.

Risse caminó hasta la mansión principal de la manada entrando por ella, se sentía tan triste y abandonada también. Ahora eran ella y su hermano contra las razas. Caminó hasta la habitación de su hermano, tocando antes de entrar y no tener respuesta.

—Eros —Susurró pero no h**o respuesta. Volvió a llamar.

—¿Qué? —Respondió tajante desde su cama.

—Todo va a estar bi... —La cortó.

—¿Bien? ¿¡Todo va a estar bien!? —Ambos cuerpos se tensaron.

—No es momento para discutir entre nosotros, tenemos batallas más fuertes que enfrentar —Y era cierto, ella tenía razón, ser la hermana mayor le estaba saliendo bien en ese momento aunque la diferencia de su edad fuesen pocos años.

—Mis padres, mis jodidos padres me entregaron esta manada ayer, sin ningún ritual, sin ninguna celebración y ya h**o una batalla en la cual murieron amigos, murió familia, murió George, ¡Él murió! —Gritó dolido, roto, estaba abatido.

El cuerpo de ella caminó hasta el de él tomando sus manos levantando su cuerpo, su rostro se levantó tratando de encontrar sus ojitos los cuales en esos momentos estaban rojos, tan llenos de dolor como estaba su corazón.

—Yo estoy aquí para ti, ¿Ok? Y luego de que yo no esté estará tu mate, tus hijos, encontrarás a la mujer la cual será tu apoyo en estos momentos. Escúchame bien, no nos vamos a rendir siempre hay muertes, siempre hay batallas y habrán peores que esta, ¿Pero sabes qué? Nosotros somos la manada del Alfa Eros y ante eso, nadie puede.

—Yo no puedo hacer esto, no soy lo suficientemente fuerte, no soy lo suficientemente grande, no puedo hacer esto Ri, esto me supera —Los ojos de la chica se cristalizaron, sentía su dolor, quería llorar junto a él pero no era momento para ello.

—Sí puedes, tienes a Darwin, tienes a Gray y me tienes a mi. —Sus ojos se volvieron a encontrar.

—No sabes cuánto amo que estés aquí, eres mi hermana favorita —Ambos cuerpos se unieron en un abrazo cálido de esos que te hacen sentir en casa.

—Soy la única que tienes pulgoso —Una sonrisa se deslizó por los labios del futuro ahora alfa —¿Quienes somos, Eros?

—Somos la manada Fores.

°°°Fin del flashback°°°

¿Quitarme de mi puesto? —Soltó furioso, no podía creer lo que estaba escuchando, ¿Que no era fuerte por no tener a su mate a su lado? ¡Era una estupidez!

—Sí, Alfa —Él se carcajeó levantándose, el mensajero retrocedió asustado por la altura del alfa, bajó su cabeza, no le quedaba de otra.

—Esta manada salió adelante sola, sin ningúna mujer dándome apoyo a excepción de mi hermana, ¿Y me están diciendo que me quieren destituir? —El mensajero asintió continuamente con un nerviosismo notorio —¿Quién lo pide?

—La reina Luna.

—Jodida zorra —Soltó enojado.

—¡Alfa! —Gritó en reprensión el hombre que había ido a dar el mensaje.

—¿¡Qué!? —Gritó de igual modo con su voz de alfa.

—No puede hablar de esa manera de aquella mujer, sé que puede estar enojado. Yo también lo estoy mi alfa pero, en estos casos lo mejor es tratar de mantener la calma y despojarle a tus enemigos lo que usan para hacerte daño. —Eros soltó una carcajada.

—Pues quisiera despojarla de su respiración. —Dijo claro y sin ningún miedo a ser escuchado, él era Eros.

—Quieren quitarle el reinado a los actuales reyes, el mayor porciento de alfas no están contentos con sus actitudes y ellos quieren de alguna u otra forma quitarle su poder y poner a alguien mejor.

—¿Cuáles son esos alfas? —Iría directo a la raíz, si por el poder que tenía quería quitarle su manada, eso no pasaría.

—¡Gea! —La voz de su padre la espantó, se encontraba en su habitación la cual estaba situada en la segunda planta de la casa, su familia sabía lo mucho que le molestaba que le gritaran de esa forma pero que esta vez lo hiciesen le parecía extraño. Bajó las escaleras llegando a la sala.

—¿Que sucede pa? —Sus ojos se pusieron como los de perritos, tan tiernos, como si no fuese capaz de quemar una casa sí se lo proponía.

—Ponte donde pueda verte —Su corazón de aceleró, sabía que su padre lo escuchaba y que trataría de minimizar cualquier cosa que estuviese pasando. Caminó hasta el sillón en el que estaba sentado su padre tirándose ella sobre el suelo.

—¿Que sucede, pa? —Preguntó.

—Hoy vienen los muchachos, el beta Darwin y el delta Gray, harán una bienvenida en la mansión del alfa, debes ir a ayudar. Mañana tienes entrenamiento a primera hora con ellos dos, tratarán de seguir tu ritmo mientras tú agarres el suyo. Eres mi hija, eres fuerte. No me vas a decepcionar pequeña —Ella asintió en dirección a su padre. Lo amaba, él era simplemente perfecto, quería que cuando saliese al mundo humano pudiese encontrar a un hombre así, que la amara con los lobos amaban a sus hembras. Cómo Eros podría amarla a ella.

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