La lluvia, una de las mejores cosas que existe. Nada se compara a ella, si quiera el sol por el cual podemos vivir o al menos eso creía ella.
—¡Odio la lluvia! —La voz de su hermano resonó por toda la casa, un pequeño salto de su parte alertó a sus padres, para ellos era normal pero ella aún no se acostumbraba a la voz de alfa de parte de él.—Joder que me asustas —Él entró completamente al comedor dirigiéndose a su hermana para depositar un beso sobre su frente saludando a la madre igual y con su padre un choque de puños.
—Esa lengua, Gea —Su madre la reprendió haciendo que bajara un poco su cabeza.
—El alfa volvió de su viaje, llegó con su hermana —Sus ojos se iluminaron, Clarisse la hermana del alfa era su mejor amiga, para su gran conveniencia. Sabía que cuando ella se enterase de que era la mate de su hermano se enojaría por no decirle, ella era de las personas que más vivía el dolor junto a su hermano.
—Iré —Esa fué la única palabra que salió de sus labios, subió a su habitación en busca de uno de sus abrigos tomando una sombrilla y colocando unas botas a sus pies, al bajar de vuelta se despidió de sus padres no sin antes escuchar: —Conserva el anillo.
Sus pasos eran lentos pero firmes, tenía que pasar por varias casas antes de llegar a la mansión principal, no tenía miedo de siquiera caminar, eran todos familia y nadie corría peligro dentro de la manada.
—Gea —Escuchó su nombre en un susurro y volteó su cuerpo dando frente con Xel.
—¿Que haces aquí? Sabes que no puedes estar en la manada —Una sonrisa se deslizó por los labios del nombrado.
—Perder mi vida vale ver tus ojos preciosa — acercándose a él, envolvió sus brazos alrededor de su cuello creando un abrazo y depositando un beso sobre una de sus mejillas—Y más si un beso es el extra —Agregó.
—¿Que viniste a buscar? No me digas que... —Él asintió, una sonrisa se formó por los labios de ambos. Clarisse y Xel, ambos estaban destinados a estar juntos pero sus razas se lo impedían, de vez en cuando ambos se alejaban lo suficiente de la manada para poderse ver, vivir su amor, aunque fuese en secreto.
—Pronto nos iremos y estaremos juntos, deberías venir con nosotros. —Ella lo deseaba, era obvio que pronto se debía de ir de la manada pero quería que cuando lo hiciera fuese sola, no tras sus amigos.
—Yo aún no me puedo ir pero, tranquilo, yo saldré.
—Me tengo que ir, es probable que ya hayan sentido mi presencia aquí. —Ella asintió abrazándolo una vez más, al momento de alejarse él desapareció.
«Cuidate mucho, vampi» Sí, esa era su raza evidentemente, si se enteraban de sus visitas era muy probable que fuese decapitado por instrucción pero, también sabía que la amaba más que a su vida y no le interesaba perder su alma con tal de verla.
Llegando a la gran puerta tocó el timbre siendo recibida por su amiga, la cual la abordó rápidamente con un abrazo y besos repartidos en su mejilla. Clarisse era inteligente, supo en el momento que ella entró que se había encontrado con Xel y sus afectos eran porque la extrañaba y porque debía cubrir su olor.
—Que bueno que estás aquí —Sus manos fueron sujetadas con fuerza y calidez, no importaba cuánto frío hiciera los lobos eran los seres más cálidos que existían sobre la tierra.
—¿Está tu hermano? —Su pregunta fué hecha con cautela.
—Sí, está metido en su habitación con una zorra. Ya sabes. —Sus palabras fueron un trago un tanto amargo, aunque era solo porque ella quería, fácilmente podía detener eso. Eros no era un hombre mujeriego pero sí carente de su mate y no lo culpaba, tenía necesidades y la auto complacencia no era suficiente con el celo.
—Ya —Ambas subieron a la habitación de Clarisse y de inmediato se lanzaron sobre su cama, olía a árboles, olía a casa, el simple hecho de pensar que se alejaría de la manada la desesperaba, no quería pensar en eso pero era necesario, ¿Por qué debía de salir? Era imposible de creer pero, no tenía papeles. No tenía registro de ser parte de aquel país, era increíble.
—La manada está calmada, lastima. —Gea asintió a su dirección.
—Vendran todos pronto, amo estos días del mes pero a veces me abruman, tanto silencio me desespera —Clarisse se carcajeó mirándola.
—¿En serio? ¿Silencio? Yo escucho todo lo que está pasando en estos momentos, es estresante —Los ojos de la contaría de pusieron en blanco.
—Tú eres loba, yo no —Su respuesta fué seca, directa y logró poner incómodo el ambiente.
—Ey, no pienses en ello, desearía estar en tu lugar Gea —Ambas sabían a lo que se referían. Destacar es lindo pero no cuando eres tú, algunas miradas, las restricciones.
—Todos desean lo que no son y no te preocupes, debería irme antes de que el alfa me vea —Los ojos de Risse se achinaron viéndola con duda.
—¿Por qué? —Preguntó.
—No sé.—Dijo borde.
—Andamos bravos hoy —Gea le regaló una mala mirada seguido por una sonrisa, se puso de pie caminando a la puerta de la habitación, su amiga copió su acción y ambas salieron por la puerta.
—¿Mañana vendrán todos? —Risse asintió en aprobación, ella misma se lo había confirmado pero al parecer el nerviosismo de parte de ella estaba a flor de piel. Antes de salir al mundo humano debía entrenar, no solo porque saldría si no también porque debía volver y saber defenderse en caso de encontrarse con alguna persona que le quisiera hacer daño, no importaba la raza.
—Necesito un pequeño favorcito. Debes entrar a la habitación de mi hermano, me quitó el collar que me regaló Xel y le dije que era tuyo, que él te lo había dado. Ayúdame con esto, no puedo entrar yo, tú sí —Sus palabras salieron chocandose una con la otra, se sentía confundida, ¿Por qué no podía entrar ella misma?
—¿No dijiste que estaba con una mujer? —Dijo confundida.
—Mentí, vamos, hazlo —Ella negó constantemente pero los empujones de parte de Clarisse la hicieron seguir su camino.
Respiró profundo. Eros Gaye, un imponente alfa, temido por ella y amado por todos, era alguien que tenía unos veinticinco años, realmente no importaba que edad tenía, él era guapísimo ante todos los ojos.
Gea estaba frente a la puerta roja, no quiso entrar pero se lo debía a Risse, habían veces en las cuales su amiga la tapaba y... ¿Que podría salir mal?
Entró. Sus pies ingresaron por completo a la habitación del alfa, podía ganarse un castigo por eso pero lo valía, caminó directo a las mesitas de noche abriendo cada una de ellas tratando de encontrar el collar de forma desesperada, fué hasta el armario abriendo los pequeños separadores también, no lo encontró, hasta que vió una caja de la que no se había percatado.
Su cuerpo caminó hasta ella abriéndola sin ninguna delicadeza, el collar estaba ahí, tenía una linda forma de caracol, simplemente hermoso. Sonrío.
—¿Que carajos haces en mi habitación Gea? —Sus ojos casi se salen de su órbita, quiso girar pero se quedó congelada, ¿Como rayos no sintió su presencia en la habitación?
—Yo... —Quiso articular palabras pero se le hacía imposible, los pasos de él cada vez eran más cerca y no sabía que haría cuando estuviesen cara a cara, ¿Fingir estar desmayada tal vez?
Una carcajada se escuchó a sus espaldas, sintió su calidez con mucha más intensidad y su única opción en ese momento fué voltear y lo hizo, volteó con su rostro mirando hacia abajo, el collar yacia sobre sus manos, quiso ocultarlo pero sería inevitable que él no se diese cuenta.
—¿Cómo entras aquí, Gea? —Una de las manos del alfa levantó su barbilla, su mirada era tan intensa como el mismo fuego, ella lo miró también.
—Yo... yo bueno, abrí la puerta y, y entré por ella. — Una carcajada resonó en la habitación, el corazón de ella estaba acelerado, debía buscar la manera de escapar.
—No te estoy pidiendo indicaciones, Gea —Su rostro se inclinó abajo nuevamente haciendo que Eros acercara su cuerpo bajando el rostro para poder ver sus ojos, ella se alejó pero las manos de él la detuvieron. —Algún día dejaras de bajar la mirada ante mi presencia.
—No podría hacer eso alfa.
—En mi cama todo se vale.
FlashbackGea estaba ida, se habían recuperado de una batalla y ella estaba ayudando a los guerreros a tapar los cuerpos de los que cayeron, sentía un dolor en su pecho también, había muerto en batalla uno de los ancianos más sabios que había en la manada y todos junto a ella estaba de luto.—Gea... —La voz de Clarisse la sacó de su mundo haciendo que volviese a su triste realidad.—¿Que sucede? —Su pregunta salió suave junto a su voz, ambas eran mejores amigas y eran el apoyo la una para la otra en esos momentos.—Mi hermano está
Su padre sabía, su padre sabía que ella había entrado a la habitación del alfa pero este no le había dicho nada, lo quiso pero no lo hizo. El padre de Gea pensaba que tal vez el anillo sobre su dedo ayudaría a que el alfa no se diese cuenta que ella era su mate, había algo más allá, su padre lo presentía pero temía enterarse el qué.Cuando encontraron a Gea era tan pequeña, algo tan pequeño que logró robar el amor de dos lobos, aquella niña llegó como una bendición hacia ellos, la vida te premia cuando la llevas bien.Tuvieron a Jake con mucha dificultad, ambos intentaron tener a otro bebé y les fué imposible hasta que apareció ella, como una aguja en un pajar.—¿Que sucede? —Preguntó su esposa a su lado.—Nada, Alice —Respondi&oacu
La mirada de Eros estaba depositada en Gea, aquella chica humana que llegó a la manada teniendo él alrededor de cuatro años, recordaba pocas cosas entre ellos, cosa que lo confundía porque según sus padres solo quería estar con la pequeña bebé.—Alfa, muévase por favor —Escuchó su vocecita, aquella chica lo volvía loco de mil maneras, la había visto como una mujer al su cuerpo empezar a formarse, al ver que ella tenía miedo de acercarse a él.Ella era su único deseo.—¿Por qué no puedo sentir olor en ti, Gea? —La punta de su nariz pasaba por su cuello tratando de sentir algo en ella pero no podía sentir nada. Su puño chocó contra la pared —¿Que carajos hiciste con tu olor, Gea?Los ojos de ella se abrieron, impresionada, ¿Que se suponía que debía responde
Sus ojos estaban fijos en la figura a través del espejo, ¿Qué estaba pensando al decir eso? El impulso no es bueno. Sus pensamientos se disiparon al escuchar un toque en la puerta.—Adelante —Respondió ante el llamado. Era su hermano Jake. Esta sonrió al verlo estar ahí de pie, este entró complemente a la habitación dirigiéndose directo a la cama ella lanzándose.—¿Me vas a contar lo que pasó? —Este fue directo al punto fijando su vista en ella.—No quiero hablar de ello, ¿No irás a la fiesta? —Le cambió el tema de inmediato, ignoró su pregunta a la cual le tenía muy buena respuesta.
No, no y no —Repitió Risse, ¿Acaso era una broma? ¿La diosa Luna le estaba jugando una maldita broma?—Ya está decidido, tengo cosas que hacer. Sal —La voz del alfa salió dura. Fuerte.—A mi no me eleves el tono Eros, yo soy tu hermana ante todo y todos. —La mirada de este se ensonbreció.—Mi manada, mis decisiones. —El comportamiento de su hermano hizo que esta deseara tirarse de un puente, su actitud grosera la molestaba. También era su culpa. Debió haber mantenido la calma cuando ella le confesó el ser pareja de su hermano, ¿Por qué no mejor la convenció de que lo aceptara?—Eres un malagradecido &mdas
Había salido de su casa a las seis de la mañana, hacia muchísimo frío, sentía congelarse. Su aliento también era frío y la niebla hacia que pudiese ver muy poco su frente. Su corazón dolía.Gea era una chica cerrada, extro e introvertida dependiendo el momento. Sufría confusión de vez en cuando respecto a cómo vivía. Quería ser un lobo, no le gustaba ser tan diferente al resto, algunos la minimizaban con algunas cosas y no le gustaba. Parecía una omega humana.Ella era de las personas que explotaba cuando sentía que no tenía salida, cuando se enojaba también explotaba, cuando estaba triste también explota pero curiosamente cuando está feliz no lo dice, se lo guarda, solo para ella. Aquella chica suf
Su cuerpo se movía al ritmo de la música, sus audífonos sonaban a todo volumen en sus oídos y su cuerpo la seguía. Aquella forma era la mejor para salir del bucle de estrés al que estaba amarrada.Aquél teléfono lo tenía por regalo de sus padres, era con lo único a lo que tenía familiaridad del mundo humano. Hacia unos cuantos años lo había recibido y junto a su hermano Jake aprendió a usarlo. Tenía solo música en el.Luego de que tuvo aquella pequeña disputa con Xel había vuelto al territorio de la manada con Gray detrás, quiso pedirle ayuda pero si ella no lo logró mucho menos él."Tú eres más que ella Gea, eres l
—Tú no te puedes ir con ella Xel, tú debes...—La voz de Clarisse salió desesperada y se acercó mucho mas a ellos. Gea aún seguía en el suelo tendida, se había aferrado al abrigo que su hermano tenía. Su cabeza la estaba matando y la sangre no paraba.—Yo no te debo nada a ti Clarisse, no sigo las órdenes de nadie —La voz de él salió enojada, tenía suficiente con el hecho de tener que contenerse a aferrarse a su amiga y beberle hasta la última gota de sangre.—¿Estás contenta verdad? —La pregunta fue dirigida a la chica que estaba tendida en el suelo, esta negó de inmediato forzando su cuerpo a sentarse, lo hizo a pesares quedando recostada en el pecho de Jake, se sentía cálido