25.

Su respiración era agitada, sentía las manos de él recorrer su abdomen mientras que su boca hacia un gran trabajo en su zona intimida. Su cuerpo se estremeció ante su climax y su respiración se calmó al momento.

Miró hacia abajo y vió los ojos de él puestos en los suyos, sonriendo coqueto. Ella sonrió para él.

—Deja que te marque —La voz de Eros salió ronca. Cómo una súplica, ella se sonrojó levemente.

—No soy tu luna de manera oficial, Eros. Tampoco me has pedido ser tu novia, ni tu esposa, ni... —Se calló al momento, una carcajada salió de él.

—Me gusta ver qué aunque yo d

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