CAPÍTULO 10

Alessandro no durmió esa noche, al parecer era peor estar sin Gaia que vigilarle el sueño. Sobre la una de la madrugada la sintió salir, rastreó cada uno de sus pasos y esperó, esperó a que Jo—Jo la trajera a salvo, esperó hasta que la vio entrar tan mojada y dormida como siempre, pero ni sabiéndola en casa pudo descansar.

Había algo en todo lo que Gaia hacía y decía que era intrínsecamente verdadero, pers

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