Su aliento cálido traspasó la tela, calentando la piel de Adair. Sus brazos rodearon el cuerpo delgado, sintiéndose frágil en su agarre. Una mano cubría los hombros de Caeli; en tanto la otra sujetaba su espalda. El pequeño cuerpo se paralizó antes de que sus dedos se sujetaran de su camisa. Adair bajó la cabeza. Enterró la nariz en el cabello disperso e inhaló. El olor lo deleitó. Tenía un aroma fresco y limpio. Se sorprendió, porque a pesar de haber caminado por largo tiempo no había indicios de sudor en su cuerpo.
Agitó el pelo con su nariz antes de decir - Mantente ahí, yo te guiaré - La cabeza escondida asintió. Adair sonrió. Caeli levantó la cabeza, ocultando su rostro bajo su quijada. Los brazos de Adair se apretaron aún más. Luego, miró hacía el matorral - Ahí vamos - informó.
Luego, se agachó. Esquivó ramas que apuntaban a su cara. El cuerpo de Caeli
Adair se perdió por un segundo. Una pequeña parte despierta de su mente lo mantenía firme sobre sus pies; mientras que el resto lo incitaba a envolverse en los brazos de la gélida agua. Como si estuviera atado por cadenas que lo jalaban con fuerza. Sin darle escapatoria. De pronto, una mano se posó en su hombro. Sobresaltado, se giró rápidamente dando un paso atrás. Al mismo tiempo, Caeli también se sobresalto. Sus grandes ojos lo miraban asustado mientras alzaba la mano paralizado; pero al instante se recompuso.Adair se sintió culpable. Se volteó completamente hacía él - lo siento - Caeli bajó la mano tranquilamente. Adair la tomó de los dedos - Perdón - susurró sinceramente.Aún no conseguía comprender porqué su corazón dolía tanto cuando agitaba los sentimientos de Caeli. El más mínimo malestar en él le producía un sufrimiento insoportable. Podría ser porq
Sus palabras no eran más que verdad. Incluso el propio Adair había pensado en la muerte. Su sentido de vida se marchó. Se dejó atrapar por el dolor que incluso intentó suicidarse en ese mismo lago; pero no tenía el valor para llegar al final. Haciéndolo sentirse aún más culpable. Creyendo que era merecido el castigo de estar vivo, para pagar por sus penas. Sintiéndose impotente, inútil; puesto que Biel, le mostraba tanto su felicidad que nunca se dio cuenta de la tristeza que lo invadía. Nunca vio un indicio de melancolía en su cara o tal vez Adair era tan feliz a su lado que nunca le prestó atención a su dolor.Las lágrimas se derramaban de sus ojos. Humedeciendo sus pestañas. Dejando un rastro por las mejillas de Adair hasta llegar a la barbilla. Su piel estaba sonrosada; mientras las gotas caían en su regazo, una tras otra. Su visión era borrosa a través de sus ojos apenas abiertos. Los trozos fueron desprend
Lo llevó por los árboles y lo pasó por los arbustos tal y como entraron. Aumentó la velocidad; si bien, no tuvo heridas graves, su piel obtuvo ligeros raspones. Apresuró sus pasos hasta llegar al pueblo y regresar a casa a mitad del tiempo promedio. Pero, Caeli seguía extraño. En todo el camino evitó su mirada incómodo. Si Adair le hacía alguna pregunta, daba una respuesta simple, como si quisiera evadirlo. Adair suspiró internamente.“Realmente, sí se enojó”.Creyó que en verdad se había ofendido con lo que dijo en el bosque; pero trataba de disimularlo. Sus sospechas fueron aclaradas cuando llegaron al taller. En donde Caeli no le dedicó ni una mirada de soslayo antes de ir directo al patio. El taller estaba vacío, dejando sólo a Adair en medio de las herramientas. Esperó por un momento. No podía ser grosero y entrar sin ser invitado. Estaba a punto de irse
En todo el camino de regreso a casa olvidó por completo el dolor de sus brazos; debido a que el enojo cosía su cerebro. Esa noche no acompañó a su madre a cenar. Ya que su padre había estado con ella. Al acostarse en la cama, la suave sensación de las sabanas despertó el cansancio del día; por lo tanto, no tardó mucho en quedarse dormido.Por alguna razón, sentía una sensación de paz consigo mismo. Lo que lo hizo descansar profundamente. Era como si el peso de una gran piedra hubiera dejado de presionar sobre su espalda. Cuando despertó, fue como si su cuerpo hubiera pasado por una etapa de renovación. Tan a gusto que incluso dudó al levantarse; pero estaba decidido a hacerlo. El día anterior se había llenado de un impulso incomprensible de estar cerca de Caeli. Él era su cura. Era el medicamento que lo ayudaba a sanar; a su vez, él quería ser para Caeli el escudo que lo protegía. La lanza que luchara en su mano
El agua se escurrió desde su cabello. Deslizándose en finas gotas a través de sus hombros. Mojando su pecho frío. Movió las piernas, empujando el agua para abrirse paso. Salió a la orilla. Paseó su vista alrededor buscando la camisa que había tirado. Cuando la divisó, estiró su cuerpo hacía abajo para alcanzarla. La tomó con la punta de sus dedos. Luego, la sacudió antes de agarrarla con las dos manos. Introdujo los brazos en las mangas sin siquiera esperar a secarse. Varias partes de la tela se pegaron a su piel. Haciéndola lucir más ajustada; mientras la abrochaba.La ropa interior se pegó a su piel. Marcando el bulto que resaltaba enfrente. Acabó de ponerse los zapatos y pantalones rápidamente. Luego, corrió hacía afuera. Cuando salió del bosque, las nubes se transformaron de color gris oscuro. El amanecer estaba cerca; así que tenía que apresurarse. Corrió como alma que lleva el viento. Su cabello fluía, las
Adair no se movió. Sus miradas se sostuvieron; mientras se quedaron paralizados. Los ojos de Caeli casi salían de su órbita; en tanto alzaba la palangana sobre su cabeza. Sus piernas estaban separadas, puestas firmemente sobre el suelo, dejando que su parte colgara libremente.Pasando del susto, Adair bajó los brazos y enderezó la espalda. Sonrió tranquilamente - Soy yo - susurró. Las cejas de Caeli se tensaron. Sin bajar la mano. Su mirada se oscureció deseando darle un golpe al intruso. Adair sabía que ya lo había reconocido; pero le resultaba incómodo el silencio. Así que dio un paso más cerca y preguntó como si estuviera confuso - ¿Caeli? - soportó la risa al preguntar - ¿te asusté?.El chico bajó la mano; pero no respondió. En su lugar preguntó - ¿qué haces aquí? - su ceño aún estaba fruncido.-Shh - co
Su imaginación ya había volado a otra parte. Sintiendo en carne viva los azotes sobre su espalda; mientras se arrodillaba en medio del patio para recibir el castigo proporcionado por Nicolás. De repente salió de sus pensamientos cuando Caeli acercó la cabeza a la suya para ver por la rendija. El aroma fresco asaltó la nariz de Adair. Estaba tan cerca que incluso pudo sentir el calor que emanaba de su cuerpo a pesar de haberse mojado.-¿Qué tal si salimos? - Adair apenas reaccionó a sus palabras - No pasa nada si te ve.-¿qué explicación le daré si salgo ahora?, ¿qué pasará si sabe que estaba en tu habitación?.-No es nada extraño, ¿qué de malo tiene? - giró el rostro ligeramente. Sus ojos quedaron a unos centímetros de los de Adair. Cuando habló su aliento cálido chocó con sus labios.
Parado en medio del taller, inclinó la cintura al frente. Luego, rápidamente la inclinó hacia atrás, doblando el torso para ver la calle. Esperó un momento, antes de volver a ver el interior. El área estaba solitaria. Barrió la vista de un lado a otro, buscando esa figura familiar. Un tiempo después, alguien salió de la cocina.Caeli se dirigía a su habitación; pero notó una sombra por el rabillo del ojo. Volteó a ver y detuvo sus pasos. Adair introdujo el cuerpo completo, sonrió, diciendo - No tengo fósforos.Caeli mostró un gesto de entendimiento antes de regresar a la cocina. Al verlo desaparecer, Adair lo siguió. Aún caminaba con cuidado en el pasillo. Cuando llegó a la cocina, el fuego en la estufa calentaba una jarra sobre ella; Al lado contrario, Caeli tomaba una cajita de una de las gavetas del mueble. Adair se acercó, justo cuando Caeli se volteó.