Sus palabras no eran más que verdad. Incluso el propio Adair había pensado en la muerte. Su sentido de vida se marchó. Se dejó atrapar por el dolor que incluso intentó suicidarse en ese mismo lago; pero no tenía el valor para llegar al final. Haciéndolo sentirse aún más culpable. Creyendo que era merecido el castigo de estar vivo, para pagar por sus penas. Sintiéndose impotente, inútil; puesto que Biel, le mostraba tanto su felicidad que nunca se dio cuenta de la tristeza que lo invadía. Nunca vio un indicio de melancolía en su cara o tal vez Adair era tan feliz a su lado que nunca le prestó atención a su dolor.
Las lágrimas se derramaban de sus ojos. Humedeciendo sus pestañas. Dejando un rastro por las mejillas de Adair hasta llegar a la barbilla. Su piel estaba sonrosada; mientras las gotas caían en su regazo, una tras otra. Su visión era borrosa a través de sus ojos apenas abiertos. Los trozos fueron desprend
Lo llevó por los árboles y lo pasó por los arbustos tal y como entraron. Aumentó la velocidad; si bien, no tuvo heridas graves, su piel obtuvo ligeros raspones. Apresuró sus pasos hasta llegar al pueblo y regresar a casa a mitad del tiempo promedio. Pero, Caeli seguía extraño. En todo el camino evitó su mirada incómodo. Si Adair le hacía alguna pregunta, daba una respuesta simple, como si quisiera evadirlo. Adair suspiró internamente.“Realmente, sí se enojó”.Creyó que en verdad se había ofendido con lo que dijo en el bosque; pero trataba de disimularlo. Sus sospechas fueron aclaradas cuando llegaron al taller. En donde Caeli no le dedicó ni una mirada de soslayo antes de ir directo al patio. El taller estaba vacío, dejando sólo a Adair en medio de las herramientas. Esperó por un momento. No podía ser grosero y entrar sin ser invitado. Estaba a punto de irse
En todo el camino de regreso a casa olvidó por completo el dolor de sus brazos; debido a que el enojo cosía su cerebro. Esa noche no acompañó a su madre a cenar. Ya que su padre había estado con ella. Al acostarse en la cama, la suave sensación de las sabanas despertó el cansancio del día; por lo tanto, no tardó mucho en quedarse dormido.Por alguna razón, sentía una sensación de paz consigo mismo. Lo que lo hizo descansar profundamente. Era como si el peso de una gran piedra hubiera dejado de presionar sobre su espalda. Cuando despertó, fue como si su cuerpo hubiera pasado por una etapa de renovación. Tan a gusto que incluso dudó al levantarse; pero estaba decidido a hacerlo. El día anterior se había llenado de un impulso incomprensible de estar cerca de Caeli. Él era su cura. Era el medicamento que lo ayudaba a sanar; a su vez, él quería ser para Caeli el escudo que lo protegía. La lanza que luchara en su mano
El agua se escurrió desde su cabello. Deslizándose en finas gotas a través de sus hombros. Mojando su pecho frío. Movió las piernas, empujando el agua para abrirse paso. Salió a la orilla. Paseó su vista alrededor buscando la camisa que había tirado. Cuando la divisó, estiró su cuerpo hacía abajo para alcanzarla. La tomó con la punta de sus dedos. Luego, la sacudió antes de agarrarla con las dos manos. Introdujo los brazos en las mangas sin siquiera esperar a secarse. Varias partes de la tela se pegaron a su piel. Haciéndola lucir más ajustada; mientras la abrochaba.La ropa interior se pegó a su piel. Marcando el bulto que resaltaba enfrente. Acabó de ponerse los zapatos y pantalones rápidamente. Luego, corrió hacía afuera. Cuando salió del bosque, las nubes se transformaron de color gris oscuro. El amanecer estaba cerca; así que tenía que apresurarse. Corrió como alma que lleva el viento. Su cabello fluía, las
Adair no se movió. Sus miradas se sostuvieron; mientras se quedaron paralizados. Los ojos de Caeli casi salían de su órbita; en tanto alzaba la palangana sobre su cabeza. Sus piernas estaban separadas, puestas firmemente sobre el suelo, dejando que su parte colgara libremente.Pasando del susto, Adair bajó los brazos y enderezó la espalda. Sonrió tranquilamente - Soy yo - susurró. Las cejas de Caeli se tensaron. Sin bajar la mano. Su mirada se oscureció deseando darle un golpe al intruso. Adair sabía que ya lo había reconocido; pero le resultaba incómodo el silencio. Así que dio un paso más cerca y preguntó como si estuviera confuso - ¿Caeli? - soportó la risa al preguntar - ¿te asusté?.El chico bajó la mano; pero no respondió. En su lugar preguntó - ¿qué haces aquí? - su ceño aún estaba fruncido.-Shh - co
Su imaginación ya había volado a otra parte. Sintiendo en carne viva los azotes sobre su espalda; mientras se arrodillaba en medio del patio para recibir el castigo proporcionado por Nicolás. De repente salió de sus pensamientos cuando Caeli acercó la cabeza a la suya para ver por la rendija. El aroma fresco asaltó la nariz de Adair. Estaba tan cerca que incluso pudo sentir el calor que emanaba de su cuerpo a pesar de haberse mojado.-¿Qué tal si salimos? - Adair apenas reaccionó a sus palabras - No pasa nada si te ve.-¿qué explicación le daré si salgo ahora?, ¿qué pasará si sabe que estaba en tu habitación?.-No es nada extraño, ¿qué de malo tiene? - giró el rostro ligeramente. Sus ojos quedaron a unos centímetros de los de Adair. Cuando habló su aliento cálido chocó con sus labios.
Parado en medio del taller, inclinó la cintura al frente. Luego, rápidamente la inclinó hacia atrás, doblando el torso para ver la calle. Esperó un momento, antes de volver a ver el interior. El área estaba solitaria. Barrió la vista de un lado a otro, buscando esa figura familiar. Un tiempo después, alguien salió de la cocina.Caeli se dirigía a su habitación; pero notó una sombra por el rabillo del ojo. Volteó a ver y detuvo sus pasos. Adair introdujo el cuerpo completo, sonrió, diciendo - No tengo fósforos.Caeli mostró un gesto de entendimiento antes de regresar a la cocina. Al verlo desaparecer, Adair lo siguió. Aún caminaba con cuidado en el pasillo. Cuando llegó a la cocina, el fuego en la estufa calentaba una jarra sobre ella; Al lado contrario, Caeli tomaba una cajita de una de las gavetas del mueble. Adair se acercó, justo cuando Caeli se volteó.
Caeli no dijo más. Simplemente cerró los labios y enfrentó la mirada intensa de Adair. Al verlo así, tan cerca, sintiéndolo tan pequeño en sus manos, Adair tuvo un impulso de abrazarlo; pero aún no tenía del todo claro si sería aceptado o rechazado. Entonces, desprendió las manos. Había cierta incomodidad en el ambiente. Adair aclaró su garganta. Caminó cerca del agua. Después, volteó el rostro ligeramente y sonrió - Ahora sé que ya te bañaste y no quieres meterte al agua.-¿no te bañaste tú también? - los pasos de Caeli tronaron en las rocas.Adair lo vio a su lado por el rabillo del ojo. Asintió - se puede considerar un baño - luego, se giró completamente hacía él - ¿tu padre te mandó a buscarme?.-No - su perfil lateral vislumbraba con el reflejo del agua - vine por mi propia voluntad - lo vio - estuviste
Si bien, era cierto que Biel formaba parte importante de su vida; puesto que se habían vuelto uno mismo. No podía existir un Adair sin un Biel. Era algo que estaba impregnado en él, de esa manera lo había aceptado como parte de su alma, concediéndole un espacio para vivir ahí. Sin embargo, había reservado un espacio extra; el cual, sólo una persona podía habitar.Los ojos de Adair se curvaron en un gesto gentil - Si no hubiera querido que estés aquí, nunca te lo hubiera mostrado - movió los pulgares, acariciando sus mejillas - decidí traerte aquí porque quería que fueras parte de mí. Este lugar es tanto tuyo como mío - se inclinó, hasta que la punta de sus narices se tocaron - ¿entiendes eso?. No lo dudes, yo quiero tenerte cerca.Caeli asintió - lo entiendo.Con eso, Adair se retiró - ¿era muy tarde cuando