Capítulo XXXVII: Envuelto en calidez

Si bien, era cierto que Biel formaba parte importante de su vida; puesto que se habían vuelto uno mismo. No podía existir un Adair sin un Biel. Era algo que estaba impregnado en él, de esa manera lo había aceptado como parte de su alma, concediéndole un espacio para vivir ahí. Sin embargo, había reservado un espacio extra; el cual, sólo una persona podía habitar.

Los ojos de Adair se curvaron en un gesto gentil - Si no hubiera querido que estés aquí, nunca te lo hubiera mostrado - movió los pulgares, acariciando sus mejillas - decidí traerte aquí porque quería que fueras parte de mí. Este lugar es tanto tuyo como mío - se inclinó, hasta que la punta de sus narices se tocaron - ¿entiendes eso?. No lo dudes, yo quiero tenerte cerca.

Caeli asintió - lo entiendo.

Con eso, Adair se retiró - ¿era muy tarde cuando

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