Con la valentía momentánea que me embarga acorto los pocos centímetros que separan nuestras bocas e impacto mis labios contra los suyos, él me responde al instante en un beso desesperado, cargado de deseo.
Sus labios se mueven bruscamente sobre los míos y yo no hago más que seguirle el ritmo y hacer en puños la tela de su camiseta. Debo admitir que sus labios carnosos se sienten muy bien sobre los míos.Siento sus manos tomarme de las caderas y pegarme más a él mientras su lengua se introduce en mi boca acariciando a la mía pidiendo de manera silenciosa que dance junto a la suya, y decido corresponder a su caricia, lo que provoca un gruñido de su parte y m*****a sea que ese sonido me ha excitado.Subo mis manos lentamente acariciando su pecho firme y sintiendo cómo cada músculo se contrae ante mi tacto, continuo hasta enroscar mis brazos en su cuello para atraerlo más a mí y profundizar más el beso. Él por su parte termina recostándome sobre el Audi y cerniéndose sobre mí, aprisionándome.El beso se ha tornado muy intenso, demasiado intenso, tanto que siento mi sangre hervir como si de lava se tratase, nuestras respiraciones están hechas un desastre y siento un nudo en mi vientre que se aprieta aún más conforme el ritmo va subiendo.Este beso ha aumentado demasiado de nivel; cuando siento que una de sus manos empiezan a acariciar mis muslos y ascender hasta llegar a mi trasero, me aprieta contra él hasta sentir su erección presionando en mi vientre provocando que un gemido salga de mi boca; segundos después las alarmas en mi cabeza se disparan y la realización de lo que está sucediendo me golpea; prometí que no me involucraría de esta forma con Jack, todo para evitar posibles problemas entre nosotros que puedan afectar el negocio.«Tú dijiste que lo tratarías mejor» ¡Por todos los cielos! Es verdad, pero yo me refería a ser amable con él y esto abarca más que amabilidad. «Relájate, solo es un beso». No, no lo es, sé que si no me detengo ahora terminará follándome en éste lugar.Cuando por fin termino la discusión con mi subconsciente, hago uso de todo mi autocontrol reunido en ese momento y entonces coloco mis manos en su pecho y sin previo aviso lo empujo con todas mis fuerzas, rompiendo todo contacto con él.Termino por alejarme unos cuantos pasos más y me giro hasta quedar de espaldas a él, y entonces empiezo con la difícil tarea de tranquilizar mi respiración acelerada.Puedo sentir su mirada taladrándome la espalda, pero sé que no ha dicho nada porque él también está recomponiéndose.Cuando me siento más en control y he reunido el valor suficiente decido que es el momento de enfrentarlo. Lo encaro y mis ojos se topan de lleno con esa mirada azulada que se encuentra más oscura que de costumbre y las pupilas –que gracias a la gran iluminación que hay en el estacionamiento, puedo ver con claridad– están dilatadas.Trato con todas mis fuerzas de sostenerle la mirada y alejar los nervios que me han invadido a último momento pero la forma en la que me mira sólo me dificulta la tarea, recorre mi cuerpo con su mirada como si con ese simple gesto pudiera –quisiera– desnudarme «eso es precisamente lo que quiere hacer».Sacudo la cabeza para apartar esos pensamientos de mí y me concentro en decir algo coherente.—L lo siento... —mi voz sonó más inestable de lo que esperaba, así que me aclaro la garganta antes de continuar—. Discúlpame, no debí...—No tienes porqué disculparte —me interrumpe, su voz suena más ronca—. No tienes idea de cuántas ganas tenía de hacerlo, Alexa.Trago duro, porque debo confesar que su declaración a pesar de que no me ha tomado por sorpresa, sí que ha alterado nuevamente mis hormonas, pero me obligo a mantener la compostura.Abro la boca para responder, pero al no poder hilar las palabras, vuelvo a cerrarla. Lo intento de nuevo y está vez, lo logro.—Jack, yo... —murmuro—. Lo lamento, debo irme.Sin esperar por su respuesta me doy la vuelta y me dirijo a la puerta del conductor, desactivado la alarma y subo al auto. Lo enciendo y antes de ponerlo en marcha miro por la ventanilla y lo veo de pie en el mismo lugar, sé que ha dicho algo porque lo vi mover sus labios pero no pude escucharlo ya que las ventanillas del auto están cerradas.Le dedico una última mirada y sin esperar más salgo del estacionamiento.**********Me encuentro tumbada en mi cama mirando el techo de mi habitación.Después de la noche explosiva que tuve la verdad es que hasta he perdido las ganas de querer cerrar los ojos, todos los recuerdos se arremolinan en mi cabeza impidiéndome conciliar el sueño. Y es que, ¿cómo hacerlo? Si apenas lo intento y al instante hacen su aparición unos ojos verdes que me miran con tanta intensidad que me quita el aliento.Voy a golpearme, realmente voy a hacerlo.Es increíble que después de la sesión de besos calientes que tuve con Jack quien irrumpa en mis sueños sea ese hombre sinvergüenza, el tal Zack.¿Qué demonios sucede conmigo?—Eres una idiota Alexa, una total y completa idiota. —me digo a mí misma dándome pequeños golpecitos en la frente.Nunca estuvo en mis planes encontrarme con un hombre como Zack, esos tipos son realmente peligrosos y podrían meterte en problemas con tan sólo mirarte. Aunque hace tiempo atrás hice una excepción con Jack debido al trato que tenemos con referente al club y a toda esa m****a que él se encarga de vender ahí. Aun así, desde que lo conozco, siempre había guardado mis distancias –hasta hoy que la calentura del momento me ganó– porque ellos dos es como si estuviesen cosidos con el mismo hilo, aunque con costuras diferentes.Aunque debo decir que ese descarado tiene algo diferente, no sé cómo explicarlo. Pero el hecho de que me haya hecho sentir tantas emociones con tan solo un pequeño roce es suficiente para saber que Zack no es cualquier tipo, y que si no tengo cuidado puedo salir muy perjudicada. De todas formas, tampoco es como si fuese a verlo de nuevo, por lo que escuché en su extraña interacción con Jack, dijo que ha venido de vacaciones sólo por unos días, así que no tengo que preocuparme por posibles futuros encuentros.Por otra parte, cabe recalcar que tampoco estuvo en mis planes besuquearme con mi socio. Y debo admitir que eso me está atormentando demasiado, no tengo idea de cuánto pueda afectarnos en el negocio.En este preciso momento ni siquiera tengo la certeza de que tendré el valor para mirarlo de nuevo a la cara, me siento terriblemente avergonzada y furiosa conmigo misma por haberme dejado manipular por mis estúpidas hormonas calenturientas.JO-DER.Este es un gran problema del que no estoy segura del cómo podré –superarlo– salir.Lunes, 8 de octubre de 2018. Siento algo calentando mi cara, así que me remuevo un poco incómoda y trato de continuar con mi sueño, pero la luz que me golpea es muy molesta y se filtra a través de mis párpados. Me cubro el rostro con la sábana, pero la tranquilidad sólo dura unos minutos porque el calor empieza a envolverme y entonces me doy cuenta que será imposible continuar durmiendo. Suelto un bufido y tiro de las sábanas nuevamente, esta vez para apartarlas de mi cuerpo. Abro los ojos y la luz termina por encandilarme así que los cierro de golpe y después de unos segundos intento abrirlos de nuevo poco a poco, esta vez tengo éxito. Volteo mi rostro hacia la ventana y miro que el sol está en su máximo esplendor. Anoche olvidé por completo correr las cortinas por esa razón la luz del día ha interrumpido mi sueño. Me levanto de la cama de un salto y estiro mis brazos por encima de mi cabeza para desperezar mis músculos y empiezo a caminar en dirección al baño. Después de haber va
Se posiciona frente a mí y sin pudor alguno, sus ojos barren todo mi cuerpo de manera lenta y tortuosa. De modo que me es imposible no apretar un poco mis piernas, y sé que él se dio cuenta de esa reacción, su sonrisa pícara lo confirma. En este momento, sonrojarme es inevitable. Maldición. Después de unos segundos que en realidad parecen siglos, sus ojos buscan los míos y yo trato con todas mis fuerzas de no demostrarle que su cercanía y su mirada fiera me afectan. Su sonrisa ladina se hace presente de nuevo en sus labios y señala las bolsas que se encuentran dentro del carrito de compras y yo inmediatamente me obligo a recomponerme y a no echarle un vistazo a su atuendo. —¿Necesitas ayuda con eso, dulzura? Su voz ronca y la manera en la que me ha llamado, hace que me estremezca. Realmente estoy haciendo un esfuerzo monumental para no demostrar ninguna de mis emociones, Zack no es un tipo del que pueda fiarme. Aunque mi cuerpo grite todo lo contrario, mi razonamiento me dice que
Me aclaro la garganta y doy unos pasos hacia mi costado para alejarme de él. Ahora el ambiente se ha tornado incómodo para mí, tanto, que me dan ganas de salir corriendo de aquí, pero Zack parece no notarlo. Me aclaro la garganta una vez más y trato de evitar mirarlo a los ojos cuando por fin hablo. —Está bien —digo después de unos segundos—. Te dejaré ayudarme solo por esta vez. Miro por el rabillo del ojo como sonríe. Se acerca para tomar las bolsas del carrito y empieza a caminar de nueva cuenta hacia su auto. Yo me limito a seguirlo a una distancia prudente. Cuando termina de acomodar las bolsas en el maletero se da la vuelta para encararme y me regala una sonrisa torcida. —Con lo distraída que eres estoy seguro que necesitarás de mi ayuda muy seguido. Ruedo los ojos al momento que me giro sobre mis pies para caminar en dirección a la moto que se encuentra a poco más de un metro de distancia de donde se encuentra el auto de Zack. Cuando retiro el casco sobre el asiento de la D
Una voz masculina y poco familiar grita mi nombre y me hace salir de mi ensimismamiento. Vuelco la mirada hacia donde proviene la voz y encuentro a un Zack enojado que viene trotando hacia mí. Su expresión me hace rodar los ojos con fastidio, pero después mi expresión cambia, llega a mí y yo sólo lo observo con el ceño fruncido y con gesto extrañado, porque a pesar del dolor y la confusión que me dejó el golpe estoy claramente consiente de que yo no le he mencionado mi nombre en ningún momento. —¿Te encuentras bien? —cuestiona con un deje de preocupación—. Jodido susto que me has dado. —¿Cómo demonios sabes mi nombre? —reviro. Rueda los ojos y después me mira como si la pregunta que acabo de hacer fuese la más estúpida del mundo. Lo miro con cara de póker. Él suelta un bufido y se pasa una mano por su melena oscura en clara señal de que está perdiendo la paciencia, pero yo no me inmuto. Pasan unos segundos y en vista de que él no responderá a mi pregunta intento caminar, pero sólo
Domingo, 7 de octubre de 2018. ZACK SELLERS. Muevo mis caderas aún más rápido mientras siento alcanzar el clímax. Keira, se remueve bajo mi cuerpo y gime mi nombre cuando el orgasmo empieza a hacer estragos en ella. Después de que ella viniera a mi casa con el pretexto de invitarme a conocer uno de los clubes nocturnos más sofisticados de Vancouver, terminó seduciéndome y por consiguiente yo terminé llevándola a una de las doce habitaciones que tiene esta enorme mansión que adquirí apenas regresé de España. Estuve fuera de éste lugar por varios años, aunque eso no impide que sea un hombre reconocido en esta ciudad. Pero hubo muy buenos motivos para volver, así que aquí estoy, follándome a la pelinegra que conocí cuando apenas éramos unos críos pero que ahora esa chica, tiene un cuerpo tremendamente seductor. Sus largas piernas muy bien contorneadas, sus enormes senos redondos y ese trasero capaz de llamar la atención de cualquier hombre. Definitivamente no podía perder una oportuni
Después de haber logrado cerrar uno de los tratos más importantes de mi vida, y por el que llevaba mucho tiempo cazando, olfateando como un jodido sabueso, por fin logré cerrarlo. La persistencia tiene sus beneficios, y haber cerrado éste trato, es uno de ellos.Estoy frente al apartamento de Keira, son exactamente las 7:55 de la noche. Llevo aproximadamente unos cinco minutos esperando a que baje y ya me estoy impacientando. La puntualidad es algo que caracteriza a cualquier hombre que se haga respetar. Con un trabajo como el mío no puedes darte el lujo de llegar tarde a las reuniones que se realizan para firmar un contrato, ya que eso te garantiza un trato perdido o una bala en la frente.Miro una vez más el reloj que tengo en la muñeca izquierda. Ya han pasado siete minutos más. Suelto un bufido seguido de un golpe dirigido al volante antes de encender el auto y empezar mi camino hacia el club al que iría con ella. No pienso tolerar su impuntualidad, así apr
Después de unos minutos que parecen horas, la chica se aclara la garganta antes de hablar.—Lo siento —las palabras salen atropelladas de su boca—. No estaba lista para toparme con un imbécil engreído.En cuanto dice aquello pasa por mi lado haciendo su camino en dirección a las escaleras que parecen dar a la zona VIP.Vaya mierda.Empiezo a seguirla y es inevitable que mis ojos se paseen por todo su cuerpo, es imposible no mirar esa figura tan espectacular.—No estaba entre mis planes domar fieras esta noche, pero puedo hacer una excepción. —hablo caminando detrás de ella—. ¿Cómo te llamas, preciosa?Cómo si no lo supiera.Se detiene abruptamente y se gira para encararme.—Mira, te facilitaré esto. —dice mirándome fijamente con clara determinación en los ojos—. Vine a distraerme, y esas distracciones no incluyen tener que ahuyentarte toda la noche. No quiero tu presencia coqueta alrededor
Se suponía que iba a disfrutar de ésta noche, que nada evitaría que me divirtiera como de costumbre. Pero el hecho de haber visto a Alexa irse con ese imbécil, hizo que la pizca de buen humor con el que cargaba, se esfumara por completo.No sé qué es lo que me sucede con esa mujer, pero definitivamente no es algo bueno. Debo sacarla de mi jodida cabeza o no podré concentrarme en lo que realmente es importante.Haberla encontrado junto a la barra, enfundada en ese hermoso vestido dorado que la hacía lucir jodidamente caliente, me había hecho olvidar la razón principal por la que había venido al club.Y el hecho de que me haya ignorado tan deliberadamente y haya preferido irse con Jack, terminó por hacer que ahora mismo los negocios y el resto de los pendientes me valieran un bledo. Así que ahora me dirijo al auto. Por suerte, pude dejarlo aparcado en el estacionamiento privado del lugar, nada que no se pueda resolver con unos cuantos billetes. No iba