Me aclaro la garganta y doy unos pasos hacia mi costado para alejarme de él. Ahora el ambiente se ha tornado incómodo para mí, tanto, que me dan ganas de salir corriendo de aquí, pero Zack parece no notarlo. Me aclaro la garganta una vez más y trato de evitar mirarlo a los ojos cuando por fin hablo. —Está bien —digo después de unos segundos—. Te dejaré ayudarme solo por esta vez. Miro por el rabillo del ojo como sonríe. Se acerca para tomar las bolsas del carrito y empieza a caminar de nueva cuenta hacia su auto. Yo me limito a seguirlo a una distancia prudente. Cuando termina de acomodar las bolsas en el maletero se da la vuelta para encararme y me regala una sonrisa torcida. —Con lo distraída que eres estoy seguro que necesitarás de mi ayuda muy seguido. Ruedo los ojos al momento que me giro sobre mis pies para caminar en dirección a la moto que se encuentra a poco más de un metro de distancia de donde se encuentra el auto de Zack. Cuando retiro el casco sobre el asiento de la D
Una voz masculina y poco familiar grita mi nombre y me hace salir de mi ensimismamiento. Vuelco la mirada hacia donde proviene la voz y encuentro a un Zack enojado que viene trotando hacia mí. Su expresión me hace rodar los ojos con fastidio, pero después mi expresión cambia, llega a mí y yo sólo lo observo con el ceño fruncido y con gesto extrañado, porque a pesar del dolor y la confusión que me dejó el golpe estoy claramente consiente de que yo no le he mencionado mi nombre en ningún momento. —¿Te encuentras bien? —cuestiona con un deje de preocupación—. Jodido susto que me has dado. —¿Cómo demonios sabes mi nombre? —reviro. Rueda los ojos y después me mira como si la pregunta que acabo de hacer fuese la más estúpida del mundo. Lo miro con cara de póker. Él suelta un bufido y se pasa una mano por su melena oscura en clara señal de que está perdiendo la paciencia, pero yo no me inmuto. Pasan unos segundos y en vista de que él no responderá a mi pregunta intento caminar, pero sólo
Domingo, 7 de octubre de 2018. ZACK SELLERS. Muevo mis caderas aún más rápido mientras siento alcanzar el clímax. Keira, se remueve bajo mi cuerpo y gime mi nombre cuando el orgasmo empieza a hacer estragos en ella. Después de que ella viniera a mi casa con el pretexto de invitarme a conocer uno de los clubes nocturnos más sofisticados de Vancouver, terminó seduciéndome y por consiguiente yo terminé llevándola a una de las doce habitaciones que tiene esta enorme mansión que adquirí apenas regresé de España. Estuve fuera de éste lugar por varios años, aunque eso no impide que sea un hombre reconocido en esta ciudad. Pero hubo muy buenos motivos para volver, así que aquí estoy, follándome a la pelinegra que conocí cuando apenas éramos unos críos pero que ahora esa chica, tiene un cuerpo tremendamente seductor. Sus largas piernas muy bien contorneadas, sus enormes senos redondos y ese trasero capaz de llamar la atención de cualquier hombre. Definitivamente no podía perder una oportuni
Después de haber logrado cerrar uno de los tratos más importantes de mi vida, y por el que llevaba mucho tiempo cazando, olfateando como un jodido sabueso, por fin logré cerrarlo. La persistencia tiene sus beneficios, y haber cerrado éste trato, es uno de ellos.Estoy frente al apartamento de Keira, son exactamente las 7:55 de la noche. Llevo aproximadamente unos cinco minutos esperando a que baje y ya me estoy impacientando. La puntualidad es algo que caracteriza a cualquier hombre que se haga respetar. Con un trabajo como el mío no puedes darte el lujo de llegar tarde a las reuniones que se realizan para firmar un contrato, ya que eso te garantiza un trato perdido o una bala en la frente.Miro una vez más el reloj que tengo en la muñeca izquierda. Ya han pasado siete minutos más. Suelto un bufido seguido de un golpe dirigido al volante antes de encender el auto y empezar mi camino hacia el club al que iría con ella. No pienso tolerar su impuntualidad, así apr
Después de unos minutos que parecen horas, la chica se aclara la garganta antes de hablar.—Lo siento —las palabras salen atropelladas de su boca—. No estaba lista para toparme con un imbécil engreído.En cuanto dice aquello pasa por mi lado haciendo su camino en dirección a las escaleras que parecen dar a la zona VIP.Vaya mierda.Empiezo a seguirla y es inevitable que mis ojos se paseen por todo su cuerpo, es imposible no mirar esa figura tan espectacular.—No estaba entre mis planes domar fieras esta noche, pero puedo hacer una excepción. —hablo caminando detrás de ella—. ¿Cómo te llamas, preciosa?Cómo si no lo supiera.Se detiene abruptamente y se gira para encararme.—Mira, te facilitaré esto. —dice mirándome fijamente con clara determinación en los ojos—. Vine a distraerme, y esas distracciones no incluyen tener que ahuyentarte toda la noche. No quiero tu presencia coqueta alrededor
Se suponía que iba a disfrutar de ésta noche, que nada evitaría que me divirtiera como de costumbre. Pero el hecho de haber visto a Alexa irse con ese imbécil, hizo que la pizca de buen humor con el que cargaba, se esfumara por completo.No sé qué es lo que me sucede con esa mujer, pero definitivamente no es algo bueno. Debo sacarla de mi jodida cabeza o no podré concentrarme en lo que realmente es importante.Haberla encontrado junto a la barra, enfundada en ese hermoso vestido dorado que la hacía lucir jodidamente caliente, me había hecho olvidar la razón principal por la que había venido al club.Y el hecho de que me haya ignorado tan deliberadamente y haya preferido irse con Jack, terminó por hacer que ahora mismo los negocios y el resto de los pendientes me valieran un bledo. Así que ahora me dirijo al auto. Por suerte, pude dejarlo aparcado en el estacionamiento privado del lugar, nada que no se pueda resolver con unos cuantos billetes. No iba
Lunes, 8 de octubre de 2018. Hoy decidí salir desde muy temprano para empezar con mi nueva tarea. Y algo me dice que no será tan fácil. De hecho, estoy seguro que acercarme a esa chica será un verdadero dolor de culo. Estoy aparcado cerca de su casa esperando a que salga en algún momento, quizá a hacer algunas compras, o sólo a tomar un poco de aire fresco o quizá a pasear el perro. Llevo casi tres horas esperando dentro del jodido auto y ella no ha asomado las narices por aquí. «Quizá no está en casa». No, eso es imposible. «Tal vez se encontró con Zack anoche después del espectáculo en el estacionamiento». Eso también es muy poco probable. «¿Cómo estás tan seguro de eso?» Cuando creo que mis pensamientos me volverán loco, entonces lo noto. La compuerta del enorme garaje empieza a abrirse y entonces la visualizo montada en una Ducati negra. Debo admitir que se ve jodidamente sexy así. El portón se abre y yo enciendo el auto. Al momento en el que ella sale a la calle, yo es
De cerca y a la luz del día es aún más hermosa. Eso, sin contar que va sin ni una sola gota de maquillaje. Simplemente increíble.Mientras tanto, su mirada azulada, me inspecciona con indiferencia y aburrimiento.Joder, hiere mi ego.Aun así, yo le dedico una sonrisa torcida, pero ella no se inmuta.—¿Necesitas ayuda, dulzura?—¿Estás siguiéndome? —cuestiona.—Así es —digo con descaro—. Y deberías agradecerme que lo haya hecho, de lo contrario tendrías problemas para transportar todo eso. —señalo las bolsas en el carrito de compras.—¡¿Disculpa?! —exclama notablemente irritada. Por todos los cielos, ¿ésta chica no puede hablar sin alterarse? —. Mejor ni lo intentes, ¿está bien? Ni creas que voy a permitir que lleves esto en tu auto.Su drama me irrita, pero al mismo tiempo me divierte. No sé cómo mierda es que puede ser eso posible. A pesar de ello, una risa se escapa de mi garganta y ella sólo me mira con cara de póker.— Nena, ¿acaso pregunté si estás de acuerdo? —mi rostro se vuelv