—Creí que ya había quedado claro que esto no está a discusión. —digo rondando los ojos, ya fastidiado por esta situación.Joder. Esta chica juega con mi paciencia.Doy unos pasos más cerca de ella con la intención de que se haga a un lado, pero al no hacerlo, nuestros cuerpos se terminan rozando. Quedamos tan cerca, que casi puedo sentir su respiración golpeando mi barbilla.Levanto una de mis manos para intentar hacerla a un lado y que deje de obstruir mi paso, o quizá sólo fue una excusa para poder tocar la piel de su brazo para asegurar si en realidad es tan tersa como aparenta.Cuando mi mano hace contacto con su piel, al instante, una sensación me recorre el cuerpo entero. Se siente como si acabasen de darme una descarga eléctrica, con la diferencia de que esta, no me ha hecho daño, sino todo lo contrario.Ante éste hecho, no puedo hacer otra cosa, más que plantar mis ojos en ella.Y descubrir su rostro lleno de confusión y sólo por un momento, un atisbo de nerviosismo, me hace s
Lunes, 15 de octubre de 2018.—Necesito cuánta información puedas sacarle a ese hijo de perra —bramo—. No tengas ni una pizca de compasión. Si hoy aplicas un método de tortura, asegúrate que el de mañana sea aún peor.» Encárgate que sufra a cada segundo. No le des ni un solo respiro. Y si has o no conseguido algo, infórmame. Quiero jugar un rato con él. Tiene una deuda que estoy ansioso por cobrar.—Como digas Zack. —Carter asiente mientras juega con la navaja que tiene en su mano derecha. Y una sonrisa maliciosa tira de las comisuras de sus labios. Él es la persona indicada para éste trabajo, de eso no tengo duda.Se gira sobre sus pies y se dirige hacia la salida de la estancia en la que nos encontramos.Mis chicos son, sin duda, las personas más leales que he podido tener a mi lado. Cada uno de ellos, fue rescatado de las calles, de grandes líos en los que algunos de ellos se habían metido por causa del consumo de drogas. Irónico, ¿no? Pero así fue. Y digo “rescatados", porque to
Sábado, 20 de octubre de 2018.ALEXA SMITH.Ésta, es la segunda vez en toda mi vida que permanezco en cama por tanto tiempo.La primera vez, fue cuando sucedió el accidente donde perdí a mis padres. Ahora, es por el accidente con mi pobre Ducati. Que jodida es ésta vida.Llevo casi dos semanas tumbada en esta cama debido a esa condenada caída. Como es obvio, no he podido salir a ningún lado, eso incluye las idas al club y las visitas a los otros negocios que tenemos Chris y yo.Unos días después del importuno, Jack me llamó para decirme que debíamos vernos por unos asuntos importantes a tratar. Le dije que por esa ocasión no podría asistir. Él insistió en saber el porqué, ya que nunca antes había faltado a nuestras reuniones. Y por un momento pensé en la posibilidad de decirle la verdad, pero al instante la rechacé. No porque no confiara en él, sino que simplemente no quería preocuparlo. Además, sabía que era capaz de mandar a toda una banda de seguridad para protegerme de cualquier
Sus ojos me observan de la misma manera en la que un depredador miraría a su presa. Su mirada fiera que barre cada centímetro de mi cuerpo me hace estremecer y que un nudo de nerviosismo me atenace el estómago.En éste momento sólo quiero salir corriendo de ésta habitación, pero no quiero ponerme en evidencia. No quiero que él se dé cuenta de lo mucho que su presencia me afecta.Y entonces, una punzada de pánico y confusión me invaden de un momento a otro.Cientos de dudas me inundan la cabeza. No tengo ni una jodida idea de cómo ha entrado a mi casa, ¿acaso Chris lo dejó entrar? No, eso sería imposible. Mi hermano primero se cortaría los testículos antes de dejar pasar a un desconocido a mi habitación. Entonces, ¿Chris no se encuentra en casa? ¿O estará dormido en su habitación? ¿Y si él le ha hecho daño?En cuanto la última pregunta ronda mi cabeza, una alarma se enciende dentro de mí. Y el temor a que él le haya hecho daño a mi hermano todo con la intención de entrar a casa me revu
Ya no quiero alejarme.Y es un gran riesgo.Pero ahora, estoy dispuesta a enfrentarlo.Aunque eso sea considerado como un sacrificio.Así que no me alejo. No me muevo. Ni siquiera respiro cuando su mano libre se acerca a mi rostro y sus nudillos dejan una sutil caricia en mi mejilla para ir descendiendo hasta mi mentón.Sus ojos no han dejado de examinar mi rostro, como si estuviese analizando hasta el más mínimo detalle del mismo.Se ha convertido en un momento tan íntimo y tan dulce, que parece ir en contra de lo que él es, de su postura tan intimidante y ruda que posee. Sin embargo, no quiero que este momento acabe.«No deberías dejarte engañar por algo tan banal».Sé que mi subconsciente tiene razón, pero no puedo evitarlo.Mi corazón se desboca en el instante en el que sus ojos miran mis labios para segundos después buscar mi mirada, como si estuviese esperando mi permiso para con
Cuando Zack por fin termina la llamada y sale del baño, han pasado ya alrededor de unos veinte minutos. Para ese momento, yo me encuentro sentada frente a la peinadora atando mi cabello en una coleta alta y enfundada en un vestido azul marino que me llega por sobre las rodillas y es de mangas tres cuartos.No me pasa desapercibido la mirada dura y el ceño fruncido que ahora lleva estampada en la cara, pero cuando sus ojos se encuentran con los míos su semblante se suaviza considerablemente.—Tenía planeado llevarte a un lugar, pero tengo un asunto que debo resolver ya mismo. —y no entiendo por qué su confesión me desilusiona un poco. Sin embargo, me abstengo de demostrarlo, por el contrario, me muestro con aire relajado.—Entiendo, no hay problema. —digo tranquilamente. Regalándole una sonrisa conciliadora.Me pongo de pie y camino hasta el centro de la habitación, él me imita y se planta frente a mí. Me mira con intriga, algo de duda e indecisión. Aparentemente, Zack tiene una lucha
—¿A dónde vamos? Dijiste que me llevarías a tu casa. —cuestiono tratando de no sonar nerviosa.—Y para haya vamos —informa. Me mira de soslayo y una sonrisa torcida se dibuja en su rostro, poniendo su atención nuevamente en la carretera.—No tenía idea de que tu casa se encontraba fuera de la ciudad —confieso.—Bueno… no es como si pudiera darme el lujo de vivir en un lugar muy transitado sabiendo que estoy metido en cosas ilegales. —explica—. No puedo correr el riesgo de que la policía encuentre las toneladas de mercancía que se almacenan en mi sótano.—Entiendo. —digo asintiendo en acuerdo, aunque él no me ve—. Aunque, creí que tenías un lugar exclusivo para eso.—No debo confiarme demasiado. Bien podría hacerlo, a tener un lugar sólo para la mercancía me refiero, pero sería arriesgar demasiado.—¿No confías en tu gente? —cuestiono un tanto confundida.—Sería un imbécil si lo hiciera —suelta con rudeza—.
Todo dentro de mí colisiona, un centenar de emociones se arremolinan en mi interior al tiempo en el que Zack estampa sus labios contra los míos, devorándolos de manera desesperada, con ferocidad y avidez. Sólo me toma unos segundos seguir el ritmo de nuestro beso que en tan poco tiempo se ha tornado muy intenso. No sé si logre acostumbrarme a todo lo que este hombre me provoca con un simple beso y unas cuántas caricias. Temo a que me haga perder la poca cordura que aún conservo.Después de unos segundos, minutos u horas quizás, no lo sé con exactitud, perdí la noción del tiempo. Pero poco a poco el beso va bajando de intensidad hasta que después de unos segundos se convierte en un pequeño roce entre nuestros labios. Aunque para ese momento mi respiración está hecha un desastre igual a la de Zack, quien sigue sosteniendo mi rostro y acariciando mi muslo.Cuando mis ojos se abren lo primero que veo son ese par de esmeraldas que me observan con tanto deseo que hace que mi corazón dé un v