Capítulo cinco.Despertó por un sonido extraño filtrándose por la ventana abierta, eran risas… risas de niños, aquel sonido llenó el alma de felicidad. Con rapidez se levantó del lecho y miró por la ventana. Frente a la casa a unos metros más allá se encontraba lo que parecía ser una institución para lobeznos, niños de todas las edades corren de aquí para allá bajo el hermoso sol primaveral. Némesis no se dio cuenta de que lloraba hasta que las lágrimas bajaron por su mentón. No había tristeza en aquel llanto, alegría de ver a esos pequeños seres inocentes dando brillo al mundo.No supo cuánto tiempo estuvo así, ensimismada observando y quizás se hubiese quedado unos minutos más si los nudillos que golpearon en su puerta no la hubiesen traído nuevamente a la realidad.—Némesis. las ancianas están preparando el desayuno. Quieren que nos sentemos todos juntos en la mesa, por primera vez.Sonrío, imaginando a esos veinte seres compartiendo un espacio al que al fin podía llamar hogar.—E
Capítulo sexto parte uno.Siguió a Bastián por el camino de grava hacia las callecitas de adoquín, al final los esperaban dos corceles comiendo hierba esmeralda y fresca que crecía por allí. Némesis jamás había visto un lugar con tanta vida, colores y belleza como lo era aquel.—Hola preciosa Laya.Acaricio con amor el pelaje ónix del animal, está pareció reconocerla emitiendo un suave relinchar.—Al parecer le has caído bien.Levantó la mirada, sin dejar de pasar los dedos entre el fino pelaje.—¿Por qué lo dices como si te costara creerlo?Bastián sonrió, el gesto jamás llegó a sus ojos. Allí se encontraba ese sentimiento de tristeza que tanto le llamaba la atención, con seguridad si ellos fueran medianamente cercanos Némesis no dudaría en sentarse a escucharlo desahogarse. Pero ese no era el caso.—Porque nadie se ha montado en ella desde que la madre de Magnus se fue.Némesis frunció el entrecejo. —Por qué motivo fue elegida para mi entonces?La miró con una de esas expresiones i
Capítulo sexto, parte dos.La chica seguía petrificada mirando fijamente, Nemesis la soltó con suavidad fingiendo una sonrisa. —Solo nos estábamos presentando, ¿Verdad?La observó con fijeza dándose cuenta en el momento exacto en el que está recobro la compostura, arreglando unas invisibles arrugas en su vestido. Carraspeo observando detrás de su espalda.—Sí claro. -- Sonrió dulcemente escondiendo el ser maligno que había debajo de aquella elegancia. -- No olvides lo que te dije, nos veremos pronto.Y se marchó con paso apresurado perdiéndose unos segundos después en la esquina del pasillo. Preparándose mentalmete se dio la vuelta y lo observó, se encontraba tan dolorosamente hermoso y varonil como la noche anterior. Tenía el cabello revuelto y unas ojeras debajo de los ojos bastante pronunciadas, los vellos de la barba luchaban por salir dejando una sombra cenicienta en su rostro. Lucía cansado, pero hermoso.—¿Qué ha sido eso?Le pregunto con el ceño fruncido, era demasiado inteli
Capítulo siete.—¿Qué hiciste qué?El grito de Sirio resonó en las paredes de su habitación. Luego de salir del castillo rechazó educadamente la compañía de Bastian, dejándolo solo con una expresión de arrepentimiento, decidió caminar por las calles de la ciudad, deteniéndose más tiempo para pensar en todo lo que había en su cabeza y observando a la vez con gran detenimiento a las personas de aquella corte.Cuando se dio cuenta la noche había caído sobre su cabeza. —No me grites, maldición. Esto es una guerra, no hay bandos aquí, todos tenemos un enemigo en común. — Lo fulmino con la mirada.— ¿Te crees que es fácil para mí trabajar con él?.Una mentira, a medias.—Ayer en la noche parecías muy cómoda a su lado, con su agarre.Aquellas palabras le dolieron, si bien era consciente que lo que salía de la boca de su amigo eran los celos hablando por él, no pudo evitar el dolor y el enfado.—Cierra la maldita boca, tú no sabes de lo que estás hablando.Era la primera vez en cuarenta año
Capítulo octavo, parte uno. En un momento estaba sentada en su montura y al otro pasó a estar entre los musculosos brazos de Isyan, si Sirio era para ella como un hermano, Isyan significaba para ella un padre, un mejor amigo incondicional. —Pequeña niña no sabes cuanto te he extrañado. Las lágrimas casi se salieron de sus cuencas al inhalar el aroma a tierra y bosque de aquel pecho. Estuvieron varios minutos abrazados, hasta que Isyan le palpó las costillas. Allí ya no había huesos puntiagudos, en una semana su cuerpo había recuperado todo lo perdido en cuarenta años. Se separó de ella y la observó con el ceño fruncido. —Por que estas mas llenita y…— olfateo el aire a su alrededor.—Hueles a limpio, ¿hay algo que quisieras contarme? Ahora venía lo más difícil, después de los abrazos y las presentaciones. Nemesis se separó, observando los ciento un ojos que se posaban en ella. Había cinco camillas improvisadas que fueron dejadas en el suelo, en ella agonizaban cinco soldados. Con
Capìtulo ocho, parte dos.Cuando llegó a la casa si había una verdadera trifulca, su pueblo estaba dividido en dos. El primer grupo encabezado por Isyan, los ancianos y ma yor parte de los guerreros. Y el segundo liderado por Sirio, Annia y el resto de los soldados jóvenes y manipulables, aun asi eran una minoría. —Antes de que empecemos una batalla campal déjenme informarles que Stalin, Roch, Siva, Belga y Antrax estarán aquí en tres días. El alfa tiene en su corte tres sanadoras que se están encargando de curarlos. Dicho esto, ¿qué demonios está sucediendo aquí? Le dolía la cabeza, estaba cansada de tanto desorden y peleas verbales. Quería arreglar aquello y salir corriendo a entrenar para calmar un poco los sentimientos que la embargaban. —Sucede que no estamos de acuerdo contigo, no queremos nada de ese bastardo que nos abandonó. Tendríamos que aprovechar que estamos aquí y matarlo de una vez por todas, ni tu ni tus truquitos de magia nos detendrán. —Podrias perder la cabeza s
Capítulo nueve.La casa se había sumido en un silencio lleno de paz, cada alma allí dormitaba plácidamente. Nemesis confiaba en que sus guerreros tomarian un largo y merecido descanso en aquellas mullidas camas que arroparon sus cuerpos con amor.Ella no podía dormir.Su mente era un cúmulo de pensamientos, en semanas no había dejado libre su poder y aquello le estaba pesando. Sentía el cansancio de su cuerpo y mente al intentar contener aquella monstruosidad de energía.Sin pensarlo dos veces salió de la casa sigilosamente, fuera la ciudad entera dormía. No había más que silencio, tranquilo y acogedor silencio. Nemesis se dirigió a la derecha de la casa donde la gran arbolada adyacente a la casa se extendía sin parar. No supo cuánto tiempo estuvo caminando entre la naturaleza hasta que encontró un descampado despejado de árboles, en el crecían miles de flores de distintos colores y olores. Aspiró con fuerza sintiendo la energía de la naturaleza llenándole el cuerpo.Se tiró boca arri
Capítulo diez.Sintió que el tiempo se ralentizó mientras bajaba escalon por escalon montada en aquellas armas traicioneras en sus pies. Parecía que hasta los músicos dejaban de tocar, cada mirada en aquel salón estaba dirigida a ella, a su extraña y arrolladora belleza.Al pie de la escalera la esperaba nadie más ni nadie menos que el Alfa, totalmente hechizado por la apariencia que tenía aquella noche.Bien podría ser su Rey y ella la Reina, pero su vida no era un cuento de hadas feliz y lleno de amor. Solo había caos, luchas e incógnitas.Cuando llegó al lado del Alfa la fiesta siguió su rumbo, como si nada hubiese pasado.—Te ves…Magnus pareció no encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que veían sus ojos, al otro lado Bastian sonrió con secretismo.—Hermosa.Culmino por el, Nemesis intentó controlar su cuerpo. A pesar de que aquella habitación estaba repleta de olores, el de su alma gemela sobresalía, tocando sus fosas nasales como la más cruel de las tentaciones. Se v