Estaba sentado el anciano, con su hija política mirándolo.— ¿Quieres hablar nuevamente del testamento? — preguntó el anciano, mientras tomaba con su mano la taza de té que la mujer le había llevado.Ella estaba un poco nerviosa, y más cuando veía que se bebía el té.— Sólo estoy preocupada. Tu salud se deteriora, padre — respondió.— ¿Preocupada por qué? ¿Por la herencia que dejaré una vez que me vaya de este mundo? — cuestionó con una sonrisa —. Estoy bastante viejo, hija, y se lo que planeas. No me opondré.— No… no planeo nada — susurró —. Solo quiero estar segura de que mi hijo estará bien.— Lo estará. Estoy seguro que le gustará lo que tendrá.Aquella respuesta, había calmado un poco su ansiedad, y sonrió cuando terminó de beber su té.— Solo me preocupo por ti, y obviamente por mi familia. No quiero que vayas tan pronto, aun con tu salud en decadencia, sigues yendo a la oficina en vez de permitir que mi hijo haga el trabajo — comentó.— Le he dado la oportunidad de que se prep
Camila decidió contraatacar, intentando mantener la dignidad.— Señora, puedes tener tu opinión, pero estoy aquí porque amo a Roberto. No necesito la aprobación de nadie para pertenecer a esta familia.La mujer soltó una risa burlona.— Amor, ¿dices? ¿O es que estás buscando una forma fácil de asegurarte tu parte del pastel cuando mi padre parta al otro mundo?Camila, furiosa pero consciente de la importancia de mantener las apariencias, se mordió la lengua y sonrió. Roberto, por su parte, permaneció en silencio, sin mostrar ninguna intención de intervenir.La confrontación dejó un amargo sabor en la boca de Camila, quien se retiró de la sala con la cabeza en alto, pero con la certeza de que la relación con su suegra y su prometido estaba alcanzando un punto de no retorno. Tenía dos cartas bajo la manga, tenía dos caminos por tomar, y solo una oportunidad. Si en esta mansión no conseguía el respeto, lo buscaría en otro lugar. Al fin de cuentas, ya le había arrebatado su hombre a su pr
La situación entre ellos estaba tensa, difícilmente de arreglarlo. Jazmín se sentía muy molesta; a decir verdad, esa palabra quedaba corta, ella estaba furiosa, y odiaba sentirse así cuando no tenía derecho a estarlo.Las lágrimas se acumularon detrás de sus ojos, mientras se concentraba en la carretera, en dirección a su departamento. Le dolía el pecho.» ¿Acaso no llegó a sentir nada en todo este tiempo? «Se preguntó mentalmente.» No todos son como tú. «Contestó su subconsciente.Ingresó al estacionamiento, y bajó del coche para adentrarse a su piso.Leandro por su parte, manó a la m****a a cada uno de sus hombres, especialmente a Santiago, pese a que el hombre era inocente de todo. Debían borrar aquella información de inmediato o quemaría el edificio de quien sea que haya publicado. Condujo hasta el departamento de su esposa lo más rápido posible, con el corazón martillando en su pecho y el temor de perderla.La vio ingresar a su hogar, y él hizo lo mismo, pero alcanzó llegar al as
La habitación estaba envuelta en una atmósfera de calma, apenas iluminada por la luz tenue de la lámpara. Leandro y Jazmín se encontraban recostados en la cama, las emociones aun danzando en el aire después de lo que acababan de compartir.Jazmín rompió el silencio, su mirada perdida en la penumbra. Afuera estaba iluminado, pero las cortinas no permitían que la luz ingrese.— Leandro, hay algo que siempre he querido preguntarte... algo que descubrí en una conversación que tuviste con tu ex novia — La mención de la ex novia hizo que Leandro frunciera el ceño levemente, pero asintió, alentándola a seguir —. Recuerdo que le dijiste a ella que estabas enamorado de mí. ¿Eso era cierto?Leandro tomó una respiración profunda antes de responder.— Sí, belleza, era cierto. En aquel entonces, no sabía cómo decírtelo directamente, así que lo expresé de la manera menos ideal. Pero siempre ha sido verdad. No sé exactamente cuando sucedió, ni como, simplemente pasó.Jazmín procesó las palabras en s
Mientras se ponían al día respecto a un matrimonio que su amigo, no tenía idea, intentó tranquilizarlo. — Dudo que solo se quiera divorciar por eso. Quizás siente el peso de algo más, y prefiere dar un paso al costado — manifestó su amigo. — ¿Crees que haya algo más? Estoy seguro de que siente algo por mí — confesó. — Con más razón creo que haya algo más, que pueda afectarte. Si confías en lo que ella siente por ti, es porque hay algo más que no se atreve a decirte — dice. Leandro lo observa seriamente —, el por qué no te lo dice, es lo que debemos averiguar. En ese mismo momento, el celular del magnate suena, recibiendo un anuncio importante, y no de parte de su padre, lo cual le sorprende, pero decide asistir. — Lo averiguaré más tarde; por el momento debo prepararme para un viaje de este fin de semana — Soltó un suspiro —. Es raro que mi padre haya adelantado la sucesión de la empresa. — ¡Oh! — exclamó su amigo, mientras veía como Leandro desaparecía de la oficina. Al otro la
El anciano confundido, la miró con curiosidad. Las palabras de la chica no tenían sentido, y menos, si estaba sentada frente a él. — Explícame — murmuró el anciano. — Es que… no sé cómo explicar sin que me vea como una loca — gimió Jazmín. — Sólo dilo y ya. Intentaré comprender — expresó el anciano. — Esto del anuncio, ya ha pasado, al menos en mi vida. Planean acabar con tu vida e incriminar a alguien — inició —. En el futuro, fui yo la que fue presa por tu muerte. — Mi niña… — Ese día estaba feliz. Acabábamos de hablar, e iba a prepararme. Había descubierto que estaba embarazada de Roberto; sin embargo, no imaginé que ellos llegarían a tal punto de mandarme a matar junto con mi bebé. — ¿Estás diciéndome que tú vienes del futuro? — cuestionó el anciano —. Ya me parecía extraño ese cambio repentino en ti. — ¿Me crees? — ¡Claro que lo hago, pequeña florecilla! — Entonces, vámonos de aquí — el anciano sonrió. — No iré a ninguna parte. Hay cosas que no puedes cambiar, hija — re
El abuelo se encontraba encerrado en su habitación, pensando en las palabras de su nieta adoptiva. Era una locura que fuera real, pero por alguna razón le creía. Saco el celular, mientras marcaba el número de su hijo, su nuera ingresaba con una bandeja de té.Sabía lo que contenía.— Hijo mío — habló, llamando la atención de la madre de Roberto. El anciano le dio una señal, que, a duras penas, pudo obedecer —. ¿Cómo estás?— ¿Qué le has dicho a Jazmín? — preguntó de inmediato —. La encontré llorando en el estacionamiento.El abuelo sintió una pena en el corazón.— Simplemente le pedí que me haga una promesa.— Sigue empeñada en que algo te va a pasar — el hombre sonrió —, y no quiere decirme de que hablaron.— Espero que cumpla su palabra.— ¿Qué está sucediendo, padre? — preguntó.Leandro era un hombre de poca paciencia, y no entendía lo que estaba pasando.— No quiero que vengas en la reunión del viernes. No te quiero tener aquí.— Sabes que no quiero tu dinero, pero al menos explíc
Después de una larga caminata nocturna, Leandro había vuelto a su departamento. Su esposa no se encontraba por ninguna parte; pero cuando entró a la habitación, la encontró allí durmiendo, después de haber llorado tanto. Leandro se encontraba en su estudio, sumido en una batalla emocional desgarradora. Las palabras de Jazmín resonaban en su mente como un eco perturbador, creando un torbellino de emociones contradictorias. » No puede ser real. «se repetía a sí mismo una y otra vez. La mujer con la que compartía su vida, su amor, le había confesado que venía del futuro, un futuro oscuro y desgarrador. Ella había descrito una realidad tan aterradora que él se sentía atrapado entre la incredulidad y el temor. Su mente se debatía entre la lógica y la idea de que su esposa podría haber perdido el contacto con la realidad. Sintiendo el peso de la confesión, sintió la presencia de ella. La mirada de su esposa reflejaba una mezcla de tristeza y urgencia. — Sé que lo que te he contado suena