«La bolsa vuelve a tener enormes pérdidas en esta jornada de martes. ¡Qué gran noticia para empezar el día queridos oyentes!.El partido de anoche fue una mejor noticia para todos los seguidores de los locales, que consiguieron un enorme triunfo sobre…».Con un gesto casi mecánico y tan habitual en el joven que aparcaba su coche en la plaza habitual como cada día, apagó la radio y resopló para darse ánimos, como cada día. Así daba inicio a un nuevo día de trabajo.Era un chico de costumbres, que no solía variar nunca; Levantarse exactamente a las seis de la mañana en punto, una ducha rápida mientras hacía el café y una tostada de mantequilla y mermelada una vez salía. Luego cepillarse los dientes mientras ojeaba las noticias más destacadas del día en la prensa online, coger el coche rápidamente y tras darle tres golpes al capó se dirigía al trabajo.Usaba siempre la misma ruta, oía la misma emisora y aparcaba en el mismo aparcamiento una y otra vez.El
Las horas siguientes se centró únicamente en preparar todo lo necesario para perpetuar su ataque; su ordenador portátil, y un pendrive que guardaba en su interior el programa que usaría.Había trabajado en el durante años, pues era el responsable de asumir si era tan poderoso para romper las defensas y, de hacerlo, sabía que debía mejorar aún más el cortafuegos.Sabía que en la versión actual, su virus no podría hacer nada pues días antes había creado una nueva barrera para impedir su acceso, por lo que estaba añadiendo nuevas funciones y códigos que le ayudasen en su cometido.Sabía que no sería fácil, no solo iba a atacar lo que con tanto cariño había creado, sino que el riesgo era enorme; cualquier fallo significaría acabar posiblemente en la cárcel, y perder para siempre la oportunidad de que volvieran de rodillas suplicando su ayuda.El reloj de muñeca, que como cada día, dejaba en la misma repisa de su dormitorio, marcaban las ocho de la noche. El c
El tráfico a aquella hora de la mañana no daba tregua a los impacientes; decenas de coches pasaban a duras penas entre el cruce que dividía las dos direcciones de la carretera en cuatro salidas más.La rotonda en el centro, un enorme círculo de flores, cuyo destino más seguro sería acabar aplastadas por las ruedas del primer despistado que pasara por allí, ofrecía un esquema de color rojizo y amarillo. Salir del frío gris de la ciudad, y mirar aquellas flores, solía ser un placer para Lucas, aunque en ese momento apenas les prestaba atención.Comprobaba mentalmente todos los sitios donde Karen pudiera estar; paradas de autobús, el metro, buscando un taxi, incluso el aeropuerto era una opción.Al desconocer por completo dónde vivían los padres de Karen, no podía adivinar en qué lugar la encontraría. Sabía que no vivían en la ciudad, pero tal vez siquiera vivan en el país. El riesgo a buscarla y perderla era demasiado grande, por lo que tenía que delimitar su búsq
El agua llevaba más de cuarenta minutos recorriendo su cuerpo bajo la ducha. Se sentía sucio y tras media botella de gel de baño seguía igual. Ser un maniático no lo consideraba un problema; él era así y poco le importaba cambiar su forma de ser, aunque muchas veces lo deseara, sin embargo sabía que de aceptar la propuesta del FBI debería comportarse como otra persona totalmente distinta. No podía haber nada de Lucas en aquella persona a la que debía emular, y sabía que sería algo casi imposible.El agente Jake, le había dejado bien claro que sí aceptaba la misión, podría morir. Pero si lo hacía bien, disfrutaría de una vida libre, al menos que intentara de nuevo cometer algún delito.La lluvia que caía sobre la ciudad traía una sensación de desasosiego y nerviosismo que no era capaz de digerir, tenía tres días para decidir su futuro y era incapaz de encontrar una calma en su mente. Sobre la mesa del salón, había una carpeta marrón, y dentro toda la información
La oficina federal se encontraba a poco más de media hora a pie desde la casa de Lucas. El edificio, situado en la calle Kew Gardens, era el típico rascacielos norteamericano. Infinidad de pisos llenos de personas trabajando sin descanso.Las oficinas centrales del FBI están ubicadas en el distrito de Columbia. Hay más de cincuenta oficinas locales ubicadas en las principales ciudades de los Estados Unidos, así como más de cuatrocientos organismos residentes en pequeñas ciudades y pueblos en toda la nación, aparte, las más de cincuenta oficinas internacionales, llamadas diplomancias legales, en embajadas de Estados Unidos en varios países.Por tanto, Lucas se encontraba en una de las oficinas locales, donde entrenaba, y se preparaba para su trabajo que comenzaría en dos días. Por lo poco que tenía permitido ver, le resultaba un trabajo agotador; los agentes que allí trabajaban iban y venían, investigaban asesinatos y robos… Pero sobre todo, el factor que en eso
Un Audi negro esperaba en la puerta de la enorme mansión cuando Jake y tres de los hombres de Enzo salieron por la entrada. Sin mediar palabra, lo metieron dentro y una vez todos habían subido, el coche arrancó hacia algún lugar desconocido.Jake intentaba mantenerse sereno, pero comenzaba a pensar que su forma de actuar había sido precipitada. Si le obligan a disparar a gente inocente no se sentiría capaz de hacerlo, pero si atacaba a los tres criminales que iban en el vehículo con él, la misión no tendría futuro.—¿A dónde vamos? —preguntó para tantear el terreno, y comprobar si podía sacar algo de información.—Eso no te importa. Tú solo haz lo que te mandemos y saldrás con vida de esta.Era evidente que no conseguiría nada, así que calló y esperó, con el corazón en un puño, hasta llegar a su destino.El coche había salido de las carreteras principales y pasaba a gran velocidad por un camino de tierra. Las casas y edificios que minutos antes pod
La conversación con Jake el día anterior no le había dejado dormir. Por algún motivo, recordaba a Karen, que había sido asesinada meses atrás. Los hombres de Baltazar la habían , según le confirmo días atrás Jake y aún no sabía el por qué. Tampoco recuperó su pendrive, aunque no lo recordaba hasta ese momento.Seguramente el caso haya avanzado lo suficiente para tener respuestas.Miró por la ventana de su habitación, intentando imaginar la cara de su amiga aquella última noche. Estaba molesta y enojada ante el rechazo de tener relaciones con ella. Para una persona normal, Karen sería la típica chica con la que tendrías cientos de fantasías, en ella se interesó por Lucas, un chico que no tiene ningún interés en dicho acto. Y eso, empezó a rondar su cabeza. «¿Que estaría buscando en realidad?, ella sabría perfectamente que no tendría ningún interés». Esas preguntas no tenían una respuesta clara, pero quería resolverlas de alguna manera. «Sería más fácil si los m
La mansión de Baltazar tenía todo lo necesario para ser un castillo de película, donde la dulce e inocente doncella bajaría las enormes escaleras de mármol en forma de media luna, y a sus pies, el príncipe la vería hermosa, posado sobre una enorme alfombra roja que cubría todo aquél recibidor. Pero, era claro que arriba de las escaleras no habría ninguna princesa esperando, más bien, información secreta, delictiva, y peligrosa. Justo lo que él necesitaba buscar.A la derecha, desde el centro del recibidor, una puerta en forma de arco se abría, dejando salir a Baltazar y dos hombres fornidos, que Lucas reconoció de verles en la reunión de la pasada noche custodiando las escaleras.—Hijo mío, has llegado al fin. Pensé que al final cambiarías de idea, y desaparecerías de nuevo —dijo con media sonrisa.Le dio un rápido abrazo a Lucas, y con una mano indicó a Edyl que llevase las maletas a su habitación. Ambos, padre e hijo, comenzaron a andar por la puerta por donde