Ella se deslizó dentro de la cama echándose a un lado para dejarle sitio. Él se metió también, apoyó la cabeza sobre la almohada y la abrazó. Se quedó rígida por un momento y luego, con un inspiro, apoyó la cabeza sobre su pecho.-Bien, ¿vas a contarme qué te ha puesto tan triste? -En realidad no, no creo que hablar de eso sirva de ayuda.Podía sentir el calor de su respiración a través de la camisa.-No estoy de acuerdo. Hablar las cosas siempre ayuda. Déjame ver si lo averiguo. Es algo relacionado con Mary.-Mmm -murmuró ella.Aquello, supuso, debía significar que sí. Quizá había acertado, asi que se aventuro a preguntar algo que habia estado en su mente desdeque Vincen le conto a grandes razgo comoAmy comenzo a formar parte de su familia.-¿Por qué no le permitiste a ellos que te adoptaran cuando murió tu madre?Ella pareció dejar de respirar por un minuto, estaba muy quieta en sus brazos. Por fin dijo:-Me imagino que Vincen te habia contado algo pero al parecer ustedes habéis e
Sí, se dijo a sí mismo, él era un hombre maravilloso. Ahí estaba, tumbado en la oscuridad pensando como demonios habia llegado a esta situacion, miro de reojo y vio que Amelia estaba muy comoda en la posicion el a que se encontraban mientras que el se sentia como si estuviera a punto de explotar, necesitaba una ducha rapida. Suspiro, se merecia lo que le estaba pasando nadie le habia puestoun arma en la cabeza, si sus hermanos se enteraban de que por primera vez estaba con una muejer en sus brazos que no era ni su madre, alguna de sus cuñadas o hermanas y no habia hecho ninguno de sus famosos movimientos de conquista... mejor ni pensar en eso.-Olvídalo.-Quiero que sepas que te ayudaré a conseguir ese contrato, se que tienes grandes ambisiones y ese seria algo importante que puede ayudarte a impulsar tu carrera. ¿Dijiste que íbamos a ir a su casa?-Sí, a su casa de campo, que milagrosamente es uno de los viñedos mas prestigiosos del valle de Napal. No estoy muy seguro de dónde está e
Amelia DeLucas paso su mano por la ventanilla del taxi, llevaba más de diez horas de vuelo. No sabia que se le habia metido en la cabeza a su mejor amiga cuado decidio fugarse y casarse con su novio aquí en Las Vegas. Dios, Rosa solo había salido con Jefferson por menos de seis meses. Aun recordaba la llamada que le hizo para decirle que se casaba en unas horas y que esperaba que pudiera asistir y ser su dama de honor, el dolor de cabeza que había tenido desde ese momento comenzaba a tomar fuerza. Consulto la hora en su móvil, la medicación comenzaba a dejar de surtir efecto. Busco en su bolso de mano y tomo una tableta de comprimido y el pomo de agua. Le faltaba como veinte minutos para llegar a su destino tiempo suficiente para que el medicamento apaciguara el insipiente dolor que estaba comenzando a sentir. Ella solo podía rogar por llegar a tiempo y poder poner algo de sentido común en la cabeza de Rosa antes de que dijera el si quiero. Una boda así no era buena idea, si Rosa q
No tenía intención de discutir sobre Ryan. Ella y Rosa nunca se habían sentido atraídas por los mismos hombres. Y no estaba dispuesta a tener una discusión sobre cual de los dos hombres era más atractivo el futuro esposo de su amiga o el sexy padrino. Además tenía algo más importante de qué hablar. Se preguntaba cómo iba a lograr convencerla para que abandonara una idea tan precipitada. -¿Qué es esto? -preguntó sacando el ramillete. -Se supone que es para mí, pero déjalo, tenemos que hablar. Esto no está bien, y tú lo sabes. -Por supuesto que no, sólo mi abuela llevar las flores en la cintura. - mientras le lenzaba estas palabras con una mirada picara en los ojos A Rosa y le gustaba malinterpretarla a propósito, sabiendo que esto la sacaba a ella de sus casillas. -Rosa, cambies el tema sabes bien de lo que estoy hablando, la boda. Rosa continuó mirando las flores sin hacerle caso. Por fin alzó la vista y sonrió. -Ya lo tengo. Te lo sujetaré al pelo. Acércate al tocador
Amelia camino hacia el pequeño cuarto de baño que su amiga le habia indicado, para salir unos minutos mas tardes ajustandose los tirantes del vestido. Se quedo parada y miró a Rosa a los ojos. -Probablemente nos queremos más de lo que se quieren las hermanas se pueda querer, no deseo otra cosa más que tu felicidad. Pero también quiero a tu madre y eso tu lo sabes de sobra. Sé que piensas que ella haría lo que tú le pidieras, pero no tenía por qué recogerme cuando mi madre murió. No tenía por qué cuidarme y quererme, pero aun asi lo hizo porque es una bellísima persona y no puedo soportar pensar el daño que esto le va a causar. Por favor, no te cases hoy. Espera sólo un par de meses. ¿Qué pueden importarte un mes o dos más? -¿Por qué sigues intentando hacerme cambiar de opinión? Esto es lo que quiero. Es lo que quiere Jeff. Va a ser para siempre, pero quiero que ese siempre comience hoy. Por favor, Amy, deséame felicidad y sé mi madrina de boda como habíamos planeado desde niñas. T
Era comprensible, se dijo Ryan. Rosa estaba guapísima: alta, rubia. Hacían una buena pareja. Sin embargo, pensó, parecía cansada al lado de Amelia Justo en ese momento Amelia lo miró. Con el ceiío algo fruncido y el mentón desafiante, parecía que le echaba a él la culpa de algo. Se acercó a ella, mejor era firmar una treugua o tratar sus mejores amigos se casaban y ellos no debian de arruinarles su gran momento. -¿Qué? -preguntó -Eso era lo que iba a preguntar yo. -Estabas ahí contra la pared como si fueras un semáforo, pero no sé qué tratas de decir. -Sólo me preguntaba si todo estaba en orden. -Todo perfecto, no podría ser mejor. Estoy a punto de ver cómo mi mejor amiga se casa sin que estén sus padres presentes, que ni siquiera lo saben. No sabemos como reccionaran cuando se enteren, sali corriendo de mi casa, llame a una de mis colegas para que se hicieran cargo de mi trabajo y solicitaran un permiso para mi, tome un vuelo, luego tuve que esperar en la terminal por otro, ll
De pie junto a Rosa observó cómo la esposa del parroco se levantaba del órgano para dirigir la ceremonia entre cestos de flores. Parecía que lo iba a hacer todo ella sola pero al final junto al altar la estaba esperando un señor, con solo una mirada Amelia vio el amor que la pareja de ya avanzada edad se profesaba. Debía de haber estudiado en el mismo colegio para expertos eficientes que Ryan, ese ridículo pensamiento se instaló por un segundo en su mente, era evidente que eso resultaba imposible por la gran diferencia de edad. Si torcía la cabeza hacia la derecha lo vería, pero prefirió centrar su atención en la mujer del parroco y luego en el hombre que estaba por comenzar la ceremonia de su mejor amiga. Ryan tenía algo que la hacía sentirse incómoda. Ni en un millón de años reconocería que él podía llegar a llamar su atención tenía esa cualidad de ser mandón y ella tenía problemas con las personas así. Sobre todo cuando dejaba su mirada fija en ella con esos ojos negros. Parec
-Por fin -dijo -. ¿Por qué habéis tardado tanto? ¿Podéis creerlo? ¡Estamos casados! Se acercó a Jeff y lo besó de lleno, Jeff le devolvió el beso. Amelia sonrió y esperó a que terminaran. Miró su reloj. Probablemente querrían ir a comer a algún sitio, aunque era muy tarde. Si se daban prisa podría tomar el último vuelo de vuelta a casa y no tendría que quedarse a dormir en Reno. Quería volver a su apartamento, se sentía rara y algo fuera de lugar necesitaba estar en casa para dar riends suelta al gran nudo que estaba conteniendo no queria que su amiga la viera llorar, hoy era su gran dia aunque no como ella lo habia imaginado pero la vidaes asi. Por fin dejaron de besarse. -Tenemos que ir por los abrigos -dijo- dirigiéndose al salón femenino.De pronto Rosa se volvió y le tiró el ramo de flores. Antes de que pudiera contestar Amelia lo cazó al vuelo instintivamente. -¡Amy ! ¡Te toca! -rió -Querrás decir que me has atrapado -respondió Rosa sabia muy bien que Amelia nunc