BRENTT
La cabeza me estalla, los nervios me corroen, pero toda duda se disipa cuando Fabricio entra a mi despacho con mi hijo en brazos, lo pensé muy bien antes de hacer esto, en primera porque es arriesgado y no quiero ponerlo en peligro, hemos corroborado toda la información, y al final, quise saber cómo era y la mujer que lo dio a luz.
—Tardaste demasiado —le gruño.
—No es cosa fácil, ya lo sabes, si de por sí, traer a una persona adulta lo es, con un bebé se corre más peligro.
Dejo de lado todo lo que me dice cuando me lo entrega, es tan frágil y tan pequeño, que temo por un segundo romperlo en dos, aparto de su rostro la manta que lo cubre, y detallo sus facciones, mi bebé es rubio, lo cual sacó de su madre, y sus ojos son verdes, tal y como los míos,
—¿El dinero se le ha transferido con éxito a la madre? —pregunto sin apartar la mirada de mi hijo, quien me tiene anonadado con lo perfecto que es.
—Por supuesto, incluyendo el 50% adicional que demandaste ingresarle.
Asiento satisfecho.
DÍAS DESPUÉS…
Muevo el cuello con estrés, tensando la mandíbula con tanta fuerza que la presión resulta dolorosa, recargo mi peso en las muletas y comienzo a caminar con dificultad, pero mis pasos son firmes, hace dos años que un accidente cambió mi vida, dejándome en silla de ruedas por un tiempo, con la ayuda de los expertos ingleses, he podido mejorar en secreto, y ahora ya puedo caminar aunque el esfuerzo duele como la m****a.
Han pasado dos semanas y media desde que Fabricio me llamó para informarme que mi hijo había nacido, Mael, como me dijo la mujer que le gustaría que se llamase, lo conservé solo en señal de agradecimiento por lo que hizo, fuera de lo económico y que fue por su propia voluntad. Ahora, está custodiado las veinticuatro horas del día, con personal, atendiendo sus necesidades en lo que arreglo nuestro regreso a Italia.
La Cosa Nostra está empujando a mi padre a tomar decisiones que ya no debería, incluso tuvo que cambiar la fecha de su festejo por su cumpleaños 60, la orden también está sometiendo a la organización, es por ello que mi padre se siente acorralado como un ratón, ellos quieren que despose a Yara Roman, la hija del consigliare, un hombre tan ambicioso como mi padre.
El asunto es que Yara es peligrosa, hacerlo es echarme encima al peor de los alacranes, sé que está enamorada de mí, me lo ha hecho saber desde qué éramos niños, ambos crecimos bajo las reglas y dominio de la mafia italiana, es una buena mujer, pero que siempre estará del lado de su padre y yo necesito lealtad solo a mí. No una mujer que me pueda clavar el puñal por la espalda si su padre se lo pide.
De cualquier manera, estoy preparando un golpe de estado contra ellos, aquí quien será el jefe soy yo, y quien impondrá las nuevas reglas seré yo. Al terminar de caminar de un lado a otro como ejercicio, decido caer sobre mi silla de ruedas, de nuevo, enseguida suena mi móvil, parpadeando con el número de uno de mis detectives privados.
—¿Ahora qué? —atiendo.
—Siento la molestia, señor White —habla—. Pero me temo que esto es urgente.
Guardo silencio, saben bien que a esta hora del día no pueden llamarme, a menos que sea una emergencia casi de nivel mundial, las practicas para la mejora de mis piernas son indispensables y odio estar distraído.
—Más te vale que sea urgente —gruño.
—Se trata de la madre de alquiler, la señorita Lynette Finn —espeta.
De pronto, es como si el aire quemara mis pulmones, respiro con profundidad.
—¿Qué pasa con ella? —mis puños se aprietan—. ¿Acaso quiere más dinero?
Era de esperarse de ser el caso, las mujeres que suelen trabajar en esto, pese a que fue su primer alquiler, según lo que me contó Fabricio, al ver que su cliente es millonario y de que hay un contrato de por medio, que si violan se verán con la necesidad de pagar una bonificación extra al cliente, una muy millonaria, piden un extra como atención.
—No se trata de eso —responde mi detective.
—¿Entonces? —comienzo a ponerme de la humor.
—Me temo que no fue solo un hijo el que tuvo, sino, dos, gemelos idénticos, al parecer, una enfermera que apenas estaba trabajando en su primer día, no sabía nada de lo ocurrido y le entregó solo un bebé a su abogado —me explica—. Uno de los gemelos nació débil y fue llevado a cuidados intensivos, ese fue el asunto de la confusión.
La vida parece darme un nuevo golpe que me deja noqueado por un par de segundos.
—Hay algo más —carraspea al otro lado de la línea.
Me quedo en un profundo silencio mientras mis ideas toman forma.
—Al parecer alguien intentó matar a su hijo, el que estaba débil, un doctor llamado Zair Kaegan lo salvó, no saben nada, pero pasa que fue una mujer vestida de enfermera, es por eso que la señorita Finn, pretende llevárselo a Italia, ella cree que usted no quiso al bebé —finaliza con simpleza.
Intentaron matar a mi otro hijo, eso quiere decir que la mafia turca ya está enterada de lo sucedido, si no ha dicho nada a la italiana, es porque tienen otros planes, es un hecho, mis hijos corren más peligro del que imaginaba.
—Consígueme el número de vuelo de Lynette, la hora y todo —ordeno.
—Como me ordene.
Colgamos.
Lynette Finn, pudo haber tomado el dinero y en cuanto se enteró de que eran gemelos y que uno de ellos estaba mal, dejarlo a su suerte, como toda mujer ambiciosa que ha conseguido lo que quiere, hubiera hecho, más, en cambio, ella no, prefirió cargar con la responsabilidad y hacerse cargo del bebé.
Fabricio dijo que era una mujer hermosa, rubia y de ojos grises, es por ello que mis hijos nacieron con el cabello rubio, pero con mis ojos, no hace falta ser un tonto para darse cuenta de que mis hijos nacieron con buenos genes. Ella no es como las demás, no la conozco, sin embargo, tengo una corazonada.
Los engranajes de mi cabeza comienzan a girar hasta que tomo la decisión de ofrecerle un segundo contrato, uno que no puede rechazar. Uno que tendrá como vigencia dos años, mismos en los que tendré que someter a la orden y callarle la boca a la Cosa Nostra. En especial, un duro golpe para mi padre, quien no ha hecho más que preocuparse por el poder que esta organización le otorga.
Ni siquiera le preocupó cuando mi madre murió en manos de los turcos, ese fue el inicio de mi enemistad con ellos, solo fue el inicio, y lo que detonó hace dos años, fue la gota que derramó el vaso con agua.
—Interesante —musito por lo bajo.
Enseguida suena mi móvil con los datos que he pedido, le hago saber lo sucedido a Fabricio luego.
—Nadie me dijo nada —agrega con voz desdeñosa.
—¿Y no intentó comunicarse contigo?
—En cuanto saqué a tu hijo del hospital para ponerlo a salvo, me deshice de todos los contactos que me relacionaran a esa mujer, sabes cómo trabajo, así que si me llamó o intentó comunicarse conmigo, me temo que fue imposible.
—Pero tienes sus datos.
—Sí, el asunto es que al parecer ella entró en pánico por el intento de asesinato del bebé, ella piensa que eres tú quien lo ha hecho porque nació débil, digamos que hizo lo mismo.
Ladeo una sonrisa de media luna, mujer inteligente, sin duda.
—Bien, yo me voy a Italia, te llamaré en cuanto la tenga.
—Te mandaré una… de… lla…
La comunicación comienza a fallar hasta que la llamada se pierde, le mando un mensaje para que mande una foto de ella, para por fin conocerla, pero no responde. Tarda más de lo normal. Frunciendo el ceño, me voy a mi departamento, preparo las maletas, mi móvil vuelve a sonar, esta vez es mi padre.
—Brentt.
—Padre.
—Solo hablo para avisar que en cinco días será mi fiesta, los preparativos están casi terminados, vendrán los altos mandos de la organización y por supuesto, la Cosa Nostra, la rama principal de la mafia italiana —me comenta y respiro con dificultad.
Mis planes han cambiado de rumbo, pero el resultado sigue siendo el mismo, la ansiedad por verles la cara de sorpresa cuando llegué con el regalo que he estado preparando desde hace un año, hace que la sangre hierva en mi sistema.
—Yara está emocionada.
Arruina y amarga mi genio.
—Tengo que colgar, padre.
—No le des largas al asunto, tarde o temprano vas a tener que casarte con una mujer de la organización, y Yara es la mejor.
Río.
—No tomemos ese tema ahora, tengo asuntos pendientes, descansa, padre.
No espero a que me dé un sermón más, cuelgo, una vez listo todo, me voy directo al aeropuerto, Fabricio no me responde, me da mala espina, le dejo un par de mensajes y le pido a uno de mis detectives y hackers privados, que me localice su celular. El vuelo es pesado, usar muletas lo es también, aunque es solo poco lo que las uso, ya que puedo caminar y sostenerme solo.
Las azafatas me lanzan miradas lascivias, luego de dos horas de vuelo, decido ir al baño para remojarme el rostro, llegando a Italia, la buscaré, lo que supe es que salió un vuelo antes que el mío, iría en mi jet privado, pero mi padre lo localizaría y sabría que estoy en Italia.
Estoy a punto de salir, cuando escucho revuelo al otro lado de la puerta, preparo mi arma dejando de lado las muletas, giro la perilla de la puerta y al abrir me encuentro con un par de ojos grises que me quitan el maldito habla.
LYNETTE DOS HORAS ANTES —Lo siento, señorita Finn, ha habido un error por parte de la aerolínea —me dice la recepcionista a cargo. —¿Entonces qué procede? —inquiero con cautela. La chica que debe ser menor que yo, y aparenta tener mucha experiencia, comienza a teclear con frenesí, sin apartar los ojos del monitor. Luego marca un número en el teléfono de la compañía y habla un par de cosas alejándose un metro de nosotros. Malek se inquieta entre mis brazos y tengo que comenzar a arrullarlo para que no llore, estornuda y poco a poco se queda dormido. —Listo, señorita, le hemos cambiado el vuelo uno atrás, pero el destino es el mismo. Eso me deja un poco más tranquila, firmo un par de documentos y me cambian el boleto, cuando termino, paso a la cafetería y mensajeo con mi madre, posteriormente le mando un mensaje a Daniela para informarle la causa de mi retraso, espero una hora hasta que el vuelo en el que iremos a Italia, comienza. La clase de segunda no es tan mala, he ahor
LYNETTE Un destello de emociones atacan mi vientre, me congelo al instante en el que aquel hombre de cabello castaño, con destellos rubios y ojos verdes, me dice aquellas palabras, por un segundo tardo en reaccionar, le miro, estoy segura de que es el mismo hombre que nos metió a mi bebé y a mí, en el baño del avión, cuando esos matones me atacaron, aún tengo la mejilla roja por la bofetada que recibí. —Gracias —logro articular. Noto que relaja el cuerpo, es como si hubiera estado a la defensiva, pero se ha dado cuenta de algo, cuando dirijo mi mirada en dirección de lo que atrapa la suya, me doy cuenta de que es hacia mi bebé. Lo que me hace apretujarlo contra mi pecho. —Se han equivocado de equipaje —habla sin darme tiempo de decirle lo mismo. —Sí. —Lynette Finn —dice mi nombre con un grosor en su voz que me eriza la piel, aunque su mirada permanece apacible. —Necesitamos hablar, ¿puedo pasar un momento? —inquiere con cautela. Mi primer instinto de supervivencia es de
LYNETTE —Uno de los grandes beneficios que tendrás, es que podrás estar cerca de los gemelos —finaliza con simpleza. Me congelo cuando Brent me cuenta sus planes, se quiere casar conmigo porque no está dispuesto a hacer lo que su padre le demanda, no me habla mucho de su empresa familiar, tampoco sobre su familia, hasta ahora, solo sé que tiene un padre, el abogado me hace leer las cláusulas den trato en caso de ser firmado por voluntad. —Mi cliente, el señor White, por hacerle este favor de comuna cuerdo, está dispuesto a dejar que permanezca en la vida de los gemelos, por el resto de sus vidas, es decir, podrán ir a visitarla a los Estados Unidos, pasarán vacaciones y veranos juntos, luego ellos tendrán que regresar a Italia, siempre sabrán que usted es su madre —añade Fabricio. No dejo de remover mis manos, sigo pensando que esto debe tratarse de una pesadilla, o de un mal rato. —Lo que me pide… no puedo, es decir… —Piénsalo —me interrumpe Brent—. Te estoy dando la opor
BRENTT Para cuando salgo de la ducha, son las dos de la mañana, hace mucho que no duermo en esta casa, la cual, está a mi nombre, una de las pocas propiedades que llegué a rescatar de mi madre, cuando obtuve la mayoría de edad. Ha estado tan fuera del mapa de la pirámide de la mafia, que es casi inexistente para ellos. Solo una persona sabe de ella, mi padre, el hombre que no ha dejado de intentar comunicarse conmigo, solo para molestar con lo mismo y con su cumpleaños. Me quedo con las palabras que me dijo Fabricio. “Ella no es una mujer de la mafia, se la van a comer viva” “Tu padre, la Orden y la Cosa Nostra, no la van a aceptar” “No le hagas eso a la pobre mujer, no juegues sucio, porque ella no es como las mujeres con las que te has aventado un polvo de una noche” Y la última, la que hace que me respire con dificultad. “Recuerda esto, madre por subrogación o no, es la verdadera madre de tus hijos, no es tanto una sustituta, esto es real, lo que intentas hacer” Me paso el
LYNETTEVer los documentos en persona y decirlo son dos cosas muy diferentes, en cuanto le dije a Brentt que aceptaba ser su esposa, tiró de mí y me llevó directamente a su despacho, donde solo tuvimos que esperar alrededor de cinco minutos para que Fabricio entrara por la puerta y nos diera los documentos. Él parecía estar ansioso por hacerlo, ya que sin leerlo ni nada, solo puso sus firmas, yo, por el contrario, traté de leer lo más que pude para evitar malos entendidos, al final, el carraspeo constante del abogado y las miradas asesinas del padre de mis hijos, terminé por firmar todo de mala gana. Y ahora estaba aquí, frente a ellos, escuchando lo que me tienen que decir con respecto a los temas y cláusulas del documento ya firmado. Son cosas tan banales y al mismo tiempo absurdas, como el que no pueda decir nada incoherente cuando estemos frente a sus amigos, socios y empresarios importantes. En pocas palabras, quieren una muñequita que se esté portando bien, de maravilla. —¿Ha
NARRADOR OMNISCIENTEHoras antes, bajo el frío manto de la mañana, aterrizaba Zair, en Italia, un sitio que le causaba cierta amargura como delicias en la memoria, miró por todos lados como si estuviera esperando algo, o a alguien, cruzó una de las avenidas para llegar a la otra acera, sacó su móvil y esperó paciente los tres primeros timbres, hasta que una voz femenina al otro lado de la línea le respondió. —Ya estoy aquí —dijo con aire fresco. A su alrededor pasaban unas italianas que se lo comían con la mirada, después de todo, a ellas les encantaba tontear con los extranjeros, y Zair era un hombre apuesto. —Me temo que no podré ir por ti al aeropuerto —dijo su amiga. Estaba casi seguro de que en estos momentos escarpia haciendo un puchero que le haría conseguir lo que quisiera, un sucio juego que a ella le funcionaba con todos los hombres, menos con él. —No te preocupes, me hospedaré en un hotel —sugirió él, mirando la hora que marcaba su reloj de mano. Esperó un par de segu
BRENTTHace más de dos horas que Lynette llegó, me mostró el anillo que le gustó y luego se puso roja cuando se le salió decir, que le gustó porque le diamante verde, como ella le llama, que es más bien una esmeralda, le recordaba al color de mis ojos, al darse cuenta de lo que acababa de decir, cambio porque se trataba del color de ojos de mis hijos, lo cual es lo mismo, ya que los heredaron de mí. Algo que he descubierto de ella es que es una mujer extraña, leal, y cariñosa con los gemelos, cosa que agradezco, al principio, luego de que Fabricio me lanzará las cosas legales por las que ella podría apelar y hasta quitar, llegué a la conclusión de que no era esa clase de mujer. Estoy bajando las escaleras, cuando me llega una notificación de un correo, se trata de uno de los detectives privados que contraté para que la siguieran, pese a que se nota que no es una mujer que te pueda traicionar o apuñalarte por la espalda, tengo mis precauciones. En cuanto abro el correo, me quedo quie
LYNETTEMe congelo de manera inmediata, en especial porque esta gente no parece ser lo que esperaba, en cuanto las palabras de Brent, brotan de su garganta deslizándose por sus labios como agua, sus rostros parecen distorsionarse de manera inusual, es como si ahora, miles de pares de ojos estuvieran solo sobre mí. Hay juicio en sus miradas, odio y hasta cierta repulsión con solo estar compartiendo el mismo aire conmigo. El padre de Brentt se marcha lanzándole dagas de fuego por los ojos, y él se queda estático, quiero ir con mis hijos, sin embargo, su padre les dice que se los lleven y él tira de mi brazo con cautela, volteo a verlo, abro la boca para cuestionarlo, no obstante, sus ojos van en dirección de un mujer hermosa, alta, de cabello castaño y ojos azules, quien va ataviada con un vestido entallado color rojo sangre, ligeros diamantes adornan la parte de su escote en forma de corazón, y no puedo evitar sentirme incluso un poco intimidada. Ella es mil veces más hermosa que yo,