Gavel llegó a la dirección que malamente le había dicho la chica jadeante e inestable detrás de él. Estacionó la moto en un lugar seguro y la apagó mirando hacia la estancia. Era un edificio de cuatro plantas, demasiado lujoso para su gusto en la zona residencial. Los apartamentos ocupaban un piso entero por lo que solo había pocos residentes dentro de él, que contrastaba enormemente con la cantidad de autos de lujo, que estaban en el estacionamiento. Derroche de dinero por doquier. Tampoco era que se quejara, él también se daba una buena vida aunque no especulaba tanto.
Bajó de la moto he hizo un profundo suspiro antes de quitarse el casco para ayudar a Leticia a descender torpemente. El cuerpo de la chica estaba bañado en sudor y jadeaba notablemente. Eran los inicios del celo por lo que su olor no era tan potente, pero requirió de toda su concentración para no violársela allí mismo, en medio de la calle y sin mediar consecuencias. Incluso sus colmillos palpitaban y comenzab
Mientras las dudas se aglomeraban en la cabeza de Cassandra una mano tocó inestablemente su cadera y la loba miró hacia abajo. Los dedos de su prima hacían lo imposible por llamar su atención y ella se giró acariciando la cabeza de ella con cariño. Sus dedos se enredaron en las suaves hebras rubias.-Tranquila, duerme un poco más, no te esfuerces-Gavel ni dijo nada pero el cambio de cómo lo trataba a él a como le hablaba la loba omega recostada en el sofá era totalmente contrastante y eso lo alteró. Odiaba cuando no podía leer a las personas y esta mujer era uno de
Leticia no tenía cabeza para nada, ni siquiera para pensar claramente. Todo lo anterior se repetía en su cabeza y no le permitía concentrarse en las clases. A pesar de que su prima le había insistido en que no asistiera a la escuela, si no lo hacía su padre le daría una buena reprimenda. Siempre alegaba que pagaba una fortuna por la matrícula. Todavía se preguntaba que maravillosa historia le contaba Cassandra a su padre para que este no sospechara nada cuando su celo se hacía presente cada tres meses. Por suerte le cabeza de familia no le prestaba tanta atención para sospechar con las extrañas y cronometradas ausencias dado que durante el celo su consumo de medicamentos era mayor dado la
Leticia enfocó los ojos de Rayan por unos segundos y sonrió irónicamente de lado. Claro imbécil. Duele como el mismo infierno. No pude dormir en toda la puñetera noche queriendo partirte el culo del dolor y sintiendo tus feromonas en la herida queriendo meterse dentro de mi cuerpo, mientras tú estabas muy campante. Dejará una marca horrible y mi padre de seguro me matará si la ve. Pensaba internamente Leticia sin demostrarlo.-¿A qué viene eso alfa? Acaso me crees tan débil- soltó en defensa.Rayan no se movió. Su mirada era como si quisiera atravesarle el alma y Leticia sentía su espalda sudar frío. Este alfa estaba retándolo. La habitación de pronto se llenó de una bruma de feromonas alfas que se enrollaron en la garganta de la omega y sentía como si la asfixiaran.A esa altura Leticia estaba segura que Rayan sospechaba algo y si ella cedía ahora, estaría perdida. Agradecía que la puerta detrás de ella fuera un soporte porque si no estaría ahora mismo de rodillas
La vena en la sien de Leticia palpitó. Lo que le faltaba oír. Aquellos imbéciles ya le estaban poniendo apodo y no llevaba ¿Cuántos días? Ni siquiera llegaba a eso junto a ellos. Tuvo que cerrar los ojos un momento para no soltar una palabrota, debía mantener su genio bajo control, no podría luchar con todos ellos a la vez y al final ahora ellos serían su manada. Todo estaba funcionando medianamente bien hasta sentir un brazo que pasaba por encima de sus hombros. Eso ya era un problema.Lo primero que le habían enseñado en sus clases de artes marciales había sido autodefensa por lo que sus sentidos estaban más desarrollados de los normal, por lo que fue una reacción natural cuando agarró aquel brazo intruso y giró el cuerpo del hombre sobre ella. Un sonido sordo quebró el bullicio del lugar. Rayan terminó viendo el techo que se cernía sobre él con un fuerte dolor de espalda. La maldita alfa lo había lanzado.Leticia pestañeó al darse cuenta de lo que había hecho y soltó
Leticia se quedó sin palabras. Sabía por boca de los alfas que la acompañaban que ellos generalmente eran monógamos, o sea, buscaban a una pareja y estaban con ella por el resto de su vida. Eran extraños los casos de alfas de tenían más de una relación, pero tal vez eso solo se aplicaba a las parejas rotas, o el mundo en el que él se desarrollaba. Después de todo siempre su alrededor había sido una burbuja.-Me imagino que fue un golpe duro para Rayan-Gavel asintió.-La quería mucho aun si no la había marcado, además ella todavía no había cumplido la mayoría de edad. Habían prometido que después que llegara ese momento se entregarían tanto en cuerpo como en alma, pero Scard se aprovechó de eso y antes de que ocurriera él la hizo suya. Eso destruyó a Rayan-Leticia no entendía por qué le contaba todo aquello pero sonaba como una historia bastante tétrica.-Pero no te la cuento para que pienses que él es débil- Gavel casi le leyó le mente –Rayan ya no vi
Gavel tiró de Leticia para sacarla por la otra parte del edificio. La muñeca de la omega dolía del fuerte agarre hasta que plató los pies, fuerte contra el suelo y tiró sin mucho resultado del alfa, pero que por suerte se detuvo. Leticia se dobló por la mitad tomando aliento. Aquel hombre había corrido tan rápido sin mirarla que no se había percatado que sus pulmones estaban a punto de colapsar.-No podemos quedarnos aquí- Gavel le gruñó –Puede que haya más de la manada de Scard por los alrededores, es peligroso--Y Rayan- jadeo tocándose donde debía estar el vaso que palpitaba de dolor –Y los demás ¿qué pasará con ellos?- jadeó más fuerte.Gavel se demoró en responder. Sabía que su líder y su manada era fuerte, lo suficiente para enfrentar sin problemas a Scard siempre y cuando estuvieran limpios, pero ahora con la droga X en el medio la cosa era más complicada. Los compuestos utilizaban alocaban a los alfas haciendo que las restricciones naturales de ellos fueran
Castigo no era una palabra que fuera de la mano con Leticia. Había recibido pocos en su vida ya que mantenía una compostura adecuada y estricta en la casa, pero aún así, a quién le gustaban los castigos. A nadie, y menos a ella, así que en cuanto Rayan le dijo que se mantuviera quieta en el lugar y fuera a cerciorarse de cómo estaba los demás de la pandilla, ella le dio una última ojeada y despidió a Gavel con un movimiento de la mano antes de darse a la fuga. Si el alfa hubiera utilizado su voz, quizás se hubiera quedado tiesa en su lugar. Con la mordida que le había dado en el cuello de seguro que no podría ir en su contra, pero la confianza de Rayan le había jugado una mala pasada. Imbécil ella si se quedaba allí con ese alfa con todas las neuronas calientes como estaba ahora. Mañana sería más fácil enfrentarlo más no esa noche. Incluso aún podría oler las fuertes y dominantes feromonas de él que hacían que su estómago se aflojara junto con cierta parte entre sus
La primera reacción de Rayan fue gruñirle a la extraña y recién llegada, rodeando con un brazo la cintura de la chica y apretarla junto a él de forma protectora. Supo que era una beta, pero años de experiencia le habían enseñado a no confiar en los desconocidos. Por su parte esta misma beta alzó una ceja en una extraña mueca.-No me gruñas alfa y acaba de soltarla de una puta vez. Y tú, Leticia, déjate de derretir como una melcocha, estás en medio de la calle- Cassandra tenía su sien palpitando. Acaso su prima menor iba a echar por tierra todo el esfuerzo que habían hecho hasta el momento en ocultar que era una omega, por revolcarse con un alfa por muy bu