Leticia enfocó los ojos de Rayan por unos segundos y sonrió irónicamente de lado. Claro imbécil. Duele como el mismo infierno. No pude dormir en toda la puñetera noche queriendo partirte el culo del dolor y sintiendo tus feromonas en la herida queriendo meterse dentro de mi cuerpo, mientras tú estabas muy campante. Dejará una marca horrible y mi padre de seguro me matará si la ve. Pensaba internamente Leticia sin demostrarlo.
-¿A qué viene eso alfa? Acaso me crees tan débil- soltó en defensa.
Rayan no se movió. Su mirada era como si quisiera atravesarle el alma y Leticia sentía su espalda sudar frío. Este alfa estaba retándolo. La habitación de pronto se llenó de una bruma de feromonas alfas que se enrollaron en la garganta de la omega y sentía como si la asfixiaran.
A esa altura Leticia estaba segura que Rayan sospechaba algo y si ella cedía ahora, estaría perdida. Agradecía que la puerta detrás de ella fuera un soporte porque si no estaría ahora mismo de rodillas
La vena en la sien de Leticia palpitó. Lo que le faltaba oír. Aquellos imbéciles ya le estaban poniendo apodo y no llevaba ¿Cuántos días? Ni siquiera llegaba a eso junto a ellos. Tuvo que cerrar los ojos un momento para no soltar una palabrota, debía mantener su genio bajo control, no podría luchar con todos ellos a la vez y al final ahora ellos serían su manada. Todo estaba funcionando medianamente bien hasta sentir un brazo que pasaba por encima de sus hombros. Eso ya era un problema.Lo primero que le habían enseñado en sus clases de artes marciales había sido autodefensa por lo que sus sentidos estaban más desarrollados de los normal, por lo que fue una reacción natural cuando agarró aquel brazo intruso y giró el cuerpo del hombre sobre ella. Un sonido sordo quebró el bullicio del lugar. Rayan terminó viendo el techo que se cernía sobre él con un fuerte dolor de espalda. La maldita alfa lo había lanzado.Leticia pestañeó al darse cuenta de lo que había hecho y soltó
Leticia se quedó sin palabras. Sabía por boca de los alfas que la acompañaban que ellos generalmente eran monógamos, o sea, buscaban a una pareja y estaban con ella por el resto de su vida. Eran extraños los casos de alfas de tenían más de una relación, pero tal vez eso solo se aplicaba a las parejas rotas, o el mundo en el que él se desarrollaba. Después de todo siempre su alrededor había sido una burbuja.-Me imagino que fue un golpe duro para Rayan-Gavel asintió.-La quería mucho aun si no la había marcado, además ella todavía no había cumplido la mayoría de edad. Habían prometido que después que llegara ese momento se entregarían tanto en cuerpo como en alma, pero Scard se aprovechó de eso y antes de que ocurriera él la hizo suya. Eso destruyó a Rayan-Leticia no entendía por qué le contaba todo aquello pero sonaba como una historia bastante tétrica.-Pero no te la cuento para que pienses que él es débil- Gavel casi le leyó le mente –Rayan ya no vi
Gavel tiró de Leticia para sacarla por la otra parte del edificio. La muñeca de la omega dolía del fuerte agarre hasta que plató los pies, fuerte contra el suelo y tiró sin mucho resultado del alfa, pero que por suerte se detuvo. Leticia se dobló por la mitad tomando aliento. Aquel hombre había corrido tan rápido sin mirarla que no se había percatado que sus pulmones estaban a punto de colapsar.-No podemos quedarnos aquí- Gavel le gruñó –Puede que haya más de la manada de Scard por los alrededores, es peligroso--Y Rayan- jadeo tocándose donde debía estar el vaso que palpitaba de dolor –Y los demás ¿qué pasará con ellos?- jadeó más fuerte.Gavel se demoró en responder. Sabía que su líder y su manada era fuerte, lo suficiente para enfrentar sin problemas a Scard siempre y cuando estuvieran limpios, pero ahora con la droga X en el medio la cosa era más complicada. Los compuestos utilizaban alocaban a los alfas haciendo que las restricciones naturales de ellos fueran
Castigo no era una palabra que fuera de la mano con Leticia. Había recibido pocos en su vida ya que mantenía una compostura adecuada y estricta en la casa, pero aún así, a quién le gustaban los castigos. A nadie, y menos a ella, así que en cuanto Rayan le dijo que se mantuviera quieta en el lugar y fuera a cerciorarse de cómo estaba los demás de la pandilla, ella le dio una última ojeada y despidió a Gavel con un movimiento de la mano antes de darse a la fuga. Si el alfa hubiera utilizado su voz, quizás se hubiera quedado tiesa en su lugar. Con la mordida que le había dado en el cuello de seguro que no podría ir en su contra, pero la confianza de Rayan le había jugado una mala pasada. Imbécil ella si se quedaba allí con ese alfa con todas las neuronas calientes como estaba ahora. Mañana sería más fácil enfrentarlo más no esa noche. Incluso aún podría oler las fuertes y dominantes feromonas de él que hacían que su estómago se aflojara junto con cierta parte entre sus
La primera reacción de Rayan fue gruñirle a la extraña y recién llegada, rodeando con un brazo la cintura de la chica y apretarla junto a él de forma protectora. Supo que era una beta, pero años de experiencia le habían enseñado a no confiar en los desconocidos. Por su parte esta misma beta alzó una ceja en una extraña mueca.-No me gruñas alfa y acaba de soltarla de una puta vez. Y tú, Leticia, déjate de derretir como una melcocha, estás en medio de la calle- Cassandra tenía su sien palpitando. Acaso su prima menor iba a echar por tierra todo el esfuerzo que habían hecho hasta el momento en ocultar que era una omega, por revolcarse con un alfa por muy bu
Rayan oyó el celular al lado de su cabeza y le puso, con fuerza, la almohada por encima en un intento de opacar el ruidoso sonido del timbre. Gruñó cuando este no se opacó ni siquiera después de cinco minutos. Insistentes tan tempranos y no era su padre pues para él tenía un timbre especial.-Qué mierda quieren partida de ineptos- gritó contra el auricular de su celular antes de lanzarlo, aunque lo pensó y si lo rompía otra vez su padre le cancelaría la línea si se enteraba que tenía que darle la lista de contactos nuevamente, porque ese era como el tercer celular en el mes. Era un poco impulsivo en las mañanas.
Rayan carraspeó su garganta y se paró derecho haciéndole frente a Leticia. Se acercó a ella quedándose a solo unos centímetros mirándolo de forma intimidante, no le gustaba cuando otro intentaba hacerse el inteligente con él. Grave error. Solo de acercarse sintió como todo su cuerpo se tensaba y recordaba las miles de posiciones que lo había puesto en la noche mientras se imaginaba que la follaba. Tanto su respiración como su corazón se aceleraron y la mayor parte de su sangre se dirigió al sur, en un punto específico. Estaba otra vez excitado y por un simple alfa. Se quería dar un tiro.-No te estábamos siguiendo- dijo poniendo las manos en su cadera y mostrando adrede sus colmillos ocultando sus verdaderos sentimientos. Pasarían miles de años antes de que alguien pudiera abochornarlo– Además no te tenemos que dar explicaciones de por qu&
Había muy pocas cosas que a Cassandra la impresionaban, casi ninguna para ser más específicos, pero esta vez casi tuvo que cerrar su boca por sus propios medios de la impresión. ¿El hijo del Director? ¿Del Director del Hospital donde ella trabajaba desde hacía 5 años? Y por qué ella no lo conocía.Cerró sus ojos un momento. Que decía. Si apenas conocía a todo el personal. Pasaba más tiempo en su consulta o en el laboratorio que en los chismes del hospital. Así evitaba miradas provocadoras o comentarios indecentes a los cuales hacía oídos sordos. O simplemente a tipos como el que tenía al lado insistiendo en toma ¿una copa? con ella. N