Rayan oyó el celular al lado de su cabeza y le puso, con fuerza, la almohada por encima en un intento de opacar el ruidoso sonido del timbre. Gruñó cuando este no se opacó ni siquiera después de cinco minutos. Insistentes tan tempranos y no era su padre pues para él tenía un timbre especial.
-Qué mierda quieren partida de ineptos- gritó contra el auricular de su celular antes de lanzarlo, aunque lo pensó y si lo rompía otra vez su padre le cancelaría la línea si se enteraba que tenía que darle la lista de contactos nuevamente, porque ese era como el tercer celular en el mes. Era un poco impulsivo en las mañanas.
Rayan carraspeó su garganta y se paró derecho haciéndole frente a Leticia. Se acercó a ella quedándose a solo unos centímetros mirándolo de forma intimidante, no le gustaba cuando otro intentaba hacerse el inteligente con él. Grave error. Solo de acercarse sintió como todo su cuerpo se tensaba y recordaba las miles de posiciones que lo había puesto en la noche mientras se imaginaba que la follaba. Tanto su respiración como su corazón se aceleraron y la mayor parte de su sangre se dirigió al sur, en un punto específico. Estaba otra vez excitado y por un simple alfa. Se quería dar un tiro.-No te estábamos siguiendo- dijo poniendo las manos en su cadera y mostrando adrede sus colmillos ocultando sus verdaderos sentimientos. Pasarían miles de años antes de que alguien pudiera abochornarlo– Además no te tenemos que dar explicaciones de por qu&
Había muy pocas cosas que a Cassandra la impresionaban, casi ninguna para ser más específicos, pero esta vez casi tuvo que cerrar su boca por sus propios medios de la impresión. ¿El hijo del Director? ¿Del Director del Hospital donde ella trabajaba desde hacía 5 años? Y por qué ella no lo conocía.Cerró sus ojos un momento. Que decía. Si apenas conocía a todo el personal. Pasaba más tiempo en su consulta o en el laboratorio que en los chismes del hospital. Así evitaba miradas provocadoras o comentarios indecentes a los cuales hacía oídos sordos. O simplemente a tipos como el que tenía al lado insistiendo en toma ¿una copa? con ella. N
Leticia guardó el celular en su bolsillo después de ver el mensaje que acababa de recibir de la persona que menos quería saber en ese momento. Rayan y el grupo de los tres pésimos espías se habían adelantado unos pasos por delante hasta que el alfa líder se percató de que la chica no iba a su lado y se giró caminando hacia ella.-¿Ocurre algo? No te ves muy bien-Fue entonces que Leticia se dio cuenta que había dejado caer su habitual máscara que ocultaba sus reales sentimientos. Al momento esta volvió y una sonrisa media cruzó su rostro.
Había un sonido constante, atormentador, que penetraba en su cabeza junto con el olor a humedad. Espera ¿por qué había olor a humedad?Leticia abrió sus ojos de golpe solo para que la oscuridad se cerniera más sobre ella. Apenas una bombilla vieja iluminaba dónde estaba y ahí estaba la pregunta. ¿Qué demonios era ese lugar? ¿Cómo había llegado allí?Tenía un fuerte dolor de cabeza y algo húmedo recorría su sien, pero no sabía que era, estaba confundida. Intentó moverse llegando a ella el sonido de cadenas chocar entre
Rayan sintió que su mano temblaba al escuchar una voz diferente y a la vez muy conocida del otro lado de la línea. Se paró el celular de su oído para verificar que no se había equivocado, pero no, en la pantalla estaba escrito el nombre de Su esposa. Tragó en seco. Eso solo significaba una cosa.-¿Dónde está Leticia?--Preocupado por la cachorrita, no te preocupes aun no lo he hecho aullar, estoy seguro que será hermosa cuando lo haga-Rayan gruñó tan fuerte que los que lo rodeaban se alejaron notoriamente. Los iris del alfa habían tornado intensos y su pupila apenas un punto en su interior.-Te juro que si la tocas, te…--¿Qué harás?- Scard se rio del otro lado- Sabes, es realmente divertido ver como una omega debajo de ti, muere del agotamiento por el sexo, embriagada por las feromonas alfas-La mención de aquello hizo que un estremecimiento recorriera a Rayan, sabía perfectamente a lo que se refería.-Ella…- se alegró que su voz no se que
Pocas veces en su vida, Leticia entraba en pánico, esta era un de esas contadas veces. Verse con las manos y la ropa manchadas de sangre y un cuerpo inerte sobre ella era más de lo que podía soportar. Había…había matado a alguien.Si esto salía a la luz, que demonios iba a pasar con su vida. De seguro su padre la mataba de esta y su secreto saldría a la luz y todo por lo que había estado luchando se iría por la borda, arrastrando a su prima detrás. Era terrible. Su cuerpo comenzó a temblar considerablemente dejando caer el hierro al suelo con un sonido sordo. La respiración no llegaba a sus pulmones, estaba hiperventilando. Todo se volvía blanco a su alrededor, no era buen indicio y menos cuando comenzaron a oírse sonido desde el exterior.Leticia se aterró más. No podía ser encontrada con el hombre muerto, no sabía cómo enfrentar a todos. Aun con su cuerpo todo adolorido por los estragos de las feromonas dentro de ella se levantó con rapidez muy inestable. Jadeaba
Tenía frío, mucho frío, las gotas de lluvia golpeaban algunas partes de su cuerpo sobre aquella moto que iba a una velocidad que en otro momento tendría miedo más no ahora. Rodeó la estrecha y fuerte cintura del alfa delante de ella, con fuerza y se pegó todo lo que pudo a su espalda, así estaba mejor. A pesar de que su ropa estaba empapada aún sobresalía la deliciosa fragancia de alfa y eso la ponía inquieta sobre todo en su zona inferior.Ahora mismo se estaba dejando llevar por su parte más primitiva, aquella que le había sido negada por tantos años y que quería abrirse a aquel alfa y que la hiciera suya. Era algo tan ilógico para ella que había sido criada privada de los placeres sexuales y todos los temas relacionados a ellos. Utilizaba muchos medicamentos para ocultar su naturaleza y hacerse pasar por lo que no era, así que la única forma de delatarla era si algún dedo se iba por mal camino, tocaba su agujero que por más que hiciera no podía evitar que lubricara cuando e
Leticia se quedó sentada en el inmenso mueble esperando que el alfa regresara de la cocina, de donde salía un olor agradable. En el televisor estaban circulando imágenes que por más que se concentrara era imposible que pudiera atenderlas, estaba ansiosa. No acostumbraba a quedarse en otra casa que no fuera la suya o la de Cassandra, y esta no era la de cualquiera, era la de Rayan, aquel con quien se había revolcado en plena calle sin importarle ni siquiera el lugar.Respiraba pausadamente. Su cuerpo estaba pesado y cansado. La situación con Scard había sido realmente estresante. Bajó la mirada hacia su pulgar y fue cuando notó que todavía estaba dislocado, ya ni siquiera sentía dolor en esa zona. Masajeó a su alrededor y con un rápido movimiento lo devolvió a su lugar callando un gemido mordiendo su lengua. Se la pensaría varias veces la próxima vez que lo tuviera que hacer.Curiosa por saber qué hacía Rayan se levantó y caminó hacia la cocina. Allí estaba él sirviendo e