¡Hola, querida lectora! Me entusiasma traer esta nueva actualización para ti. Me alegra compartir contigo que, a partir del siguiente mes, tendremos actualizaciones diarias. Sé que es un poco molesta la demora entre los capítulos y agradezco tu paciencia, por ahora me es imposible debido a falta de tiempo, ¡pero a partir de Abril veremos cada día un nuevo capítulo! ¡GRACIAS POR LEER Y APOYAR FRAUDE MATRIMONIAL!
—¿Llevarás a mi esposa embarazada un viaje, John? ¿Con qué autorización harás tal cosa?Su voz, tan repentina, tan grave y cargada de suspicacia, me causó un estremecimiento helado en la espalda. Rápida, me limpié los ojos.—Ni siquiera te dignaste a venir a mi boda, ¿y ahora vienes con excesiva confianza a hacer amistad con mi mujer, Jonny?Adam entró a la sala dando largas zancadas, se quitó el pesado abrigo y lo tiró al suelo. Sus ojos no me miraron a mí, sino que cayeron directo en nuestro visitante. John se le acercó y le ofreció una mano amistosa.—¡Adam Baker! ¡Vaya amigo, creí que no aparecerías!Mi esposo estrechó la mirada, pero aceptó el saludo. Ambos se estrecharon las manos. John le sonrió, nervioso y se volvió a sentar.—Solo estaré aquí unos días. Pasé a saludar —justificó su visita.Entonces al fin Adam volvió su atención a mí. Afortunadamente ya había borrado todo rastro de lágrimas en mis ojos y no levanté sus sospechas. Lo único que hizo fue aproximarse a dónde yo me
Expiré con nerviosismo y le sonreí un poco a mi reflejo en la ventanilla del auto. Tenía brillo labial en los labios, rubor en las mejillas, pendientes de oro y un collar de exuberante precio en el cuello. Mi cabello, negro y abundante, lo llevaba recogido en un peinado alto. La última vez que me había arreglado con tanto esmero, fue aquella noche en que Sean me entregó a su jefe.Y ahora yo me había convertido en la esposa de ese jefe.—¿Lista, Hannah? —la voz de mi esposo me hizo pestañear un par de veces.Tomé su mano y salí del auto junto a él. Esa noche Adam Baker usó un simple traje negro y camisa blanca, pero en la solapa del blazer llevaba una rosa de intenso color rojo. La rosa iba a juego con mi vestido de terciopelo, largo y elegido por el mismo Adam para esa ocasión. Esa noche acudíamos al cumpleaños de un tipo adinerado para cerrar un millonario negocio.Y sería la noche en que mostraría mi embarazo por primera vez. El vestido simplemente no podía ocultarlo y Adam tampoco
—Últimamente ...Su aliento, cálido como un soplo de viento en un intenso verano, rozó la sensible piel de mi cuello cuando me lamió desde la base del cuello el lóbulo de la oreja. Me dio un suave mordisco que me hizo morderme los labios.—Me he preguntado si acaso, mi esposa... —musitó suavizando su voz, volviéndola aterciopelada—... la mujer que vive bajo mi mismo techo siente algo por mí.¿Todo eso lo hacía porque me había descubierto con su abogado en una habitación a oscuras? En mi hombro, aún ardía la marca que él mismo acababa de hacerme. Sí mirará, ¿vería la forma perfecta de sus dientes marcados en mi enrojecida piel?—¿Aún piensas en Sean Kale, Hannah? —aunque mantuvo un tono pasivo, sus dientes rozaron mi sensible cuello mientras plantaba ardientes besos en él.Apreté la mandíbula con todas mis fuerzas, rehuyendo a la respuesta. Había vivido 8 años de mi vida con Sean, ¿cómo olvidarlo tan rápido?—Supongo que necesitas más tiempo —se alzó para clavar unos vivaces ojos avella
Todas las parejas llevan distintas dinámicas en la intimidad. Algunas les gustan la amabilidad y otras exploran los más arriesgados limites donde el placer subyace al dolor. Yo sabía bien eso.Hay todo tipo de parejas.Al día que siguió a la fiesta de Erick, cuando desperté y caminé trabajosamente al baño para lavarme la cara, vi con ojos impresionados el estrago que era mi cuerpo, cargado de chupetones rojos y marcas definidas...Me horroricé completamente. Mi aspecto era deplorable.Un nudo grueso se fue formando en mi garganta conformé mi mirada bien abierta, de intenso color verde brillante, recorría mi cuello, hombros y escote, repletos de marcas de todos los tamaños, pero tintadas de un rojo muy fresco.Mi corazón latió más deprisa, llevando la sangre a mi cara. Odié verme marcada.Las manos me temblaron y allí, en ese preciso momento, cuando me veía a mí misma en el espejo empañado, supe que ese tipo de sexo no era lo mío. Con lentitud bajé la mirada a mis muñecas, marcadas por
Todas las parejas tienen malos momentos; discusiones, desacuerdos que pueden solucionarse hablando. Durante mi relación con Sean, ¿Cuántas veces no peleamos? Había ocasiones en que no existía nada más que gritos entre los dos, pero lo extraño es que nunca me importó arreglar las cosas a su lado. ¿Desde entonces nuestra relación ya había muerto?No obstante, ahora, esta vez la situación era diferente para mí. Todo el tiempo llevaba un peso aplastante en el pecho, una sensación incómoda que se volvía dolor con el paso de los días.—¿Y Adam?Antony, como todas las mañanas, me puso el desayuno al frente justo al lado de una servilleta con mis suplementos. Me los llevé robóticamente a la boca, solo por deber.—Se fue muy temprano, como siempre —dijo él e incluso siendo tan profesional como era, decidido a mantenerse lejos de nuestros problemas matrimoniales, no pudo silenciar del todo la preocupación en su voz—. Me pidió que le dijera que posiblemente no vuelva por esta noche, Hannah. Se ve
"Hannah, sé más del amor que usted y conozco mejor al desamor". Hasta ahora, esas palabras que compartió conmigo la noche que dormimos juntos por primera vez, en Montreal, tomaron su sentido real.Adam Baker venía de un matrimonio fallido, rotó solo hacía un año. Yo era su segunda esposa.Cuando la puerta de la oficina se abrió con esfuerzo, yo ya me encontraba oculta tras un muro. Me mantuve callada, con el corazón latiendo errante en el pecho y con la garganta contraída por la anticipación. Oí el bastón moverse dificultosamente sobre el piso, junto a la voz ronca del padre de Adam.—Yo estoy seguro de que Sabine no tendrá inconveniente en volver a casa. Lo que sea que haya propiciado su divorcio, seguro tiene solución. No debe ser grave.Escuché los pasos difíciles del hombre moverse por el pasillo, en dirección al elevador, junto a los pausados y firmes pasos de su hijo acompañándolo.—¿Realmente lo crees así? —la voz de Adam estaba cargada de desprecio sutil—. ¿Y por qué tendría a
Los ojos rencorosos de Sean, que apenas podían contener el desprecio hacía su jefe y la incredulidad por el golpe que acababa de recibir, nos siguieron fuera de los cubículos. Solo Julieta se quedó atrás para ayudarlo a parar el sangrado y hacerse cargo de sus peticiones.Y a mí me preocupaban esas peticiones.—Conozco a Sean, sé que tratará de sacarte todo el dinero que pueda...Mi marido me interrumpió a la vez que me hacía entrar al elevador.—¿Eso es lo que trató de hacer contigo, Hannah? ¿Sacarte dinero? —me preguntó de manera acelerada y algo ruda.Evidentemente, seguía molesto, y no era para menos. Sean acababa de gritarle que mi bebé no era suyo. Desanimada, me miré las sandalias y las uñas de los pies, pintadas de un suave tono rosado, hasta que el elevador se abrió y Adam me llevó de la mano hasta su oficina.Cerró la puerta y la aseguró. Luego se giró y me miró con unos ojos titilantes en intenso dorado, en un rostro severo cuya expresión era demandante.—¿Viniste a verlo? —
Volví a casa con la mente perturbada, con más preguntas que respuestas. ¿Qué me escondía Adam Baker? ¿Dolería cuando me enterará? Él me gustaba, había logrado abrirse paso hacía mis sentimientos sin demasiado esfuerzo, pero aún no lo amaba. No, no estaba enamorada de él. Me autoconvencí de ello cuando me detuve a observar el amplio espacio blanco y vacío, sobre la chimenea en el recibidor de la mansión."Era un cuadro familiar" Volví a oír la voz del mayordomo junto a mí.Ladeé el rostro y entrecerré los ojos. Como siempre, ese espacio desentonaba con la armonía del resto de la casa, pero ahora, me tomó solo un momento de análisis atar los hilos sueltos aquí y allá."Un cuadro muy personal, pintado por alguien de la familia y colocado aquí por el señor Baker, en la entrada de la casa para que todos pudieran verlo. El cuadro le gustaba mucho". Completó la voz de Antony en mis recuerdos.Alejé la mirada de ese desagradable vacío y subí las escalinatas tan rápido como mi embarazo me per