Los días que siguieron, Fernando mantuvo una relación estrictamente laboral conmigo, solo se limitó a dirigirme la palabra por temas de trabajo, incluso delegó parte de mis tareas como asistente a Carina y debido a eso no tuvimos mucho contacto dentro de la oficina.
Por un lado me sentía aliviada al saber que él estaba manteniendo la distancia dentro del ámbito laboral pero por otro lado extrañaba esa confianza que teníamos antes.Luego de aquel encuentro con Daniel, quedamos en salir a cenar el viernes por la noche, por eso ese mismo día terminé lo más rápido que pude todas mis tareas en el oficina, y por último me dirigí a mi departamento para cambiarme de ropa.Iba de camino al restaurante donde el me había citado cuando inesperadamente recibí una llamada de Fernando.—¿Qué ocurre? —le pregunté mientras me orillaba a un costado de la carretera.—En una hora te espero en el hotel al que fuimos aquella vez. ¿Aún recuerdas la dirección?.—Si lo recuerdo, pero no iré. Ya tengo planes para esta noche y...—¡Cancela tus planes! —me colgó antes de que pudiera contestarle.Tiré el teléfono sobre el asiento del acompañante y luego me abracé al volante mientras pensaba en que debería hacer. Sabía perfectamente que si no iba al hotel, de seguro Fernando se molestaría conmigo pero tampoco podía dejar plantada a Daniel, además él debe entender que yo también tengo derecho a tener una vida privada, por eso después de meditarlo por un par de segundos decidí ir a la cita con mi amigo.Al llegar al restaurante, el ya me estaba esperando en la mesa que había reservado y después de saludarnos con un abrazo, ordenamos el menú que íbamos a consumir.—¿Y cuéntame cómo has estado? ¿Pensaste en lo que te dije la última vez que nos vimos? —me preguntó mientras me servía una copa de vino.—¿Te refieres a ayudarme con mi problema? —dije en tono de burla a lo cuál el asintió decidido —. Y entonces dime, ¿cómo podrías ayudarme —obviamente estaba siendo sarcástica, aunque por otro lado, también quería saber cuáles eran sus intenciones.—Rocio sé que no estoy en tu lugar y tampoco entiendo que es lo que te une a Fernando, pero sí puedo darte mi opinión como amigo —dejó la copa sobre la mesa y luego entrelazó sus dedos mientras me miraba fijo —. Dime, ¿qué esperas conseguir con esa relación? ¿Acaso te vas a conformar con ser su amante por el resto de tu vida?.—Tú no lo entiendes —sonreí de lado.—Puede que no lo entienda, pero también me doy cuenta que cuando una persona desarrolla un apego tan fuerte hacia otra, no es fácil terminar con eso de la noche a la mañana. Lo que sientes por Fernando no es amor, es una dependencia emocional que te terminará destruyendo. Por eso mismo es que estoy dispuesto a ayudarte, porque se que por voluntad propia no vas a dejarlo —me quedé observándolo en silencio sin saber que decir, obviamente estaba en lo correcto, yo jamás sería capaz de alejarme de Fernando por mi propia voluntad.—¿Y que crees que debería hacer?—Debés alejarte cuánto antes de él y de todo lo que lo involucre.—¿Estás insinuando que renuncie a mí trabajo y me mudé de ciudad? —sonreí con sarcasmo.—Eso mismo es lo que trato de decir. Debés hacerlo ahora que tú relación con él aún no ha sido descubierta. ¿Qué crees que pasará cuando su familia sepa lo de ustedes? ¿Estarás dispuesta a afrontar las consecuencias de tus actos? —apreté el tenedor con mi mano al pensar en esa posibilidad.—No lo sé. No tengo idea de que haría en esa situación. Sé muy bien que lo que hacemos está mal y por eso mismo he intentado mantenerme alejada, pero cada vez que lo tengo cerca, no puedo resistirme a él.—Debés hacer el esfuerzo de dejar a Fernando. No puedes continuar siendo su amante, tú te mereces algo mucho mejor —apoyó su mano sobre la mía —. Rocio, escucha... Tengo unos amigos que viven en Europa, si tú quieres puedo conseguirte estadía y trabajo allá.—Déjame pensarlo. Irme de este país y dejar toda mi vida atrás, no es algo que se pueda decidir deliberadamente de un momento a otro.—Está bien, tómate el tiempo que necesites, pero piensa que eso es lo mejor para ti. Hasta que no cortes los lazos que te unen a él, no podrás ser feliz —asentí levemente a sus palabras sin agregar nada más.El resto de la velada no hablamos demasiado ya que el ambiente entre ambos había quedado algo tenso después de aquella conversación. Pero aunque me pese, tengo que aceptar que el tiene razón, debo terminar con esta extraña relación antes de que las cosas se compliquen aún más, porque si los demás se llegasen a enterar de lo nuestro, estoy segura que sería una catástrofe para ambos.Después de terminar mi cena, me despedí de Daniel y regresé a mi departamento.Era bastante tarde y solo quedaban pocas personas transitando por la ciudad.Mientras conducía, aún seguía pensando en la propuesta de Daniel, también estaba preocupada por como estaría Fernando después de haber faltado a nuestra cita, aunque él tiene que entender que no puedo estar a su disposición cada vez que quiera.Dejé el auto aparcado en el estacionamiento del edificio y luego subí las escaleras hasta mi departamento.Al llegar al tercer piso comencé a rebuscar la llave dentro de mis bolsillos mientras me encaminaba hacia mí humilde morada, pero cuando llegué me encontré con una sorpresa inesperada.Fernando estaba sentado en el piso junto a la puerta de mi departamento mientras fumaba un cigarrillo.—¿Dónde estabas? Te estuve esperando en aquel asqueroso hotel durante dos largas horas —murmuró sin mirarme.—Te dije que tenía un compromiso —coloqué la llave en la cerradura —. ¿Me puedes decir a qué viniste hasta aquí?Él se levantó ayudándose de la pared, no se veía bien y al parecer había estado bebiendo más de la cuenta.—Vine a saber porque carajo me dejaste plantado —se acercó a mí rostro mirándome profundamente a los ojos.—Acabo de decírtelo. Ahora regresa a tu casa, es tarde y ambos debemos descansar —giré la llave y luego abrí la puerta.—Voy a pasar la noche aquí. No puedo conducir en este estado.—Si es así, te pediré un taxi —antes de que pudiera tomar el teléfono, él me sujeto de las muñecas mientras me acorralaba contra la pared.—Dije que me quedaré aquí. No quiero regresar a mi casa con esa horrible mujer. Ya no la soporto —apretó su agarre haciéndome sentir un poco de dolor —. Prometo no hacer nada, solo déjame pasar la noche aquí —levanté mi mirada hacia su rostro.—La última vez dijiste lo mismo —le reproché apretando los dientes.—Lo sé, pero está vez no miento. Sé que la última vez te obligué a acostarte conmigo haciéndote sentir culpable, pero ya no voy a presionarte, Rocio. Lo prometo —me fue soltando lentamente hasta apartarse de mí.Se notaba que no estaba pasando por un buen momento y al igual que siempre, mi debilidad por él, fue más fuerte que mi propio orgullo.—Bien, puedes quedarte y dormir en el sofá.—De acuerdo —él se dió la vuelta y luego se dirigió hacía el sofá en donde se sentó y comenzó a quitarse los zapatos.—Si quieres puedes darte un baño, también puedo prestarte una bata.—¿Tienes algo que me quede? Tu eres mucho más pequeña que yo —rodé los ojos debido a su comentario.—Déjame ver qué puedo encontrar.Fui hasta el armario de mi habitación y comencé a buscar hasta que encontré algo que pudiera quedarle, después me dirigí hacia el baño y le entregué la prenda para que pudiera estar más comodo.Estaba bastante confundido con su actitud, incluso no parecía el mismo de hace unas noches atrás.Quizás estaba siendo indiferente conmigo porque falté a mi cita con él o puede que finalmente entendiera que yo ya no quiero continuar con lo nuestro.Regresé a mi habitación y me acosté en silencio mirando hacia la puerta, esperando que él entrara con alguna tonta excusa, pero sin embargo no lo hizo, solo oí sus pasos dirigiéndose a la sala y luego el silencio absoluto.A mitad de la noche desperté agitada debido a un mal sueño que tuve.No sabía cuántas horas había dormido pero por alguna razón me sentía incómoda y no pude volver a conciliar el sueño.Me levanté en medio de la oscuridad y me dirigí hacia la cocina en busca de un vaso con agua pero cuando pasé por la sala, no resistí la tentación de ver cómo estaba Fernando.Me acerqué silenciosamente y entonces pude constatar que dormía profundamente mientras su cabello cubría parte de sus ojos.Luego me senté a su lado mientras acariciaba su rostro con delicadeza para no despertarlo. Poco a poco fui deslizando mis manos por su cuerpo hasta bajar a su abdomen en donde delinee sus músculos con la punta de mis dedos.Fernando se ha vuelto un hombre muy apuesto y contrario a los demás, él se ve cada vez mejor con el transcurso de los años.Parte de su camiseta estaba levantada dejando ver sus marcados abdominales y entonces sin darme cuenta mordí mis labios al ver su piel bronceada bajo la tenue luz de
En cuanto abrí los ojos, noté un fuerte olor a quemado y entonces me asusté pensando que algo podría estar incendiándose ya que este edificio es tan viejo que las instalaciones eléctricas continuamente están fallando.Me di vuelta sobre la cama y al enredarme en las sábanas termine de espaldas sobre el piso pero me levanté de inmediato y me dirigí hacia la sala buscando la fuente de ese olor.Fernando no estaba en el baño, ni tampoco en la sala, por lo que supuse que se había marchado mientras yo dormía como lo hizo la última vez que estuvo aquí y justamente por eso no le dí demasiada importancia, solo seguí mí camino hacia la cocina de dónde al parecer provenía el humo.Abrí despacio la puerta debido a que escuché el sonido de un cubierto cayendo al piso y en ese momento ví a Fernando de espaldas, con sus manos apoyadas sobre la encimera de la cocina mientras negaba y maldecía por lo bajo.—¿Qué estás haciendo? —pregunté en voz alta logrando asustarlo.—¡Rocio! Yo de verdad, lo sient
Quizás estaba tomando una decisión precipitada al marcharme repentinamente, y soy consciente de que con ello puedo ocasionarle un gran daño a Fernando, pero también sé que es lo mejor para él.Cuando decidí llenar el vacío que sus padres habían dejado al marcharse, nunca imaginé que con el tiempo él se volvería tan dependiente de mi, como yo de él. Lo que tenemos no es sano y ya que él no está dispuesto a terminar con esta absurda relación, seré yo quien lo haga.Para la hora del almuerzo le pedí a Daniel que nos encontráramos en un restaurante cercano a la compañía.El no tardó en llegar al lugar es como si estaba esperando mí llamada, espero que esto no termine en confucion y luego de pedir el menú, ambos conversamos seriamente._ ¿Porque decidiste irte de repente? Ayer estabas reacia a la idea de abandonar a Fernando. ¿Que fue lo que ocurrió para que cambiarás de idea?_Me quedé en silencio por un momento pero después me di cuenta que no puedo tener secretos con el ya que es el úni
Después de intentar persuadirlo con distintas excusas al final no pude lograr hacerlo cambiar de parecer, incluso se quedó a dormir en mi departamento como si sospechara de mis verdaderas intenciones.Lo bueno es que entendió que estaba cansada y por eso no intento nada, solo dormimos abrazados al igual que lo hacíamos en los viejos tiempos.Sentir la calidez de su abrazo mientras duermo es una de las cosas más gratificantes que he experimentado en mi vida y sé que va a ser una de las tantas cosas que extrañe de él cuándo finalmente me vaya.A la mañana siguiente salimos temprano con destino a la ciudad donde viven mis padres, él condujo por la carretera durante horas, mientras yo iba en silencio tratando de pensar en algo para que no se diera cuenta que había mentido con respecto a la enfermedad de mi padre._ ¿Que pasa? ¿Estás preocupada por tu padre?_ Yo asenti levemente miéntras míraba hacia afuera._ Todo va a estar bien, ya lo verás._ Inesperadamente sujetó mi mano que reposaba s
Aproveché a que Fernando estaba tomando una ducha, y me acosté de espaldas a la puerta antes de que regresara a la habitación.Pasé gran parte del día planeando mi viaje y ayudando a papá con las tareas de la casa, que mis energías se habían agotado y por eso no tardé en quedarme dormida.No sé cuántos minutos pasaron desde que me dormí, hasta que desperté de golpe al sentir sus manos recorriendo mi abdomen.—¿Qué mierda estás haciendo? Estamos en la casa de mis padres —le susurré mientras intentaba quitar sus manos de mi cuerpo —. Vuelve al futón.—Antes no te preocupabas por eso. Te recuerdo que eras tú, quien se metía en mi cama a mitad de la noche —me susurró al oído.—En ese tiempo era una idiota a la que no le importaba nada, pero ahora es diferente.Intenté luchar para sacarlo de mi cama, pero todo lo que hacía era en vano ya que Fernando se apegaba más a mí, logrando que mi cuerpo comenzara a reaccionar involuntariamente.—Deja de moverte. No ves que estás empeorando la situac
Caminé en medio de la oscuridad las tres calles que separan la casa de mi familia del lugar en dónde Fernando me estaba esperando.Mi cuerpo temblaba producto del frío y un vapor blanquecino escapaba de mi boca cada vez que exhalaba el aire de mis pulmones.Unos metros antes de llegar, divisé su vehículo a un costado de la calle, este tenía las luces apagadas y la brasa de su cigarrillo podía verse desde afuera.Me acerqué cuidadosamente hacia la ventanilla del acompañante, dando un pequeño golpecito sobre el vidrio logrando llamar su atención.No hizo más que ver mi rostro e inmediatamente una sonrisa se dibujo en el suyo como si yo fuera la causa de su alegría.Le indiqué con mi mano que bajara el cristal para poder hablarle pero él me ignoró volviendo la vista al frente, por eso no me quedo otra opción más que abrir la puerta.—Devuélveme el pasaporte.—Primero sube al auto —me respondió sin mirarme.—¡Déjate de idioteces y dame lo que vine a buscar!—Dije que subieras al auto —volv
—¡Rocio… Rocio, despierta! —Candela me zamarrea intentando despertarme —. La clase de historia terminó. Otra vez te quedaste dormida. Si sigues así vas a reprobar el año.Abrí los ojos de a poco encontrándome de frente con el rostro cubierto de pecas de mí compañera de asiento.—No me molestes, ya te pareces a mí madre —bostecé mientras me estiraba.—Es en serio. La profesora estaba furiosa, incluso roncaste un par de veces —guardó los cuadernos dentro de su mochila.—Como sea... ¿Nos vamos juntos?—Hoy no. Otros chicos y yo nos reuniremos en la biblioteca para terminar el trabajo de ciencias y tú deberías hacer lo mismo.—Nah... Paso. Tengo cosas más importantes que hacer. Luego me pasas la tarea.—No te la daré, ya me cansaste, siempre lo mismo yo no vengo a estudiar por ti —tomó sus cosas y salió furiosa del salón.Carajo, si esta idiota no me pasa la tarea tendré que volver a coquetear con el feo del salón.Ni modo, todo sea por obtener una buena nota.Mientras guardaba mis libros
El tiempo que estuve inconsciente después del accidente, tuve sueños vívidos sobre mi pasado, como si mi mente me indicara que aún me quedan cuentas pendientes de esa época.Quizás se deba a que en ese tiempo fue cuando conocí a Fernando y nos hicimos muy buenos amigos . Puede que mi subconsciente quiera mostrarme algo que pasé por alto.Mientras pensaba en aquella época de mi vida, mamá entró a la habitación con un vaso de café en sus manos, ella había pasado toda la noche cuidándome y el haber estado tantas horas sin dormir, se le había empezado a notar en su rostro.—¿Mamá por qué no te vas a descansar? Yo estaré bien.—Me quedaré unas horas más hasta que el doctor venga a verte —me respondió entre bostezos.—Ya que no voy a convencerte de lo contrario, necesito que hagas algo por mi.—Claro, dime que quieres.—Quiero que vayas a cuidados intensivos y preguntes por Fernando, necesito saber cómo está.—Cariño, no creo que quieran darme información, ya que no soy su familiar.—Por fa