CAPITULO 2

Después de que me asignaran como asistente personal de Fernando, mi mente se nubló por completo, por eso al salir de la oficina del señor Salvatierra no sabía que hacer o adónde debía ir, entonces me limité a regresar a mi antiguo puesto de trabajo.

Fui en dirección al ascensor en donde pulse el botón del primer piso pero cuando la puerta estaba a punto de cerrarse, alguien la detuvo.

_ ¿Estabas escapando de tu nuevo jefe?_ Fernando entró al ascensor con una sonrisa dibujada en sus labios.

No podía comprender cuál era el motivo detrás de esa absurda condición que había puesto para aceptar la vicepresidencia. Él mejor que nadie sabe que lo más conveniente para ambos es mantenernos lo más alejados posible, entonces ¿Porque estaba haciendo todo lo contrario?

_ Mi padre me pidió que te dijera que te espera a cenar está noche en su casa. Susana y yo también iremos.

_ Ya sabes que no iré. Inventa alguna escusa por mí._ Respondí sin mirarlo.

_ Te das cuenta que ahora eres mi asistente y por ende tendrás que acompañarme a todo tipo de eventos._ Me susurró al oído mientras apoyaba su mano en mi espalda.

_ Eso no incluye reuniones familiares, para eso ya tienes a tu esposa._ Le contesté quitando su mano de un golpe.

En ese mismo momento la puerta del ascensor se abrió y salí cuánto antes mientras oía su risa burlesca a mis espaldas.

Apenas entré al sector de ventas, ví que el encargado estaba esperándome junto a una gran pila de documentos que había sobre mi escritorio.

_ Hoy no te irás hasta que termines de revisar todos estos contratos de venta._ Después de lo que había pasado minutos antes, no tenía ganas de seguir discutiendo con él y por eso solo me límite a obedecer sus órdenes. De todos modos, dejaría este puesto en cuanto nombraran a Fernando vicepresidente de la compañía.

Al finalizar mi agotadora jornada laboral no tenía ánimos para nada, ya era demasiado tarde para ir a cenar y solo quería regresar a casa para dormir hasta el día siguiente, pero una llamada de último momento cambio todos mis planes.

_ ¿Que demonios quieres?

_ No me hables así. Mi padre insiste en que vengas a cenar y le dije que trataría de convencerte.

_ Maldito estúpido, acabo de salir de la oficina y estoy exhausta... Te dije que inventaras una excusa por mi._ Respondí apretando los dientes de la rabia que sentía.

_ No seas tan malhumorada. Le diré al viejo que vienes en camino..._ Me colgó.

_ ¿El cabrón se atrevió a colgarme?_ Grité en medio de la calle haciendo que las personas a mi alrededor me miraran raro.

No tuve otra opción más que ir a la m*****a cena en casa de los Salvatierra , había pasado tiempo desde la última vez que estuve en ese lugar y volver no se me hacía nada agradable.

Después de que sus padres se separaron, su padre volvió a hacer pareja con una mujer 15 años menor, mientras que su madre se dedicó a viajar por el mundo.

Al llegar a la lujosa residencia, el mayordomo me abrió la puerta y luego me escoltó hasta el gran comedor en donde todos estaban reunidos.

Apenas me vió, el señor Salvatierra me regaló una amplia sonrisa mientras levantaba su copa de vino hacia mí.

_ Mi querida Rocio, te estábamos esperando._

El mayordomo corrió la silla que estaba junto a Fernando invitándome a sentarme.

_ Lamento llegar tarde. Tenía trabajo que terminar en la oficina.

_ Esta muchacha, siempre ha sido muy trabajadora y dedicada.

_ Eso es cierto padre, élla es muy eficiente en todo lo que hace._ Fernando sonrió de lado.

_ Susana, deberías presentarle alguno de tus amigos, Rocio ya está en edad de conocer a alguien y dejar de andar solitaria._ Le dijo el señor Salvatierra a su nuera.

_ Lo haré con gusto..._ Respondió ella mientras me sonreía y entonces yo me atragante con la comida por lo cuál comencé a toser.

Tuve que levantarme e ir al baño para no incomodar a los demás. Luego de que se me pasara la tos, regresé al comedor, pero antes de entrar me detuve afuera de la puerta para escuchar su conversación.

_ ¿Cuando van a darme un nieto? Ya es hora de que tengan un heredero._

_ Lo estamos intentando señor Salvatierra, pero no es fácil._ Susana respondió tratando de calmar a su suegro.

_ ¿Desde cuando tener un hijo es tan difícil?_ soltó una carcajada.

_ Eso no es algo que se tome a la ligera, padre. Un hijo es una gran responsabilidad, además una decisión tan importante como esa debe ser tomada en conjunto.

_ Susana quiere un hijo desde hace mucho tiempo, ¿Acaso tú no quieres tener un hijo con ella?

_ No es que no quiera, solo creo que aún no es el momento indicado._ Fernando se oía bastante molesto.

_ ¿Y cuando lo será? ¿Cuando sea tan viejo que ni siquiera pueda sostener a mi nieto entre mis brazos? Deben tener un niño ahora que ambos son jóvenes.

_ No voy a discutir de esto contigo. Eso es algo que solo nos concierne a Susana y a mí._ Por el tono de su voz podía darme cuenta que esta conversación le estaba afectando más de la cuenta.

_ También me concierne cuando se trata de mi propia familia..._ El señor salvatierra golpeó la mesa.

_ Ahora te preocupas por tu familia después de haberme abandonado cuando más te necesitaba. Tu no tienes derecho a opinar sobre mi vida privada. Ya es suficiente con que quieras imponerme la vicepresidencia a la fuerza.

_ Eres un maldito desagradecido, si no fuera por mi, quién sabe dónde estarías ahora._ Después de oír eso, ví a Fernando salir enfurecido hacia la calle.

No sabía que hacer, lo único que se me ocurrió fue ir detrás de él. Lo seguí hasta donde estaba su vehículo estacionado pero al parecer él no se había percatado de mi presencia.

_ ¿A dónde vas?_ Le grité logrando que se detuviera, entonces se devolvió sobre sus pasos quedando frente a mí.

_ Ven conmigo._ Me tomó del brazo jalándome hacia su vehículo.

_ Detente, no me jales así._ me solté abruptamente.

_ Sube._ Me ordenó señalándome su automóvil._ Vámonos ahora mismo de este maldito lugar.

Sabía perfectamente que si ponía un pie dentro de ese vehículo esto no pararía jamás, sabía que al irme con él estábamos haciendo algo incorrecto que dañaría a muchas personas incluyéndonos a nosotros mismos.

_ Te necesito..._ Pronunció con su mirada en el piso.

Miré hacia atrás para ver si alguien estaba viéndonos, luego volví mi vista hacia él y en cuanto levantó su mirada no pude resistirme a esos ojos que pedían desesperadamente que lo sacara de allí.

Quizás estaba siendo una completa egoísta al anteponer mis propios deseos antes que el bienestar de los demás, pero en ese momento solo me importaba rescatarlo de ese infierno.

_ Está bien, vámonos._

Le arrebate las llaves de las manos y lo saqué de ese lugar sin pensar en las consecuencias... Solo conduje lo más rápido que pude tratando de escapar de esa cruel realidad en la cuál ambos estábamos sumergidos.

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