Capítulo 4

Por unos instantes todo desapareció, Abigail quiso retirar su mano, pero su cuerpo no respondía a ninguna indicación que su cerebro ordenaba. Ella simplemente no podía apartar la vista mientras al mismo tiempo, todo su sistema se estremecía de una forma ruda.

La chica escuchó como una garganta carraspeaba y parpadeó varias veces dejando caer su mano lentamente, del agarre seguro que el hombre le había proporcionado.

Giró hacia su padre y sus mejillas se encendieron por el calor que ni siquiera estaba soportando.

—Lo siento… Por favor, siéntese —dijo ella señalando en dirección a una silla. Pero Dominic pudo ver el temblor en sus dedos y volvió a mirarla de nuevo.

—Nunca me sentaré si usted no lo hace primero, Abigail…

Abby se atragantó con su misma saliva y apretó sus puños en desesperación. Dio un paso adelante, otro hacia atrás y otro hacia a un lado. ¿Qué mierdas estaba haciendo?, ¡era una tonta!, se reprimió varias veces en su mente, y de forma desesperada buscó el rostro de su padre.

Ezra solo frunció el ceño ante su actitud torpe y luego ajustó su chaqueta.

—Bien, podemos comenzar… Dominic, coloquemos sobre la mesa los negocios —dijo el padre de Abby, y ella supuso, todo muy fue claro del por qué este hombre estaba aquí.

Por la propuesta.

Dominic apretó su mandíbula asintiendo, y luego fue a sacar una silla corrediza para ofrecérsela a Abigail, sin desistir de su intención.

—Por favor —repitió de nuevo y ella asintió yendo rápido y sin perder un segundo.

El aroma del hombre volvió a envolverla cuando su cercanía la arropó y no pudo sino reprimir sus ojos para negar, y para colmo, él se sentó en otra silla muy cerca de ella. Ahora ambos estaban viendo en dirección de su padre, o al menos ella disimulaba que lo hacía.

—Estoy un poco confundido —la voz de ese hombre se esparció nuevamente por la oficina—. ¿No estamos esperando a alguien más?

Abby giró incrédula, ¿a qué se refería? Ese hombre estaba pensando que el proyecto por supuesto debía ser ideado por un hombre y su sangre comenzó a hervir. ¿Por qué se topaba con todos los machistas del mundo?, ¿acaso todos vivían en Minneapolis?

Ella alzó su mentón y luego dirigió su mirada seria a su padre, Ezra ni siquiera le dijo al hombre que esa había sido su idea, y se sintió muy ofendida con ese hecho.

—No estamos esperando a nadie más, Señor Hunt —le informó la chica sin mirarlo—. El negocio que usted leyó por lo que creo está aquí, ha sido mi idea, junto con mi padre…

Ezra se incomodó y se sintió avergonzado, y Abigail no estaba mirando al hombre para ver su expresión.

—La verdad, no tienes que decir eso, no tuve nada que ver en esto —explicó Ezra sorprendiendo a su hija por primera vez—. Todo el documento que recibiste y toda la propuesta ha sido totalmente sacado de la cabeza de Abby —volvió a decir, pero estaba vez direccionando su mirada en Dominic.

Un silencio pesado se impregnó en el ambiente.

—Estoy maravillado… y debo disculparme si sonó como una ofensa —sus palabras entraron en los oídos de Abigail como una caricia, y como si fuese una orden con sus palabras empalagosas ella giró lentamente—. Debí imaginar que esto solo saldría de una mujer…

¿Qué?, la mente de Abby gritó en seco y sus ojos se abrieron.

—Los detalles, las especificaciones, todo ordenado, todo especificado… —el hombre dijo las palabras tan lentas, que ella se sintió envuelta en algo pegajoso—. Jamás podríamos nosotros hacer algo como eso, y se me permite, la idea es brillante… la felicito y reciba todo mi respeto y mi admiración por usted.

El rostro de Abigail se puso rojo, pero no tuvo tiempo para entender por qué estaba como estaba.

—También lo creo —intervino Ezra haciendo que las miradas de ese par se rompieran en el instante—. Es una idea que creo no tiene un fin, y estoy muy orgulloso por ese hecho.

Abby lo miró fijo sin saber si hablaba con verdad, pero no puedo descifrar nada en su rostro.

—Puedo imaginarlo —Dominic Hunt cortó con la tensión—. Como usted sabe Ezra, tomé un avión para estar aquí. Y tengo una propuesta que no quiero que rechacen…

Ezra asintió preparándose para algo bueno, cuando se trataba de Hunt, nada menos podía venir de su parte.

Abby se sentó más erguida, y luego vio como el hombre tocaba su boca con el dedo y trataba de buscar las palabras correctas.

—Quiero hacer una inversión en dicho proyecto con el 100% del capital…

Cuando esas palabras fueron lanzadas, tanto Ezra como Abby abrieron sus ojos incrédulos. Era una locura.

—Señor, Hunt…

El rostro de Dominic se giró hacia ella haciendo que sus palabras se atascaran.

—¿Sí?

—Nadie da un 100% de un proyecto que ni siquiera está desarrollado, solo hay una hoja de archivo dando un esquema, hay… hay muchas cosas que faltan, y eso contando a que ni siquiera hemos dado una oferta.

—No quiero una oferta, Abigail —pronunció firme acercándose más la silla—. Quiero este proyecto, tu proyecto.

—Pero… —ella iba a refutar diciéndole que era una locura, aunque Abby también estaba loca por querer correr a un inversionista de esta magnitud, nadie en sus 5 sentidos daba el capital al 100%, era algo imposible.

—Aunque me gusta mucho la idea —intervino Ezra otra vez—. Es un poco irracional que quiera dar el 100% del capital.

—Míreme, Ezra, ¿hay algo irracional ahora en mi rostro?

Abby no podía ni siquiera imaginar que este hombre estuviera enfrentando a la roca de su padre, sus nervios estaban al punto de colapsar, y lo peor estuvo por venir. Su padre soltó una carcajada que la dejó más pegada al asiento y luego vio como Dominic le correspondió en una sonrisa.

—Solo no puedo creerlo, es todo. Ni siquiera se sabe si vaya a funcionar.

—¿Está bromeando?, no me haga dudar de su fama, cualquier persona con tres dedos de frente sabe que esto es un generador de dinero en potencia.

—Entiendo —terminó por decir Ezra mientras Abby solo escuchaba la conversación—. Entonces ¿qué propone?, estoy seguro de que la intención de capital vendrá con muchas condiciones.

Dominic esbozó una sonrisa y luego giró la mirada hacia la mujer que estaba a su lado.

—Mi equipo por supuesto trabajará con nosotros —Alzó la palma—. Por supuesto, Abigail tendrá todos los créditos, y ella siempre tomará la palabra final de cualquier decisión.

En el momento, Ezra arrugó el ceño sin entender muy bien la parte, pero antes de que pudiera salir de la duda, su teléfono sonó duro haciendo que todos hicieran silencio. Cuando sacó el móvil de su bolsillo su expresión cambió y luego se puso de pie de inmediato.

—Debo contestar esta llamada… —dijo disculpándose y aunque Abby le suplicó con la mirada, la puerta fue cerrada rápidamente mientras él desapareció de su vista.

¡Perfecto!, Pensó Abby, y no tuvo otra mejor idea que levantarse del asiento y rodear el escritorio para ir a la silla que su padre había dejado.

Los penetrantes ojos oscuros de Dominic estaban sobre ella fijos, y como pudo se las arregló y le envió una sonrisa decente para tomar el auricular y llevarlo a su oreja.

—Pediré algo de tomar, ¿Café?…

—Café está perfecto —respondió el hombre con voz aguda y ella asintió.

—Lina, trae un café negro y… —despegó el auricular y luego preguntó—. ¿Sin azúcar me imagino?

—No, me gusta el azúcar, por favor que le pongan dos porciones…

Abby frunció el ceño y no pudo contenerse.

—Nunca conocí a un hombre que le gustara tanto el azúcar en el café…

Dominic sonrió de lado y se acercó un poco más a la mesa.

—Es bueno ser el primero.

El aliento de Abigail se le fue de su cuerpo y solo escuchó como su secretaria preguntaba si aún estaba en la línea.

—Lo siento, Lina… por favor un café negro con dos porciones de azúcar, pero puede traer otra porción por si el señor desea agregarle más —Abby vio como Dominic bajaba la mirada exponiendo más su sexy sonrisa, que hizo que su cuerpo subiera un poco más de temperatura.

—¿Quiere algo para usted? —preguntó la chica desde el otro lado de la línea.

—No, solo el café —estaba a punto de colgar cuando la mano de Dominic se acercó.

—Espere, ¿no tomará nada? —preguntó y la confusión de Abby aumentó.

—No señor…

—Bueno, en ese caso, no tomaré nada tampoco.

¿Qué?

—Puedo preguntar por qué cambió de opinión, aquí se sirve un buen café, créame…

—No lo pongo en duda —dijo Hunt con voz firme—. Pero no me gusta tomar nada solo, no es mi estilo.

Abby soltó un suspiro y luego apartó la mano del auricular.

—Lina, trae dos cafés, por favor.

Ella colgó el teléfono y luego unió sus manos para reprimir el nerviosismo que ahora era constante.

—Mi padre… vendrá en cualquier momento… —dijo sin mirarlo.

—No te preocupes, me siento cómodo aquí. Y quiero felicitarte nuevamente, estuve buscando por mucho tiempo algo como esto.

La cabeza de Abby iba a estallar si seguía enviando las palabras a sí misma con segundas intenciones. ¿Qué le pasaba? ¿Acaso se había vuelto loca?

—Yo… también lo pienso, creo que se lograrán muchas cosas con este proyecto y espero que todo salga bien…

Unos toques resonaron y Lina apareció con una pequeña bandeja. La chica caminó saludando y luego colocó el pedido en la mesa.

—Que lo disfruten…

—¡Gracias! —Ambos dijeron en unísono y por un momento Lina los miró un poco desconcertada.

Cuando la chica se fue del lugar ambos quedaron en silencio hasta que Hunt puso los ojos en una Abigail con cabeza gacha y concentrada en llevar el café a su boca.

—¿Sabe que esto se puede volver una cadena interminable? —preguntó Dominic, y ella se quemó la boca cuando lo escuchó, sin saber a qué se refería.

El hombre se puso de pie rápidamente y tomó una servilleta de la bandeja yendo hasta el lugar de Abigail.

—Tome esto —le ofreció la servilleta y vio como varias gotas cayeron en su blusa.

Sin embargo, cuando levantó la mirada, el labio inferior de la chica estaba rojo e hinchado y ella pasaba sus dedos de forma singular por ellos.

Aunque quiso no pudo apartarse de esa mujer, ni tampoco despegar sus ojos de aquella boca. Sin explicación alguna él tomó el rostro de ella sin preguntarse qué mierdas estaba haciendo y luego arrastró sus dedos por sus mejillas.

—¿Estás bien? —¿quién diablos hacia esa pregunta después de que alguien se quemara?, se preguntó Dominic odiándose en ese mismo instante.

Abby abrió los ojos totalmente estáticos. Ella estaba sorprendida hasta la médula, y eso sumando a que ahora mismo tenía los dedos fríos de ese hombre en su rostro. No sabía cómo procesar todo lo que la invadió en este instante, el roce de ese hombre simplemente estaba erosionando su cuerpo, como si tuviese un volcán que nunca supo que existió y que ahora le estaba diciendo “Hola”.

Sin pensarlo dos veces, y con el miedo que la invadió por sentir todo eso en su piel, retrocedió rápidamente quitando el tacto de él sobre sus mejillas.

—Lo siento, solo me preocupé… —se excusó Hunt, pero en su rostro no parecía tener ningún arrepentimiento, él más bien parecía molesto—. Su boca se ve muy… roja…

—Me arde un poco, solo fue una torpeza de mi parte. Cuando salga de aquí, pondré un cubo de hielo, no es nada.

—No lo haga —refutó Dominic sin moverse de su puesto, haciendo que Abby frunciera su rostro—. El hielo puede aliviar en el instante, pero empeorará la quemadura, irritará la zona. A veces el alivio momentáneo no sirve para el futuro.

Por alguna extraña razón las palabras de Dominic hicieron estragos en su corazón, llegaron hasta lo más profundo de su alma estremeciendo una parte de su vida que ni siquiera conocía. Las palabras del hombre no solo aceleraron su ritmo cardiaco, ellas hicieron un hueco, uno profundo, que hizo que sus ojos se nublaran en un instante.

—Abigail… —escuchó las palabras, pero ella seguía impregnada en esa mirada oscura, y no supo por qué sintió la necesidad de conocer qué se escondía detrás de esos ojos profundos.

—Estoy aquí —Anunció Ezra haciendo que Abby se espantara.

Pero la llegada de su padre ni siquiera inmutó a Dominic, al contrario, él se dio media vuelta y luego metió sus manos en los bolsillos.

—Estábamos casi firmando el trato —Anuncio Hunt mientras una sonrisa se deslizaba por su rostro y Abby vio como su padre la miró confundido.

—No… es, —ella quiso explicar teniendo la mirada de Dominic todo el tiempo sobre ella, pero no pudo concluir ni arrojar nada.

—Solo hablábamos, Ezra, no te preocupes, solo bromeaba.

—Bien. Entonces, pido disculpas, debía contestar…

—Está bien.

Ezra tomó asiento y Hunt caminó por todo el salón.

—Imagino que deben reunirse para tomar una decisión. Y aquí está mi propuesta para que la analicen. 100% del capital, mi equipo también trabajará con todos ustedes, y asomaré algunos nexos a la idea principal, pero por supuesto eso se concluirá en una extensa reunión…

—Me parece excelente idea, ya hemos estipulado una reunión para las 3 de la tarde, denos una hora, y puede llegar a las 4 para finiquitar las partes, puede traer a su equipo, y así se sentirá seguro —anunció Ezra. Pero cuando dijo esto último, Hunt se dio la vuelta, ya que estaba viendo la vista por la ventana.

—Vendré solo, no tengo dudas, estoy seguro de este proyecto.

Abby quedó mirándolo y decidió intervenir.

—Nuestro edificio no es el mejor de todos —dijo aún sin conocer en qué estatus estaba el hombre, pero por la mirada que le envió su padre, entendió que era una buena posición—. Pero, puedo prepararle una oficina a usted… y a su equipo para que vengan a ver los avances, y hacer el trabajo que se requiera…

Ella no supo por qué Dominic la miró como si ella fuese la persona más noble e ingenua del mundo, y con pasos largos volvió hacia ellos y puso su mirada intensa en ella nuevamente.

—Tengo mi propio edificio, Abigail, pero agradezco tu bondad. Ezra sabe que no me moveré a otro sitio para trabajar, por lo tanto, es bueno que agende su horario para que vaya a mi lugar a partir de ahora…

Todo lo que ella pudo decir se quedó atorado en su garganta mientras esta se apretaba ligeramente. Abrió la boca varias veces, pero no tuvo otra opción que mirar a su padre, y hacerle miles de preguntas con los ojos.

¡Esto debía ser una maldita broma!

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