Los dedos de Abby crujían de forma constante mientras su chofer manejaba y el silencio era una tortura.
Se dirigían a casa, y a pesar de que quería tomar una ducha caliente y comer algo decente, ella no quería poner un pie en lo que ni siquiera podía llamar un hogar. El silencio de Marshal era abrumador, y a la vez la ponía más inquieta.
Quería decir cualquier cosa, su silencio solo la hacía parecer asustada, como si debiera algo, como si hubiese hecho algo mal. Y estaba tan cansada de eso. Miró por la ventana y sintió que el aire estaba demasiado frío.
—¿Tom, podrías apagar el aire acondicionado? —pidió de forma amable y en respuesta el hombre asintió con una sonrisa.
Pero ni siquiera se pudo ejecutar el acto cuando la voz de su marido resonó en todo el interior.
—Déjalo como está&hell
Ivy estaba cambiando sin lugar a dudas, no supo cuándo fue la última vez que su hermana de 11 años había dejado de hablar de muñecas y ahora solo le contaba con irritación el comportamiento de algunos de sus compañeros de la escuela. En vez de juguetes había mostrado algunas revistas para su vestido de 15 años que, desde ya, estaba preparando. En alguno que otro comentario habló insistentemente de un chico que supuso le caía mal, y entendió que los tiempos avanzaban a la velocidad de la luz, porque ella a su edad solo pensaba en las Barbies que estaban por salir, pero por supuesto su hermana no se parecía ni un ápice a ella.Una película de High School Musicalestaba terminando, y Abby agradeció que esto estuviera sucediendo. Definitivamente su hermana pre adolescente ya no era su niñita consentida, y en definitiva debía don
Abby tomó una respiración profunda antes de responder:—Quizás… quiera respirar aire fresco en el jardín… —la voz de ese hombre se esparció por todo su cuerpo. Allí estaba de nuevo, tratando de buscar una salida para ella y a la vez metiéndola en un agujero.—Gracias… —respondió Abigail mientras Hunt asintió con la cabeza y le dio una sonrisa para que ella continuara su trayecto.En segundos ella escapó del comedor, mientras en pasos apresurados llegó hasta el jardín donde nadie pudo verla. Sacudió sus manos y las pasó por su vestido para secar el sudor. Soltó el aire varias veces y luego llegó donde estaba un árbol que literalmente arropaba la casa y recostó su espalda allí.Sus ojos se cerraron.¿Qué me está pasando?, ¿Qu&eacu
Abby giró a todas partes sin saber a dónde dirigirse, pero en el momento en que ya comenzó a sentirse desesperada, encontró a un hombre que salía de un ascensor ubicado al final del pasillo.Gracias al cielo, pensó dentro de sí.—Buen día. Disculpe… he llegado un poco antes —anunció Abby mientras caminó hacia el hombre y él hacía lo mismo hacia ella. De forma rápida abrió su bolso y buscó el papel para recordar en qué piso le informó Dominic, y entre tanto lo buscó, terminó por decir—: Debo ir al piso del señor, Hunt… sí aquí esta, es, es…—El piso número 35 —completó el hombre de seguridad que ya se había detenido frente a ella.—Sí… —¿Por qué tenía tantos pis
Abby estaba sentada en su bañera con la mejilla puesta en su rodilla mientras recordaba su asombroso día.¿Cuánto tenía de no sentirse tan… emocionada?No solo adjudicaba eso a que ahora tenía a un hombre avasallador todo el tiempo a dos metros de distancia, que por alguna razón no podía entender, no se separaba de ella en ningún instante. También podía sumar a que todos en esa empresa la trataban con respeto, con admiración y como si ella realmente fuese una persona importante.Las lágrimas comenzaron a caer, y no supo por qué estaba llorando ahora, tenía una conglomeración de sentimientos en el pecho que hicieron una unión para hacerse grandes y explotar por toda ella.Estaba nerviosa, eufórica, pero sobre todo tenía mucho miedo.No sabía que pensar, no sabía a donde camin
El aire salió enseguida de su boca, y aunque quiso responder a su saludo y a su oración, no consiguió hacerlo enseguida. —Aunque puedo venir en otro momento… ¿Dónde puedo encontrar una computadora? —volvió a decir Abby terminando con una pregunta. —No, pasa, Jacob ya estaba terminando aquí, él debe ir a buscar unos documentos… —¿Documentos? ¿Cuáles documentos? —preguntó Jacob mientras Hunt lo aniquilaba con la mirada—. Ok si, esos documentos… —Hola, señor Jacob —saludó Abigail acercándose con una sonrisa. —No, no, no… solo Jacob, nada de señor, ¿De acuerdo? —la corrigió y ella asintió un poco roja. —De acuerdo… —Bien, ahora me voy por dichos documentos que son tan importantes para Dom… —dijo mirando a Hunt con una sonrisa en su boca—. Y también llamaré a Stephanie para que venga en cuanto antes, y los ayude en todo esto… no me tardaré, vendré en un momento. ¿Bien? Abby arrugó el ceño confun
Dominic estaba apretando el volante, mientras ese olor desquiciado y exquisito al mismo tiempo proveniente de la mujer que tenía como copiloto, emanaba, incrustándose por los poros adoloridos. Cuando dobló la avenida vio por el rabillo del ojo, que Abigail estaba nerviosa, en su cara se denotaba la preocupación y él sabía el porqué de su conducta.Solo faltaban algunas cuadras para llegar al sitio. Y estaba desesperado por explicarle que nunca haría nada que la dejara avergonzada.Cuando llegó al lugar, estacionó cuidadosamente y luego colocó el freno de mano mirando fijamente a la chica que apretaba su mandíbula y forzaba una sonrisa para él.—No debes preocuparte, no vamos a ningún lugar público. Sé que te traería problemas, y sé que no vas a sentirte cómoda…—No es por ti…
15Luego de que tomó un fuerte suspiró inhaló todo el aire dentro de su cuerpo y lo expulsó.El aire caliente en su cuello, sumado al cuerpo de Abigail, que encajaba perfectamente en el suyo, ya era demasiado de soportar. Y si Hunt decía que hasta sus neuronas estaban excitadas, era quedarse corto en comparación de cómo se sentía en este momento.Dominic no podía respirar de una manera regular, le dolía el pecho por la tensión de quedarse tan quieto para que nada de su cuerpo pudiese hacer fricción con Abby, él necesitaba ser la mente fría del asunto, porque de hecho Abigail no estaba en una posición para pensar en que la química que había alrededor de ellos, era real.Ella debía tener en sus pensamientos muchos problemas por la que la hicieron llegar a este punto, y él no podía ser tan bruto de decirle
Marshal estaba llamando insistentemente, y aunque la llamada caía, él volvía a enviar la llamada, haciéndole saber que no desistiría hasta que ella contestara. Abby giró rápidamente mientras buscaba una manera de hablar sin que Dominic no la escuchara, pero sería demasiado evidente. —Puedes responder, estaré en silencio ¿de acuerdo? Abby asintió y pasó un trago duro mientras deslizó la llamada y colocó el auricular en su oído. —Marshal… —dijo tratando de parecer normal, pero su voz se había quebrado con mucha evidencia y cerró los ojos llevando las yemas de sus dedos a la sien. —¿Dónde estás? —esa fue la contestación de su marido. Abby llevó los ojos nuevamente hacia Dominic mientras sus labios temblaron. —Estoy en un bodegón cerca de Midtown… el que… —¡¿Por qué mierdas estás allá?! —gritó interrumpiéndola, aunque Abby pensó esconder el auricular, Dominic pudo escuchar el grito, pero disimuló muy bien para no colocar in