Dominic pensó que por más de que Abby fuera la firma legal nunca estaría involucrada, y eso se lo juró Connor más de mil veces antes de irse. No supo cómo hicieron para llegar a esas bodegas, ni como hicieron un procedimiento tan rápido, pero todo lo que estaba ocurriendo junto con las pruebas que Abby había entregado eran más que suficientes para que Ezra y Cedric, se pudrieran en la cárcel por el resto de sus vidas.
Eso, sumado a toda la red de mafia que iría tras de ellos. Ni siquiera sabía si la vida de su padre estaría segura en la cárcel, pero si era sincero con él mismo, no le importaba.
A ese hombre no le importo joderse en su propia familia, en su propia hija, aun arrojándola a un malnacido que defendió hasta última instancia.
No sentía lástima por ese hombre, pero no podía evitar sufrir por su
Por un momento su actitud la amedrentó, en el instante en que bajó la mirada a sus manos, vio que estas se movían abiertas como si no tuviera buenas intenciones.—¿Podemos hablar? —el hombre preguntó bajo inspeccionando hacia dentro de la casa.—Mamá no quiere que vengas a esta casa, Marshal. Y yo no quiero volver a verte tampoco. El abogado…La palma del hombre se alzó en señal de que se callara y lo vio bajar la cabeza.—Un abogado me visitó, sí. Tengo una demanda de divorcio que es casi imposible no firmar por sus cláusulas, tan buenas para mí. No vengo a declinar dicha acción tuya, porque parece que estudiaste muy bien el plan.—Por favor, Marshal. Vete…—Quiero firmar el divorcio Abby… no me negaré a lo inevitable.Abigail lo miró con evidente extr
La mujer desvió la mirada hacia los chicos y luego hacia Jacob que estaba de pie junto a Dominic. Limpiándose el rostro varias veces, le indicó a Ansel que se fuera con Ivy a la cafetería y que comprar algunas cosas para comer.La niña se fue oculta en el brazo de su hermano, mientras Dominic la perseguía con la mirada. Ella era la versión pequeña de Abby, y ver sus ojos vidriosos y su nariz congestionada solo le hacían recordar los momentos en que ella misma la miró así.—Yo subí cuando ustedes se estaban despidiendo… —las palabras de Helena lo hicieron girar—. Me senté con Ivy y Ansel para explicarles un poco la situación de Ezra. Debo prepararlos a todo lo que se nos viene, y en algún momento de la conversación, escuché que la puerta era cerrada, por lo que concluí que te habías ido.Domini
Cuando Dominic llegó nuevamente al hospital, vio que Helena y sus dos hijos estaban sentados en unas sillas, con los ojos cerrados. Comprobó la hora de su reloj, eran las dos de la madrugada, y sabía que todos estaban cansados por la agitación del momento. Llegando hasta el lugar le tocó el hombro suave a la mujer, por lo que ella parpadeó.—Deberías ir con ellos a dormir. Yo me quedaré aquí…La mujer negó, y zafándose de ambos pudo levantarse.—La vi por un momento, pero ella no estaba consciente aun… —dijo Helena con un tono de esperanza.—Tal vez ella no despierte hasta mañana, está muy débil, y tú también, déjame que llame a alguien que los lleve y te prometo que no despegaré de aquí. No hacemos nada dejando a los chicos pasar la noche en esas sillas incómodas.
—Camina lento, te ayudará a estirar la piel.Abby vio que su madre terminó de colocar algunas vendas en la cama y se retiró de la habitación cerrando la puerta.Presionando su vientre, caminó a pasos lentos hasta llegar al balcón del lugar, y allí asomó el rostro a un rayo de luz que iluminaba ese pedazo de la casa.Su cuerpo se estremeció entero por el calor, había necesitado de esto en todo este tiempo que estuvo en ese cuarto frío de hospital, y extrañaba estar en casa.Aunque esta no era precisamente suya.Ni siquiera sabía ahora como Dominic había convencido a su madre para instalarla en la casa de Minneapolis, que había comprado un tiempo atrás. Ya había pasado una semana desde que salió de ese hospital, y desde el día en que el médico le informó, que la dejaba ir solo con estri
Abby.—¿Azul o blanco? —le escuché preguntar mientras estaba colocando el alta voz a mi teléfono, ya que estaba manejando por la ciudad.—Espera un segundo… —respondí haciéndome a un lado de la carretera, para conectar el cable de mi celular directo al auto—. ¿De qué hablas?—No me regañes… —Dominic sonó más bien gracioso, pero no podía entender a qué se refería—. Estás en alta voz, y como te tomaste el día libre, no sé si elegir el azul o el blanco para las nuevas etiquetas, no quiero después ver esa mirada de desaprobación tuya…No pude evitar llevar mi mano a la boca ante la risa que me provocó su niñería. Pero si no fuese por cosas como estas, mi vida no fuese tan divertida y tan feliz, como lo estab
No se aceptan copias, ni adaptaciones. Esta historia, los personajes y lugares, fueron creados directamente por el autor para los fines de la trama.Todos los derechos reservados ©Copyright 2020.Pensamiento de Abby, Abigail Hudson, Nombre de casada, Abigail Hayes“Hay días en los que te sientes tan tenso, que lloras, sintiendo que no tienes ningún lugar a donde ir y a nadie con quien hablar. La vida puede parecer tan difícil que todo parece imposible. A veces solo quieres bajar los brazos y darte por vencido. Debes saber que nada ha acabado; dar un respiro no da derecho a rendirse. Sé paciente y muestra coraje. En algún lugar más allá de lo que puedas ver en este instante, te esperan momentos maravillosos”
—Abigail… mi vida… —todo el salón se quedó en silencio cuando Marshal pidió a la orquesta que se detuviera para dar unas palabras.Los invitados se sentaron en sus mesas mientras las sonrisas se gestaban en el rostro de todos los presentes. El lugar de la recepción era impresionante; con manteles en toldos y un jardín a su alrededor haciendo que todo se viera regio y refinado, eso, sumado a la iluminación opaca en algunos lugares y candente en otros.La noche fue el momento perfecto para darle el toque final a la ceremonia espléndida que Abby y Marshal querían para su día especial, así que nada en el mundo podría opacar este momento que tenía el corazón de Abby en un galope. Abigail Hudson, o, mejor dicho, Abigail Hayes.Porque ahora ella estaba oficialmente casada, con el amor de su vida.Los ojos de la chica se iluminaron cu
Con el lapicero en su boca, Abby seguía con la mirada perdida. El día estaba en un tono gris oscuro, y con algunos relámpagos al final de la ciudad.Un suspiro salió de su boca y luego comenzó a golpear su escritorio con el lapicero. Estaba tan aburrida, tan confusa, tan triste.Deslizó la mirada a su pantalla, eran las 10 de la mañana, tenía un montón de trabajo por hacer, pero sus manos no respondían porque su mente solo estaba en la noche de ayer.Se sentía miserable, literalmente eso era lo que su cuerpo insatisfecho le reclamaba ahora mismo, porque no podía dejar de recordar el momento en que Marshal llegó a casa y tuvo sexo con ella, pero como todas las veces, nada daba resultado. Ella solo quiso pensar en una película que había visto, una que despertó algunas sensaciones en su cuerpo dormido dí