Valentina tocó la puerta de la biblioteca de Diana Brighton, y la mujer la dejó entrar —Hija, me alegro tanto de ver que estás bien, nunca más volverá a molestarnos esa mujer, Laura fue llevada presa, y seguro la condenarán a muchos años de prisión. Valentina se limitó a asentir, y se sentó en una silla —No he venido a hablar sobre eso, ese tema me tiene un poco cansada —dijo Valentina —Bien, dime, ¿Qué pasa, hija? —Quiero casarme en dos semanas, y quiero que un día después me entregues la herencia que me dejaron mis padres, por eso, quiero que hagamos una auditoria el día después de la boda, para verificar que todo esté en orden y en ese momento me sea entregado lo que me pertenece. Diana se levantó y le dio la espalda, la mujer sentía unos nervios inconcebibles, al mismo tiempo tragaba saliva, como queriendo recobrar la compostura que estaba perdiendo, para Valentina fue evidente que algo había detrás —Hija, ¿Por qué casarte con ese hombre? Tú no lo amas, ¿Qué clase de ejempl
El sonido de los golpes secos en la puerta los hizo volver a la realidad, aunque Scott no quería liberar a Valentina de su dulce beso, ella se liberó, abrió la puerta y Meredith se sorprendió de ver a Scott ahí —Venía a… ¿Quería evitarte a platicar conmigo un rato? —dijo y su mirada aún era recelosa —Ve, yo me quedaré a cuidar a nuestro hijo. Valentina asintió y salió junto a Meredith al jardín, Meredith llevaba una botella de Jack Daniels, y dos vasos, se sentaron en una banca desde donde podrían ver todas las tierras fértiles —¿Sabes algo? Quisiera volver a la infancia —dijo Meredith mientras bebía de su whisky—. No soy feliz, y tú tampoco lo serás, no cuando estarás con alguien que no amas. Valentina bajó la mirada, deseaba no escuchar nada de lo que ella decía —Por favor, Meredith, no empecemos. —¿Por qué lo haces, Valentina? ¿Solo es tu orgullo, tu gran ego hablando? Porque tú no amas a Esteban y solo lo harás sufrir, ¿Es eso lo que quieres? ¿O no te importa absolutamente l
—¡Basta, Scott! Vas a hacer que caiga —exclamo Valentina, gritando frustrada. Scott tuvo que detenerse, y ella bajó a como pudo, y de prisa, Scott también bajó detrás de ella y lo miró severa —¡¿Enloqueciste?! ¿Cómo pudiste robarme de la boda? —¿Acaso crees que no sé qué lo esperabas? —dijo él Ella le miró furiosa, con la rabia en su mirada —¿Quién te has creído? ¡No te necesito para nada! Y ahora volveré para casarme con el hombre que elegí para rehacer mi vida —sentenció rabiosa, ella intentó avanzar, pero él se cruzó en su camino, le miró severa —¡No lo harás! No lo permitiré —dijo él con firmeza y altivez. Valentina quiso golpear su rostro, pero él lo impidió sosteniendo su mano y acercándose tanto que alteró sus sentidos —Fuiste mía, eres mía, y nunca serás de otro, ¡Te amo, Valentina! Y no permitiré que sufras al estar con alguien a quien tu corazón no pertenece —dijo con firmeza —¡Ese es mi problema
Valentina clavó los ojos severos en Meredith, quien de pronto se sintió pequeña ante su mejor amiga, sus ojos se volvieron cristalinos y atinó a bajar la mirada, Valentina caminó un paso hacia ella, tenía el gesto firme, seco —¿Qué fue lo que dijiste, Meredith? —exclamó mirándolo como si pudiera escudriñarla y ver dentro de su pensamiento, pero sintió que ya no la reconocía, ahora era una extraña en su interior—. ¡Habla! —gritó con rabia Meredith sintió que pegó un ligero brinco, porque la última vez que la vio tan furiosa, fue aquel día, cuando descubrió que Scott estaba con Laura —Val… yo… ¡Lo siento! Sucedió de pronto, y yo, pensé que no lo querías, yo… —¿Tú creíste que yo no lo quería y por eso te metiste con Esteban cuando estaba conmigo? ¡¿Qué clase de respuesta es esa, Meredith?! —espetó con rabia Scott bajó la mirada, negando con desesperación —Es que… —No me importa, ¿Sabes? Este hombre no me importa en lo absoluto, ¿Sabes que sí me importa? Saber que la única amiga que
Pronto llegaron al hospital, Kevin fue a atender a Frank, mientras en la sala de espera todos eran impacientes. Cuando la mirada de Meredith se clavó en Esteban, él la miró con dolor —¿Ya estás feliz? ¿Estás satisfecho o buscabas algo más? Él bajó la mirada con tristeza —No quería… —¿No querías que mi padre se enfermara? ¿Querías matarme a mí? Lo lograste —dijo ella acercándose a él, con rabia—; Mataste mi amor por ti. Esteban sintió que sus palabras eran dagas en su pecho —Meredith… —dijo al ver las lágrimas que recorrían su rostro, pero ella se alejó antes de que él la tocara —¡Lárgate! Ya no tienes nada que hacer aquí —sentenció con firmeza —¡Ya la escuchaste, Esteba; lárgate! —dijo Allen, tomando a Meredith del brazo y alejándola de él, Esteban sintió rabia contra él, pero supo que ya no tenía nada que hacer ahí, y simplemente salió. Meredith se sentó sobre una silla, estaba agotada, solo quería ver a su padre, era todo lo que quería. Valentina estaba sentada frente a la
Valentina caminó por varias cuadras, las lágrimas le desdibujaban el camino, y se detuvo, no podía dejar de pensar en Scott, ¡él no podía morir! Ella no quería verlo partir del mundo «¡No puedes dejarme, Scott, menos a tu hijo! Esto no es justo, ¿Cómo puede ser la vida tan injusta? ¿Y yo? Solo he estado sosteniéndome de este maldito rencor por tanto tiempo, simplemente no puedo más, debo admitir la única verdad, ¡Aún te amo, Scott! Aún te amo» pensó Scott miró a Frank en la cama, se veía débil y agotado, estaban junto a Kevin —Ya lo sabía —dijo el hombre dejándolos de piedra, ambos estaban tan perplejos ante su tranquilidad —Pero, ¿Qué dices, Frank? ¿Por qué no nos dijiste nada? Frank sonrió con ligereza —Scott, parece que es la tradición de los Brighton siempre esconder verdades, pero está solo fue una mentira piadosa, ¿Para qué decirlo? Les prohíbo hacerlo, no quiero ver a Meredith sufriendo, no quiero ver a Valentina destruida porque perderá también a su padrino, así como a su
Cuando Valentina y Scott llegaron a la mansión Brighton todos estaban cenando, Scott estaba tan feliz, que contener su dicha fue inútil —Familia, debemos decirles algo —dijo sosteniendo la mano de Valentina entre la suya, provocando la duda de todos—. Valentina y yo hemos decidido volver a estar juntos, hemos decidido casarnos, otra vez. La mirada de Diana, Melissa y Meredith fue de un poema de incredulidad, ninguna podía creerlo, pero pasada la conmoción, parecían emocionadas y felices. Melissa corrió a abrazarlos y felicitarlos —¡Eso es una buena noticia! Me encanta —aseveró Melissa —¿Cuándo se casarán? Me gusta saberlo —dijo Meredith con algo de ilusión y melancolía porque ella creía que nunca más podrá sentirse así de feliz como ellos —Bueno. aún no lo decidimos —dijo Scott —En dos semanas, después de todo ya hemos estado casados, no será difícil volver a hacerlo —dijo Valentina, sorprendiéndolos, Scott tomó su mano y la besó, sonrió feliz, estaba tan emocionado que sus ojos
Pasó una larga semana, Valentina caminaba por el centro de Redville, estaban en una tienda de novias, cuando salió para ir a otra tienda encontró a Esteban, se quedó paralizado, se miraron fijamente —Hola —dijo él con la voz apagada —¿Qué haces aquí? Pensé que te había ido de vuelta a tu país —dijo ella —Necesitaba hablar contigo. Ella miró su semblante, era de verdad desolador, mordió su labio inferior, no sabía si debía hacerlo —¿De qué podemos hablar, Esteban? No tiene caso —dijo Valentina convencida —Por favor. Ella notó la suplica en su voz, y se sentó a su lado para poder escucharlo, tomaron asiento en una banca frente a la tienda de novias —Yo, sé que te fallé, te mentí, traicioné tu confianza, lamento que lo haya hecho —dijo Esteban con la mirada triste y parecía arrepentido, pero Valentina no sentía que nada de eso le importaba ahora, solo podía pensar en Scott y en su hijo —Esteban, la realidad es que tú y yo no nos amamos, solo nos obligamos a hacerlo, pero la verda