¿QUÉ TE PARECIÓ? DEJAME TUS COMENTARIOS AGREGA A BIBLIOTECA, REGALAME TU LIKE, DEJAME TU RESEÑA ♥
Pronto llegaron al hospital, Kevin fue a atender a Frank, mientras en la sala de espera todos eran impacientes. Cuando la mirada de Meredith se clavó en Esteban, él la miró con dolor —¿Ya estás feliz? ¿Estás satisfecho o buscabas algo más? Él bajó la mirada con tristeza —No quería… —¿No querías que mi padre se enfermara? ¿Querías matarme a mí? Lo lograste —dijo ella acercándose a él, con rabia—; Mataste mi amor por ti. Esteban sintió que sus palabras eran dagas en su pecho —Meredith… —dijo al ver las lágrimas que recorrían su rostro, pero ella se alejó antes de que él la tocara —¡Lárgate! Ya no tienes nada que hacer aquí —sentenció con firmeza —¡Ya la escuchaste, Esteba; lárgate! —dijo Allen, tomando a Meredith del brazo y alejándola de él, Esteban sintió rabia contra él, pero supo que ya no tenía nada que hacer ahí, y simplemente salió. Meredith se sentó sobre una silla, estaba agotada, solo quería ver a su padre, era todo lo que quería. Valentina estaba sentada frente a la
Valentina caminó por varias cuadras, las lágrimas le desdibujaban el camino, y se detuvo, no podía dejar de pensar en Scott, ¡él no podía morir! Ella no quería verlo partir del mundo «¡No puedes dejarme, Scott, menos a tu hijo! Esto no es justo, ¿Cómo puede ser la vida tan injusta? ¿Y yo? Solo he estado sosteniéndome de este maldito rencor por tanto tiempo, simplemente no puedo más, debo admitir la única verdad, ¡Aún te amo, Scott! Aún te amo» pensó Scott miró a Frank en la cama, se veía débil y agotado, estaban junto a Kevin —Ya lo sabía —dijo el hombre dejándolos de piedra, ambos estaban tan perplejos ante su tranquilidad —Pero, ¿Qué dices, Frank? ¿Por qué no nos dijiste nada? Frank sonrió con ligereza —Scott, parece que es la tradición de los Brighton siempre esconder verdades, pero está solo fue una mentira piadosa, ¿Para qué decirlo? Les prohíbo hacerlo, no quiero ver a Meredith sufriendo, no quiero ver a Valentina destruida porque perderá también a su padrino, así como a su
Cuando Valentina y Scott llegaron a la mansión Brighton todos estaban cenando, Scott estaba tan feliz, que contener su dicha fue inútil —Familia, debemos decirles algo —dijo sosteniendo la mano de Valentina entre la suya, provocando la duda de todos—. Valentina y yo hemos decidido volver a estar juntos, hemos decidido casarnos, otra vez. La mirada de Diana, Melissa y Meredith fue de un poema de incredulidad, ninguna podía creerlo, pero pasada la conmoción, parecían emocionadas y felices. Melissa corrió a abrazarlos y felicitarlos —¡Eso es una buena noticia! Me encanta —aseveró Melissa —¿Cuándo se casarán? Me gusta saberlo —dijo Meredith con algo de ilusión y melancolía porque ella creía que nunca más podrá sentirse así de feliz como ellos —Bueno. aún no lo decidimos —dijo Scott —En dos semanas, después de todo ya hemos estado casados, no será difícil volver a hacerlo —dijo Valentina, sorprendiéndolos, Scott tomó su mano y la besó, sonrió feliz, estaba tan emocionado que sus ojos
Pasó una larga semana, Valentina caminaba por el centro de Redville, estaban en una tienda de novias, cuando salió para ir a otra tienda encontró a Esteban, se quedó paralizado, se miraron fijamente —Hola —dijo él con la voz apagada —¿Qué haces aquí? Pensé que te había ido de vuelta a tu país —dijo ella —Necesitaba hablar contigo. Ella miró su semblante, era de verdad desolador, mordió su labio inferior, no sabía si debía hacerlo —¿De qué podemos hablar, Esteban? No tiene caso —dijo Valentina convencida —Por favor. Ella notó la suplica en su voz, y se sentó a su lado para poder escucharlo, tomaron asiento en una banca frente a la tienda de novias —Yo, sé que te fallé, te mentí, traicioné tu confianza, lamento que lo haya hecho —dijo Esteban con la mirada triste y parecía arrepentido, pero Valentina no sentía que nada de eso le importaba ahora, solo podía pensar en Scott y en su hijo —Esteban, la realidad es que tú y yo no nos amamos, solo nos obligamos a hacerlo, pero la verda
Cuando Valentina entró, la doctora le dijo que el desmayó era por falta de vitaminas, y que seguramente, tomando las vitaminas adecuadas ella iba a mejorar, sin embargo, Valentina se mostró escéptica, algo presentía que no estaba bien, y de todas formas lo aceptó, pronto salieron de ahí y caminaron al auto —¿Estás lista para la boda? —preguntó Meredith Valentina asintió y sonrió —Bueno, no será la boda de antes, nada de grandeza, estoy segura de que será mucho mejor. Meredith la miró atónita y feliz de ver que pro fin admitía sentimientos que quiso negar —Sigues amando a Scott, más de lo que presentí, ¿Por qué tardaste tanto en aceptarlo? Ni siquiera cediste por Henry. Valentina bajó la mirada y la observó —Me sentía muy herida, demasiado despechada y rencorosa, creo que me convertí en alguien que, hasta hoy no logro reconocer, necesitarías estar en mi lugar para poder entenderme, pero, nunca quise lastimar a Scott, no realmente —dijo Valentina Meredith asintió —Bien, creo que
Scott manejó hasta el bar, pero apenas cuando bajó del auto, sintió un mareo, era como si se sintiera extraño, adormecido, algo no estaba bien en él, y caminó zigzagueando, se detuvo sosteniéndose de una pared, quizá todo el mundo pensaba que solo estaba ebrio, pero no era así, tomó su móvil y decidió llamar a Frank para informarle que estaba afuera, pero que no se sentía mal, Scott se preocupó, pensó si de verdad estaba enfermo, su mente no pensaba con raciocinio, y eso lo atormentó, cuando Frank no respondió, estaba por llamar a Valentina —Señor, ¿Se encuentra bien? —Bueno… no, a decir verdad, me siento un poco mareado, ¿Cree poder llevarme a mi auto? —dijo y el hombre le tomó del brazo, llevándolo al auto que le indicó —¿Es este su auto? —Sí. —Déjeme llevarlo a su casa. —Bien —dijo Scott porque en verdad ya no se sentía nada bien, estaba tan mareado que le dio las llaves al hombre y subió al auto, junto con él, sin siquiera pensar si era alguien de confianza—. ¿Conoce la mansi
Cuando Scott y Valentina llegaron a casa, sus rostros estaban tan serios, entraron tomados de la mano, como si nada, ni nadie pudiera separarlos.—¿Dónde está mi madre? —preguntó Scott con firmeza, y la empleada le confirmó que ella estaba en su biblioteca, ambos caminaron hasta ahí, Valentina fue la última en entrar, algo vio en la mirada de Scott, algo furioso que de pronto la hizo temer de que Diana pasaría el peor de los momentosDiana levantó la mirada, abandonado su clásica lectura, y miró a su hijo con gran sorpresa, dejando el libro a un lado y levantándose—¡Hijo! ¿Cómo te sientes? —dijo con voz tan dulce, pero Scott detestó escucharla, ya no podía creer en ella —¡Lo sé todo! —exclamó mordiendo con furia cada palabraDiana sintió que su corazón latía demasiado rápido, que no podía pensar con claridad, ¿Qué sabía él? Y tuvo un presentimiento de lo peor, temblaba de temor—Hijo, ¿De qué hablas? No puedo comprenderlo —exclamó fingiendo, aturdida y asustada—¿No puedes comprend
—Bien, debo ir a recoger mi traje, que mande a comprar para mi boda —dijo Scott con una gran sonrisa, mientras aún sostenía a Valentina entre sus brazos —Más te vale llegar a tiempo a la boda, Scott. Él rio y asintió —Estaré antes de que llegue nadie, lo que más anhelo ahora es ser tu esposo, y después te llevaré de luna de miel. —No me has dicho a donde iremos. —Ah, es que es una gran sorpresa, ya lo verás, es un hermoso lugar. Ella asintió curiosa, él besó sus labios, y luego se fue, debía ir por su traje a una tienda del centro del pueblo. Valentía entró en la mansión, miró la hora, era mediodía, la boda sería a las seis de la tarde, aún faltaba tiempo, pronto sería la esposa de Scott, otra vez y eso la llenaba de ilusión, supo entonces que nunca dejó de amarlo, pero su orgullo necio no la dejaba darse cuenta. Cuando Scott llegó a aquella tienda, recogió pronto el traje que mandó a traer, estaba subiéndolo a su auto, listo para volver a casa, se sentía emocionado, como nunca