HOLA, SI LLEGASTE HASTA AQUI, GRACIAS POR LEER ♥ TE INVITO A QUE ME DIGAS QUE TE APRECIÓ ESTA HISTORIA EN LAS RESEÑAS, ASÍ PUEDES INCENTIVAR A OTROS A LEER. GRACIAS POR TU GRAN APOYO ♥ TAMBIEN TE INVITO A LEER MIS OTRAS HISTORIAS ESPOSA POR DESPECHO MI MARIDO ME ODIA ADIÓS, QUERIDO ESPOSO ¡QUÉ NOS VOLVAMOS A LEER! :)
Valentina observaba sus ojos azules como el cielo de verano, se notaba que le dolía, no era para menos, Scott Brighton la conocía desde hace mucho tiempo.—Valentina, sabes que te tengo un gran cariño, siempre te he querido, pero... no de esta forma —ella bajó la mirada, sentía su corazón latir con una fuerza terrible, en cualquier momento podría oír tres palabras que destruirían su sueño de amor y lo convertirían en pesadilla—Sé que no me quieres como yo a ti, pero, demos tiempo al tiempo, te lo dije, yo te voy a enamorar.La mirada de Scott reflejaba una profunda compasión, pero debía ser sincero—Valentina, lo siento, no puedo, esto se terminó —los ojos color avellana de la joven se abrieron enormes—. Quiero el divorcio —sentenció, y ella sintió como si su corazón se hubiese roto en mil pedazos—¿¡Qué has dicho?! —exclamó con los ojos llenos de lágrimas—Por favor, Valentina, no te pongas así, esto se veía venir, un matrimonio de seis meses que solo fue obligado por la familia, no
—¿Por qué no nos dijo nada? ¿Por qué no buscó nuestro apoyo?—Tenía miedo, madre, daría todo porque lo hubiese hecho, ofendí su nombre tantas veces, luego ella se enteró de que me casé de forma repentina con Valentina, quiso olvidarme.—¿Por qué volvió hasta ahora? —exclamó Diana, algo sentía en su interior, un presentimiento de que algo no estaba bien—El amor la venció, madre, ella volvió a mí y ahora he vuelto a ella.—Scott, Valentina te ama demasiado, vas a destrozar su vida —dijo Diana con dolor y él se acercó a su madre, tomó su mano y la besó con dulzura—Si me quedo con Valentina, terminaré arruinando mi propia vida, madre, ¿Eso es lo que quieres para mí? ¿Acaso quieres a Valentina más que a mí? Yo soy tu hijo, madre, dime, ¿Quieres verme infeliz, con una mujer a la que no amo? —dijo con ojos tristes, cubiertos de lágrimasDiana acunó su rostro, le dolía ver a su hijo sufrir, besó su frente y lo abrazó, le recordaba mucho a Xavier, su marido, que había muerto hace tres años.
Scott manejaba rumbo al hotel, se detuvo un momento, y tocó sus labios, ¿Qué fue eso? Sus pensamientos estaban confusos, pero ella era así, Valentina era una joven hermosa, sus cabellos eran largos y rubios, sus labios rojos y gruesos, una tentación difícil de rechazar«Fue un momento de debilidad, solo soy un hombre frente a una mujer hermosa, fue una reacción natural» pensó, pero algo dentro de él se sentía falso, tomó los papeles y titubeó al verlos, sacó el bolígrafo, su mano era trémula, al final firmó, luego fue al hotel—¿Firmó? —preguntó Laura en cuanto lo vio entrar—Sí, firmó —dijo ScottElla sonrió y lo abrazó, sintió algo de tranquilidad, aunque estuvo convencida de que debía seguir insistiendo para que pronto fuera su esposa—¿Cuándo nos casaremos?Él la miró extrañado—¿Por qué tanta prisa, Laura?—¿Acaso te arrepentiste? —exclamó indignada, cruzando sus brazos—¡Claro que no! Laura, pero, acabó de divorciarme de Valentina hace solo una hora, si ella se entera de que me
Meredith no lograba convencer a Valentina de abandonar la casa para que volviera a la mansión Brighton—Aquí me quedan los recuerdos —dijo con la mirada triste—Nadie vive de recuerdos todo el tiempo, Val, él no volverá.—Tal vez si hablo con la abuela Diana ella pueda…—No, Val, solo entiéndelo, déjalo ir, te juro, que algún día, Scott se arrepentirá.—No lo creo, él nunca me amo.—Los hombres solo aman el amor cuando es una tortura, no quieren a las chicas buenas, estoy harta de eso, ellos solo aman cuando es una guerra, cuando es una lucha, nunca voy a enamorarme, Val, nunca dejaré que alguien tenga la opción de destruir mi corazón, te juro que haré que ellos paguen primero.Valentina tomó su mano—No te amargues por mí, tú me lo advertiste, hay amores imposibles que no deben hacerse realidad, pero cuando insistes, solo te harán llorar por miles y miles de años.—No digas eso, Valentina, eres joven, hermosa y rica, podemos tener a cualquier hombre a nuestros pies, ¿El tonto de Scot
Meredith salió corriendo, pero cuando vio a su amiga irse, rompió en llanto, y vio con coraje a su tío —¡¿Por qué no la detuviste?! ¡Esto es toda tu culpa! —exclamó con rabia —Déjala —dijo sosteniéndola cuando pensó que se iría a buscarla—. Necesita estar sola, Meredith, pensar. —¿Sola? —Después iré a verla a la casa. —¿De verdad eres tan ingenuo para creer que estará en la casa esperando por ti? ¡No eres el centro del universo, Scott Brighton! —gritó furiosa—. Valentina se ha ido, no creo que vuelva a vernos o a hablarnos, nunca la conociste, ella nunca perdonaría la traición, ella no dará una segunda oportunidad. Scott sintió un miedo rotundo en su estómago, y bajó la vista, Meredith se alejó de él, estaba por irse, cuando regresó la vista —Te juro que, si le pasa algo malo, nunca voy a perdonarte, y esto será solo tu culpa —sentenció rabiosa, luego entró en la casa Scott sintió un miedo en su interior, pensó en ella, y las ganas de ir a buscarla, y asegurarse de que estaba b
Scott fue al hotel para encontrar a Laura, al llegar escuchó su llanto, y se perturbó de verla llorar tanto —¿Qué es lo que sucede, Laura? —exclamó preocupado La mujer entonces le mostró esa bufanda, tomándola con fuerza entre sus manos, Scott bajó la vista con gesto severo —¿Qué es esto, Scott? Esta bufanda no es mía, tampoco soy tan tonta para creer que es tuya, tiene olor a mujer, ¿De quien es? Dime, ¿Hay alguien entre tú y yo? Él alzó la vista y negó de inmediato —No, basta, esa bufanda es de… es de Valentina. —¿Cómo? ¿Así que te quedaste con un recuerdo de tu ex esposa? Y dijiste que nunca la quisiste, y mírate, mentiste. —Yo nunca dije que nunca la quise, por favor, Laura, siempre he querido a Valentina, ha sido amiga de mi sobrina por mucho tiempo, estuve con ella en su peor momento, no soy un desalmado, me duele que sufra, nunca quise lastimarla, la bufanda se quedó en casa, la tengo conmigo, porque tirarla no era justo. —¿Y la piensas guardar como una reliquia del cora
—¡¿Por qué no nos casamos este fin de semana?! Por favor, Scott, no perdamos más tiempo —insistía Laura —Por favor, Laura, ya tenemos todo dicho y hecho. —Bueno, pero, es que yo estoy segura de que en el salón imperial pueden acceder a darme fecha, ayer marqué cuando te fuiste y tienen disponibilidad este sábado, además ya vi mi vestido, me lo entregarían mañana mismo. —¡Ya basta! —exclamó en un grito que la impactó—. Esto no será la gran boda, Laura, solo será por el civil, firmaremos, y punto, no habrá invitados, solo si alguien de mi familia quiere ir, y no insistas, no retrocederé —sentenció con firmeza La mujer se levantó rabiosa —Ah, ¡Claro! Pero, ¿Y con Valentina? Con ella te casaste por la iglesia, echaron la casa por la ventana, se casaron en menos de quince días, Scott, en el jardín de la mansión, ella lució un vestido de sueño, fue hermoso, ¿Por qué con ella no fuiste así de duro? —¡Ya! —exclamo con desespero—. Estoy cansándome de tus quejas, Laura, será como te he dic
Cuando el amanecer llegó y Scott abrió los ojos, no supo a ciencia cierta donde estaba, se irguió repentino, sentía como si su cabeza se partía del dolor intenso, miró alrededor, pero cuando vio a ese cuerpo a su lado, se quedó petrificado, levantó las sábanas para descubrir su desnudez, se levantó de inmediato y al sentir su movimiento, Laura se levantó y lo observó —Cariño, son solo las seis de la mañana, vuelve a la cama. —No, y ahora levántate, ¿Cómo llegaste aquí? —exclamó confuso —Solo quería verte, saber que estabas bien, eso es todo. ¿Qué pasa? —¡No debes estar aquí! ¡Nunca debiste haber venido! —exclamó en un grito que la asustó, parecía tan enojado —¿Por qué me hablas así? —dijo con reproche y frustración, él se vestía, y ella también lo hizo —Porque no tenías nada que hacer aquí, los dos nos iremos ya mismo de aquí. —No, yo quiero que cuando nos casemos, esta sea nuestra casa, nuestro hogar hermoso. —¡Nunca!