—¿Qué dices? ¡Enloqueciste! Espera, no puedes decirle a Valentina es que ella… ¡Nos odiará! —exclamó asustada
—Ni modo, algún día nos entenderá, por favor, Meredith, no perdamos el tiempo, lo que sentimos es más grande, podemos ser felices.
Ella bajó la mirada, sus ojos se volvieron llorosos y Allen apareció antes ellos
—Por favor, Esteban, déjame hablar con Meredith a solas —sentenció
Esteban miró con rabia a Allen, pero tuvo que aceptarlo y salió de la casa, hacia el jardín.
—¡Meredith! ¡¿Qué crees que haces?! ¡No puedes lastimar así a Valentina Dion! ¿Olvidaste que es tu mejor amiga? ¡Casi tu hermana! —exclamó y sus palabras se sintieron como dos piedras sobre la cabeza de Meredith
—Yo…
—Esteban, yo… —dijo Scott al verlo —Iré a la mansión, necesito ocuparme de un tema urgente, ¿Podrías cuidarla? Scott le miró confuso —Claro que sí. —Bien, volveré más tarde. Esteban se detuvo y miró a Valentina en aquella cama, lucía tan débil, y su corazón se empedeció, luego salió, Scott se mostró consternado y tuvo el presentimiento de que, en realidad, Esteban no quería tanto a Valentina, y Scott sintió que eso podría ser algo bueno. Se sentó al lado de ella, y llamó a Alicia, quería saber como estaba Henry, y pedirle que lo cuidara, mientras ellos volvían a la casa. Meredith llegó a casa y escuchó a Allen llamándola —Pareces demasiado estresada, Meredith, no puedes vivir tanta tensión o enfermarás —dijo y ella se sentó en una silla, él aprovechó para masajear sus hombros con intensidad, pero incluso aquel toque, no le agradó a ella, e intentó alejarse, era como si las manos de Allen dolieran en su piel, y solo pudiera extrañar el toque de Esteban —Estaré bien. —¿Cómo está
—¡Por favor! ¡Suéltalo, Scott! —exclamó Valentina y su herida dolió, haciendo que se quejara, al escucharlo, Scott dejó a Esteban —¿Estás bien? —exclamó Scott acercándose a ella y al instante, Esteban lo empujó para alejarlo —¿Acaso no entiendes que es mi prometida? No te metas entre nosotros. —¡Basta, Esteban! ¿Qué es lo que te sucede? —exclamó Valentina al verlo actuar de una forma tan irracional y salvaje. —¡Yo soy tu prometido, Valentina! ¿Acaso lo olvidaste? Tú eres mía, y este desgraciado que te engañó, no tiene porque seguir tratando de reconquistarte. Scott le miró con rabia, pero la enfermera entró y detectó lo que sucedía —Deben salir ahora mismo, solo están alterando a la paciente, salgan o llamaré a seguridad —dijo amenazante, y ambos tuvieron que hacer caso Al salir se enfrentaron en el pasillo, sus miradas eran rabiosas y crueles —Tú lastimaste a Valentina, rompiste su corazón y yo tuve que repararlo, nunca más dejaré que vuelvas a herirla. —¿Tú, repararlo? Deja
Valentina tocó la puerta de la biblioteca de Diana Brighton, y la mujer la dejó entrar —Hija, me alegro tanto de ver que estás bien, nunca más volverá a molestarnos esa mujer, Laura fue llevada presa, y seguro la condenarán a muchos años de prisión. Valentina se limitó a asentir, y se sentó en una silla —No he venido a hablar sobre eso, ese tema me tiene un poco cansada —dijo Valentina —Bien, dime, ¿Qué pasa, hija? —Quiero casarme en dos semanas, y quiero que un día después me entregues la herencia que me dejaron mis padres, por eso, quiero que hagamos una auditoria el día después de la boda, para verificar que todo esté en orden y en ese momento me sea entregado lo que me pertenece. Diana se levantó y le dio la espalda, la mujer sentía unos nervios inconcebibles, al mismo tiempo tragaba saliva, como queriendo recobrar la compostura que estaba perdiendo, para Valentina fue evidente que algo había detrás —Hija, ¿Por qué casarte con ese hombre? Tú no lo amas, ¿Qué clase de ejempl
El sonido de los golpes secos en la puerta los hizo volver a la realidad, aunque Scott no quería liberar a Valentina de su dulce beso, ella se liberó, abrió la puerta y Meredith se sorprendió de ver a Scott ahí —Venía a… ¿Quería evitarte a platicar conmigo un rato? —dijo y su mirada aún era recelosa —Ve, yo me quedaré a cuidar a nuestro hijo. Valentina asintió y salió junto a Meredith al jardín, Meredith llevaba una botella de Jack Daniels, y dos vasos, se sentaron en una banca desde donde podrían ver todas las tierras fértiles —¿Sabes algo? Quisiera volver a la infancia —dijo Meredith mientras bebía de su whisky—. No soy feliz, y tú tampoco lo serás, no cuando estarás con alguien que no amas. Valentina bajó la mirada, deseaba no escuchar nada de lo que ella decía —Por favor, Meredith, no empecemos. —¿Por qué lo haces, Valentina? ¿Solo es tu orgullo, tu gran ego hablando? Porque tú no amas a Esteban y solo lo harás sufrir, ¿Es eso lo que quieres? ¿O no te importa absolutamente l
—¡Basta, Scott! Vas a hacer que caiga —exclamo Valentina, gritando frustrada. Scott tuvo que detenerse, y ella bajó a como pudo, y de prisa, Scott también bajó detrás de ella y lo miró severa —¡¿Enloqueciste?! ¿Cómo pudiste robarme de la boda? —¿Acaso crees que no sé qué lo esperabas? —dijo él Ella le miró furiosa, con la rabia en su mirada —¿Quién te has creído? ¡No te necesito para nada! Y ahora volveré para casarme con el hombre que elegí para rehacer mi vida —sentenció rabiosa, ella intentó avanzar, pero él se cruzó en su camino, le miró severa —¡No lo harás! No lo permitiré —dijo él con firmeza y altivez. Valentina quiso golpear su rostro, pero él lo impidió sosteniendo su mano y acercándose tanto que alteró sus sentidos —Fuiste mía, eres mía, y nunca serás de otro, ¡Te amo, Valentina! Y no permitiré que sufras al estar con alguien a quien tu corazón no pertenece —dijo con firmeza —¡Ese es mi problema
Valentina clavó los ojos severos en Meredith, quien de pronto se sintió pequeña ante su mejor amiga, sus ojos se volvieron cristalinos y atinó a bajar la mirada, Valentina caminó un paso hacia ella, tenía el gesto firme, seco —¿Qué fue lo que dijiste, Meredith? —exclamó mirándolo como si pudiera escudriñarla y ver dentro de su pensamiento, pero sintió que ya no la reconocía, ahora era una extraña en su interior—. ¡Habla! —gritó con rabia Meredith sintió que pegó un ligero brinco, porque la última vez que la vio tan furiosa, fue aquel día, cuando descubrió que Scott estaba con Laura —Val… yo… ¡Lo siento! Sucedió de pronto, y yo, pensé que no lo querías, yo… —¿Tú creíste que yo no lo quería y por eso te metiste con Esteban cuando estaba conmigo? ¡¿Qué clase de respuesta es esa, Meredith?! —espetó con rabia Scott bajó la mirada, negando con desesperación —Es que… —No me importa, ¿Sabes? Este hombre no me importa en lo absoluto, ¿Sabes que sí me importa? Saber que la única amiga que
Pronto llegaron al hospital, Kevin fue a atender a Frank, mientras en la sala de espera todos eran impacientes. Cuando la mirada de Meredith se clavó en Esteban, él la miró con dolor —¿Ya estás feliz? ¿Estás satisfecho o buscabas algo más? Él bajó la mirada con tristeza —No quería… —¿No querías que mi padre se enfermara? ¿Querías matarme a mí? Lo lograste —dijo ella acercándose a él, con rabia—; Mataste mi amor por ti. Esteban sintió que sus palabras eran dagas en su pecho —Meredith… —dijo al ver las lágrimas que recorrían su rostro, pero ella se alejó antes de que él la tocara —¡Lárgate! Ya no tienes nada que hacer aquí —sentenció con firmeza —¡Ya la escuchaste, Esteba; lárgate! —dijo Allen, tomando a Meredith del brazo y alejándola de él, Esteban sintió rabia contra él, pero supo que ya no tenía nada que hacer ahí, y simplemente salió. Meredith se sentó sobre una silla, estaba agotada, solo quería ver a su padre, era todo lo que quería. Valentina estaba sentada frente a la
Valentina caminó por varias cuadras, las lágrimas le desdibujaban el camino, y se detuvo, no podía dejar de pensar en Scott, ¡él no podía morir! Ella no quería verlo partir del mundo «¡No puedes dejarme, Scott, menos a tu hijo! Esto no es justo, ¿Cómo puede ser la vida tan injusta? ¿Y yo? Solo he estado sosteniéndome de este maldito rencor por tanto tiempo, simplemente no puedo más, debo admitir la única verdad, ¡Aún te amo, Scott! Aún te amo» pensó Scott miró a Frank en la cama, se veía débil y agotado, estaban junto a Kevin —Ya lo sabía —dijo el hombre dejándolos de piedra, ambos estaban tan perplejos ante su tranquilidad —Pero, ¿Qué dices, Frank? ¿Por qué no nos dijiste nada? Frank sonrió con ligereza —Scott, parece que es la tradición de los Brighton siempre esconder verdades, pero está solo fue una mentira piadosa, ¿Para qué decirlo? Les prohíbo hacerlo, no quiero ver a Meredith sufriendo, no quiero ver a Valentina destruida porque perderá también a su padrino, así como a su