Se encontró a Lexy en el interior del auto, refugiada y atemorizada. Tenía el rostro limpio y seco y algunos productos de aseo en las piernas. Se miraron a través del cristal por algunos segundos y aunque la joven estaba asustada hasta ese entonces, encontró alivio en la mirada oscura del hombre, esa que le hacía sentir escalofríos y compleción.
Joseph rodeó el auto sin dejar de observar a Lexy y se subió para refugiarse a su lado.
La joven no dijo palabra y solo soltó el llanto cuando el hombre estiró la mano para tocarle y acariciarle el muslo, ese qué se hallaba pintado de rasguños.
Sollozó con tanta fuerza que el hombre tuvo la urgencia de olvidarse que estaban separados por una caja de cambio y la levantó con un fuerte movimiento desde e
Joseph condujo bastante intranquilo hasta la propiedad que compartía junto a su hermana, las manos le seguían temblando después del enfrentamiento y estaba seguro de que necesitaba unos cuantos sorbos de tequila para apagar la ansiedad que sentía tras el enfrentamiento con la familia Bouvier.Lexy continuaba sumida en una profunda amargura que a él no le simpatizaba y anclada sentimentalmente a ese lugar que ella llamaba hogar, donde había recibido el peor de los castigos y peor aún, proveniente desde sus propios padres, esas personas que, muy por el contrario, solo deberían transmitirnos serenidad y afecto.El recibimiento de Emma fue el esperado y se mostró feliz de tener a Lexy en casa. Chachareó descontroladamente mientras organizó una larga lista de planes e ideas que se le venían a la cabeza a
“Sí, amiga, perdón, es que las hormonas se me revolucionan. ¿Te imaginas a este macho alfa pecho peludo con un bebé en los brazos?” —. Siguió su conciencia, jugándole una mala pasada.—Sí —contestó en voz alta y los ojos brillantes; los hermanos Storni voltearon a mirarla con rostro de interrogante—. Sí, sí… —titubeó nerviosa y se puso pálida—. Debe ser interesante ver como pierde la compostura con un bebé —afirmó después y caminó huyendo a la sala, con las mejillas rojas producto de la vergüenza.Acomodó lo que llevaba en las manos encima de la mesa y esperó a que los hermanos Storni se unieran a ella para empezar a cenar. El reloj casi marcaba las ocho de la noche y ellos se reunier
El lunes en la mañana Joseph llevó a Lexy a la nueva sucursal en la que iba a trabajar y tras presentarla con todos los colaboradores del lugar, el hombre atendió y resolvió algunos problemas internos.Cinthya Ocaranza le dio el recibimiento al departamento de Relaciones públicas cuando Joseph se separó de ella y le mostró su nuevo despacho y el material que tenía a su favor para trabajar y estudiar.Lexy se mantuvo sonriente toda la mañana y aunque una pequeña crisis de hipocondría la invadió cuando Joseph se despidió de ella a la distancia, se tuvo que mantener enérgica y estable para no parecer tan debilucha.Al mediodía apareció Anne Fave, lista para orientarla y capacitarla, y aunque Lexy sí esperaba una pelea de gritos y a
Regresaron a la casa tras una hora de viaje y Joseph tuvo que dedicarse al trabajo pendiente que tenía, ese que empezaba a pisarle los talones. El hombre se encerró en una pequeña sala que utilizaba como oficina personal y trabajó sin cesar hasta que Lexy ingresó por la puerta, sigilosa y con una bandeja con comida entre las manos. Traía muecas de curiosidad dibujadas en todo el rostro y los ojos brillantes. Con un gesto Joseph le pidió que no dijera palabra y señaló el auricular que tenía acomodado en su oreja. Lexy entendió que se hallaba en una conversación telefónica y fue tan silenciosa que casi pasó desapercibida.Acomodó los papeles blancos que el hombre tenía encima del escritorio con mucha lentitud y los apiló en una esquina, haciéndole espacio a la bandeja con comida que había
Los primeros tres días, Lexy se los pasó con Emma, quien la ayudó a sentirse menos solitaria. Las llamadas telefónicas con sus padres resultaron entregarle bastante consuelo y también la constante comunicación que mantuvo con Joseph, ese que le escribía a primera hora de la mañana y que manifestaba su ausencia con mensajes dulces. Algunas veces le enviaba citas de poemas célebres que a Lexy le alegraban el día y en otras oportunidades la llamaba a la oficina para simular una charla de trabajo, cuando en verdad, se extrañaban por la línea y se amaban a la distancia.La navidad pasó casi desapercibida para Lexy, quien compartió con Emma y su abuela en una improvisada cena que terminó con margaritas y tequila junto a la piscina.Para el octavo día, Lexy llegó a su trabajo y se reunió con Anne, quien la invitó a participar de una reunión formal del departamento para el que trabajaba. Lexy estuvo en silencio y atenta a toda la conversación y le pareció dinámico el modo en que trabajaban. S
Como era de esperarse, Anne Fave regresó a su oficina para despedirse y se hizo la ciega ante tanta flor colorida que embellecía el blanquecino despacho; le pidió a Lexy que les escribiera a algunos proveedores y editoriales y que se encargara de ingresar toda la documentación pendiente en el sistema, pues las puertas de Open Global estarían cerradas hasta el miércoles.La jovencita se olvidó de las emociones que la embargaban en ese momento, dejó de lado el romanticismo que Joseph encendía en ella y también el melodrama que la conectaba con la celebración de final de año para centrarse en todos los pendientes que esperaban a ser ejecutados.Antes de que el resto de los trabajadores abandonara sus oficinas y despachos, Lexy escribió y envió al menos siete correos electrónicos, donde se detallaban al pie de la letra los requerimientos de la exigente Anne Fave.En cuestión de minutos organizó su escritorio y su entorno; continuó por revisar toda la documentación que debía ingresar, divi
Cuando despertó otra vez, se encontró con Emma dormida en un rincón de una pequeña sala de urgencias, lugar que Lexy había visitado en repetidas oportunidades en su pasado.Las voces de los doctores se oían a su alrededor, también llantos de niños y cuchicheos de otros pacientes presentes.Estaba recostada boca abajo, con los brazos acomodados a cada lado de su cuerpo y con un intenso frío que dominaba toda su parte baja del cuerpo. Intentó incorporarse para averiguar qué había ocurrido, pero la voz de su padre la obligó a mantenerse quieta.—Tranquila, mi amor, ya vendrá el doctor a revisar las heridas —siseó su padre, sorbiéndose los mocos y limpiándose la cara para quitarse las lágrimas que humedecía
Joseph Storni repitió la misma mecánica acción por algunas horas y cuando creyó que tenía suficiente dinero como para comprar a unos cuantos delincuentes callejeros, regresó hasta el hospital en donde Lexy estaba siendo atendida y resguardada por sus padres, todo para entender mejor el porqué de sus decisiones y acciones.Ingresó al lugar sin preguntar nada y se sentó a su lado sin decir palabra. La joven aún dormía por el poderoso efecto de los sedantes y los antibióticos que de seguro ya trabajaban en su magullado cuerpo y le dio gusto verla con las mejillas sonrosadas y sin surcos negros bajo los ojos. Se le escapó una sonrisita cuando le tocó la piel de la mejilla con el dorso de la mano y sintió ese escalofrío característico que sus cuerpos creaban metiéndose bajo su piel, llevándol