Joseph Storni repitió la misma mecánica acción por algunas horas y cuando creyó que tenía suficiente dinero como para comprar a unos cuantos delincuentes callejeros, regresó hasta el hospital en donde Lexy estaba siendo atendida y resguardada por sus padres, todo para entender mejor el porqué de sus decisiones y acciones.
Ingresó al lugar sin preguntar nada y se sentó a su lado sin decir palabra. La joven aún dormía por el poderoso efecto de los sedantes y los antibióticos que de seguro ya trabajaban en su magullado cuerpo y le dio gusto verla con las mejillas sonrosadas y sin surcos negros bajo los ojos. Se le escapó una sonrisita cuando le tocó la piel de la mejilla con el dorso de la mano y sintió ese escalofrío característico que sus cuerpos creaban metiéndose bajo su piel, llevándol
Tras llegar a la comisaria en que Esteban se encontraba detenido, la pareja de hombres consiguió la información que les urgía escuchar, charlaron con algunos policías, encontrando un poco de consejo y orientación en todo el proceso que Lexy debía enfrentar tras salir del hospital.Joseph intentó mantener la cabeza fría, pero mientras los policías se referían a la información brindada por los testigos, ese sentimiento que reconocía bien fue creciendo en su interior lánguidamente, para convertirse en un fuego ardiente que lo mantuvo estático en su posición, con los ojos clavados en el policía que leía la declaración de los estudiantes y la declaración de Esteban, quien había revelado buscar a Lexy para regresarle el dinero que alguna vez sus padres le habían prestado.
Tras pagar por su venganza, Joseph les habló a los delincuentes callejeros con naturalidad, incluso se le escaparon algunas palabas en su propia jerga callejera y les mostró algunas fotografías de Esteban, las cuales había rescatado de su Facebook personal mientras esperaba el avión en el aeropuerto internacional La Araucanía, mientras cavilaba el oscuro plan en su contra.Joseph tuvo que regresar al hospital en un taxi, con la mente fría y evitando entrar en etapa de arrepintiendo y se tomó algunos minutos para ingresar a la sala de urgencias, donde pudo comer algo y procesar muy bien lo que había ocurrido y lo que había hecho.Casi seis horas bastaron para que Lexy pudiera despertar otra vez y, si bien, los padres de la muchacha se habían retirado para descansar un poco en su hogar, Joseph se quedó
Desde allí, la mañana fue amena y durante el resto del día la habitación de Lexy se colmó de flores, globos y personas que fueron a visitarla cuando se enteraron de su desgracia. Entre ellas se dibujó la figura de Anne Fave, quien demostró que estaba de su lado y le brindó a Joseph información relevante sobre el ataque, pues sus contactos más cercanos trabajaban en el departamento de seguridad de la ciudad y durante la semana le podrían prometer copias de las grabaciones de las cámaras municipales que se hallaban instaladas por la zona, las cuales cumplían el fin de controlar el tráfico, pero que también serían útiles en este caso.Lexy estuvo perpleja durante su visita y es que, en su mundo, no existía tanta amabilidad ni preocupación, ella acostumbraba a enfrentar todos sus probl
Al cabo de algunos días la relación de pareja entre Lexy y Joseph se fortaleció como nunca y la muchacha sanó sus heridas físicas con rapidez, mostrándole a todos la fuerza que la componía para continuar sin caer.Como ya era costumbre, Joseph se vio rodeado de trabajo por los siguientes días y algunas veces tuvo que viajar para arreglar algunos asuntos que lo vinculaban con su nuevo cargo laboral. Para su suerte y su bienestar emocional, los padres de Lexy acompañaron a la muchacha en su soledad, mientras él se dedicaba a recorrer el país y la ayudaron a mantenerse segura en su ausencia, también a continuar con la denuncia en contra de Esteban y sus reiterados ataques e intimidaciones.Los abogados de Lexy consiguieron una orden de alejamiento para la mayor parte de la familia Campusano y un bot&oa
El pecho se le llenó de un sentimiento que le gustó y se quedó pasmado mirando a Lexy a través de la pantalla.—¿Y qué te gusta más: estar arriba o abajo? —insisto Joseph y es que no podía negar que amaba verla con las mejillas rojas y el pecho subiéndole y bajándole a velocidad apresurada.Le volvía loco verla así, tan alborotada y sensual.—Depende —respondió corta.Estaba excitada, húmeda y las manos le picaban por recorrerse y no sabía por qué, pero empezaba a sentir que disfrutaba de esas charlas tan reveladoras, sobre todo para ella y para su autoconocimiento personal.—¿De qué depende? —preguntó Jose
Mientras el joven hombre recorría el norte del país enfrentando nuevos desafíos y buscando alcanzar nuevas metas, Lexy se preparaba para recibirlo ese fin de semana en casa y junto a su cuñada, Emma, organizaban la mejor fiesta sorpresa para el cumpleañero.Las jovencitas, guiadas por la emoción y el descontrol hormonal que sentían, se habían pasado de la raya contratando un DJ, un maestro de sushi y algunas bailarinas que se encargarían de alegrar la noche y de guiar a los invitados en el amplio recorrido.Ese viernes catorce de enero Lexy no abandonó su oficina para ir a almorzar y se centró en todo el trabajo que tenía al pendiente, pues debía llegar a casa antes de las seis de la tarde para recibir parte de la decoración que emplearían para alegrar la propiedad.
La joven lo miró desde su posición, con los ojos brillantes y un rostro que cambió de viciosa a esa carita que al hombre lo hacía soñar cien veces más.Con su carita de niña buena, Lexy pasó la lengua en un movimiento oscilatorio con soltura por toda la corona del pene y repitió la acción hasta que vio a Joseph con el rostro enrojecido, conteniéndose como jamás lo había visto. Eso la hizo querer continuar. Pasó la lengua por todo el falo, para después metérselo en la boca, para chuparlo de arriba abajo conforme con su otra mano lo empuñaba con decisión.—Este va a ser el mejor cumpleaños de mi vida —jadeó Joseph, perdido en sus expresiones, su carita de viciosa, que se mezclaba de maravilla con su carita de niña buen
Joseph abrazó a la dócil joven por la cintura y la mantuvo sobre su cuerpo hasta que sus respiraciones encontraron calma y también sus cuerpos.Ella no dijo palabra y se mantuvo tan quieta que el hombre empezó a preocuparse. Fue entonces cuando su conciencia llegó del más allá para molestarlo otra vez y jugarle un par de bromas que le hicieron ver la realidad:“De seguro la espantaste con tus sentimientos de nena mamona”. —Molestó y Joseph apretó los dientes con fuerza—. “No sé por qué estamos tan apurados, la gente va a pensar que estamos muy babosos”. —Siguió y Joseph se movió bajo el cuerpo de Lexy, invitándola a levantarse.Ella lo miró con timidez y le besó la punta de la nariz del mismo modo. El hombre se sorprendió por el notario cambio y entendió que había arruinado las cosas. Tal vez su conciencia tenía razón, ¿por qué estaba tan apurado? Razonó, levantándose desde la silla para limpiarse y vestirse, en silencio, sumido entre sus pensamientos, esos que empezaban a tornarse ne