Tras casi una hora, regresó con Anne y le mintió cuando le dijo que había ido a recorrer los alrededores.
Juntas abandonaron el salón de belleza y encontraron en una pequeña cafetería que las mantuvo entretenidas mientas charlaron hasta que el sol se fue y Lexy empezó a impacientarse por su próxima cita con Storni.
Por la hora, prefirieron regresar al hotel en un taxi y sus caminos se separaron cuando subieron al elevador.
Anne se distrajo con un par de jovencitos que iba a cenar y Lexy se distrajo cuando recordó que no había llamado a sus padres para tranquilizarlos.
—Que descanses —siseó Lexy en el piso cinco y se mostró ansiosa por bajar.
—Mañana iré por t
Abandonaron el hotel con discreción usando el subterráneo del lugar y viajaron al centro de la ciudad en el elegante vehículo de Joseph.El hombre condujo a menos de treinta kilómetros por hora por la gran avenida de la ciudad y dejó que Lexy admirara la zona, que se maravillara con sus brillantes y coloridas luces y que preguntara cuanta cosa se le venía en mente.Él respondió a cada duda de la muchacha con sinceridad y paciencia y se rieron durante la mayor parte del viaje, hipnotizados por sus encantos.La muchacha se impacientó cuando el hombre aparcó en una zona verde rodeada de altos pinos que oscurecían el entorno y miró a Joseph con curiosidad cuando este apagó el motor del vehículo y se desabrochó el cinturón de seguridad.
Abrieron la puerta tan apresurados que terminaron estrellándose contra sus propios cuerpos, pero por lo adormecidos que se hallaban gracias al alcohol, no sintieron dolencia.Se besaron calurosamente mientras se movieron a un tardo compás por la habitación, conforme sus manos se tocaron y se reconocieron bajo la oscuridad del dormitorio.Se estrellaron contra la cama y si bien Lexy se echó a reír feliz por toda torpeza que mostraban, terminó ahogando un gritito asustado cuando el hombre la levantó desde las piernas y la lanzó a la cama con tanta fuerza, que su cuerpo rebotó en el centro del colchón.La muchacha se quedó tirada en la cama, temblorosa y entusiasmada, se levantó en sus codos para mirar al hombre frente a ella y se le acabó la respiració
Quiso entender lo que aquello significaba, pero el alcohol que seguía en su cuerpo se apoderó de sus acciones y su modo descontrolado de amar afloró para cambiar el ritmo de esa noche.Se levantó desde el suelo con prisa y se deshizo de la camisa y los pantalones que tenía atrapados entre los tobillos. Levantó a Lexy con poco cuidado desde la cama y la obligó a ponerse en cuatro patas.Le encantaba tenerla así, era un sueño lóbrego que guardaba entre sus más inicuos recuerdos. Adoraba la forma de su culo, redondeada; y veneraba la textura de su piel, suave al tacto y adictiva a la mirada.La joven se lo tomó con humor y coqueteó desde su posición, mirándolo por encima de su hombro, pero todo cambió cuando el hombre se hundió en
Cerró los ojos cuando jugó con su glande y le dedicó penetraciones cortas, haciéndola retorcerse de goce, ese que sintió también y se vio forzado a cerrar los ojos y abrir la boca para controlarse. La joven lo llenaba de espasmos, de un placer incontrolable que no sabía desde donde provenía.Era magnifica y no se cansaba de repetírselo.Por otro lado, Lexy sintió alivio cuando el hombre se deslizó en su interior y encontró paz cuando el hombre llenó el vacío que sentía.Se estiró por encima de su cuerpo para tocarle los brazos musculosos y para alucinar con los ojos entrecerrados mientras el hombre se la seguía follando con efusión.Recorrió su pecho con la punta de los dedos y
Joseph había programado una alarma para despertar a las siete y treinta, pero el cansancio y la borrachera de la noche anterior le impidieron hacer un esfuerzo a la hora exacta en que su alarma timbró y siguió dormido, enredado a los brazos de Lexy por al menos cuarenta minutos más.La pareja se despertó por un fuerte ruido que se oyó en el exterior y se levantaron de la cama sobresaltados, cada uno corriendo en una dirección diferente.El hombre revisó el elegante traje azul que había traído el día anterior y la joven reunió sus pertenencias para tomar una ducha y despertar por entero. Sentía que aún dormía estando de pie, caminando como una sonámbula por el piso alfombrado del dormitorio. También continuaba mareada y confundida y las piernas le tiritaban sin ningún control. No estaba segura de cómo iba a caminar con tacones altos, si apenas era capaz de mantenerse en pie.Hablaron rápidamente mientras se cepillaron los dientes y terminaron juntos bajo el chorro de agua caliente en
Sentía que el corazón se le caía a pedazos y aún no era capaz de aceptar la verdad.—No, Lexy, por favor —suplicó y se acercó a ella con temor.La joven lo miró con grandes ojos y le devolvió la misma mirada severa que él le había consagrado anteriormente. Le dolía el juego cruel en el que caían y odiaba ver que el hombre no era capaz, ni lo suficientemente valiente como para aceptar la verdad.—Me confundes, Joseph y no quiero que lo sigas haciendo. Me follas y te quedas aquí, contándome de tu vida, besándome como si se te acabara el tiempo y abrazándome para dormir. ¡Si me vas a follar, hazlo y lárgate! ¡No te quiero aquí después del sexo! —gritó iracunda y tuvo una pequeña crisis de rabia, una que la obligó a contener las lágrimas para no romperse ante él.—No es así, Lexy, tú-tú no eres solo sexo pa-para mí —titubeó asustado y el cuerpo completo se le heló y le tembló con evidencia.—¿Es por lo que me dijiste anoche? —se atrevió ella, colérica.—¿Qué te dije anoche? —investigó él
Lexy apretó los puños con fuerza y por inercia los llevó a su barriga, la que se revolvía de arriba abajo y la ponía nauseabunda mientras su cabeza trabajaba con prisa, buscando e inventando excusas que pudieran parecer creíbles para Anne Fave, la mujer que se acercaba a ella a paso lento.»Si no lo veo, no me lo creo —siseó la mujer, desafiante y aplaudiendo, como si de verdad un espectáculo hubiera acabado.—No es lo que piensas —defendió Lexy cuando la mujer se acercó a ella, intimidándola con su altura y su ronca y poderosa voz—. Somos amigos, no es lo que piensas —repitió, sacudiendo la cabeza de lado a lado.Anne se acercó más y le dedicó una falsa sonrisa a Lexy, quien logró identificar su rab
El hombre recibió el café negro que la asistente de Bustamante le ofreció, agradeció con la mirada y acomodó la caliente taza frente a él, detallando de reojo el puesto vacío de Lexy.¿Dónde estaba? Pensó en silencio, evidenciándose afanoso y adusto.Miró el reloj de muñequera que llevaba con disimulo y suspiró al entender que la muchacha llevaba casi quince minutos de retraso. Se echó a reír con fingimiento cuando uno de sus compañeros de la zona sur narró un fastidioso chiste y se llevó al café a los labios para alargar el pequeño break que el gerente había otorgado mientras todos los trabajadores se reunían en la sala de conferencias.Lexy llegó justo a tiempo