De bestia

Abrieron la puerta tan apresurados que terminaron estrellándose contra sus propios cuerpos, pero por lo adormecidos que se hallaban gracias al alcohol, no sintieron dolencia.

Se besaron calurosamente mientras se movieron a un tardo compás por la habitación, conforme sus manos se tocaron y se reconocieron bajo la oscuridad del dormitorio.

Se estrellaron contra la cama y si bien Lexy se echó a reír feliz por toda torpeza que mostraban, terminó ahogando un gritito asustado cuando el hombre la levantó desde las piernas y la lanzó a la cama con tanta fuerza, que su cuerpo rebotó en el centro del colchón.

La muchacha se quedó tirada en la cama, temblorosa y entusiasmada, se levantó en sus codos para mirar al hombre frente a ella y se le acabó la respiració

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