4.1
¿Hacer el amor?. A ella se le cortó la respiración. —No estaba pensando en ello mientras estábamos… ya sabes… —Solo te sientes culpable ahora porque apenas nos conocemos. Ella suspiró. —Me alegro de que al menos estés de acuerdo en eso. —Le pondremos remedio. Ella juntó las cejas mientras él se apartaba y presionaba un botón del panel, hablando en un italiano al conductor. —¿Qué haces? —Te llevare a mi casa hablaremos y nos conoceremos mejor. Ella lo miraba boquiabierta, pasmada. Los hombres ricos y exitosos, no les prestaban mucha atención a las mujeres después de hacerlo con ellas. Pero Bruce lo estaba haciendo. Entonces, se dio cuenta de algo y de buen grado abandonó esa cadena de pensamientos deprimentes. —¿No vives en Nueva York? —Sí. —¿Y cómo es que tienes casa aquí? —Tengo residencias en los países a los que viajo a menudo. Y este uno de esos. Claudia asumió esa información mientras el carro frenaba y aceleraba de nuevo, girando en una curva antes de detenerse. El chófer abrió la puerta y Bruce tomo la mano de ella para ayudarla a salir. —llegamos. Ella inclinó los hombros hacia delante cuando una ráfaga de viento la golpeó, y se dio cuenta con retraso de que no había cogido el abrigo de la discoteca cuando él la había llevado a toda prisa hasta el coche. Pero recordó algo muy importante. El chófer… La vería y sabría sin duda lo que acababa de pasar. Bruscamente, se colocó el pelo y se estiró el vestido, pero el chófer ni siquiera miró hacia ella. Y ella se alegraba. Porque estaba segura de que tenía aspecto de que su jefe se la acababa de follar —Este sitio es precioso.— dijo una vez que entraron a la casa. —Gracias. Él la condujo hasta el salón, básicamente un gran espacio abierto que durante el día estaría iluminado por la luz del sol. Claudia se sentó en el sofá, haciendo gestos discretamente al sentir que le ardían todo por dentro ¡Rayos! —¿Cuándo vamos a tener una reunión para hablar de la ejecución del proyecto? —preguntó él. —emmm—Su mente dejó de funcionar y tenía dificultad para entender lo que había dicho. Era un cambio de tema repentino. En un momento le estaba mordiendo la lengua y clavándole las uñas en sus caderas y, un segundo después, todo eran negocios. Estaba preparando una respuesta en su cabeza cuando sonó el timbre y él movió el dedo para indicarle que esperara. —Dame un momento. Él caminó hasta la puerta principal y volvió con una caja enorme de... pizza. —Vaya, eso ha sido inesperado. —Tenemos que comer, así que lo pedí antes. Y perdona por no poder ofrecerte nada más. el cocinero están dormidos y esta es la comida más rápida que mi chófer podía pedir. —Salió de la habitación y volvió al poco tiempo con dos copas y una botella de vino. Ella sonrió y le rugió el estómago, recordándole que ella también tenía hambre. —Me muero de hambre. —Un escalofrío de agradecimiento le recorrió el cuerpo mientras él se quitaba la corbata y la lanzaba al sofá para después subirse las mangas de la camisa. Entonces, como si fuera la cosa más normal del mundo, el propietario de una de las empresas más grandes en Estados Unidos se sentó con las piernas cruzadas sobre la alfombra y abrió la caja de pizza. Entretenida, entusiasmada y sintiendo que estaba en una cita como una adolescente y no con un carismático magnate, ella sucumbió a la tentación, se quitó los zapatos y se sentó junto a él en la alfombra. —¿Cuándo es nuestra próxima reunión? —preguntó él nuevamente. —¿La profesional? Él se atragantó con la comida. —Profesional y no profesional. Me interesan mucho las dos. Ella se rio y clavó la mirada en sus dedos mientras él servía la bebida. —Podríamos tener la reunión de negocios en cuanto vuelvas a Estados Unidos. —Vuelvo mañana. ¿Te gustaría que te lleve? Me encantaría tener compañía. —¿En serio? —Ehh… tengo un jet privado—dijo él con tono de disculpa. Claudia se rio después de una larga pausa. —claro, aunque todavía tengo que asistir a reuniones en los próximos dos días. —Qué lástima. —Él le miró la boca y Claudia apartó la mirada. Él levantó una mano para acariciarle la mejilla—. Me encanta cómo te delatan las mejillas ruborizándote por ser tímida. —No soy tímida. Riéndose, él se acercó y apretó los labios sobre su mejilla. Entonces respiró hondo. —Maldita sea —musitó él silenciosamente para después volver a su bebida. —Entonces te recogeré en el aeropuerto cuando aterrices en Nueva York. —No, no pasa nada. Me las arreglaré. —Quiero decir que te recogeré saldremos, comeremos juntos. Tengo que volver mañana, si no, te obligaría a volar conmigo. Imagínate las cosas que podríamos hacer en las alturas. —Eres un... pervertido. —un poco—Él se acercó y presionó los labios a un lado de su cuello. A ella se le escapó un gemido cuando los labios de él, húmedos del vino, se deslizaron por su cuello y la mordisquearon suavemente. —Claudia… —susurró él con pasión en la garganta al tiempo que ella dejaba caer la cabeza hacia atrás. Él le puso la mano sobre la nuca, enredándose en un mechón de su pelo—. M*****a sea, me vuelves... loco — murmuró él, mordiéndole el lóbulo de la oreja. Levantándose de repente, él la miró desde arriba y le cogió las manos para que ella se levantara. —Me gustaría haberme saciado de ti, pero no lo he hecho. Claudia inclinó la cabeza hacia atrás y puso los labios sobre su barbilla para después pasar la lengua sobre su labio inferior. —Yo tampoco. Bruce la beso y gimió cuando ella le mordió el labio inferior enérgicamente. Agarrándole el trasero con ambas manos, él la levantó de un tirón y ella puso las piernas alrededor de su cintura. Sin esfuerzo, la llevó hasta el comedor y apoyó la cadera de ella sobre el borde de la mesa. —Necesito verte, tocarte —susurró ella apasionadamente. Él le mordió la lengua cuando ella la metió en su boca, y su jadeo de dolor placentero resonó en él. Ella pasó las manos por su pecho mientras le retiraba la camisa. Interrumpiendo el beso, bajó la mirada hacia su pecho. Sus pectorales duros eran maravillosos bajo las palmas de sus manos, y deslizó los dedos hacia abajo sobre su contorneado abdomen, dibujando la uve marcada en su ombligo. Sus músculos se tensaron cuando ella le tocó y, cuando puso los labios sobre su pezón plano y moreno, pareció perder el control con un chasquido. Lo estaba volviendo loco. —claudia … —Volvió a subirla a la mesa Él apartó el dobladillo del vestido de sus caderas y, antes de que Claudia supiera lo que él pensaba hacer, le abrió las piernas y deslizó los dedos por su entrepierna. —ah. —Ella se estremeció, arañando la superficie de la mesa, pero la tortura no había terminado todavía. Él puso la boca sobre la zona sensible y húmeda entre sus piernas, y Claudia arqueó la espalda mientras intentaba cerrar las piernas de forma instintiva. Él respiraba sobre su entrepierna mientras le separaba las piernas, saboreando y jugando, mordisqueando con los labios el lugar que parecía saber que la volvería loca. Ella se estremeció y deslizó la mano por su pelo para mantenerlo en el sitio. Mientras él seguía torturándola con la lengua y con los labios, Claudia relajó las piernas y sus gemidos resonaron en la enorme casa vacía a medida que se acercaba al eufórico estallido de placer. —Bruce… —jadeó ella, incapaz de hablar, incapaz de controlarse, al tiempo que se le tensaban las piernas cuando los pinchazos le indicaban que estaba casi… al límite. Cuando le mordió la cara interna del muslo mientras le frotaba el clítoris en círculos, ella se sacudió bajo su boca. Claudia emitió gemidos largos y leves, estremeciéndose violentamente. Los temblores todavía la golpeaban cuando él deslizó los brazos por sus hombros y sus rodillas, y ella se vio arrastrada hasta su pecho. Poniendo los brazos alrededor de su cuello, ella abrió los ojos con el ceño fruncido mientras él la llevaba por el salón y subía las escaleras. —¿Qué haces? —murmuro ella con una sonrisa tímida.Capítulo CincoPor alguna extraña razón estaba emocionado con ella no se parecía a ninguna mujer que hubiera conocido jamás. —ahora si voy a tenerte en una cama mientras disfruto de tu cuerpo.Un jadeo salió de ella, es que a ver, no coordinaba, el la tenía totalmente ida, de una buena manera claro.Pero él ya se había contenido bastante sin verla totalmente desnuda, sin tener sus pezones en la boca. Le cogió el tobillo y la arrastró más cerca, y ella se deslizó por la cama antes de que él tirara de ella para que se sentara.—Levanta las manos. —La dulzura de la orden ocultó por completo latormenta de lujuria que se había apoderado de él.Claudia le obedeció y él le quitó el vestido. Sus ojos ardían al ver su piel desnuda y perfecta, y pasó las manos por detrás de su espalda para quitar el sujetador.—Joder.El la dejo en la cama para luego acariciarle el torso para luego masajear suavemente sus pechos —¡Ah! —gimió Claudia cuando Bruce metió a su boca uno de sus pezones.Ella meti
5.15.1Ella no era así de hecho Tenía dificultad para confiar en los hombres Pero con Bruce... Simplemente no sabía que rayos le había pasado.Ella lo vio dormir a su lado muy plácido. la puso en trance. Nunca. En su vida. Había tenido alguna relación, e incluso cuando había creído que estaba completamente loca poresos hombres, se había contenido. No había sentido comodidad en susabrazos, nada como el refugio de calidez que había encontrado en los brazos de Bruce. Y eso la sorprendía. Ella se volvió acostar para ver la cara de Bruce.Él estaba acostado con la cabeza girada hacia ella era un hombre con los músculos bien trabajados. Ella se mordió el labio e intentó evitar una sonrisa. Un poder desatado lo rodeaba incluso cuando estaba totalmente desnudo bajo las sábanas, incluso cuando estaba dormido y las duras líneas de su cara se habían suavizado hasta hacerle parecer un estudiante en su primer año de universidad.Claudia iba a disfrutar del momento tanto como le fuera posib
Capitulo 6A la hora acordada, Claudia ya estaba lista, aunque desde mucho antes estaba dando vueltas como loca de los nervios que tenía. Es que Él nunca llegaba tarde, y tenía la sensación de que no iba a aparecer. Realmente estaba nerviosa ¿Y si no aparecía? Pues se lo tenía merecido, por fácil -se repetía ella una y otra vez- No quería llamarle. No lo conocía, no de verdad. De echo ella solo Sabía lo que el resto sabía.Bruce Black era un magnate en los negocios, el CEO más aclamado por el género femenino, pero realmente no lo conocían. Se sentía estúpida, es que fue muy facil, una estúpida sonrisa encantadora y ya le estaba abriendo las estúpidas piernas ¿En serio Claudia, en serio?Triste y se dejó caer en su cama.Era obvio que no iba a ir. Se sentía estúpida realmente.Cómo la profesiónal que era en reprimir sus sentimientos eso hizo, toda su vids vivio reprimiendo sus sentimientos.Volvió a suspirar sintiendo un peso en el pecho, odiaba eso.Resoplo al escuchar el timbre,
Capítulo SieteBruce estaba impaciente. Dos semanas. Dos largas semanas desde que había salido con Claudia, dos largas semanas habían pasado desde el ultimo beso que le habia dado al dejarla en su casa.Pero lamentablemente él no pudo quedarse y había tenido la sensación de que ella no tenía ni la más mínima idea de lo especial que era y necesitaba que se lo demostrara. Así que no había dormido con ella. Ahora... Ahora estamos endemoniadamente arrepentido de eso, rayos como la extrañaba, sus labios, su cuerpo, sus hermosos ojos bicolor.Había pasado demasiado tiempo fuera de su país y ahora quería desaparecer de ahí en cuestión de segundos, quería verla. Ni bien termino la reunión Bruce corrió a tomar su teléfono y se sentó en su silla frente al ventanal de la oficina mientras contemplaba la ciudad una ciudad de la que siempre le había gustado Pero ahora la detestaba y no sabía realmente porque. Ella contestó unos tonos después .—¿Si?Él cerró los ojos. Y suspiró.—no sabes cómo ex
Capítulo OchoClaudia vio la hora en su reloj impaciente, faltaban pocos minutos para reunirse con los altos ejecutivos. Aunque ella conocía a Bruce de forma intima... bueno tan íntima como parahaberse acostado con el después de esa primera reunión en el esterior y también se habían acostado luego de haber llegado a su país nuevamente, y tambié. Habían salido varias veces, así que se conocían muy íntimamente. Pero aún así no se permitía hablar de trabajo con el cuando estaban juntos. Por tanto, el protocolo para programar la reunión sería el habitual, y estaballevando mucho tiempo porque Bruce no sabía personalmente que suempresa quería tener la reunión.Y el mayor problema era que él la había llamado una hora antes, denuevo, para decirle que se iba por una reunión urgente. Con la cantidad de viajes que requería el trabajo de ese hombre, ella dudaba que lo viera más de cinco veces al año.Pero en ese momento Claudia no estaba tan preocupada por eso como por que no volviera a te
Capítulo NueveClaudia estaba sentada en el comedor de su casa pensando en... No sabía realmente en qué estaba pensando, es que su mente estaba tan dispersa que no podía pensar nada concreto Hasta que su mente le recordó lo le estaba sucediendo, y no podía creerlo, en serio que no, ella siempre estuvo sola, aprendió a salir adelante sola a pesar de todo sin alguien que se preocupara realmente por ella.Y ahora... Ahora no solo tenía que qur velar por ella sino por la criatura que estaba creciendo en su vientre.—Esto No me puede estar pasando a mi— murmuro frotándose la cara con ambas manos. —¿En serio crees que no puedo estar sola? — miro al techo como si estuviera hablando con Dios, no era como que le iba a responder pero la hacía sentir bien hacer eso de vez en cuando.Había una persona dentro de ella no era para menos que estuviera aterrada, siempre había hecho y conseguido todo sola.Se le callejón los hombros y lloró, lloro desconsoladamente, hasta que se calmo.Justo cuando es
9.1. Los sollozos de Claudia se fueron calmando toda la preocupación y el estrés de los últimos días se fue como por arte de magia.Ella se acurrucó a él mientras él la mecía y gritaba su espalda.Dejó que lo sacara todo hasta que dejara de sentir la frustración y la preocupación que la habían paralizado durante los últimos días. Estar junto a su pecho era reconfortante, relajante.Al sentir que ella se había calmado, Bruce intentó retirarse, pero ella apretó las manos sobre su camisa y se aferró a él con la cara enterrada sobre su pecho, no quería que la soltará.—no, por favor Quédate así.—¿Claudia? —pregunti preocupado pero también con ganas de saber que era lo que le estaba sucediendo.Ella se apretó más a él y él la sujetó, trata do de darle el mayor consuelo posible. Con él ella se sentía segura, a salvo, sentía que si la soltaba dejaría de sentir esa enorme paz que sentía a su lado y eso la aterraba. Pero estaba desesperada y se aferró a la fugaz sensación de bienestar y
Capítulo DiezLa actitud de ella lo tenía desconcertado, es que, a ver, ella no era asi.Estaba sentado a su lado luego de luego de ayudarla a acomodarse el vestido, porque bueno, estaba semi desnuda después estar a punto de hacer el amor.Ella estaba con la mente ida, tenía tantas ganas de llorar y estaba conteniendose porque presentia que el iba a pegar el grito al cielo.Prefería no demostrar nada, no quería hacerlo.El frunció el ceño al verla con sus facciones neutras.Parpadeo un par de veces no sabía que decir ¿Que podía decirle después de semejante noticia? Y ella simplemente estaba viendo en algún punto de la pared.—¿Quieres... Sacartelo?Claudia por poco y le tráquea el cuello de lo rapido que lo giro para verlo. —No, eso jamás se me había ocurrido, no podria, de pequeña fui abandonada por mis padres, las personas que se supone debian cuidarme. No, no voy a hacerle eso.Bruce sintió una oleada de emociones Pero sobretodo una admiración por esa mujer Él sabía que ella tenía