~Blanca~
Me quedo tranquila al escuchar su voz. Dijo que se iba pero ha vuelto y eso me tranquiliza un poco ya que cuando él se va y no vuelve o tarda por venir es cuando estos imbéciles se quieren aprovechar.
Parece que tengo algo que agradecer al hombre que se decía mi padre cuando yo era una niña ya que por él aprendí a defenderme para que no me tocara ya que me hacía daño hasta que ya de más mayor entendí muy bien lo que siempre intentaba hacer.
Dios!!! mi piel se eriza al recordar todo lo vivido con ese hombre y empiezo a temblar.
- ¿Te encuentras bien?
Una pregunta que me llena de rabia porque lo único que quiero es irme a casa junto al que ha demostrado que no se tiene que ser de sangre para ser un buen padre.
Siento unas manos tocarme y empiezo a moverme para que deje de tocarme pero no deja, levantó los pies con fuerza hasta donde estas malditas cadenas me dejan y se que le di un golpe pero no se donde, solo escuché que se quejó no tanto como quisiera pero se quejó y eso me llena de orgullo al saber que aún atada y con los ojos vendados no me dejo de nadie.
- ¿Puedes dejar de portarte como una niña mimada? La verdad es que me estoy cansando y créeme, no te conviene hacerme molestar.
Me grita y yo me pongo aún más nerviosa.
- Solamente no me toques.
Le digo aclarando un poco mi garganta por el tiempo que no pronunciaba palabra.
- Hasta que recuerdas como se habla.
Sé que está hablando con sarcasmo, a mi me gusta hablar mucho así para molestar a mis amigos.
- No me toques más.
Vuelvo a repetir consiguiendo que deje de tocarme y a la vez haciendo que me sienta más tranquila.
- Bien, estoy pensando algo que creo que te gustará, en realidad lo acabo de pensar cuando volvía de camino.
Se queda en silencio y se perfectamente que está esperando que le diga algo, pero no lo haré.
- Vamos Blanca, ¿Se te han vuelto a comer la lengua los ratones?
Lo sabía, esperaba a que hable, pero no le daré el gusto, salvo que en verdad me interese lo que vaya a decir. No escucho más que pasos por todo el lugar y estoy en acecho por donde estará cuando empiece hablar.
- ¿Sabes que eres hermosa?
Habla desde atrás haciéndome exaltar por lo cerca que está de mi oído.
- No te pongas nerviosa que no te haré nada, siempre te lo he dicho y siempre te lo diré.
Sigue hablándome desde atrás y empiezo a sentir su respiración por mi cuello.
- Tienes un cuerpo alucinante y aunque no lo creas no sólo me fijo en eso de una mujer, también me gusta su cabello, su boca y sobre todo sus ojos.
Cuando termina de hablar siento como saca la capucha de mi cabeza y por instinto y sobre todo por miedo cierro tan fuerte los ojos que empiezan a dolerme.
- No tengas miedo, nadie entrará ya que cerré la puerta con seguro para que no nos molesten y no se den cuenta que te saque la capucha.
Ahora lo escucho al frente pero no quiero abrir los ojos, tengo miedo con quien me puedo encontrar al frente. Siento como posa un dedo en mi mentón para que levante la cabeza pero sigo con los ojos cerrados.
- Me encanta tu pelo, no lo había visto bien antes por esta mierda que tenías en la cabeza, ese color caramelo en tu pelo es hermoso y veo que es natural.
Me dice mientras se ríe y pasa sus dedos por mis cejas haciendo que me estremezca por su tacto, siento como pasa uno de sus dedos a mis labios logrando que mi cuerpo tiemble.
- ¡Y tus labios, Dios! Aún estando sin hidratar siguen siendo rosaditos, tu piel es tan suave, vamos Blanca, abre tus ojos.
¿Por qué estoy reaccionando así? No siento miedo, sus dedos siguen pasando por mi rostro de repente no lo siento más y creo que empezará a tocarme pero no siento nada y eso me está intrigando mucho, es que no siento ni su respiración cerca.
- La verdad es que no se que me pasa contigo.
Lo escucho hablar y es como si estuviera al otro lado de donde estoy yo.
- No debería sentirme atraído hacia ti, pero aparte de sentirme asi siento que eres mi vía de escape, Blanca mirame.
Me dice con autoridad y mis ojos no están tan fuerte como al principio y poco a poco voy abriéndolos para acostumbrarme a la luz que me tenían prohibida en todas estas semanas.
- No te haré daño.
Se acerca a mí y Dios sí que se ve hermoso, termina de acercarse y sentarse frente a mí.
- Que ojos más hermosos tienes. Tus ojos también son caramelos, eres, eres hermosa.
Se queda sentado frente a mi sin decir nada y no puedo quitar mis ojos de los suyos celestes.
Me quedo mirándole y es que no parece el típico secuestrador gordo y feo que presentan en las películas.Sus ojos celestes, su pelo negro como el azabache y su piel trigeña hacen una combinación inusual pero hermosa.Mis ojos viajan por su cuerpo aún estando sentado y no poder apreciarlo bien, lo miró con cautela, todavía no entiendo el porqué me deja verle y observar el lugar donde me tienen.¿Será que me mataran al final de todo?Miro a todo lado y es una habitación vacía salvo por una silla que me imagino es para los que entran a cuidarme, a mi lado en el piso
-¿Cómo estás?- Creí que no vendrías más.- Sólo fue una semana, pero ya estoy aquí.Me acerco y le saco la capucha y suelto sus manos y pies como ya se nos hizo costumbre.- Mira lo que te traje.Entregarle un CD de recopilatorio y ver como se le va iluminando el rostro con cada canción que va leyendo me hace dar cuenta que no estoy equivocado con la decisión que tome. Mientras Blanca sigue secuestrada ya desde hace cuatro meses y sin saber el porqué de su secuestro sigue su padre cada vez más desesperado.- Tiene que haber algo. Ya son cuatro meses y nada.- Señor Allendi, es lo único, lo siento pero tengo las manos atadas y más si los secuestradores no dan señales de lo que quiere.- No tengo cabeza para nada, mis negocios están en manos de mi hermano porque yo no puedo llevarlos a cabo.Llevar estos meses muerto en vida, con la incertidumbre de no saber si su hija está bien o está mal y sobre todo de no Capítulo 6
~Blanca~Hace unos cuantos días que vino y me trajo este cd, un cd que me acompaña desde que me lo entregó, intentaron quitármelo pero no pudieron, me aferre al disco como si fuera mi muñeca favorita de cuando era niña, la primera muñeca que me regaló mi mamá antes de enfermar y caer en cama y meses después dejarme sola con mi padre.No termino de acostumbrarme a este encierro, cada día me desespero mas y es peor cuando él no viene, cuando tarda días en venir.Por lo menos ahora no me tienen la capucha puesta ni las cadenas que me dejaron marcas en mis muñecas y tobillos, por los movimientos bruscos que hacía al sentir a alguien to
- ¿Qué pasó? Escuchamos mucho ruido.Nada más salir me pregunta Juan mi gran amigo.- Tenía ataque de pánico.- ¿En serio? Nunca la vi flaquear, lo contrario, siempre retadora.Dice otro de los chicos y con eso todos empiezan a dar su opinión de su comportamiento, el caso es que ninguno la conoce como yo, o ¿quizás simplemente ellos hacen su trabajo y yo rompí las reglas que me dictaron?Tengo que dormirlos a todos incluido a mi gran amigo para que no l
Salgo del coche y marcó su número.- Hasta que te dignas en llamar. ¿Cómo va todo?- Tendrías que verlo con tus propios ojos, están todos dormidos como niños. - Me sonrío. - Pero no te preocupes que no la llevaré a su casa y mucho menos la dejaré libre, por el momento, claro. Cuidate y que no te de un infarto cuando veas el lugar. Hasta luego... PA-PÁ.Termino la llamada y sigo en marcha.- ¿Por qué lo haces?- ¿No querías salir de ahí? 
~Blanca~No puedo creer que me traiga a otro encierro, por lo menos estaré más cómoda como me dice.Lo veo tomarse una cerveza y ya va por la segunda, ¿Cuánto aguante tendrá? Me da igual, por mi puede ser alcohólico, lo único que quiero es estar con mi padre.Sigo mirando la cabaña y de repente empieza a sonar su teléfono, me asusto y al darme la vuelta él está mirando la pantalla, gruñe para sus adentros.- Regresó en dos horas o más, prepara lo que quieras para comer y si te quieres dar un buen baño está en tu habitación, conoce la cabaña y
Aquí estoy sentada en esta mesa preparada para empezar a comer mientras suena Laura Pausini en la radio cuando la puerta se abre.Me levanto y me voy a una esquina sin saber qué hacer cuando él me mira y me regala una sonrisa, una sonrisa que me inquieta y la vez me tranquiliza.- Huele muy bien.Se acerca donde está la radio y lo baja un poco.- Así podremos hablar mejor y sin tener que gritar ¿no crees?- No hay nadie alrededor, así que nadie es