Me quedo mirándole y es que no parece el típico secuestrador gordo y feo que presentan en las películas.
Sus ojos celestes, su pelo negro como el azabache y su piel trigeña hacen una combinación inusual pero hermosa.
Mis ojos viajan por su cuerpo aún estando sentado y no poder apreciarlo bien, lo miró con cautela, todavía no entiendo el porqué me deja verle y observar el lugar donde me tienen.
¿Será que me mataran al final de todo?
Miro a todo lado y es una habitación vacía salvo por una silla que me imagino es para los que entran a cuidarme, a mi lado en el piso
veo la capucha negra y siento mis labios temblar, cuando llegó a mis manos puedo ver mis muñecas rojas y atadas a una cadena que llega hasta mis tobillos los cuales también están rojos.
Siento mis ojos arder pero no le daré el gusto de verme llorar, cuando creo lograr aguantar las lágrimas lo vuelvo a mirar y no logro descifrar la forma en la que me está mirando.
- No quiero hacer esto.
Me dice de la nada mientras pone sus manos encima de la cadena y ahora si que no entiendo nada, no se porqué está así, el porqué me tiene aquí. Trago para tratar de que el nudo que tengo en la garganta se esfume y poder hablar.
- ¿Por qué me tienes aquí?
- Porque sigo órdenes.
- Tú no te ves mala persona.
Le digo y es como si le dijera un chiste porque empieza a reírse como si fuera el mejor chiste que ha escuchado en tiempo.
- No me conoces, aunque la verdad es que contigo no estoy siendo como siempre soy.
- ¿Por qué yo?
- Porque según mi jefe eres una mina de oro.
- ¿Por qué no piden lo que quieren y me dejan ir?
- Porque mi jefe necesita ver a tu padre desesperado.
- ¿Y qué tengo que ver yo con todo eso?
Sigo preguntando con mis labios temblorosos.
- Coño, pero para tener días y días sin hablar parece que ahora te han dado un perico de comer que no paras y peor aún, con preguntas que no voy a seguir respondiendo.
- Sólo dime, ¿por qué me han elegido a mi?
Le pregunto pero no contesta y se acomoda aún más con una sonrisa sarcástica.
- ¿No vas a decir nada?
Mueve la cabeza en negación y sonríe dándome a entender que no dirá una palabra más y si él es terco yo lo soy aún más y por eso en este momento decidí cerrar mi boca y no volver hablar más. Otra vez.
Juegos de miradas que me ponen muy nerviosa y muy inquieta, pero a él lo veo muy cómodo.
No sé qué tiempo ha pasado ya desde que nos quedamos sin hablar y sólo nos miramos. ¿Cómo puede ser que mi secuestrador no me de miedo?
- Bien, ahora te voy a decir lo que pensé cuando volvía.
Me quedo mirándole sin pronunciar palabra y me da igual lo que diga no diré nada.
- No, mejor no te digo, total harás lo que yo quiera.
Se levanta y va hacia la puerta dejándome con la duda
- Se me olvidaba, tengo que volver a ponerte esto.
Se acerca a mi con la capucha en las manos y la vuelve a colocar sobre mi cabeza.
~Kendal~
No sé qué me pasa con ella, me dan ganas de dejarla ir pero, si la dejo ir no la volveré a ver y por otro lado mi padre me matará.
Lo que si se es que ella no merece estar como está ahora, prácticamente no duerme por esas pesadillas y come muy poco.
- Prepararle la comida a Blanca, yo se la llevaré.
- Pero el jefe dijo que sea yo quien le dé de comer.
- Me importa un comino lo que haya dicho, él aquí no ha venido ni una vez y soy yo el que está aquí y no él, así que, prepara la comida que yo se la llevaré.
Esa discusión fue sólo la primera vez, digamos que lo único que no hacía era bañarla por obvias razones.
Desayunábamos, comíamos y cenábamos juntos, entre charlas de cualquier tontería, ella me preguntaba cualquier cosa personal y directamente no contestaba, de mi parte no preguntaba nada porque ya sabía todo.
Llevamos más de dos meses aquí, aunque yo salía cada día para ir á mi casa y cambiarme de ropa era como si también estuviera encerrado junto a ella.
Un día lleve unos cuantos CDs de música pop para que ella escogiera y no pudo descartarse por uno ya que les gustaban todos, ese día no dejamos de reír, ya su rostro se le notaba con más vida no tenía las ojeras que tuvo el primer mes, ya no tiene esas pesadillas de cuando era pequeña y la maltrataban.
- Hola.
Verla asustarse cuando se abre la puerta sigue siendo el día a día hasta que hablo y el cuerpo deja de estar tenso por completo.
- Hola.
-¿Cómo estás?- Creí que no vendrías más.- Sólo fue una semana, pero ya estoy aquí.Me acerco y le saco la capucha y suelto sus manos y pies como ya se nos hizo costumbre.- Mira lo que te traje.Entregarle un CD de recopilatorio y ver como se le va iluminando el rostro con cada canción que va leyendo me hace dar cuenta que no estoy equivocado con la decisión que tome. Mientras Blanca sigue secuestrada ya desde hace cuatro meses y sin saber el porqué de su secuestro sigue su padre cada vez más desesperado.- Tiene que haber algo. Ya son cuatro meses y nada.- Señor Allendi, es lo único, lo siento pero tengo las manos atadas y más si los secuestradores no dan señales de lo que quiere.- No tengo cabeza para nada, mis negocios están en manos de mi hermano porque yo no puedo llevarlos a cabo.Llevar estos meses muerto en vida, con la incertidumbre de no saber si su hija está bien o está mal y sobre todo de no Capítulo 6
~Blanca~Hace unos cuantos días que vino y me trajo este cd, un cd que me acompaña desde que me lo entregó, intentaron quitármelo pero no pudieron, me aferre al disco como si fuera mi muñeca favorita de cuando era niña, la primera muñeca que me regaló mi mamá antes de enfermar y caer en cama y meses después dejarme sola con mi padre.No termino de acostumbrarme a este encierro, cada día me desespero mas y es peor cuando él no viene, cuando tarda días en venir.Por lo menos ahora no me tienen la capucha puesta ni las cadenas que me dejaron marcas en mis muñecas y tobillos, por los movimientos bruscos que hacía al sentir a alguien to
- ¿Qué pasó? Escuchamos mucho ruido.Nada más salir me pregunta Juan mi gran amigo.- Tenía ataque de pánico.- ¿En serio? Nunca la vi flaquear, lo contrario, siempre retadora.Dice otro de los chicos y con eso todos empiezan a dar su opinión de su comportamiento, el caso es que ninguno la conoce como yo, o ¿quizás simplemente ellos hacen su trabajo y yo rompí las reglas que me dictaron?Tengo que dormirlos a todos incluido a mi gran amigo para que no l
Salgo del coche y marcó su número.- Hasta que te dignas en llamar. ¿Cómo va todo?- Tendrías que verlo con tus propios ojos, están todos dormidos como niños. - Me sonrío. - Pero no te preocupes que no la llevaré a su casa y mucho menos la dejaré libre, por el momento, claro. Cuidate y que no te de un infarto cuando veas el lugar. Hasta luego... PA-PÁ.Termino la llamada y sigo en marcha.- ¿Por qué lo haces?- ¿No querías salir de ahí? 
~Blanca~No puedo creer que me traiga a otro encierro, por lo menos estaré más cómoda como me dice.Lo veo tomarse una cerveza y ya va por la segunda, ¿Cuánto aguante tendrá? Me da igual, por mi puede ser alcohólico, lo único que quiero es estar con mi padre.Sigo mirando la cabaña y de repente empieza a sonar su teléfono, me asusto y al darme la vuelta él está mirando la pantalla, gruñe para sus adentros.- Regresó en dos horas o más, prepara lo que quieras para comer y si te quieres dar un buen baño está en tu habitación, conoce la cabaña y
Aquí estoy sentada en esta mesa preparada para empezar a comer mientras suena Laura Pausini en la radio cuando la puerta se abre.Me levanto y me voy a una esquina sin saber qué hacer cuando él me mira y me regala una sonrisa, una sonrisa que me inquieta y la vez me tranquiliza.- Huele muy bien.Se acerca donde está la radio y lo baja un poco.- Así podremos hablar mejor y sin tener que gritar ¿no crees?- No hay nadie alrededor, así que nadie es
Moverse en una cama super cómoda después de tanto tiempo dormir prácticamente en el suelo es lo más reconfortante que me ha pasado en estos días, no se que hora es, tampoco es que importe mucho no tengo nada que hacer y me quedo un poco más en la cama.- Cariño, quiero que estés tranquila, aquí nadie te hará daño.Llega a mi cabeza la voz de mi padre cuando llegue la primera vez a la casa. Me sentía con miedo ya que no conocía a nadie pero el me dio confianza, tranquilidad y sobre todo esa paz que necesitaba a mi corta edad. Conocer a mi mamá fue una odisea ya que tenía miedo a que no me quiera, pero con papá a mi lado fue mucho más fácil.Último capítulo