~Blanca~
Hace unos cuantos días que vino y me trajo este cd, un cd que me acompaña desde que me lo entregó, intentaron quitármelo pero no pudieron, me aferre al disco como si fuera mi muñeca favorita de cuando era niña, la primera muñeca que me regaló mi mamá antes de enfermar y caer en cama y meses después dejarme sola con mi padre.
No termino de acostumbrarme a este encierro, cada día me desespero mas y es peor cuando él no viene, cuando tarda días en venir.
Por lo menos ahora no me tienen la capucha puesta ni las cadenas que me dejaron marcas en mis muñecas y tobillos, por los movimientos bruscos que hacía al sentir a alguien tocarme.
Ahora me siento muy nerviosa y con unas ganas tremendas de llorar pero no quiero, no quiero que nadie me vea así, no soy débil y no me mostraré mal delante de nadie, pero este nudo que estoy sintiendo en mi pecho es inevitable y me hace saltar algunas lágrimas las cuales limpio rápidamente.
Te extraño mucho pa.
Me voy a la esquina de esta habitación donde me refugio cuando siento miedo, pero esto que estoy sintiendo es mucho más, es una opresión en el pecho que no me deja respirar bien.
- Lo intento papá, lo intentó con todas mis fuerzas pero no puedo, no puedo respirar. Te necesito, necesito tus manos a cada lado de mi rostro mirándome a los ojos y diciéndome que esto pasará, que todo estará bien, que es sólo una prueba y que la vamos a superar.
Todo eso lo sé, pero necesito escucharlo, necesito la voz de mi papá.
Me abrazo las piernas apoyando mi cabeza entre mis rodillas y meciéndome.
- Respira Blanca, respira, poco a poco.
Me repito una y otra vez pero me es imposible controlarme, siento como mi cabeza se va quedando en blanco y no puedo pensar, quiero seguir pensando en mi papá, en todas las veces que el me cuidaba cuando sentía miedo, en su forma de abrazarme y dejar suaves besos en mi cabeza y después terminar riéndonos por alguna tontería que me decía logrando sacarme de ese trance de miedo en el que me sumergia.
Pero no está aquí y no siento fuerza para seguir y siento mi cabeza dando vuelta, abro los ojos y veo como se mueve todo y me entra más miedo y siento muchas más lágrimas caer por mis mejillas, me resulta demasiado difícil seguir respirando.
~Kendal~
- Hola chicos.
Saludo al llegar a este lugar que si todo sale bien no volveré a ver, llevo unos días sin venir pero tenía que terminar de arreglar todo, darle el último toque al que será el nuevo hogar de Blanca mientras se resuelve todo.
- Hola jefe.
Me dicen como siempre que llegó, saben que no soy el superior pero aún así me respetan menos uno que me quiere sacar canas verdes.
- Oye tú. - Lo miro cruzándose de brazos mientras me acerco a él. - ¿Qué se supone que harás?
Es el único que imagina algo, pero no le he confirmado nada y mucho menos le digo nada, no quiero meterlo en problemas. Se que mi padre no dudaría ni un segundo en hacerle daño.
- No te importa.
- No quiero tener problemas y aquí todos saben que tú y yo somos amigos.
Me dice bajo para que nadie escuche. Y por eso no le he dicho nada ni le diré y no entrará en mi plan.
- Tranquilo, no sabrás absolutamente nada, ni cuando, ni donde, ni por qué lo haga.
Me río y le dejo ahí parado mientras voy a la puerta que será el último día que cruzaré.
La busco con la mirada y no la veo hasta que doy un paneo general al lugar hasta que llegó a una esquina de este cuarto y la veo tirada en el suelo.
Me sonrío mientras me acerco.
- ¿Por qué tan apartada?
Pregunto mientras me acerco pero no recibo respuesta algo que no es normal en ella.
- Blanca.
Me acerco y la levantó, tiene los ojos fijos en algún lugar, es como si estuviera en un trance, pero no reacciona por más que la muevo.
- Hey, hey mirame.
Me siento delante de ella, la agarró por las mejillas haciendo que me mire pero no reacciona y puedo ver como trata respirar y no puede.
- Blanca respira despacio, estoy aquí no te pasará nada. Respira.
Veo cómo logra mover sus manos y llevarla a su pecho apretando, sigo hablándole suavemente para que se relaje, con esto recuerdo un ataque que tuvo mi madre antes de morir y me empieza entrar mucho miedo.
- No puedes morir, Blanca no puedes morir, respira despacio, mirame, mirame, despacio, así muy bien, despacio.
Empieza a respirar mejor y mi alma vuelve a mi cuerpo, se queda mirándome y de sus ojos salen lágrimas, unas lágrimas que en todos estos meses nunca vi.
- Todo estará bien, te lo prometo.
Le digo y sin pensarlo le doy un beso en la mejilla pero tan cerca de sus labios que me hace estremecer todo el cuerpo.
- ¿Qué pasó? Escuchamos mucho ruido.Nada más salir me pregunta Juan mi gran amigo.- Tenía ataque de pánico.- ¿En serio? Nunca la vi flaquear, lo contrario, siempre retadora.Dice otro de los chicos y con eso todos empiezan a dar su opinión de su comportamiento, el caso es que ninguno la conoce como yo, o ¿quizás simplemente ellos hacen su trabajo y yo rompí las reglas que me dictaron?Tengo que dormirlos a todos incluido a mi gran amigo para que no l
Salgo del coche y marcó su número.- Hasta que te dignas en llamar. ¿Cómo va todo?- Tendrías que verlo con tus propios ojos, están todos dormidos como niños. - Me sonrío. - Pero no te preocupes que no la llevaré a su casa y mucho menos la dejaré libre, por el momento, claro. Cuidate y que no te de un infarto cuando veas el lugar. Hasta luego... PA-PÁ.Termino la llamada y sigo en marcha.- ¿Por qué lo haces?- ¿No querías salir de ahí? 
~Blanca~No puedo creer que me traiga a otro encierro, por lo menos estaré más cómoda como me dice.Lo veo tomarse una cerveza y ya va por la segunda, ¿Cuánto aguante tendrá? Me da igual, por mi puede ser alcohólico, lo único que quiero es estar con mi padre.Sigo mirando la cabaña y de repente empieza a sonar su teléfono, me asusto y al darme la vuelta él está mirando la pantalla, gruñe para sus adentros.- Regresó en dos horas o más, prepara lo que quieras para comer y si te quieres dar un buen baño está en tu habitación, conoce la cabaña y
Aquí estoy sentada en esta mesa preparada para empezar a comer mientras suena Laura Pausini en la radio cuando la puerta se abre.Me levanto y me voy a una esquina sin saber qué hacer cuando él me mira y me regala una sonrisa, una sonrisa que me inquieta y la vez me tranquiliza.- Huele muy bien.Se acerca donde está la radio y lo baja un poco.- Así podremos hablar mejor y sin tener que gritar ¿no crees?- No hay nadie alrededor, así que nadie es
Moverse en una cama super cómoda después de tanto tiempo dormir prácticamente en el suelo es lo más reconfortante que me ha pasado en estos días, no se que hora es, tampoco es que importe mucho no tengo nada que hacer y me quedo un poco más en la cama.- Cariño, quiero que estés tranquila, aquí nadie te hará daño.Llega a mi cabeza la voz de mi padre cuando llegue la primera vez a la casa. Me sentía con miedo ya que no conocía a nadie pero el me dio confianza, tranquilidad y sobre todo esa paz que necesitaba a mi corta edad. Conocer a mi mamá fue una odisea ya que tenía miedo a que no me quiera, pero con papá a mi lado fue mucho más fácil. Su padre piensa en ella a cada segundo, volvió a la empresa hace dos meses algo que a su hermano no le agradó mucho que digamos pero aún así tiene que aceptarlo ya que es el dueño de todo.- Tienes que firmar estos papeles.- ¿Y la secretaria donde está? Esto le corresponde a ella.- Está fuera, pero quería verte, saber cómo te sientes, tengo derecho a preocuparme por mi hermano ¿no?Antonio sólo le sonrío y firmó los papeles del sobre sin apenas leerlo, justo ese día no tenía ánimo de nada, ya hacía ocho casi nueve meses que no estaba con suCapítulo 13
~Kendal~Estoy cansado de todo, he pasado siete meses con ella en aquel cuchitril donde ella sólo podía moverse dentro de esas cuatro paredes y después dos meses mientras preparaba todo para su regreso en la cabaña, donde me di cuenta lo que en realidad siento por ella y si, me enamoré como un loco de Blanca Allendi algo que se podría decir que es pecado pero, no lleva la sangre de Antonio Allendi por lo tanto no es sobrina de Samuel Allandi ese hombre el cual tengo en frente gritándome como sólo él lo sabe hacer y que dice llamarse mi padre.Me molesta mucho siempre que me llama Sam o Samuel y lo sabe perfectamente.- Mi nombre es
Me tiro en la cama solo sacándome la corbata y al cerrar los ojos lo único que puedo ver es aquella noche de tormenta.- Kendal, Kendal.Me despierto y escucho la voz de Blanca desesperada tocando mi puerta y a lo lejos puedo escuchar uno que otro trueno, se me dibuja una sonrisa porque sé que tiene miedo, me lo dijo antes de irnos a nuestras habitaciones que no le gustaba la tormentas, simplemente pensé que no era para tanto.- Tranquila, no pasa nada, es sólo la tormenta.Le digo abriendo la puerta y el impulso que tuvo de abrazarme h