Estamos celebrando la inauguración del restaurante, todas las mesas está ocupadas, la señora Isabella está muy contenta preparando sus platos favoritos, Gabriela va y viene atendiendo a las personas, yo estoy al frente de la caja, recibiendo los pagos, la novia de Franco por hoy nos está ayudando atendiendo las mesas, la verdad me siento muy feliz esto es un nuevo comienzo para todos. A la hora de cerrar todavía hay personas en las mesas degustando de la comida, el local está muy navideño, luces, adornos un Santa Claus en la entrada del restaurante. Cuando todos se fueron nos quedamos nosotros, tomando vino para festejar el día de inauguración. Ya en mi habitación me quedo mirando la cara de mi ángel que está dormido, por obligación tengo que recordar a Marlon, faltan pocos días para que termine el año, no dejo de imaginarme a mi amado sentado en el sillón de la sala con un vaso de whisky en la mano, mirándome pasar a su lado, tratando de limpiar la sala, en
Faltan pocos minutos para el fin de año, todos estamos en el jardín esperando, suenan las doce campanadas y comienza el conteo final, ya son las doce, los abrazos no se dejan esperar, los abrazos se confunden con las lágrimas, la señora Isabella me abraza fuertemente, luego formando un lazo de tres nudos se une Franco, así nos quedamos por un buen rato. Bueno llegó el nuevo año y con él las esperanzas, las ganas de trabajar, de salir adelante. Celebrando con nosotros está la novia de Franco, Gabriela y su niña también se nos unió. Todos están felices y yo me aparto un poco de la multitud, me voy hacia un rincón del jardín y de espaldas a todos ellos me quedo contemplando el cielo, la luna, las estrellas. Tantas veces que me llegaba la noche en la terraza del apartamento y allí me quedaba por un buen rato mirando ese cielo que ahora estoy contemplando, recuerdo los momentos cuando Marlon llegaba detrás de mí y sin hacer ningún tipo de ruido me abrazaba, me enc
Esa última noche del año, fue una noche de sorpresas, la llegada de Augusto después de dos meses fuera de Roma, la llamada de Richard para decirme que está más enamorado que nunca y para sellar recibo la llamada de Brenda. —Hola amiga, Feliz año. —Feliz año Brenda, perdona que no te he vuelto a llamar, pero ando full con la apertura del restaurante. —No te preocupes amiga yo también ando full casi estoy terminando la carrera. Amiga, ¿no sabes nada de Marlon? —No, ¿por qué lo preguntas? —Por nada, sólo pregunto por si lo has visto en alguna revista. —Bueno sí, la otra vez lo ví en la portada de una revista, hablaban de su gira por varios países europeos, creo que empezó por Moscú, ahora debe estar en Berlín, de seguro lo invitaron para desfilar en la semana de la moda. —Fernanda, pero estás muy enterada de todo.. —Tu sabes que a mí me interesa todo lo referente a la moda. —Y si se refiere a Marlon, el interés es mayor. —Sí amiga, para
Richard me mira fijamente. —Bebé te estoy hablando con el corazón en la mano, lamento mucho lo qué pasó, no fui sincero contigo, a medida que te iba conociendo, iba creciendo mi interés por ti, me dio miedo que te enteraras que yo estaba casado, sabía que te iba a perder, igual te perdí, no contaba con la llegada de Marcela. — Osea que tú querías mantener esa mentira por siempre. —No, yo sabía que tenía que decirte la verdad, pero no sabía cómo hacerlo. Hubo un momento que quise aclararlo, pero tú me dijiste que no estabas interesada en mi y desistí de mi idea, total si tú no me amabas, no tenía caso aclarar las cosas. —Es cuestión de integridad, no importa si yo estaba o no interesada en ti, el caso es que tenías que ser sincero, pero claro tú lo que perseguias era otra cosa. —Al principio sí, pero después las cosas cambiaron, cuando te traje a esta casa ya no era lo mismo, ya me estabas cambiando la vida. —Vamos hacer algo, no me des la espalda, yo
Después de la cena me aíslo un poco, me retiro a un rincón donde está un amplio sillón y allí me siento con un vaso de whisky en mi mano, no han transcurrido ni cinco minutos cuando veo la despampanante figura de la hija del empresario frente a mí. —Buenas noches Marlon, ¿te puedo hacer compañía? ¿Cómo supo está mujer mi nombre? —Por supuesto, acompañeme. Lo que menos quería era compañía, pero esta es su casa, no me puedo negar. —¿Qué estás tomando? —whisky. Llama al mesonero. —Un whisky para mí y otro para el caballero por favor. Háblame de tu vida Marlon, me gustaría conocerte un poco más. —De mí no hay muchas cosas que hablar. —No creo, tú eres una persona muy interesante, en tan poco tiempo has alcanzado peldaños en el mundo del modelaje y eso es muy difícil de lograr. —Eso lo he logrado a fuerza de trabajo. —Háblame de ti, de tu vida personal. —¿Qué quiere saber? —¿Eres un hombre comprometido? Ya sé que c
Mi primer día de clase estoy feliz y a la vez muy nerviosa, hoy comienzo una nueva etapa, hoy doy el primer paso para subir los peldaños de mi larga escalera para lograr mi meta, para alcanzar mi sueño, pero sé que con la ayuda del Altísimo lo voy a lograr, me preparo para un mundo nuevo, no sé con qué, ni con quién me voy a enfrentar, pero de lo que sí estoy segura es que voy con todas las ganas y las fuerzas necesarias para llegar a la cima. Aquí estás Fernanda Brown, frente a la entrada de la academia, sólo tienes que dar un paso para entrar, sé que allí dentro me espera un mundo maravilloso, el mundo que siempre quise conocer. En el momento que voy a cruzar la puerta, siento un golpe que me hace perder el equilibrio y caer al suelo, mi carpeta que llevo en la mano cae al suelo esparciendo todos mis papeles. Trato de levantarme del piso, estoy furiosa, voy con la hora justa para entrar al salón y ahora me sucede esto. Miro al frente de mi y veo al causante
Como lo pronosticó Richard, en la academia existen toda clase de personas, los que más abundan son aquellos que quieren alcanzar el premio sin hacer mucho esfuerzo, quieren ganarse la confianza de los profesores a costa de lo que sea. También existen los honestos, los que te brindan una sonrisa porque la sienten, los que te brindan ayuda aún sin tu pedirla, vivimos en un mundo rodeados de fieras unos con colmillos y otros sin ellos, pero es nuestro mundo, sólo tenemos que aprender a vivir entre ellos, mi abuela siempre decía una frase cargada de sabiduría, "La vida no hay que vivir por vivirla, si no hay que saberla a vivir" Y eso hago día a día, aprendiendo a vivir. Así fueron transcurriendo los días en la academia, en muchas ocasiones, descubro la mirada del profesor sobre mí, no me dice nada sólo me ve y sonríe, me dijera Richard " la fiera acechando a su presa, esperando el momento oportuno para saltar sobre ella" sin embargo yo no lo veo así, es muy atento co
Richard se toma casi toda la botella de whisky acostado en la grama mirando el cielo, yo me siento a su lado, a veces me habla a veces no, así transcurre casi toda la noche. Puedo llamar un taxi para irme a mi casa, pero no quiero dejarlo solo. De pronto se levanta, me toma una mano y me dice. —Vámonos. Me ayuda a levantarme del suelo y luego nos vamos. Al llegar a la casa, me toma de nuevo una mano, se la lleva a su boca y me dice. —No te olvides que te amo, cuando me necesites no importa la hora, llámame y voy a estar allí. —Gracias. En un impulso, quizás de agradecimiento, me acerco a él y le doy un beso en la mejilla, se voltea y de manera ligera sus labios rozan con los míos, me mira y me dice. —Baja del auto por favor. De inmediato entiendo por qué me pide que me baje, sin pensarlo mucho me retiro es mejor hacerlo en silencio sin preguntar. Inicio de semana el restaurante está marchando muy bien, las mesas siempre está