Después de la cena me aíslo un poco, me retiro a un rincón donde está un amplio sillón y allí me siento con un vaso de whisky en mi mano, no han transcurrido ni cinco minutos cuando veo la despampanante figura de la hija del empresario frente a mí. —Buenas noches Marlon, ¿te puedo hacer compañía? ¿Cómo supo está mujer mi nombre? —Por supuesto, acompañeme. Lo que menos quería era compañía, pero esta es su casa, no me puedo negar. —¿Qué estás tomando? —whisky. Llama al mesonero. —Un whisky para mí y otro para el caballero por favor. Háblame de tu vida Marlon, me gustaría conocerte un poco más. —De mí no hay muchas cosas que hablar. —No creo, tú eres una persona muy interesante, en tan poco tiempo has alcanzado peldaños en el mundo del modelaje y eso es muy difícil de lograr. —Eso lo he logrado a fuerza de trabajo. —Háblame de ti, de tu vida personal. —¿Qué quiere saber? —¿Eres un hombre comprometido? Ya sé que c
Mi primer día de clase estoy feliz y a la vez muy nerviosa, hoy comienzo una nueva etapa, hoy doy el primer paso para subir los peldaños de mi larga escalera para lograr mi meta, para alcanzar mi sueño, pero sé que con la ayuda del Altísimo lo voy a lograr, me preparo para un mundo nuevo, no sé con qué, ni con quién me voy a enfrentar, pero de lo que sí estoy segura es que voy con todas las ganas y las fuerzas necesarias para llegar a la cima. Aquí estás Fernanda Brown, frente a la entrada de la academia, sólo tienes que dar un paso para entrar, sé que allí dentro me espera un mundo maravilloso, el mundo que siempre quise conocer. En el momento que voy a cruzar la puerta, siento un golpe que me hace perder el equilibrio y caer al suelo, mi carpeta que llevo en la mano cae al suelo esparciendo todos mis papeles. Trato de levantarme del piso, estoy furiosa, voy con la hora justa para entrar al salón y ahora me sucede esto. Miro al frente de mi y veo al causante
Como lo pronosticó Richard, en la academia existen toda clase de personas, los que más abundan son aquellos que quieren alcanzar el premio sin hacer mucho esfuerzo, quieren ganarse la confianza de los profesores a costa de lo que sea. También existen los honestos, los que te brindan una sonrisa porque la sienten, los que te brindan ayuda aún sin tu pedirla, vivimos en un mundo rodeados de fieras unos con colmillos y otros sin ellos, pero es nuestro mundo, sólo tenemos que aprender a vivir entre ellos, mi abuela siempre decía una frase cargada de sabiduría, "La vida no hay que vivir por vivirla, si no hay que saberla a vivir" Y eso hago día a día, aprendiendo a vivir. Así fueron transcurriendo los días en la academia, en muchas ocasiones, descubro la mirada del profesor sobre mí, no me dice nada sólo me ve y sonríe, me dijera Richard " la fiera acechando a su presa, esperando el momento oportuno para saltar sobre ella" sin embargo yo no lo veo así, es muy atento co
Richard se toma casi toda la botella de whisky acostado en la grama mirando el cielo, yo me siento a su lado, a veces me habla a veces no, así transcurre casi toda la noche. Puedo llamar un taxi para irme a mi casa, pero no quiero dejarlo solo. De pronto se levanta, me toma una mano y me dice. —Vámonos. Me ayuda a levantarme del suelo y luego nos vamos. Al llegar a la casa, me toma de nuevo una mano, se la lleva a su boca y me dice. —No te olvides que te amo, cuando me necesites no importa la hora, llámame y voy a estar allí. —Gracias. En un impulso, quizás de agradecimiento, me acerco a él y le doy un beso en la mejilla, se voltea y de manera ligera sus labios rozan con los míos, me mira y me dice. —Baja del auto por favor. De inmediato entiendo por qué me pide que me baje, sin pensarlo mucho me retiro es mejor hacerlo en silencio sin preguntar. Inicio de semana el restaurante está marchando muy bien, las mesas siempre está
Jueves, día de la conferencia, el lugar estaba full, el profesor me ve y me hace señas me tiene reservado un asiento al lado de él, de la academia sólo estamos los dos, para mí eso es gratificante que me hayan tomado en cuenta para asistir a esta excelente conferencia dictada por uno de los diseñadores más famosos de Italia. Todo el lugar estaba en silencio sólo se oía la voz del conferencista, el profesor cuando quiere decirme algo, se acerca a mi oído para que yo pueda escuchar lo que me dice, pero se acerca tanto a mi rostro que sus labios prácticamente rozan mi oreja, hubo un momento que sentí que sus labios bajaron llegando hasta mi mejilla, yo me aparte un poco, pero para él ese movimiento que hizo fue como algo natural. La conferencia terminó un poco más tarde de lo que estaba planificado, el profesor me presentó a un grupo de personalidades de la moda, entre saludos y despedida se hizo más tarde aún, estoy preocupada porque se me olvidó decirle a Franco para qu
Despierto con el sonido de mi celular, veo la hora, tengo el tiempo justo para darme un baño, arreglarme para irme para el restaurante. Tomo mi teléfono para contestar la llamada, es Richard que me está llamando, qué raro Richard llamándome tan temprano. —Buenos días dormilona. —Buenos días Richard, ¿y eso tú llamándome tan temprano? —Estaba preocupado por ti. —¿Por mí? —Ayer, Franco me llamó para preguntarme si yo estaba contigo era muy tarde cuando me hizo la llamada, sin intención de meterme en tu vida, ¿dónde andabas tú anoche? Caramba, yo no quería que Richard se enterara, ahora resulta que Franco lo llamó, ¿por qué lo haría? —¿Franco te llamó? Y eso. —Resulta que tú quedaste con él para que te fuera a buscar, porque estabas en una conferencia y seguramente ibas a salir tarde, quedaste en que lo ibas a llamar cuando terminara la conferencia, pero él se quedó sin batería, cuando cargó el teléfono se dio cuenta que tenía una llamada
Allí está Richard, me mira como si quisiera fulminar al profesor y a mí con la mirada, me dio la impresión que intentó retirarse, pero en eso Alondra lo ve y de inmediato se le guinda del brazo. —Richard que bueno que viniste, ven dime lo que quieras tomar. —Solo vine para felicitarte, no creo que pueda estar mucho tiempo. —Richard por favor, compláceme, mira allá está Fernanda hablando con el profesor, vamos para que la saludes. —Buenas noches Fernanda. —Hola Richard. —Profesor Luiggi, le presento a Richard un amigo de Fernanda. Los dos se dieron la mano, pero ví que Richard apretó sus mandíbulas, eso es una señal cuando algo no le gusta. —Fernanda convence a Richard para que se quede, me dijo que solo vino por un momento. Yo no dije nada, no era el momento. —Vente Richard, quiero presentarte a unos amigos. Al alejarse Alondra le tomó la mano y él se dejó. El profesor se queda conmigo, hablándome de cosas que yo no es
Sólo bastó el ¡Detente, por favor! para que su mano se detuviera, el puño de su mano se cerró al igual que sus ojos, así se mantuvo por un instante, pero luego abrió de nuevo sus ojos y con el dorso de su mano me acarició el rostro. Me besó la frente y casi como una súplica me dijo, vístete, anda a mi habitación y quítate ese traje de baño mojado. Así lo hice me cambio rápidamente y bajo hasta donde él estaba, lo encuentro sentado en el sillón con una copa en su mano. —Es vino, ya por hoy basta de tomar whisky, ¿Quieres una copa? —Sí, yo creo que me viene bien una copa de vino. Se levanta y me sirve la copa, pero no se sienta a mi lado lo hace en el otro sillón. —¿Puedo poner música? —Si, claro, ¿si quieres la pongo yo? —Me gustaría, pon lo que tú quieras. Me levanto y selecciono una de mis melodías favoritas "Only You" —Como si tenemos los mismos gustos, las mismas preferencias. Yo me quedo en el sillón, cierro mis ojo