Luis José y yo habíamos comenzado a organizar toda la casa y a recoger las pertenencias de Guillermo, que a decir verdad eran bastantes, ya que había vivido en esa casa muchos años antes de conocerme. Para evitar un conflicto mayor yo me encargué de recoger sus cosas personales que aún estaban en nuestra habitación, y Luis José se fue al que era su estudio en donde tenía todos los materiales de pintura y cuadros que ya había terminado y que en algún momento pensaba exponer en alguna galería de arte. Todo marchaba viento en popa, habíamos decidido casarnos en el registro civil más cercano y luego hacer una pequeña celebración en casa pero por supuesto sin invitados, ya que en Cancún no teníamos a nadie conocido y además no queríamos que la noticia se expandiera por medidas de seguridad, ya que la idea era que Abril no se enterara en dónde estabamos. Él estaba colocando en una caja todos los materiales de pintura de Guillermo, pero le llamó la atención que había un cuadro con medidas
Luis José había tomado una decisión definitiva con respecto a nuestra relación, yo esperaba atenta a que me dijera lo que iba a hacer a partir de ahora en vista de que dudaba de su paternidad con el hijo que estaba esperando. —Ana Paula…creo que la mejor decisión es que yo me vaya a Ciudad de México, no tiene sentido quedarme viviendo aquí a tu lado en medio de toda esta incertidumbre que nos envuelve a ambos.Respiré profundo al escuchar sus palabras, fue inevitable el no ponerme a llorar, sin embargo no permití que me viera hacerlo y enseguida sequé mis lágrimas sin que pudiera darse cuenta, di media vuelta y lo miré con altivez y muy segura de lo que iba a decirle aunque por dentro me estaba muriendo de dolor, sentía como si algo me estuviera quemando lentamente, pero debía ser fuerte porque tenía a alguien porque luchar y esa era mi hija Ana Beatriz.—Sí, entiendo perfectamente tu decisión y la respeto. No pienso retenerte a mi lado a la fuerza cuando dudas de que este hijo sea
Mi padre nos veía a ambos totalmente asombrado y se veía muy afectado ya que la noticia le había impactado fuertemente. Frunció el ceño y se acercó a ambos mientras decía:—Es muy lamentable que después de tantas pruebas por las que han pasado las cosas terminen de esta forma. Y me sorprende de ti Luis José especialmente, porque decías amar a mi hija más que a nadie en el mundo y ahora tomas esta decisión tan radical sin pensar por todo el dolor que ella ha pasado. Y además tampoco estás pensando en mi nieta Ana Beatriz. De cualquier forma Luis José sabía que en el fondo estaba actuando mal, sin embargo, sus celos eran tan grandes que no lo dejaban darse cuenta que después de todo podría terminar arrepintiéndose. —Barradas.. yo.. yo me siento muy mal con todo esto, pero no puedo aceptar el hecho de pensar en la sola idea de que este hijo sea de Guillermo. Amo a Ana Paula con toda mi alma…pero el cuadro con ella desnuda y encima el no saber si ese hijo es de Guillermo o mío, es má
Patricia había llevado a Guillermo a su lujoso apartamento de Manhattan. —Bien hemos llegado, puedes ponerte cómodo y sentirte como en tu casa.—Gracias Patricia, la verdad es que es hermoso tu apartamento y tiene una vista inigualable, aquí se puede ver toda la ciudad. Definitivamente es un lugar muy inspirador. —¿Como para un pintor famoso como tú? —Jajaja bueno no me considero tan famoso. —No seas modesto, sabes perfectamente que eres un pintor muy cotizado sobre todo en Europa. —Sí, sin embargo, después de haber estado en prisión creo que mi reputación se ha ido al suelo por completo. —No digas eso, estoy segura que muy pronto todo esto será solo un mal recuerdo y volverás a retomar tu vida como antes. Guillermo caminaba en la enorme sala mientras admiraba la hermosa decoración, pero sin lugar a dudas lo que más le impresionó fue ver el enorme cuadro pintado por él, el cual había adquirido el padre de Patricia en una exposición que había hecho hace muchos años en
Días después…Después de muchos días de dolor y sufrimiento al ver que mi relación con Luis José había sido un verdadero fracaso, decidí regresar a Ciudad de México junto a mi hija y en compañía de mi fiel Lola, que a pesar de ser una jovencita tenía mucha madurez y me sirvió de mucho apoyo en esos momentos tan difíciles.Mi padre había conseguido comprar el lujoso apartamento como me lo había prometido, se encargó de que nada me faltara para el momento en el que iba a llevar a cabo la mudanza.Lola y yo ya teníamos todo listo para emprender el viaje a Ciudad de México desde Cancún. Ese día mi padre me llevó las llaves del apartamento y me llevé una gran sorpresa, ya que no esperaba lo que estaba a punto de decirme. —Bueno hija por fin vas a mudarte a tu nuevo apartamento, está todo listo nada más de que se instalen. Aquí tienes las llaves y además quiero entregarte esto. Se trataba de un sobre que tenía guardado un documento. Por supuesto no sabía de qué se trataba así que inmedia
—¡Papá el apartamento es estupendo! Está hermosísimo, y sobre todo me encanta que tenga esta vista panorámica porque puedo apreciar toda la ciudad. Me recuerda al apartamento de Nueva York. —Me alegra que te guste hija, aquí van a estar cómodas y muy seguras. Solo espero que logres encontrar la tranquilidad que tanto necesitas después de este nuevo golpe que te ha dado la vida. —¡ Claro que sí! Además, siento que nosotras las mujeres no necesitamos de un hombre para sacar adelante a nuestros hijos o para ser felices. Me siento bien como estoy y tanto mi hija Ana Beatriz como este bebé que llevo en mi vientre, son los pilares más importantes para seguir adelante sin la sombra de ningún hombre. —¡Así se habla! Me siento muy orgulloso de ti Ana Paula. A pesar de todo me sentía muy tranquila y contenta, a partir de ese momento podía tomar el control de las riendas de mi vida y hacer las cosas a mi manera, muy a pesar del vacío que sentía dentro de mí corazón por la ausencia de Lui
Al momento del accidente de Guillermo, yo me encontraba abriendo las cajas de la mudanza, y de pronto escuché un sonido muy fuerte que llamó poderosamente mi atención, enseguida me asomé por mi balcón para saber de dónde provenía, y solo miré hacia la calle y me di cuenta del grave accidente que había ocurrido enfrente del edificio, sin embargo, a esa distancia era imposible darme cuenta de que se trataba de Guillermo. —¡Dios mío qué horror! —¿Qué sucede señora Ana Paula? —Ha ocurrido un accidente enfrente del edificio, creo que atropellaron a alguien.—¿Puedo bajar a averiguar quién es? —No Lola, es mejor que te quedes aquí, por lo que veo es algo muy grave y la verdad no quiero que vayas a ver algo que te pueda causar una gran impresión. Pobre persona sea quien sea, ojalá logre salvarse. (…)Y efectivamente eso era lo que trataba de hacer Luis José y el otro médico que lo acompañaba en la operación tratando de salvarle la vida. Luis José sudaba a cántaros mientras la enfe
Yo aun intentaba asimilar lo del accidente de Guillermo, sin embargo, aun no entendía cómo había dado con mi paradero Luis José.— ¿Cómo te sientes Ana Paula?— ¿Cómo quieres que me sienta? Todo esto me ha sacado de control. A pesar de que Guillermo se portó como un canalla, no deseo su muerte. ¡Eso jamás!— Hicimos todo lo posible por salvarlo, porque a pesar de que no merece estar vivo, es mi obligación como médico salvarle la vida.— Te agradezco que hayas apartado a un lado tu odio hacia él para poder salvarlo, eso habla muy bien de ti. Pero todaví hay algo que no logro entender. ¿Cómo diste con mi paradero? ¿Cómo sabías que yo me encontraba aquí.— En las pertenencias de Guillemo, se encontraba este título de propiedad que está a tu nombre, y me imaginé que él y tú, habían comprado este apartamento para vivir juntos de nuevo.— ¿Pero cómo se te ocurre semejante absurdo? Ahora lo entiendo todo, con razón llegaste con esas actitudes reclamándome algo de lo que yo no tenía la menor