En todo ese tiempo Luis José terminó viviendo al lado de Marisol pero nunca quiso casarse con ella, tuvieron una hermosa niña a la que llamaron Marijose, la pequeña se parecía mucho a su padre, no cabía la menor duda de que era su hija. Él se enfocó en cuidarla y protegerla, fue un consuelo para él en vista de que no podía ver con la frecuencia que quería a los hijos que tuvo con Ana Paula. —¿Pero por qué no para de llorar Marijose? — preguntó angustiado Luis José, Marisol la tenía cargada pero no había manera de que se calmara. —Ya no sé qué hacer, no quiere comer. Me parece que está muy pálida y la noto cada día más débil. —Voy a llevarla a la clínica para que le hagan un estudio completo, la verdad es que no me gusta mucho esa palidez que tiene.—¿A la clínica de Ana Paula? —Sí, ni modo que pretendas que voy a llevar a la niña a la medicatura de quinta en la que trabajo, allí ni siquiera hay algodón para curar a un paciente. —Pero no me parece buen idea, la verdad es q
Cuando Luis José entró con su pequeña hija de la mano, se quedó sorprendido de lo bella que estaba Ana Paula. Lucía una falda ceñida al cuerpo con una blusa de seda blanca, la cual combinó con unos accesorios muy elegantes que la hacían ver verdaderamente regia como toda una ejecutiva. Cargaba suelta su larga cabellera y eso sin lugar a dudas la hacía ver muy sensual. Mientras que él, andaba sencillamente vestido, aunque aún conservaba mucha de su ropa fina de cuando estuvo casado con ella, no podía ocultar la mala situación económica que tenía. —¡Ana Paula! Qué bella estás. Ella por su parte trataba de controlarse, su corazón palpitaba a millón, observaba a Luis José y al mismo tiempo a la pequeña niña, luego trató de disimular para que este no se diera cuenta de lo nerviosa que estaba por volverlo a ver. —Gracias Luis José, ¿Y esa pequeña es..tu hija?—Sí, ella es Marijose. Ana Paula se acercó y se inclinó para saludar a la pequeña, era realmente una ternura.—Hola Mar
Ambos estaban ansiosos por saber el diagnóstico de la pequeña Marijose, el doctor tenía una expresión de preocupación que ponía aún más nervioso a Luis José. —Bueno después de muchas pruebas que se han hecho en tiempo record a petición de la señora Ana Paula, hemos detectado que la niña tiene leucemia. —¡Dios mío no puede ser, mi hija no puede tener leucemia. Ana paula se llevó las manos a la boca, estaba impactada con la noticia y le daba mucho pesar ver a Luis José sufriendo de esa forma tan desgarradora. —No sé qué decirte Luis José, no me puedo imaginar como te sientes, la verdad es que me causa mucho dolor verte así. Pero todo tiene solución, debe haber alguna forma que podamos encontrar para poder ayudar a la pequeña. ¿No es así doctor? —Efectivamente como usted dice señora Ana Paula, hay una opción que pudiera salvarle la vida a la niña, y el señor Luis José como médico debe saber a qué me refiero. La única alternativa es que se realice cuanto antes un traspla
Leonardo al ver a Ana Paula entrar al hotel muy cabizbaja, no dudó un segundo en preguntarle:—Ana Paula ¿Pero qué te pasa? ¿Por qué estás tan triste? ¿Acaso te pasó algo en la clínica?—Hola Leo, ¿Y los niños dónde están?—Están en la sala de cine viendo una película. Pero dime ¿Qué te pasa? —Luis José fue a verme a la clínica. —¿Qué has dicho? ¿Pero por qué fue a verte después de tanto tiempo? —Su hija tiene leucemia y necesita urgente un donante.—¡Dios mío! Pero qué lamentable. ¿Pero y qué tienes tú que ver con todo eso? —Tiene una mala situación económica y yo le puse la clínica a la orden para que pueda realizarle todo el tratamiento a su hija. —Definitivamente tienes un corazón muy grande, porque después de todo lo que te hizo otra en tu lugar le hubiera dado la espalda, y más tratándose de la hija que tuvo con su amante. Ana Paula suspiró pero no dijo nada, se veía visiblemente afectada con lo que estaba pasando. —¿Pero estás así por la enfermedad de esa n
Ana Paula se plantó enfrente de ella y le dijo llena de coraje:— ¿Cómo tienes el descaro de venir a pedirme algo así después de que por tu culpa mi matrimonio se destruyó? — Señora Ana Paula, yo lamento que las cosas hayan pasado de esa forma; pero con todo respeto, si Luis José de verdad la hubiera amado no le hubiera sido infiel ni conmigo ni con ninguna otra mujer.— ¡Cállate! ¡Pero qué insolencia de tu parte decirme eso! ¿Qué sabes tú de lo que era nuestra relación? Teníamos un matrimonio feliz hasta que llegaste tú y te le metiste por los ojos.— ¡Pero no lo obligué señora! El punto es que ya eso pasó, entiendo como se siente, pero ya no podemos cambiar el destino. Hoy Luis José está conmigo y tenemos una hija que necesita de un trasplante para poder seguir viviendo. Y la única que puede ayudarnos a que nuestra hija viva es usted. A menos que quiera usar a mi hija para vengarse. — ¡Cállate! ¿Pero cómo te atreves si quiera a decir algo así? Por mu
—Después de una exahustiva evaluación hemos llegado a la conclusión de que la señora Ana Paula puede ser la donante. Luis José enseguida abrazó a Ana Paula mientras corrían las lágrimas por su rostro, fue un momento bastante especial para ambos ya que la vida los había unido en una situación que ninguno de los dos llegó si quiera a imaginar que algún día podía pasar. Luego cuando se separaron no pudieron evitar mirarse a los ojos, no podían negar que aún sentían algo muy especial que los hacía estremecer cuando estaban cerca. Sin embargo, estaba el doctor presente y enseguida disimularon mientras el médico sin perder tiempo agregó: —Bueno señores, voy a hacer todos los arreglos para que hagamos el transplante lo antes posible. —Gracias doctor, no tengo palabras para agradecerle todo lo que está haciendo por mi hija. El doctor le dio unas palmadas en el hombro mientras le decía: —Mejor dele las gracias a la señora Ana Paula, ella es la que está corrriendo con todos los gas
A Luis José no le quedó otra alternativa que acudir a Ana Paula y contarle todo lo que estaba pasando, estaba desesperado porque la vida de su hija estaba en juego y al parecer a Marisol le importaba más su relación de pareja que la vida de su propia hija. Entró a la oficina de Ana Paula sin avisar, ella el verlo tan alterado enseguida se puso nerviosa imaginando que a la pequeña le había pasado algo malo. —¿Pero qué te pasa Luis José? ¿por qué entras así a mi oficina? ¿Le pasó algo a tu hija?—Estoy desesperado, no se qué hacer Ana Paula, ayudame por favor. —Pero por favor dime qué pasa, es que no te entiendo, ¿le pasó algo a la niña? —Es que Marisol no quiere que seas tú la donante y no le importa que la vida de nuestra hija se encuentre en peligro. Está enferma de celos y no hay nada que le haga reaccionar. —¿Qué? ¿Pero acaso se volvió loca? La niña necesita el trasplante urgente, el tiempo está en nuestra contra. —Sí, pero despues que nos encontró besándonos
Días después….El trasplante había sido un éxito, la pequeña Marijose se encontraba fuera de peligro y ya había sido dada de alta. Durante ese tiempo Ana Paula había decidido mudarse del hotel de Leonardo y compró una propiedad muy cerca de la playa ya que había decidido darse una nueva oportunidad con Luis José. Por su parte Marisol después de haber sido detenida, fue sometida a exámenes psicológicos en donde determinaron que sufría de un desorden mental que debía ser tratado bajo estricta vigilancia médica, por lo que fue trasladada a una clínica psiquiatrica en donde debía estar por un periodo de tiempo completamente indefinido. Automáticamente perdió la custodia de su hija, por lo que Luis José después de haberse sometido a la prueba de ADN en donde se corroboró que efectivamente era el padre biológico, el juez le concedió la custodia total. Pero como estaba dispuesto a regresar al lado de Ana Paula, le pidió que aceptara ser la madre adoptiva de Marijose, lo que la hizo muy fe