Yo aun intentaba asimilar lo del accidente de Guillermo, sin embargo, aun no entendía cómo había dado con mi paradero Luis José.— ¿Cómo te sientes Ana Paula?— ¿Cómo quieres que me sienta? Todo esto me ha sacado de control. A pesar de que Guillermo se portó como un canalla, no deseo su muerte. ¡Eso jamás!— Hicimos todo lo posible por salvarlo, porque a pesar de que no merece estar vivo, es mi obligación como médico salvarle la vida.— Te agradezco que hayas apartado a un lado tu odio hacia él para poder salvarlo, eso habla muy bien de ti. Pero todaví hay algo que no logro entender. ¿Cómo diste con mi paradero? ¿Cómo sabías que yo me encontraba aquí.— En las pertenencias de Guillemo, se encontraba este título de propiedad que está a tu nombre, y me imaginé que él y tú, habían comprado este apartamento para vivir juntos de nuevo.— ¿Pero cómo se te ocurre semejante absurdo? Ahora lo entiendo todo, con razón llegaste con esas actitudes reclamándome algo de lo que yo no tenía la menor
Luis José no salía de su asombro en ver la osadía por parte de Patricia pidiéndole lo que para él era una total falta de respeto y consideración después de todo el daño que había causado Guillermo. —Por favor Dr. Luis José trate de calmarse, entiendo que no le agrade lo que le estoy pidiendo, porque quiero confesarle que para mí también es muy difícil aceptarlo porque yo estoy enamorada profundamente de Guillermo. —Pues lejos de felicitarla lo único que puedo decirle es que lamento que haya puesto sus ojos en una persona totalmente desquiciada y enferma, que lo único que ha hecho es atormentarnos la vida a todos. —Sé perfectamente todo lo que sucedió, porque antes de sacarlo de la cárcel, Guillermo tuvo que contarme la verdad de todo lo que había pasado. Y sé que no estuvo bien lo que hizo, pero en el fondo reconozco que es un hombre bueno y que solo se enamoró de Ana Paula. —¿ Enamorarse? ¡No! Quiero decirle que eso no es amor, lo que Guillermo tiene por mi mujer es una obses
Todavía no salía de mi asombro al ver que mi padre y Patricia se conocían. — ¿ Entonces no piensan decirme de dónde se conocen? — ¡ Claro que sí hija! Patricia fue mi alumna y además trabajamos juntos en varios casos aquí en México. Pero estoy sorprendido de verte aquí, ¿ Cómo conoces a mi hija? — Papá, Patricia fue quien sacó en libertad a Guillermo. Mi padre se quedó con los ojos abiertos y con una expresión que definitivamente lo había dejado muy impresionado, lo menos que se esperaba era que su pupila al final iba a terminar dejando en libertad al hombre que prácticamente me había destrozado la vida. — ¿Cómo está doctor Barradas? Lamento haberlo encontrado en esta circunstancias, pero lo que dice Ana Paula es verdad, yo fui el abogado defensor de Guillermo. — La verdad es que me sorprende que una joven tan brillante como tú, haya decidido defender a un delincuente como Guillermo. — Ante todo soy una profesional doctor Barradas, y usted mismo me lo inculcó cuando estaba
Mi corazón comenzó a latir cada vez más rápido, me sentía muy nerviosa porque era la primera vez que veía Guillermo en ese estado de deterioro, grave y sin saber si iba a sobrevivir de ese aparatoso accidente. En su mirada se veía una profunda tristeza y al mismo tiempo la desesperación de querer decirme muchas cosas pero que en medio de su debilidad y dolor, le costaba mucho esfuerzo poder hablar. —Ana Paula…viniste. —Por favor trata de calmarte un poco Guillermo, el agitarte te puede hacer daño. A pesar de mis advertencias él estaba muy desesperado y seguía insistiendo en querer decirme algo que al parecer era muy importante para él. Yo estaba en medio de una mezcla de sentimientos encontrados, porque no podía dejar de sentir lástima y mucha pena, de verlo en ese estado tan indefenso y desvalido. Pero al mismo tiempo recordaba todo el tiempo que me perdí sin ver a mi hija, y una especie de coraje me invadía por segundos y lo que sentía era mucho odio hacia él. —Tengo…algo …
Al día siguiente…Estaba desayunando con Ana Beatriz y Lola en el mesón de la cocina. De pronto llamaron a la puerta:—¿ Quién será? ¿ Usted espera a alguien tan temprano señora Ana Paula? —No en lo absoluto. Tal vez puede ser papá que olvidó de nuevo sus llaves. —¿Quiere que abra yo?—¡ No Lola! Déjame ir yo para saber de quién se trata. Mientras tanto sigue dándole el desayuno a Ana Beatriz. Caminé por el largo corredor mientras pensaba que tal vez podía ser Luis José, en todos estos días él había ido a visitar a Ana Beatriz y pasaba con ella el tiempo que le permitía su trabajo en el hospital. Sin embargo, aún no habíamos definido nada sobre nuestra relación. Yo en el fondo estaba llena de dudas y miedos, porque no quería volver a pasar por una nueva separación de nuevo. Al llegar a la puerta, respiré profundo antes de abrirla, no dejaba de causar en mí cierto nerviosismo cuando tenía enfrente de mí a Luis José. No podía negarme a mí misma que aún estaba profundamente enam
Después de un par de horas, habíamos llegado al hospital en donde tenían internada a Abril. Era realmente muy triste ver las medidas de seguridad que tenían en vista de que había sido catalogada como una delincuente de alta peligrosidad, muy a pesar de saberse que se encontraba en estado de gravedad. El hospital no era el mismo donde trabajaba Luis José, este se trataba de un edificio adjunto al penal de mujeres en donde se encontraba Abril pagando su sentencia. —Hola, soy el doctor Luis José Simanca, ex esposo de la señora Abril Rincón. Me avisaron que la habían trasladado aquí del penal, por herida de arma blanca. El guardia encargado enseguida revisó en el sistema y le dijo a Luis José:—La reclusa se encuentra hospitalizada en la sala 22 al final del pasillo, puede registrarse allí con mi compañero para que pueda darle el acceso. —Muy bien, gracias. Luis José me tomó de la mano en vista de mi estado de nerviosismo. Aquel sitio era muy deprimente y frío. Había algunos famil
Sentía la respiración de Luis José muy cerca de mí boca, estaba deseosa de que me besara, no podía seguir engañándome a mí misma y negándome la posibilidad de ser feliz con el padre de mis hijos. A pesar de todos mis miedos, lo miré a los ojos y le dije con toda la sinceridad de mi alma y de mi corazón: —¡Claro que te amo! Desde la primera vez que te vi en aquella playa solitaria cuando apareciste de la nada para ayudarme con la herida que me había hecho en mi pie, supe que eras el gran amor de mi vida. —Yo también te amo Ana Paula, tú eres la mujer de mi vida y lo más hermoso que me ha pasado además de mi hija y de ese bebito que llevas en tu vientre, que es también fruto de nuestro amor. Enseguida me besó, fue un beso lleno de amor y al mismo tiempo de deseo, ese deseo y esas ganas que llevábamos acumuladas desde hace mucho tiempo. No quería que ese momento terminara jamás, solo quería perderme entre sus brazos, estaba ansiosa de poder estar con él y que me hiciera el amor has
Habían transcurrido los días, la relación entre Luis José y yo había comenzado como si nos estuviéramos conociendo por primera vez. Iba al apartamento a visitar a nuestra hija y por supuesto también compartía tiempo conmigo, pero luego a pesar de las ganas de estar juntos íntimamente como tanto lo deseábamos, al finalizar su visita, él se iba y yo me quedaba como cuál adolescente cuando tiene un novio bajo la estricta vigilancia de sus padres.Para mí, fue realmente muy divertido, comenzamos a conocer otra parte de nuestras vidas que no sabíamos que existía. Íbamos al cine, al teatro, a comer, en fin, la relación comenzó a consolidarse poco a poco y a convertirse cada vez en más necesario el querer estar juntos como una gran familia. Aún no había pedido mi mano formalmente a mi padre, creo que él estaba planificando muy bien que fuera un momento muy especial. Estaba haciendo todo lo posible para que las cosas marcharan de la mejor manera, sentía que no solamente lo hacía para com