Sentía la respiración de Luis José muy cerca de mí boca, estaba deseosa de que me besara, no podía seguir engañándome a mí misma y negándome la posibilidad de ser feliz con el padre de mis hijos. A pesar de todos mis miedos, lo miré a los ojos y le dije con toda la sinceridad de mi alma y de mi corazón: —¡Claro que te amo! Desde la primera vez que te vi en aquella playa solitaria cuando apareciste de la nada para ayudarme con la herida que me había hecho en mi pie, supe que eras el gran amor de mi vida. —Yo también te amo Ana Paula, tú eres la mujer de mi vida y lo más hermoso que me ha pasado además de mi hija y de ese bebito que llevas en tu vientre, que es también fruto de nuestro amor. Enseguida me besó, fue un beso lleno de amor y al mismo tiempo de deseo, ese deseo y esas ganas que llevábamos acumuladas desde hace mucho tiempo. No quería que ese momento terminara jamás, solo quería perderme entre sus brazos, estaba ansiosa de poder estar con él y que me hiciera el amor has
Habían transcurrido los días, la relación entre Luis José y yo había comenzado como si nos estuviéramos conociendo por primera vez. Iba al apartamento a visitar a nuestra hija y por supuesto también compartía tiempo conmigo, pero luego a pesar de las ganas de estar juntos íntimamente como tanto lo deseábamos, al finalizar su visita, él se iba y yo me quedaba como cuál adolescente cuando tiene un novio bajo la estricta vigilancia de sus padres.Para mí, fue realmente muy divertido, comenzamos a conocer otra parte de nuestras vidas que no sabíamos que existía. Íbamos al cine, al teatro, a comer, en fin, la relación comenzó a consolidarse poco a poco y a convertirse cada vez en más necesario el querer estar juntos como una gran familia. Aún no había pedido mi mano formalmente a mi padre, creo que él estaba planificando muy bien que fuera un momento muy especial. Estaba haciendo todo lo posible para que las cosas marcharan de la mejor manera, sentía que no solamente lo hacía para com
No podía evitar el nerviosismo al tener aquel sobre misterioso en mis manos, mientras sentía la mirada de aquel abogado clavada en mi, esperando a que yo me decidiera a abrirlo para saber su contenido. Respiré profundo y terminé de abrirlo, saqué un documento que tenía su sellos y las estampillas anexadas requeridas por la ley, comencé a leerlo y en la medida que iba avanzando no podía creer lo que mis ojos estaban viendo. —¿Pero qué significa esto? —Lo que está leyendo señora Ana Paula, es el testamento que dejó el Señor Guillermo Boss donde la nombra a usted como su heredera universal. —¡Pero esto no puede ser! Yo no puedo aceptar algo así. —Déjeme decirle que todos los bienes del Señor Guillermo se encuentran a su nombre, además de las cuentas bancarias y una colección de obras de artes realizadas por él, que se encuentran bajo llave en una propiedad ubicada en París, que también está a su nombre. Yo no salía de mi asombro, de hecho no podía ni levantarme del sofá. Sabí
Enseguida tomé el teléfono para llamar a Patricia, tenía el pálpito de que a través de ella podía dar con el paradero de Leonardo. —¿Patricia? ¡Hola! Soy yo, Ana Paula. ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes? —¡Ana Paula! Pero qué sorpresa, la verdad es que no esperaba tu llamada. Bueno yo estoy dentro de todo más tranquila. Pero cuéntame ¿Y tú cómo estás? —Bueno la verdad es que después de tantas cosas que me han pasado los últimos días, creo que me siento un poco aturdida todavía. La muerte de Abril fue un duro golpe que terminó de partir mi corazón en dos. —Sí, de verdad que lo siento mucho, desafortunadamente ese fue el final que ella misma se buscó. Pero me imagino que no llamaste para hablar de tu hermana Abril, ¿Acaso sucede algo? —Sí, la verdad es que hoy me sucedió algo que no me lo esperaba y de alguna manera sé que cuando te enteres de qué se trata te va a sorprender.—Ya me has puesto ansiosa por saber. ¿Qué fue lo que te pasó? ¿Tiene algo que ver con Luis José? —¡No!
Patricia había llegado al restaurante donde trabajaba Leonardo, estaba muy nerviosa ya que el tener que verlo de nuevo frente a frente, significaba para ella tener que lidiar con el recuerdo de Guillermo. Era realmente impresionante el parecido tan grande que tenían los dos, y en el fondo tenía miedo de que sin darse cuenta terminara mezclando sentimientos por ese gran parecido. Se sentó a una mesa y enseguida el mesero se acercó a ella mientras le ofrecía la carta con el menú.—Buenas tardes señorita, ¿Desea ordenar?—La verdad es que estoy buscando al chef, el señor Leonardo Boss. —¡Claro enseguida le llamo! ¿Me podría decir su nombre por favor?—Sí, dígale que lo busca Patricia Palermo. —Muy bien, enseguida regreso. Patricia miraba de un lado a otro, sentía que no estaba segura de si estaba haciendo bien o no, pero de igual forma debía notificarle a Leonardo lo de la herencia. Tomaba un poco de agua, luego respiraba profundo y trataba de controlar sus manos temblorosas,
Años después…— Ana Beatriz, Frida Sofía y Ana Luisana, ya es hora de que vayan a lavarse las manos para merendar. Han pasado todo el día jugando en la piscina y se van a insolar. — ¡Ay mami! Déjanos un ratito más, es que estamos aburridas y queremos seguir jugando. — Niñas, deben hacerle caso a mamá, llevar tanto sol después les puede hacer daño en la piel, así que vamos rápido a lavarse las manos y luego se sientan a la mesa que dentro de unos minutos vamos a comer. — les dijo luis José, el cual acababa de llegar exahusto con todos los preparativos de su nueva clínica en Cancún. — Gracias cariño, estas niñas cada vez me sacan más canas verdes. ¿Y cómo va la nueva clínica? — Está todo muy bien, ya contratamos al nuevo personal, terminé de pintar mi consultorio y todo está quedando a pedir de boca. Pero ven y dame un beso mira que he pasado todo el día trabajando y solo con tus besos puedo sentir alivio. — Ahora soy yo tu salvadora pero no desconocida jaja
—¿Ya te vas cariño tan pronto? —Sí mi amor, tengo varios pacientes citados para hoy. —Pero ni siquiera has tocado el desayuno. —No te preocupes cariño, comeré algo ligero en la clínica.—¿Pero al menos te espero para cenar? —Sí, por supuesto que sí. Te amo. Luis José me dio un beso en los labios y se fue a toda prisa. Desde que había abierto la clínica, el trabajo con los pacientes había aumentado en gran medida. Casi no teníamos tiempo de hablar en la noche, cuando llegaba a casa estaba tan exhausto que solo cenaba y se iba a la cama hasta el día siguiente.Pero a pesar de todo el ajetreo normal de su trabajo, nuestro hogar se mantenía intacto. —Lola por favor lleva a las niñas a lavarse los dientes, mientras tanto voy a ver qué pasa con papá que no ha salido de su habitación a desayunar. —Sí señora Ana Paula como usted diga. Vamos niñas a cepillarse los dientes. Mi día todos los días era realmente muy ajetreado, a pesar de no trabajar fuera de casa, el cuidar de l
Después de haber hablado con Patricia, me sentía un poco mejor, por supuesto el dolor de la ausencia de mi padre lo llevaba muy dentro de mi corazón, pero estaba segura de que él, desde cualquier parte del cielo, quería verme feliz. Patricia se encargó de llevarse a las niñas, ella era como su tía y además mis hijas disfrutaban muchísimo cada vez que se reunían con los gemelos. Así que me sentía tranquila sabiendo que se encontraban en las mejores manos.Busqué en mi clóset un vestido que no me había estrenado aún ya que estaba esperando llegar a mi peso ideal. Luis José ni siquiera lo había visto, y para ser muy sincera me quedaba estupendo, me hacía resaltar mi figura de una manera increíble.Lo combiné con una sandalias descubiertas con un tacón muy alto que me hacía ver aún más esbelta y sensual. Me coloqué un maquillaje muy natural pero al mismo tiempo que me hiciera resaltar las facciones de mi rostro, y me solté el cabello. Cuando terminé de arreglarme y me miré al espejo, m