Emma tuvo muchos escenarios como respuesta a su confesión a Max. Los repasó una y otra vez en su cabeza, pues sabía la decisión de este por no tener hijos, ni en un futuro cercano ni lejano. Se había cerrado a la posibilidad totalmente. Entendía sus razones, comprendía el porqué de haber tomado su decisión, por lo que respetó ese deseo y agradeció que se lo dijera prácticamente desde el inicio, solo que ella no esperó que eso sucediera. De hecho también había decidido no hacerlo. Pues quería a Max como jamás quiso a nadie y le gustaba eso que añadía a su vida, negándose a dejarlo atrás. Sin embargo hizo una promesa de que aceptaría cualquier cosa y ese silencio le dió la respuesta que pensó obtendría. Se tragó el nudo en su garganta, aunque el resquemor molesto que amenazó con no dejarla respirar normalmente, no la dejó hablar. Aclaró su garganta y escondió sus manos temblorosas. __ Entiendo por qué no quieres tener bebés, Max. - comenzó. - Si te lo dije fue porqué el derecho a sa
Para Iván no había un nombre para lo que sintió al ver la tumba de Nataniel. Lo vio como su hijo desde el primer día, para él lo era y le falló a quien en verdad lo era en su intento por hacerle ver que lo amaba también. Ahora ver su nombre en una lápida lo hizo ver fijamente el apellido con el cual su madre eligió fuese acompañado. No era el suyo, reconociendo de ese modo quien era su verdadero padre. Observó la tumba por varios minutos más, dándose la vuelta luego de eso para regresar a su auto, en donde su chófer esperaba por él, mientras el informe de su informante decía en donde Ofelia se encontraba. No saldría de ahí, como tampoco vería a nadie más que no fueran las personas elegidas por él. Su encuentro de días recientes lo hizo saber la historia desde un punto de vista que al escucharlo lo hizo odiarse a sí mismo. Encuentros en los cuales salían verdades que dolían con cada palabra, justo lo que Emma estaba experimentando al escuchar a su padre. Aún no podía creer que jamá
Desde que Logan observó el auto de Maximiliano a lo lejos, dió una clara señal de lo que podía haber escuchado. Los rumores eran grandes sobre el concejo que quiso hacer valer su voluntad. Vicente no se encontraba, por ello querían colocar a un nuevo dirigente, pero estaba el hecho de que los tres hombres que se saludaron con un leve movimiento de cabeza, dejarían muy claro sus reglas. El ambiente tenso no aminoró con ellos siendo tratados como si fuesen la mayor entidad que buscaron agradar, tenían claro que no podrían verse como unos complacientes, ya que se habían cansado de ver cómo pretendían hacerles obedecer como simples empleados. __ La marca es solo un seguro. - dijo uno de ellos. - La tienen aquellos comprometidos con salvaguardar nuestro Clan. Si nosotros cumplimos con una regla básica, que ustedes lo hagan no debería ser un tema de discusión. __ Queremos algo que nos asegure que su unión no va a terminar, un hecho que nos indique lo veraz de su compromiso y no solo la
Emma tenía el tiempo justo para continuar con sus tareas específicas en la empresa de su padre, meses antes la había recuperado y ahora la llevaba junto con Max, el cual le había prometido no dejarla sola, algo que cumplió a cabalidad siendo uno de los principales interesados en que su mujer tuviera el éxito que podía lograr por sí misma.Pero no quitó el que se estresara al tener contratos que leer, reuniones que concertar y dirigir. Ahora con un bebé se había vuelto mucho más complicado, pero no tenerlo con ella también la tenía viendo el móvil a cada nada. Que Max se lo haya llevado a una reunión en su propia empresa le hizo pensar en si el bebé la necesitaba y ella no estaba al tanto. Solo que su esposo no se había comunicado, desesperandose más.Además al ser el aniversario de la empresa de Max de seguro lo tenía muy ocupado. Si a ella se le complicaba todo, de seguro sería lo mismo. No lo soportó más, tomó su bolso, su abrigo y salió de su oficina dejando a su asistente con los
Emma veía a su amiga salir de la iglesia casada y entre gritos festejó su boda también, puesto que ambas habían tenido la alegría de haber asistido a las fechas importantes de la otra. Los abrazos no faltaron, al igual que las advertencias hacia Fernando, quien ya las había tomado como algo imposible de cambiar. Una amistad como esa solo era admirable después de años de conocerla, incluso Max ya pensaba de esa misma forma, solo cargando a Masón y viendo a su mujer bailando con su amiga.__ Diremos que nos forzaron a convivir con ellas. - mencionó Fernando y este lo vio de reojo. __ Nadie refutaría. - acordó Max pasando a su hijo a su otro brazo. Charlaron sobre un partido de fútbol al cual podrían asistir, siendo la forma en que ellos se reunían, ese sería luego de que Fernando y Coral regresaran de su viaje, algo que se seguro no iban a rechazar sus mujeres.No importaba el momento o el lugar, ambas chicas amaban pasar tiempo juntas, logrando que ellos dos, de alguna forma también
Grecia siempre perdió en todo lo que obtenía, pero no como el día en que su jefe y su novio culminaron con su carrera y relación. Viajando a las Vegas no tiene ni idea que conocerá a quien la hará cambiar su vida por completo. Sin saberlo se casa. En su nuevo trabajo descubre que su nuevo jefe es su esposo y ahora ese suceso le traerá a su vida más cosas de que arrepentirse, pues un sujeto fácil de llevar no es. Menos aún cuando una propuesta llega de su parte, comenzando la tensión que no se termina entre los dos...o sí, pero cayendo en la tentación. ¿Aceptará o se deshará de dicha tensión desde el inicio?
__ Renuncio. - dijo Grecia desde su cubículo, guardó sus plumones empaquetados dentro de su maletín y lo cerró con actitud tosca e impotente. __ Trabajar bajo presión no es lo suyo, señorita Montero. - exclamó su jefe enojado. Ella lo acribilló con la mirada. - El contrato especifica que en caso de su renuncia, como sucede, usted no tiene derecho...__ A ninguna indemnización. Lo sé y ¿sabe qué? - preguntó iracunda. - Métase su contrato por el cul0. Jamás la habían visto tan furiosa y con justa razón, verla siendo una dulce chica se le terminó en cuanto le hizo una propuesta para nada ética y de ningún modo atractiva para ella. __ Todo al que conozca tendrá muy malas referencias de usted. - la siguió amenazando. __ Pues todo el que lo conoce ha de ser un degenerado asqueroso como usted. - espetó llegando al elevador, donde ingresó del mismo modo. __ Te morirás de hambre. __ Prefiero eso a dejarme tocar por usted, asqueroso. - mostró el dedo medio antes que las puertas se cerrara
Grecia despertó con un dolor de cabeza atroz, quiso vomitar en cuanto abrió los ojos, por lo que se alejó de la cama buscando el retrete. Estaba acalorada, más con la ropa que tenía encima. Al menos estaba vestida, se dijo. No había cometido una locura. Busco algo con lo cual lavarse la boca, descubriendo que esa habitación no era en la que se hospedó. Apretó los párpados, encontrando lo que paralizó su cuerpo al solo verlo. Un hombre enorme, boca abajo y con un velo de novia en la mano estaba en la misma cama de la que ella recién se había levantado. Caminó despacio a ese lugar y se revisó. Estaba vestida... demasiado vestida. Mucho era mejor que nada. Esa prenda blanca que tenía encima de su ropa no era algo que usaría ella, y en el espejo se dio cuenta que parecía una loca que se había escapado de un sanatorio mental. No tenía señales de haber tenido sex0, agradeciendo que fuese así. Dormir a lado de alguien desconocido había sido lo peor que hizo la noche anterior. Bajó el c