Zim trajo una docena de sándwiches de queso y una botella de zumo de naranja. Los depositó en la mesa ratonera del living donde nos hallábamos. Luego de una larga charla, el me comentó que esta era una de sus casas favoritas, porque salía a pasear por el vecindario por su tranquilidad. De todas las personas que había conocido, el parecía ser el más sincero.—Tienes mucha hambre. —dijo sonriendo, al ver como los sándwiches desaparecían rápidamente y la botella se vaciaba.En realidad, mi estomago pareció achicarse, porque a medida que comía sentía un nudo, fruto de haber aguantado el hambre por tanto tiempo.—Gracias por esto, es muy importante para mí. —dije, con los ojos cansados. —Después de tanta hostilidad, creo que tu y Luna hicieron mi vida un poco más amable.—Eso crees ahora. Clara, confías ciegamente en las personas. —Zim apretó los labios, sus rasgos femeninos delicados lo hacían parecer tan amable, que cuando estaba severo cambiaba mucho su expresión. —Luna, en específico.
El estar al lado de Koddel era para mi una aventura y un sueño hecho realidad. Pero claro que las cosas no eran color de rosa. Regresar a esa gran casa me provocaba ciertos mareos y nervios que no dominaba a la perfección. Puesto que debía ver a los ojos a un montón de enemigos y convivir con ellos no me hacía la menor de las gracias.Al llegar, antes que nada, Koddel me llevó hacia la bañera y frotó mis heridas para lavarlas y sanarlas. Acariciando cada parte de mi cuerpo con suma delicadeza, ayudándome a quitar el dolor por haber estado colgada de esas horribles cadenas.Su suavidad me hechizaba, borraba las marcas de la tortura, hacía que todo se viera pequeño.—Nos vengaremos de lo que te han hecho. —dijo él, haciéndome un masaje intenso en la espalda. Era muy bueno y hábil con las manos también, su fuerza me daba una gran satisfacción.—Él ya está muerto. —dije, bajando la cabeza para lavar mi cabello y desenredarlo con los productos.Recordé a Rodrick muriendo en el suelo. Santo
La mañana hizo que la luz se filtrara por la hermosa ventana de nuestra habitación. Intenté frotar mis ojos para despabilarme y me di cuenta, que Koddel había entrado a bañarse. Miré hacia el techo buscando relajar mi cuerpo, estirar cada parte.La cama era tan cómoda, el estar con su compañía, dormir a su lado, era más reparador que cualquier otra cosa en el mundo. Tenía un calor único, solo él sabía que hacer para que estuviera plena y me sintiera a gusto. El deseo crecía cada noche, cuando bajo las sábanas me demostraba que era el mejor de todos, un hombre que rompía con cualquier esquema.Cerré los ojos unos minutos más antes de que pudiera escuchar el sonido de su móvil sonando. Entonces me levanté de la cama y extendí mi mano para alcanzarlo. Era un número desconocido, sin agendar. Me tomé el atrevimiento de contestar. Es que en mi cabeza resonaban las advertencias de Luna y quería demostrarle que mi Koddel no era como ella decía.—¿Hola? —atendí la llamada luego de pensarlo por
—Él te dará libertad, porque te ama, estoy seguro de ello. —dijo Jimmy, al tiempo en que seguíamos caminando juntos, con su pequeño hijo corriendo delante.Los títeres comenzaban a aparecer con nuevas pistas. El laberinto era frondoso, la vegetación daba un aire más fresco en el ambiente y por primera vez desde que llegué aquí, me sentí normal, como cuando estaba en casa.—No lo sé. —contesté, volviendo a traer a mi mente a esa mujer de la llamada telefónica. No podía quitarme las imágenes y ese mal sabor. Infidelidad, claro que eso era lo que marcó mi vida con Lucio y temía, que la historia volviera a repetirse.Mi más grande miedo yacía en que, todos supieran que me estaba engañando y se burlaran de mi a mis espaldas. Oía las risas inclusive, cuando mi corazón se partiera en mil pedazos. Jimmy me observó confundido.—¿No crees en mis palabras? —preguntó él, en un tono casi burlón.—No confío fácilmente en las personas. Koddel tiene una reputación… —intenté explicar sin mostrarme ofe
Primero y principal, mi nombre de nuevo era una tendencia en mi aburrida ciudad. No creí que me generara risa esta vez, al estar al otro lado del mundo. Incluso me parecían graciosas las imágenes y me reía sin odiarme a mi misma como en el pasado.Yo estaba cambiando, eso era notable. Mi personalidad se endurecía y lo que en el pasado me hizo llorar desconsolada ahora apenas si me importaba. Las fotografías de mi casa en llamas fueron un recuerdo más nostálgico para mi corazón. Ver el jardín que tanto ame estando así de deteriorado me hizo sentir más triste.Luego, al ver las fotos de Cielo ingresando a su juicio, un sentimiento diferente nació en mí. Una furia que no conocí antes, cuando solo existía el desprecio hacia mi misma. Allí estaba ella, con los ojos desenfocados y las ojeras que pintaban su rostro.“La mujer fue declarada culpable por el intento de homicidio”Se leía y Cielo, estaba haciendo otro escándalo, incluso había videos que mostraban como se sacó de las casillas inc
(Thomas)Abracé a mi esposa al verla sana y salva por la mañana. Aunque no fuera así en realidad, porque tenía moretones y magulladuras a lo largo de todo el cuerpo.—Es la muestra de que mi secuestro ha sido cierto. —dijo ella, con los ojos nublados.—¿Por qué no creería eso? —quise saber, desconcertado. A veces Luna se comportaba de un modo tan errático.—No seas obvio Thomas, sé que lo creerías, aunque fuéramos ancianos y viviéramos toda una vida juntos como pareja. —Luna negó con la cabeza, haciendo una mueca crítica. —Mi papel aquí no es el que vendo.—Eso es lo que tu piensas, eres mi esposa, así como la única mujer en mi vida. —dije, no comprendía el porque de su desconfianza excesiva.—Porque los hombres siempre dicen eso antes de engañarte. —contestó encogiéndose de hombros.Confiaba en que algún día, comprendería que ella era para mi lo único que existía.—Has tenido que trabajar con tu hermano, no lo creí posible. —Mi esposa comenzó a bostezar. Le había traído el desayuno a
Cuando llegó el momento de dormir, no logré seguir ocultando lo que sentía por Koddel. Coloqué la alianza en uno de mis dedos, decidiéndome a arriesgarme si tenía que hacerlo, porque no había más cobardía que no amar cuando se tenía la oportunidad. Solté un suspiro, eso iba en contra de cualquiera de mis creencias. A pesar de que el deseo me ganaba. El me encontró en nuestro cuarto matrimonial, dentro de la cama, cubierta solo con las mantas suaves que me hacían sentir tan bien.Él sonrió, sabiendo que había ganado conmigo—¿Por qué yo? —pregunté por fin, cuando él fue quitándose la ropa poco a poco para sumergirse junto a mí.La distancia que tomé me hizo desearlo todavía más. Yo ansiaba que nuestra historia de amor fuera como un cuento, que prosperara y los dos peleáramos contra todo. Aunque no quisiera aceptarlo, creería en esas fantasías del amor verdadero.—¿Preguntas porque te amo? —quiso saber él, al tiempo en que comenzaba a hacerme un masaje en la espalda. Era intenso y fuert
Despertar encerrada se hacía algo vagamente frecuente y eso, me hizo volver a plantearme que demonios hacía con mi vida. Si era sincera, no tenía el control ni mucho menos, estaba caminando sobre una cuerda floja, sin saber en que momento mis decisiones no tendrían vuelta atrás.El arma estaba tan cerca de mi rostro, ella me apuntaba y el sudor helado comenzó a humedecer mi frente. Comenzó a colocarme las esposas y a amarrar mis pies, sin que yo pudiera hacer algo para detenerla.—¿Parece que estás arrepentida? Pobre mujer, has creído que podrías adaptarte. —la voz de la mujer era suave, disfrutaba el tenerme en la incertidumbre.Miré hacia los costados intentando buscar a Francisco, tenía que mirarlo a los ojos luego de que hubiera llevado a cabo semejante traición. Ella soltó una risita sutil y cínica, tenía esos modos.—No busques a Francisco. No tiene caso, el irá a buscar otro sitio para vivir muy lejos de aquí. En algún lugar alejado de la gran ciudad. Se ha ganado su jubilación