La mañana hizo que la luz se filtrara por la hermosa ventana de nuestra habitación. Intenté frotar mis ojos para despabilarme y me di cuenta, que Koddel había entrado a bañarse. Miré hacia el techo buscando relajar mi cuerpo, estirar cada parte.La cama era tan cómoda, el estar con su compañía, dormir a su lado, era más reparador que cualquier otra cosa en el mundo. Tenía un calor único, solo él sabía que hacer para que estuviera plena y me sintiera a gusto. El deseo crecía cada noche, cuando bajo las sábanas me demostraba que era el mejor de todos, un hombre que rompía con cualquier esquema.Cerré los ojos unos minutos más antes de que pudiera escuchar el sonido de su móvil sonando. Entonces me levanté de la cama y extendí mi mano para alcanzarlo. Era un número desconocido, sin agendar. Me tomé el atrevimiento de contestar. Es que en mi cabeza resonaban las advertencias de Luna y quería demostrarle que mi Koddel no era como ella decía.—¿Hola? —atendí la llamada luego de pensarlo por
—Él te dará libertad, porque te ama, estoy seguro de ello. —dijo Jimmy, al tiempo en que seguíamos caminando juntos, con su pequeño hijo corriendo delante.Los títeres comenzaban a aparecer con nuevas pistas. El laberinto era frondoso, la vegetación daba un aire más fresco en el ambiente y por primera vez desde que llegué aquí, me sentí normal, como cuando estaba en casa.—No lo sé. —contesté, volviendo a traer a mi mente a esa mujer de la llamada telefónica. No podía quitarme las imágenes y ese mal sabor. Infidelidad, claro que eso era lo que marcó mi vida con Lucio y temía, que la historia volviera a repetirse.Mi más grande miedo yacía en que, todos supieran que me estaba engañando y se burlaran de mi a mis espaldas. Oía las risas inclusive, cuando mi corazón se partiera en mil pedazos. Jimmy me observó confundido.—¿No crees en mis palabras? —preguntó él, en un tono casi burlón.—No confío fácilmente en las personas. Koddel tiene una reputación… —intenté explicar sin mostrarme ofe
Primero y principal, mi nombre de nuevo era una tendencia en mi aburrida ciudad. No creí que me generara risa esta vez, al estar al otro lado del mundo. Incluso me parecían graciosas las imágenes y me reía sin odiarme a mi misma como en el pasado.Yo estaba cambiando, eso era notable. Mi personalidad se endurecía y lo que en el pasado me hizo llorar desconsolada ahora apenas si me importaba. Las fotografías de mi casa en llamas fueron un recuerdo más nostálgico para mi corazón. Ver el jardín que tanto ame estando así de deteriorado me hizo sentir más triste.Luego, al ver las fotos de Cielo ingresando a su juicio, un sentimiento diferente nació en mí. Una furia que no conocí antes, cuando solo existía el desprecio hacia mi misma. Allí estaba ella, con los ojos desenfocados y las ojeras que pintaban su rostro.“La mujer fue declarada culpable por el intento de homicidio”Se leía y Cielo, estaba haciendo otro escándalo, incluso había videos que mostraban como se sacó de las casillas inc
(Thomas)Abracé a mi esposa al verla sana y salva por la mañana. Aunque no fuera así en realidad, porque tenía moretones y magulladuras a lo largo de todo el cuerpo.—Es la muestra de que mi secuestro ha sido cierto. —dijo ella, con los ojos nublados.—¿Por qué no creería eso? —quise saber, desconcertado. A veces Luna se comportaba de un modo tan errático.—No seas obvio Thomas, sé que lo creerías, aunque fuéramos ancianos y viviéramos toda una vida juntos como pareja. —Luna negó con la cabeza, haciendo una mueca crítica. —Mi papel aquí no es el que vendo.—Eso es lo que tu piensas, eres mi esposa, así como la única mujer en mi vida. —dije, no comprendía el porque de su desconfianza excesiva.—Porque los hombres siempre dicen eso antes de engañarte. —contestó encogiéndose de hombros.Confiaba en que algún día, comprendería que ella era para mi lo único que existía.—Has tenido que trabajar con tu hermano, no lo creí posible. —Mi esposa comenzó a bostezar. Le había traído el desayuno a
Cuando llegó el momento de dormir, no logré seguir ocultando lo que sentía por Koddel. Coloqué la alianza en uno de mis dedos, decidiéndome a arriesgarme si tenía que hacerlo, porque no había más cobardía que no amar cuando se tenía la oportunidad. Solté un suspiro, eso iba en contra de cualquiera de mis creencias. A pesar de que el deseo me ganaba. El me encontró en nuestro cuarto matrimonial, dentro de la cama, cubierta solo con las mantas suaves que me hacían sentir tan bien.Él sonrió, sabiendo que había ganado conmigo—¿Por qué yo? —pregunté por fin, cuando él fue quitándose la ropa poco a poco para sumergirse junto a mí.La distancia que tomé me hizo desearlo todavía más. Yo ansiaba que nuestra historia de amor fuera como un cuento, que prosperara y los dos peleáramos contra todo. Aunque no quisiera aceptarlo, creería en esas fantasías del amor verdadero.—¿Preguntas porque te amo? —quiso saber él, al tiempo en que comenzaba a hacerme un masaje en la espalda. Era intenso y fuert
Despertar encerrada se hacía algo vagamente frecuente y eso, me hizo volver a plantearme que demonios hacía con mi vida. Si era sincera, no tenía el control ni mucho menos, estaba caminando sobre una cuerda floja, sin saber en que momento mis decisiones no tendrían vuelta atrás.El arma estaba tan cerca de mi rostro, ella me apuntaba y el sudor helado comenzó a humedecer mi frente. Comenzó a colocarme las esposas y a amarrar mis pies, sin que yo pudiera hacer algo para detenerla.—¿Parece que estás arrepentida? Pobre mujer, has creído que podrías adaptarte. —la voz de la mujer era suave, disfrutaba el tenerme en la incertidumbre.Miré hacia los costados intentando buscar a Francisco, tenía que mirarlo a los ojos luego de que hubiera llevado a cabo semejante traición. Ella soltó una risita sutil y cínica, tenía esos modos.—No busques a Francisco. No tiene caso, el irá a buscar otro sitio para vivir muy lejos de aquí. En algún lugar alejado de la gran ciudad. Se ha ganado su jubilación
(Thomas)—Ella estará bien. —dijo Luna, al tiempo en que se sentaba en esa lujosa silla.Era un restaurante de lo más refinado, la había invitado para que festejáramos mis logros. Aunque, como de costumbre, ella tenía esa mirada insegura y celosa de siempre, a pesar de que este era uno de sus sitios y salidas favoritas.—¿A qué te refieres? —pregunté con desconcierto. Bebí un sorbo de mi copa para aclarar mi garganta.Ella puso los ojos en blanco, esta por empezar su correspondiente drama. Mi pobre Luna, siempre tenía esos demonios en la cabeza que no lograba controlar. En lugar de regañarla por poner esa expresión, me apresuré en abrazarla, sabía que ahora necesitaba eso en lugar de un sermón. Era la esposa que yo elegí, ser un hombre correcto era hacerse cargo de las cosas y no juzgarla. Su delicado rostro se hallaba afligido y eso me rompía el corazón. Acaricié su mejilla y luego, besé sus labios para que comprendiera que no tenía nada que temer.—Es que… —empezó a decir. —Si Carl
Koddel)Carl estaba mirándome fijamente, al igual que los demás en la habitación. Por supuesto que las ganas que tenía de matar a mi hermano estaban disminuyendo. Tom estaba frío, parecía nervioso, aunque intentaba apaciguarlo para que no se notara a simple vista. Pero no podía acusarlo, todo lo que decía Carl era cierto.Tenía todo el sentido del mundo que fuera ella.Sin decir más me retiré a buscar el numero de Carla para confrontarla al fin. Yo iba a salir solo si era necesario a buscar a mi futura esposa. Nada me importaba en el mundo más que ella, si Carla la tenía en su poder la estaría torturando. No me lo perdonaría jamás si no llegaba a tiempo para salvarla. Mi Clara, la mujer que amaba, ya no tenía ojos para ninguna otra que no fuera ella.Desde que la conocí mi vida cambió enteramente, yo la necesitaba para que mi corazón siguiera latiendo.Cuando pasé por el cuarto nuevo que le había obsequiado, vi como las rosas adornaban el lugar, era otro de los regalos. Esto me provoc