(Clara)Lo logré, tomé una copa para festejar mi triunfo, festejando con mi esposo Koddel y el resto de la familia. Luna se enteró solo una vez que llegamos con la prisionera. Zim se encargaba de la negociación, necesitábamos saber que iban a acceder a nuestros términos.Mi esposo organizó una cena de lujo, con mis platillos favoritos. Jimmy y Kimmu se hallaban de buen humor. Este ataque había simbolizado un gran cambio, habíamos logrado atacar después de perder las batallas por tanto tiempo.Me concentré en la cena, tenía un apetito muy grande ahora que estaba relajada. Las sopas crema eran lo mejor para mí, algo cálido para sentirme en mi hogar. Estaba viendo esta casa como mi hogar y no como un campo de batalla, como en el pasado.—Debes descansar. —dijo mi esposo, con una mirada amable. —¿Cómo te sientes, mi amor? —preguntó Koddel, acariciando mi mano sobre la mesa, los dos nos conectábamos en todo momento.—Estoy perfecta ahora, tranquilo. —le dije con una sonrisa, aunque en el f
(Jimmy)El estar de vuelta en casa luego que me juré a mí mismo no volver era bastante frustrante. Sobre todo, después de haber conocido otro hogar. Sentía que no me gustaba nada de lo que había aquí, las cosas me resultaban fastidiosas. El tener que convivir con tanta gente me hacía fastidiar.Pero sabía que no tenía otra opción, era mi deber estar aquí y hacer lo que fuera necesario para proteger a Kimmu y Til. Aunque no podía evitar sentir que había perdido algo de mí mismo durante mi tiempo lejos de aquí. Fuera de aquí logré sentirme libre y sin ataduras, pero ahora me sentía atrapado de nuevo en este mundo de mafias y violencia.A veces me preguntaba cómo sería mi vida si hubiera tomado decisiones diferentes. Si no hubiera vuelto a esta casa, si me hubiera alejado completamente de todo esto. Pero ya era demasiado tarde para esos pensamientos, estaba aquí y tenía que hacer lo mejor que pudiera con las cartas que tenía en la mano.Así que traté de concentrarme en lo que tenía que h
(Jim)—Sí, no te preocupes. Clara se encarga de ella. —Zim me dio una pequeña sonrisa. —Ya te dije que hoy puedes tomarte el día libre, no te preocupes por nada más.—Gracias Zim. —dije saliendo del estudio, con la mente en calma por un momento. Aunque sabía que mañana tendría un día difícil, hoy era mi oportunidad de relajarse y olvidarse de todo.Clara aceptó quedarse cuidando a mi hijo Til en nuestra ausencia. Me preocupara que no se portaba bien, pero no iba a dejarlo al cuidado de Ashley, ella no poseía paciencia para los niños. Antes de irnos, traté de hablar con mi hijo para que entendiera que debía comportarse bien.—Til, es muy importante que obedezcas a Clara mientras estemos fuera. Ella se encargará de ti y te cuidará, así que, por favor, no le des problemas.—Lo prometo papá, no te preocupes. Voy a ser bueno. —dijo Til, con sus ojos brillantes.Le di un abrazo y le prometí que todo estaría bien en nuestro día alejados, que luego volveríamos a pasar todo un día con él. Era
(Koddel)Terminábamos de hablar con los Assento por teléfono. Yo no iba a arriesgarme a que mi vida o de los que quería se pusiera en peligro. Ellos no lo tomaron nada a bien, por lo cual me esperé que tuviéramos que seguir adelante con el plan de Zim de destruirlos por completo.No estaba preocupado, sino todo lo contrario, me sentía seguro de lo que hacía. Ya había pagado el precio de quedarme quieto en el pasado.Ahora era el momento de actuar y hacer lo que fuera necesario para proteger a mi familia y a mi negocio. La familia Assento no iba a ser un problema más para nosotros, les demostraría quiénes eran los verdaderos líderes en esta ciudad.Traté de no pensar en ello mientras preparaba todo para el ataque, tenía que estar enfocado en el presente y en lo que tenía que hacer. No podía permitir que mis emociones me distrajeran.Pero no podía evitar recordar a mi hermano y cómo había sido engañado por la familia Assento. Ellos habían sido los causantes de que ahora se encontrara he
(Clara)Nunca dejaba de sorprenderme este mundo criminal repleto de idas y vueltas. Tenía que acostumbrarme a que esto no era una vida normal. Creí que el lugar seguro a donde nos conducirían se trataba de un refugio. Por el contrario, regresamos a casa. Til se encerró en su cuarto, traumatizado por lo que había sucedido. Me sentía culpable al haber sugerido que fuéramos a esa cena.Zim estaba marchándose.—Voy a ayudarlos. Tengo el plan de respaldo intacto. Vamos a hacer lo que te dije. Déjame hablarte en privado, Clara. —dijo él, tomándome del brazo con cierta desesperación y llevándome a uno de los cuartos.Luna se alejó hacia sus aposentos.—¿Qué quieres decir? —le pregunté a Zim, algo atemorizada por lo que estaba sucediendo.—No confíes en Luna, mantén vigilada a Carla por tu cuenta hasta que venga Kimmu. Ya les he avisado, ellos no tardarán en llegar a la casa.No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Luna no podía ser confiada o a que se refería? ¿Qué estaba pasando?—¿Qué es
Esta guerra estaba cambiando a cada minuto que transcurría. Ahora estábamos encerradas, sin nuestras armas, la vigilancia de afuera de la casa debía creer que estábamos escondiéndonos y nada más. Pero estábamos encerradas en este cuarto, no podrían escucharnos si nuestros gritos comenzaban a oírse. Pensé en tomar mi móvil ingenuamente, ellas se lo habían llevado.Ni siquiera podríamos avisarle a Koddel que habíamos caído en una trampa. Ellos debían estar peleando en este momento, entre disparos y sangre, para tomar todos los negocios de los Assento y así derrocarlos. Si eso funcionaba, estaríamos en una esperanza más alta. Aunque todo dependía de que los Assento no se enteraran de que Carla se encontraba libre. Porque si lo hacían, no temerían que perdiera la vida y estaríamos en problemas.—No te asustes, vamos a salir de esto. —le dije a Kimmu, abrazándola.Intenté ponerme de pie de a poco, estaba tan agotada por haber recibido ese veneno o sedante o lo que fuera que haya sido.Kimm
Debajo de sus pies solo había agua, una laguna casi infinita. Clara miraba a su esposo con los ojos perdidos, sin amor, cargados de esa decepción amarga. Mientras tanto, el tiempo seguía corriendo a altas velocidades y su corazón no aguantaba aquella revelación tan repentina.Una infidelidad imperdonable, el lo negaba. Esa rabia de saber que alguien en quien confiabas te ha mentido toda la vida.El esposo solo negaba con la cabeza, tratando de calmar la situación y a las personas que no podían contener el asombro. Era una situación vergonzosa y como siempre, Lucio intentaba mantener las apariencias para que no lo juzgaran, porque su reputación siempre era impecable. Clara, con su vestido de bordados violetas y azules, parecía una princesa encadenada, cubierta de esa pintura de color rojo intenso que manchaba su pulcritud. Ya no lloraba, no podía ni siquiera gritar de la rabia, esa infidelidad había llegado demasiado lejos.—¡Clara! —Escuchaba decir a sus multitudes, sus seguidores pre
El rojo de su cuerpo impactaba a todos a su alrededor, ahora con otro efecto deseado, algo planeado. Esta vez, el que generaba polémica era su vestido, caminando hacia el tribunal con la mirada certera. Cielo también estaba allí, con una falda gris y sus ojos verdes a juego, con la cabeza baja, esperando la sentencia.Lucio, al otro lado, con la mirada congelada, sin expresión alguna. Clara no le quitaba los ojos de encima, aún enamorada de ese hombre repleto de intrigas. No podía verlo sin querer arrepentirse, sin dar marcha atrás en el asunto y volver a sus brazos. No debía flaquear, seguir adelante era su único camino posible y al estar en boca de todos, se convirtió en una persona más fuerte de lo que alguna vez creyó poder ser. Lo amaba, sí, y también lo deseaba, no obstante, eso no borraría el engaño y la traición.La música que envolvía el lugar era desconcertante, allí nadie sabía lo que pasaría.Horas antes, su esposo, porque todavía no se habían divorciado, fue a su encuentr